Partida Rol por web

Huesos y quitina [+18]

[Epílogo] - Cal y arena

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24/09/2022, 17:55
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La nueva sala estaba llena de cultistas que presentaron resistencia. En mitad del pasillo, los guardias y hermanas iban dando cuenta de las temibles aberraciones; Sabre y Alfonso se batían en duelo con uno de aquellos seres, hiriéndolo con rápidas estocadas, que si bien no eran letales por sí mismas, eran tantas, que el aberrante finalmente hincó la rodilla, exhausto, siendo ejecutado sin vacilar por parte de la Magister de Sakto, que le atravesó el cráneo con una mirada cargada de desprecio y suficiencia. Mientras ese combate se daba, Aurestia liquidó a los del bolter pesado y su dotación, con limpieza y versatilidad, disparo de plasma en la cara de uno, espadazo a otro y así, los cuatro, acabaron abrazando el olvido sin apenas ser capaces de devolver un golpe.

En el otro lado, Mathis y Gomes lideraban la limpieza de la nueva sala, después de que la palatina Vaniria tomara a las suyas para avanzar por el pasillo. Los guardias no tardaron en despejar la zona, no había mucho espacio y el lanzallamas pesado de DR pudo cocinarlos justo en su punto. Krane había confirmado la importancia de esa sala, y tras unos instantes conectado con su MIU a una consola, determinó que los cultistas estuvieron cerca de romper el código de seguridad de la fortaleza, pudiendo haber ganado el control total de esta, y, a juzgar por los registros que la identificación de la Agente Inned les había dado, habían evitado un problema mayor. 

Aún quedaban dos salas por inspeccionar, y los grupos se dividieron. Las Hermanas junto a los Custos entraron a la que quedaba al Norte, mientras que el resto, Penales, Inmortales, Hidalgos y Skygge, irrumpieron en la Sur.

El grupo Norte se encontró otra sala atestada de cultistas liderados por una poderosa psíquica. Las hermanas lideraron el avance, bolter en mano, disparando certeras salvas, mientras que los Custos, trataron de eliminar el máximo número posible de enemigos. El cañón de plasma de Chollos hizo su agosto destrozando a un grupo de cinco mutantes, mientras que Tania trataba de liquidar a la psíquica, la cual, no paraba de bloquear sus precisos disparos gracias a una barrera psíquica. Aquella abominación dejó fuera de combate a Novalee tras lanzarla por los aires con un golpe telequinético, y dejó bloqueadas a casi todas las hermanas, con una presión tan fuerte que las servos no se veían capaces de superar. La mutante con poderes disformes empezó a sangrar por la nariz, y eso no pasó desapercibido para Ceres, que avisó a sus hermanas. Fue Judith la que, a pura fuerza de voluntad, logró alzar su cañón de fusión, lo justo para descargar el infierno sobre ella, destrozando su barrera psíquica gracias a su poderosa arma antiblindados. Esa ventana de oportunidad fue aprovechada por los demás, los disparos que buenamente eran capaces de realizar iban retrasando la reconstrucción del escudo, ya que la barrera, morada, trataba de contraerse sobre sí misma para protegerla a voluntad de la magus. Solo lo estaban ralentizando, parecía que su poder era ilimitado, las hermanas sentían sus cabezas a punto de estallar, y los custos vieron como Robert era estampado contra una pared, cayendo inconsciente. Tania estaba esperando el momento oportuno, aunque parecía que nunca iba a llegar. A la tiradora le estaban sangrando las orejas y tenía la visión borrosa. Apretó la mandíbula, visiblemente cabreada por la situación, y se centró por última vez, no tendría otra ocasión. Su ojo cibernético le alertó de un punto concreto, parecía que la interfaz hubiera aprendido una suerte de patrón en la reconstrucción del escudo; ese aviso, estridente en la embotada cabeza de la soldado de asalto, fue suficiente para "despertarla" una última vez y apretó el gatillo de su láser largo. El disparo sobrecargado pasó justo por esa pequeña obertura, impactando de lleno en el ojo derecho de la mutante, derritiendo su cuenca y su cerebro. El certero disparo les dio la victoria en aquella sala, pero, aunque el golpe definitivo lo dio una de los Custos, quedó claro que, sin el trabajo en equipo, nada hubieran podido conseguir ahí. 

