El tecnosacerdote guardó la placa de datos en uno de los recovecos de su túnica y tomó la insignia de la Inquisición entre sus dos manos. Tras unos segundos observándola para familiarizarse con su estructura y sus materiales, la introdujo en un bolsillo distinto en el que acababa de hurgar. No tenía ninguna intención de utilizarla, no de momento, pero estaba bien tener un as en la manga.
Adler se sintió mucho más tranquilo cuando la acolita inquisitorial se marchó. Al menos de momento habían esquivado la bala de que Tania se le lanzase al cuello y se liase una gorda de verdad. Lo último que necesitaban dadas las circunstancias era que las dos psicópatas descerebradas se masacrasen en medio del improvisado cuartel de los Custos.
Limpiar las posibles manchas de sangre de su catre habría resultado algo molesto.
Suspirando con resignación, se despegó de la pared y aproximándose al arcón, extendió la mano y recogió una de las insignias inquisitoriales.
- Excelente.- Comentó examinando la insignia con una mueca irónica esbozada en el rostro.- Siempre quise una de estas para decorar mis cócteles…-
Sin ceremonias, la guardó en un bolsillo interior de su armadura.
Por lo que parecía las acciones de los Custos habían sido lo suficientemente buenas como para que la Inquisición nos tomase en cuenta, de ahí los escasos suministros que nos dejaban y la insignia de rango que nos proporcionaban. - No esta mal ... digo mientras recojo la reluciente insignia ... Pero hubiese preferido mas explosivos de alta potencia.
Tania agarró la nota que venía con las armas, arrugándola en su puño al terminar de leerla y metiendosela en el bolsillo una vez se había convertido en una bola. Agarró el láser largo y lo ojeo, mirando en la dirección en la que se había marchado la acolita a través de la mira.
Krane - dijo, sin mirar al tecnosacerdote - ¿Podrías modificar la empuñadura para adaptarla a los guantes de mi armadura? Estas armas suelen estar pensadas para tropas con equipamiento ligero y no son lo más cómodo para mi equipo.
Esta vez si miró al tecnosacerdote, esperando su respuesta. No estaba de humor para que le llevasen la contraria, pero esperaba que el visioingeniero le pusiese alguna excusa para no ayudarla.
Krane tomó el arma de las manos de Tania, mirando alternativamente la empuñadura y las manos de la Tempestus.
—VERÉ QUÉ PUEDO HACER.