Partida Rol por web

Vyka miró a Smel con curiosidad y le dijo - Yo recibí mi sello mucho antes de que murieras y la disputa no era entre Olenna y yo. Era entre Oliver y yo. Escogiste a la semilla - la miró ahora enojada.

Cuando dijo que temblaba solo le reprochó – Todos estos días traté de buscar a quien te había asesinado para devolverle el favor y por eso seguía investigando. Tú temblabas, yo te vi ponerte del lado de la semilla. ¿Crees que yo no la pasé mal? Permanecer a tu lado todo este tiempo para que te pongas del lado de un asesino. Y si no hubiera sido por ese lugar secreto, tal vez Deidre seguiría con vida y todos creyéndole inocente – y mira el cadáver del negro y luego al de la loba. - ¿Él qué hizo? Nada. Solo asesinarnos. Una semilla es siempre una semilla y muere como tal -.

Entonces dejó la vista de Smel a un lado y miró a Fiona – Ya han tenido la cortesía de revelar todo lo que puedo hacer. No puedo matar a nadie como muchos de los aquí presentes -.

Al escuchar la intrínseca amenaza de Olenna, Vyka la mira pero no responde. Ya cumplió su palabra y lo demostró. No comprende la obsesión de la Grovehn por matarla en vez de a las semillas pero no dice nada.

Entonces, Nimay vuelve a la vida. Luego Vyka vio la reacción de Theora y la miró enojada. La verdad es que no sería más amable con la pequeña, hablaba como un adulto. Solo soltó una leve risa y volvió a callar. Miró a Nimay y dijo – Si no colabora, solo será un rastro más del cual preocuparse – no dijo nada más y escuchó cómo todo pasaba.

Se giró a Theora y decidió intervenir – Si realmente quisiera terminar el trabajo, necesitaría 3 noches más. Bethanny puede decir que he cumplido mi promesa. Así que serían 3 noches más y queda una semilla. La matemática no encaja – luego siguió.

- Yo cumplí, mejor concentrarse en buscar a la semilla y ya para todos es claro que no soy yo – miró a Olenna quien parecía seguir acusando a Fiona. Solo restaba esperar, al fin y al cabo, era su palabra la única que contaba.

Desde su posición sentada contra la pared Olenna no abre los ojos al oír hablar a la que grita. Emite un suspiro y parece decidir ignorarla, pero en cuanto ella dice lo de las tres noches acaba por mirarla y negar con la cabeza.

—Mientes —enuncia con seguridad—. Acabo de decir en tu cabeza cómo sólo necesitas un día. —Entonces se incorpora un poco y empieza a repetir algo que parece haber hecho hace apenas unos segundos.

—Nueve vivos —comienza levantando esa cantidad de dedos—. Aquí no lo hemos dicho, pero el de las cartas tiene una luz que le deja matar. Y va a matar. —Baja entonces uno—. La semilla mata esta noche. —Baja otro—. Al atardecer miramos a alguien —expone, dejando sólo seis dedos en la mano.

—Dentro estamos cuatro. Metes dos. Tienes ejército.

Tras esas palabras habla para todos.

—Está preocupada porque en su cabeza he contado lo del de las cartas. Él ha dicho aquí —dice llevándose un dedo a la sien— que puede matar a alguien, y que qué pasa si yo muero. Le he dicho que lo que pasa es que el pecho deja de latir, pero que también puede matar a otro. Y como no va a matar a semilla y no quiero que mate gente que ayuda, le he dicho que puede matar a ella —enuncia haciendo un gesto hacia la chica que grita—. Le he dicho que eso ayuda a semillas y no semillas, y que si no lo hace una semilla no acabará con todos antes de que ella acabe su ejército. Él dijo que prefería matarme a mí. Yo dije que bueno, que eso podía hacerlo la semilla, pero la semilla no podía matarla a ella por su coraza. —Entonces hace un gesto con la mano—. También ofrecí cocaína que había pedido si no mataba inocentes, pero no sé si eso servirá.

Una vez ha terminado de hablar vuelve a sentarse tal y como estaba, y sigue hablando en referencia a la Melknhar.

—También dije en su cabeza que si tenía una opción mejor que dijera, que yo decía al de las cartas. Pero no dijo opción mejor, porque no hay. Mejor opción sería la semilla que falta, pero no sé quién es y el de las cartas no va a matarla.

- Con los números actuales sería así si no hubiera ya renunciado a usar mi poder. Y ya lo hice. Por lo tanto, eso cambia el número de una a mínimo dos noches. Pero no estás contando con aquellos que vuelven. Quienes mueren, se liberan de ese lugar al regresar. Como Yaiza. Ella fue la primera en llegar y no regresó al morir. Por ello digo que no es un día, porque hay quienes están regresando. Si no, solo hay que mirar a Nimay - le miró y se giró nuevamente.

- Obvio has dicho que me mate a mí, no quieres que demuestre que no miento. Pero como dije, mi deuda de gratitud es con quienes no me han señalado y me han dado tiempo de demostrarlo. Considero que lo mejor es que el recién llegado nos diga si Fiona dice la verdad porque Olenna toma la misma actitud de la cual me critica. Obvio quiere que me maten porque ella es el blanco. Y sé que no es la única - miró a Smel deliberadamente - pero yo prefiero que caiga la última semilla antes de caer yo o de que caiga ella, aunque sea su culpa mi casi muerte. Fiona creyó en mí y no quiero condenarla innecesariamente porque ella no lo hizo conmigo -.