Los demás lo pasaron peor. La sala que los esperaba estaba llena de aberrantes, cuatro de ellos se abalanzaron sobre los guardias cuando entraron en tropel tras lanzar granadas para cubrir su avance. Fue una lucha encarnizada, los Hidalgos hicieron valer su ancestral estilo de lucha nuevamente, sin embargo, Alfonso no lo superó esta vez, y un martillo hidráulico lo aplastó contra el suelo reventando su cráneo sin que este pudierea hacer nada por evitarlo. Mathis vio morir a uno de sus ayudantes, y Gomes demostró que no estaba nada oxidado en el cuerpo a cuerpo. Las escopetas resonaron, los rifles láser brillaron. El bolter de Fred trataba de frenarlos, apoyado por el imponente cañón automático de Hains, siendo el Solothum de Nilsa la que marcó la diferencia cuando destrozaba con su arma a los que tenía a tiro. Al final fueron capaces de imponerse, y la sala había quedado destrozada a causa del combate; se trataba de una librería con siglos de antigüedad, estanterías de madera ornamentadas, mesas destrozadas de la misma calidad, pero, aún quedaba una puerta por abrir, una, que al abrirla, vieron con horror como un ser enorme, apoltronado en un asiento gravítico, terminaba de despachar con su mente a uno de los tacticae de la fuerza de ataque que integraban. Funetyn, el venerable táctico, cayó destrozado, con la cabeza abierta y el cerebro licuado saliendo con lentitud. Aquel ser fulminó a todos los Guardias con sus poderes, atacó sus mentes con alaridos de ultratumba, haciendo que sus cerebros fueran escarbados desde dentro por miles de cuchillas. El miedo, el miedo más irracional que pudieron experimentar en toda su vida los asoló por completo, bloqueados, incapaces de sobreponerse de no ser por la figura de la Magister, que logró sacarlos de su estado de terror tras lanzar un alarido de desafio, llamando al honor y al deber de todos y cada uno de ellos; ni el propio Bender, el cyborg, se libró de aquella sensación tan terrible.

Junto a aquella mole había cuatro genestealers pura sangre, y el combate no tardó en darse. Mathis tenía experiencia lidiando con aquellos tiranidos, por lo que su orden fue clara, cortina de fuego a la de ya, que no los dejaran abalanzarse sobre ellos. Su rapidez, sobrehumana, podría superarlos en cuestión de segundos, por lo que mantuvieron sus posiciones, esperando a que avanzaban, mientras la otra mitad iban directos a por el patriarca. 

Los Genestealers cercenaron el brazo del Pater Sanguine que se había lanzado a por ellos sin dudarlo, espoleado por su recta y justa fe que le costó perder un miembro tras acabar con una de aquellas criaturas. El resto, mordió el polvo por los disparos de los que se habían quedado vigilando sus sectores para anticiparse a sus movimientos. Hains se centró en gastar cartucho tras cartucho sobre el patriarca, el cual, estaba protegido por un campo de energía. Aquella mole de grasa y músculo se dedicó a desatar un infierno psíquico sobre los guardias. Algunos, protegidos por campos de energía, pudieron sortearlo, pero otros, acabaron heridos y maltrechos a causa de sus poderes. Los disparos no dejaban tregua, pero el escudo los bloqueaba uno tras otro.

Algunos intentaban acercarse, pero el aire era denso, tanto, que hacía difícil el avance. Las espadas estaban listas, las armas a distancia resultaron inútiles, por lo que solo les quedaba la opción del cuerpo a cuerpo. Los Hidalgos que quedaban lo tuvieron claro, y avanzaron, junto a un Mathis cada vez más cabreado. Todos estaban heridos, unos más graves que otros, pero mantuvieron el tipo. Algunos obstinados en seguir la disciplina de fuego hasta que los dos tenientes, la Magister y el Pater llegaron al cuerpo a cuerpo. El combate, en ese punto, fue brutal. El ayudante de Sabre murió el primero, le siguió el otro ayudante de Mathis, y, finalmente, Gomes se llevó la peor parte. Dándolo por muerto, Andiara salió de la nada, llegando hasta ellos y metiendo la bocacha de su cañón láser directamente en la boca del patriarca. El fogonazo los dejó ciegos a todos durante un largo y agónico minuto en el que reinó la confusión.

La pesadilla había terminado, los Imperiales, pagando su precio, salieron victoriosos. Mientras los heridos eran atendidos, los que mejor estaban, se dispusieron a buscar por el lugar al supuesto personaje VIP. Yendo de un lado para otro, fue, en la sala Norte, donde encontraron un sarcófago de estasis activado. En su interior se encontraba el Lord General Aurelio, quien habían dado por muerto durante el desembarco. Mano a mano, Ceres, Krane y un recuperado y dolorido Robert, desactivaron la máquina para liberar al quién resultó ser el VIP. Caelestia llegó en ese momento y aprovecharon la maquina para introducir el cuerpo, que se encontraba en estado crítico, de Inned, cuando encontraran unas instalaciones con mejor equipamiento y personal, podrían salvar su vida; también estaba el prisionero, el mutante achaparrado y deforme. Lo atiborrarón de analgésicos y sedantes para encerrarlo en un cajón, listo para su transporte y estudio.

Su estado de salud era aceptable, aceptable para ser un viejo con cientos de años sobre su espalda. Despreció la silla que le ofrecieron, conforme la confusión del despertar se fue disipando, su ira iba en aumento - Maldito sea, maldito sea ese cerdo traidor - le temblaba el labio inferior, y en algunos momentos, daba la impresión de estar senil - ese mal nacido, ah, me las pagaras, ya lo creo - hablaba consigo mismo, como si estuviera solo, recluido en sus aposentos, lejos de oídos indiscretos hasta que su mirada, que brillaba con una inteligencia sin igual, se cruzó con la de Mathis. Se desvió para mirar sus galones y entornó los ojos - Teniente, yo lo conozco - luego, paseó la mirada por los demás, sin reaccionar, hasta que vio a Gomes, Andiara y Sabre; en ese momento, la respiración del anciano se agitó - ¿Qué os ha hecho el Imperio? - preguntó sin obtener respuesta - Vuestro amado Vimaranes es un traidor, ha confabulado en las sombras para obtener el mando de esta fuerza de combate, pero lo vi venir, claro que lo vi venir... - sus ojos ardían - de no ser por el Inquisidor de Santini - esa mención hizo que las Hermanas afilaran la mirada, recordando aquella conversación que tuvieron dias atrás ¿el momento de actuar había llegado? - sería un maldito cadáver. Antes de ponerme al día, vosotros, Hidalgos de Brabant, os reconozco que tenéis cojones, pero ¿donde esta vuestra lealtad? ¿con el Imperio? ¿o con Brilaria? 

Esa pregunta fue dura, directa, iba directamente a la linea de flotación de cualquier brilaries, pero Sabre Rose dio un paso al frente, muy segura de si misma, avergonzada por Vimaranes y lo que había orquestado. Carolina había pagado un alto precio, pero Sabre era conocedora de lo que su amada Lord Coronel querría de ella - Los Hidalgos de Brabant son leales al Imperio, habló por la Lord Coronel Carolina Leonor Silva Brabant, rechazamos esta conspiración y a sus conspiradores - eso era justo lo que el Lord General quería escuchar, y su gesto se relajó a ojos de todos.