Luego la mira - Además, si mueres, deberías estar tranquila porque, de seguro, alguien te trae de vuelta y te liberarás del cementerio al que tú pediste entrar -.

Vale... no solo inquieto a la niña, si no que llega Vyka y me echa la bronca otra vez. Fantabuloso.

– No entiendo – niego, me da igual que se aleje de mí – De verdad que no entiendo – resoplo mientras me levanto. Será la ultima vez que le dedique una palabra a esta chica, que ya me ha quedado claro como juega – No me puse del lado de un asesino, eso es muy absurdo. Pero tú sí incentivaste la muerte de una inocente – digo  – Me puse contra quien sentí mas peligrosa. Tú . Oliver no es que me pareciera muy listo - Aunque me esperaba otra cosa, pero no era el caso.

Entonces ladeo un vistazo a la niña, frunzo el ceño... - Supongo que la pequeña estará deseosa de saber lo que guarda la chica del cocodrilo – Suspiro resignada - Yo tengo la fuerza de los pantanos, lo dije en el otro lado – digo – Cuando perdí la vida, no me mataron, me fui yo sola – decido escupir, con cierta necesidad de echarselo en cara a mi gran amiga - Ahora que deduzca ella solita que pretendía Smel – musito con enfado por lo que, creo, acabo de entender en sus palabras. - Dije que confiaras en mí –una y otra vez– cuando Daeron se puso a decir chorradas que se asemejaban directamente a lo que es mio – la fuerza de los pantanos.

Miro a la niña. Elevo las cejas - ¿Esto que digo te dice algo? - Sonrío con un par de pestañeos, pues seguro que sí. Después miro a Vyka con gran enfado.

- ¡Y yo lo hice! ¡Confié en ti! Pero cuando el momento llegó, ¡Tú no lo hiciste! - su voz se había mezclado con aquel aullido que usaba para las batallas y se calmó mientras las lágrimas bajaban por su rostro.

Los pasos aún resonaban en sus oídos y la enfermiza sonrisa de Oliver se había tatuado en su mente mientras contemplaba lo que sería un banquete de sangre y vísceras, aquello que alguna vez habría tenido el nombre de Vyka.

- Olenna misma admitió al otro lado que le dijo a Bethanny que esperara, pero ella no esperó, no podía esperar. Yo no quería condenar a Raffariel en mi lugar pero sí creía que era semilla - limpió las lágrimas de sus ojos.

- No quería que muriera en mi lugar, solo quería saber por qué no nos ayudaba con la búsqueda de las semillas. Al final resultó ser buena pero, hasta que Olenna no reveló su poder, yo sospechaba que era una semilla. Nada nunca me dijo que no lo fuera -.

Esta vez solo miraba a Smel - Si a mí no me crees, pregúntale a ella - señaló a Olenna -, porque su palabra vale mucho más que la mía -.

Desde su posición Olenna mira casi con hastío a la chica que grita. Lo hace sin volver a levantarse, con la expresión de quien ya ha oído esas cosas antes.

—Renunciaste —repite con evidente escepticismo—. Un día. ¿Eso significa algo? Y no cuento los que vuelven, pero imagina vuelve uno —plantea—. Las cuatro sabemos que hay otra muerte que no he dicho. Las cuentas salen igual.

—A mí no importa que demuestres que mientes o no. A mí importa salir. Y para salir hay que vivir. Si el de las cartas va a matar, que mueras tú es mejor para salir que otros. ¿Mejor la semilla? —pregunta de manera retórica—. Sí, pero el de las cartas no va a matarla. Y dices si muero me libero... ¿Por cuánto tiempo? —pregunta de nuevo antes de encogerse de hombros y mirar a la mujer una vez más—. Yo digo: hasta que quedemos fuera dos.

Después de eso la Grovehn oye hablar a la chica del cocodrilo. A ella no le dice nada, pero sí se dirige a la niña.

—Dije te gustaría —recuerda—. Eso significa que las semillas mataron a él —expone haciendo un gesto con la barbilla hacia el hombre elefante—. No murió porque ella se defendiera, como decía alguno.

Y finalmente Olenna vuelve a escuchar a la que grita, pero ya no se molesta en mirarla para responder. Entrecierra de nuevo los ojos, preparándose para la noche, y habla con voz seca.

—Mentiste sobre la cara pintada —le recuerda—. Dijiste que era la que nos metía aunque sabías no. Eso es condenar a morir en tu lugar. Eso hiciste. ¿Lo hiciste porque creías semilla? Puede. Pero con mentiras. Si no hubieras mentido, no habría muerto alguien que daba vida.

—Y ya dije la otra vez que dijiste que yo no dije su poder, lo dijo ella. Yo sólo repetí. Lo dijo ella cuando estaba viva. Mi palabra vale más porque no miento, tú no paras.

—A mí da igual si vives o mueres mientras salga de aquí —señala entonces—. Mientras salgamos cuantos más, mejor. Pero discutes mucho, y mientras la semilla va haciendo cosas por detrás. Seguro que ríe de ti, de cómo ganas enemigos y enemigos por defenderte mintiendo. Deja de defenderte y ayuda. Mejor para ti. Mejor para todos.

La noche poco a poco avanzaba... y el paso de aquellas dudas, levantaba revuelos y desvelos, que serían el manto que servirían de lecho a vuestro sueño.