Tras ponerle al corriente de la operación, la mente de Aurelio decidia cual sería el siguiente paso. Krane había recuperado el control de la fortaleza, y el mando de los Tempestus que habían encontrado en el sotano estaban con ellos, listos para luchar por el Imperio como llevaban haciendo cada día desde que ingresaron en la schola. Había un hangar en el piso superior con un transporte pesado, clase Devourer; y la tormenta de arena había dado tregua, su intensidad se había reducido lo suficiente como para poder volar a través de ella.

El plan era bastante simple, tanto, que daba hasta cierta vergüenza. Coger los mandos de aquel transporte, y salir de ahí. El chimera de Dionis y el rescatado cabrían en el interior del transporte, así como el resto de guardias, Hermanas y Tempestus. Volarían directos hacía la retaguardia, donde sin duda se encontraría Vimaranes con su séquito. El "ABC" de la guerra, llegar, desembarcar y exterminar.

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02/10/2022, 08:08
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Una vez hubieron preparado todo, el transporte inició el vuelo. La pesada aeronave necesitaba más de un par de manos para poder volar, así pues, Tania pilotaba, Krane controlaba el estado del aparato (motores, generador de escudo y demás), Bender daba apoyó a Krane con su MIU y Dionis asistía la conducción controlando el espacio aéreo y dando indicaciones. Iba a ser un trayecto corto, la fortaleza no estaba tan distante de como creían de la línea del frente. 

Cuando activaron las comunicaciones, un torrente de información llegó hasta ellos. El ataque había perdido todo impulso, y se estaban enfrentando a un durísimo combate contra los tiranidos, que no cedían terreno. Era difícil saber si el plan de batalla iba bien o no, aunque para Aurelio, estaba siendo un fracaso sin parangón. El anciano Lord General estaba cabreado, los reportes de batalla llegaban constantemente, tanto, que Dionis, Mathis y Gomes dejaron de lado lo que hacían para ponerse con la radio, tratando de filtrar y gestionar todo el tráfico entrante.

El transporte contaba con una mesa táctica y Aurelio exigió que la encendieran. Chollos se encargó de aquello por su habilidad técnica, pero pronto se le unieron más para ordenarlo todo. Gomes, Novalee, Robert y el Capitán de los Tempestus. Entre todos, fueron capaces de darle forma a todo el campo de batalla, la información de transponedores, actualizaciones de posiciones y la línea del frente, ayudaron a que la representación holográfica, simple, pero fácil de leer, se presentara ante ellos. El brillo verdoso le dio un aspecto cadavérico a Aurelio, que observaba la situación mientras se lamentaba no tener al bueno de Funetyn a su lado.

Volaban prácticamente a ras de suelo, evitando el radar, intentando enmascarar su señal y tener el factor sorpresa a su favor, pero Aurelio perdió el autocontrol. Se acercó tambaleante hasta una de las posiciones de radio operador y cogió el transmisor llevándoselo a su boca; el labio inferior le temblaba con intensidad, fruto de la ira que lo dominaba - ¡Soy el Lord General Aurelio Augusto Aulus! ¡Código de identificación Kappa Epsilon Alpha Uno Cero Dos Seis! ¡A todas las tropas en el frente! ¡Como Alto Oficial de la Guardia Imperial recupero el mando de toda la fuerza de combate desplegada! - pero su mensaje quedó en esa corta frase, no dio tiempo a decir nada más, Dionis se había llevado las manos a la cabeza - ¡Están interceptando la señal! ¡Nos bloquean! - bramó entre gemidos de dolor, incapaz de cortar la conexión de su MIU.

Habían revelado su posición, pero a pesar de no poder transmitir, seguían monitoreando las frecuencias de la guardia. Ese mensaje inicial había llegado, la confusión empezó a reinar hasta que las voces más autorizadas de los altos mandos regimentales se impusieron recuperando el control y desobedeciendo directamente las órdenes que daban la plana mayor de Vimaranes. El frente parecía estabilizarse en algunos sectores, creando bolsas de resistencia que parecían aguantar. Incluso los Hidalgos de Brabant, al mando de Carolina, se estaba coordinando con los otros regimientos. 

Aquella parte parecía buena, la mala, es que los tenían en el punto de mira. Quedaba poco para poder llegar hasta el mando móvil, pero Tania dio un grito de advertencia, los defensas antiaéreas Hydra los habían fijado y pronto el cielo se llenó de proyectiles trazadores y explosiones de proximidad. El Devourer se tambaleó con cada detonación, pero el escudo aguantaba. 

Las comunicaciones entrantes seguían, y una, con código Cyan. Para ninguno le era familiar, pero a juzgar por el rostro de Aurelio, este si sabía que significaba. Ordenó abrir el canal - Operación Fénix en marcha, avante toda.

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05/10/2022, 18:42
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En el vacío, a miles de kilómetros del planeta, los restos de la flota Imperial se abalanzaban sobre el enjambre tiranido que se acercaba con más avidez contra el mundo que estaban obstinados en defender. El "Roca de Argyle" y el "Klinoromía" estaban juntos, hermanados y encabezando la marcha, flanqueados por el resto de la maltrecha flota. Naves escoradas que iban a media potencia, otras con aberturas en sus costados, pero erguidas y listas para presentar batalla. En el corazón de la formación, media zona de remolcadores del Mechanicum arrastraban consigo un pesado y gigantesco cuerpo metálico, cuyo tamaño superaba con creces los dos cruceros astartes. Su imponente forma fue lo que más atrajo la atención de los xenos, que se fijaron en él con audacia.

El Primer Capitán Zarthost se encontraba en su trono de mando, observando el despliegue enemigo y el suyo propio. No se encontraba solo, la Inquisidora del Ordo Xenos, Renata, estaba tras él, con una mirada de preocupación más que de miedo. La amplificación de imagen reveló la miriada de bio naves tiranidas listas para ir a por ellos, sin romper la formación y acortando la distancia como si fueran un único cuerpo. 

Funcionará - dijo Zarthost, que observaba meditabundo el holo mapa táctico, adivinando las inquietudes de Renata.

Tengo Fe en el Emperador, pero reservas con esta operación, si los informes recogidos en Tarsis Ultra revelaron que la táctica fue un desastre, ¿por qué habría de confiar en ella esta vez? - su voz sonaba puntillosa, directa, como era su costumbre.

Hay diferencias entre ese plan y este otro - contestó a la par que tecleaba en su control correcciones de rumbo y posición para las naves del ala derecha.

Los margenes son muy estrechos.

Soy consciente Inquisidora, he repasado el plan una docena de veces, pero sé que a Rose le hubiera gustado, aunque solo fuera por ver a Dering perder los estribos a tal nivel que se le desajustó el emisor vox - aquel comentario provocó en la Inquisidora una fría sonrisa mientras negaba con la cabeza.

Reconozco que aquello ha sido un duro golpe para el mechanicum, y tardarán siglos en recuperarse, pero

Todo por la victoria - Zarthost terminó la frase por ella, tecleando más órdenes en su consola, y enfocando las fuerzas ocultas tras el planeta en el que intentarían librar esa última batalla, Viceter.

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La orden ha llegado. Caballeros, preparen el reencendido de los generadores, avisen a los remolcadores, que estén en alerta. Se sigue manteniendo el silencio de radio, solo comunicación vía criptex.

El Anima Ignis lideraba aquel pequeño reducto, apoyado por un par de cruceros clase Dauntless y varios Dictator del Mechanicum. Ocultos tras Viceter, enmascarando su señal de los tiranidos, los cuales habían sido atraídos por el resto de la flota, que remolcaban aquella gigantesca refinería orbital cargada de miles de millones de metros cúbicos de promethium. 

La batalla naval había comenzado, las armas de larga distancia habían entrado en juego, los cañones de bombardeo iban destrozando a los tiranidos mientras que los dos cañones nova que quedaban iban haciendo su papel atravesando las bio naves de mayor tamaño. La cadencia de fuego no era la óptima, las bajas y daños recibidos en otras naves había obligado a trasladar tripulantes de unas a otras para intentar tener la mayor cantidad de naves operativas y listas para combatir a pesar de sus daños. No fue una decisión fácil, pero Zarthost necesitaba todo el músculo naval posible a su alcance.

Ambas flotas ya estaban enzarzadas en media distancia, los combates se iban intensificando y la cohesión amenazaba con perderse poco a poco - la hora de los lobos - comentó en voz baja el Primer Capitán, ya quedaba poco para ese momento de toda batalla naval, en la que cada navío debía valerse por sí mismo y hacer frente a tanto enemigo que los acosaba, porque para Zarthost estaba claro, para aquellos xenos provenientes de otra galaxia, ellos eran los lobos, y los imperiales, su presa.

Se levantó de su trono, lanzó una mirada a Renata, la cual asintió comprendiendo que el momento había llegado - Operación Fénix en marcha, avante toda - dijo sin ceremonia alguna y transmitiendo en código Cyan para las fuerzas de tierra.

Los remolcadores sobrecargaron sus generadores y las naves imperiales frente a la refinería rompieron formación para dejar paso a la mole del mechanicum. Consiguieron imprimirle más velocidad antes de activar las cargas explosivas que destruyeron los puntos de anclaje de los cables y se apartaron a gran velocidad huyendo de la batalla. 

La refinería se acercó a gran velocidad, superando las líneas imperiales, recorriendo el vacío e internándose en la flota enjambre. La mente que controlaba a las fuerzas tiranidas supo que tramaban los humanos desde el inicio, por lo que todas las bio naves de gran tamaño, empezaron a parir miles de pequeñas criaturas, que fueron rodeando la refinería conforme esta se internaba, tal y como pasó en Tarsis Ultra según los registros. Pronto perdieron la señal, y esta, por los calculus logis de los cogitadores de combate, cambiaron su identificador a enemigo; completamente rodeada, las pequeñas bio naves empezaron a hincharse, previendo una detonación que nunca llegó - ¡Fase Dos! ¡Listos! - vociferó Zarthost, que, a pesar de su temple, sus corazones latieron con intensidad.

La fuerza oculta, que ya estaba acelerando cuando llegó el aviso del inicio, aprovechó el pozo gravitacional del gigante helado que era Viceter y salieron a gran velocidad, siguiendo la curvatura del planeta. El Anima Ignis llevaba consigo otra refinería, pero la remolcaban dos docenas de remolcadores, por lo que consiguieron darle aún más velocidad antes de soltarla como si de una honda se tratara. Fue una maniobra alocada, y las probabilidades de éxito eran mínimas, pero o se la jugaban todo a una carta, o perecerían. 

La mente enjambre no supo prever aquel movimiento Imperial, y pronto tuvo entre sus filas la segunda refinería, la cual trataba de cubrir con aquellas criaturas hinchadas, pero no eran capaces, habían agotado buena parte de su propia biomasa y no asimilaban suficiente para producir más. Sabiéndolo, las bio naves de gran tamaño trataban de apartarse, pero iban lentas y pesadas, fatigadas por producir tanta criatura. 

Zarthost observó como todo se iba resolviendo, satisfecho de su plan. Amplió la imagen para enfocar los restos del Amanecer Carmesí - Fuego - ordenó, desatando un infierno sideral a los tiranidos.

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09/10/2022, 19:44
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El Devourer, pilotado por Tania, había superado ya las defensas perimetrales que hacían un amplió anillo de protección para el centro de mando donde se encontraba Vimaranes y toda su plana mayor. Las baterías hydra no daban tregua, al punto de que lograron sobrecargar el generador de vacío que protegía al transporte. La pericia de Tania resultó ser buena, pero era tal la saturación de fuego, que el límite fue alcanzado. 

Ante ellos se encontraban una docena de construcciones prefabricadas, blindadas y bien protegidas, con una estructura de mayor tamaño en el centro y que se alzaba una docena de metros por encima del suelo. Ahí era donde debían ir. Sin saber muy bien que significaba aquel mensaje que llegó desde el espacio, el Lord General siguió con su plan, retomar el control de su fuerza de combate y apresar al traidor. 

Las alarmas se dispararon cuando uno de los motores fue alcanzado de un impacto directo, haciendo que el aparato fuera ingobernable por mucho que lo intentaran. Habían llegado ya, era su final de trayecto, pero no estaban dispuestos a dejarse vencer. Atentos a Tania, depositando en ella todas sus esperanzas, la malencarada veterana hizo lo mejor que supo, seguir su instinto y no meditar las cosas - ¡Apaga el otro motor! ¡Despliega el tren de aterrizaje! - Dionis comprendió en el acto que pretendía y asintió, obedeciendo a sus instrucciones - ¡AGARRAOS! - gritó con fuerza, alzando el morro del Devourer en el último instante para que la panza del transporte fuera lo primero que chocara. El ángulo fue justo, no perfecto, pero suficiente como para que, mientras la cola se separaba del cuerpo de la aeronave, esta no diera una vuelta de campana, sino que, tras presionar en dirección opuesta, logró bajar el morro. El rechinar de la estructura, junto a la violencia del impacto, hizo que muchos se entregaran a la inconsciencia; todo se volvió oscuro, pero la canción de las alarmas no había cesado.

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09/10/2022, 19:53
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Los cargos son claros, deponga las armas, arrodíllese y acepte su detención - Santini miraba a Vimaranes como un viejo lobo observando a uno joven que quiso morder más de lo que pudo tragar - no se lo repetiré dos veces - el Inquisidor estaba acompañado por una escuadra de Hermanas de la Espina negra y cinco miembros de su séquito personal, todos armados y apuntando a Vimaranes, Kungel, Salvavadora, Margery, un esquivo Appleby y el resto de personal, técnicos, operadores y la nutrida guardia personal del autoproclamado Lord General, la cual, se encontraba entre el Inquisidor y Vimaranes, con sus armas en ristre y apuntando sin moverse ni un milímetro. 

Sus cargos son infundados y no son más que un mal chiste, Brilaria es leal al Imperio, orgullosa, pero leal, no toleraré que se insulte de ese modo a mi honor - desenfundó su alfanje naval de energía activando el campo del mismo, un susurro peligroso que dejaba claras las intenciones de Vimaranes, los números, en esa situación, estaban a su favor en una proporción de cinco a uno, sería fácil - Ha sobrepasado una raya que no debió pasar - Santini lo miró con cierta suspicacia, pero algo hizo cambiar la mirada de Vimaranes, algo que ocurría tras la espalda del Inquisidor, el cual, volteando ligeramente la cabeza, pudo ver como un pesado Devourer, escorado hacía un lado y con un motor en llamas, se acercaba peligrosamente hacia ellos.

¡SAKTO!

¡ACABAD CON EL!

Los gritos fueron proferidos al mismo tiempo, desatando una masacre a quemarropa. Disparos de bolter, haces láser sobrecargados y un Vimaranes, flanqueado por Salvavadora, con su sable preparado, se abalanzaron sobre el Inquisidor.

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09/10/2022, 20:06
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Mareados, entumecidos y doloridos, se fueron despertando poco a poco - ¡Reporte! - gritó Novalee - ¡¿Quién está de una pieza y listo!? - preguntó Gomes - ¡Vamos! ¡Esto no ha sido nada! - animó Mathis que se encontraba asistiendo al Lord General, que había recibido un duro golpe en la cabeza.

Chollos y DR, se encontraban asomados por una de las ventanas - Tenemos que salir de aquí cagando leches - dijo el primero. Ya no había plan, ya daba exactamente igual todo. Tras organizarse, decidieron que irían a la bodega de carga, saldrían con los dos chimeras a plena velocidad e irían directos hacia el centro del campamento. No tenían mayores opciones dadas las circunstancias, por lo que, sin perder el tiempo, ya en el compartimento de carga, junto a los Dragones de Drovelia, bajaron la rampa de desembarco y salieron a gran velocidad.

El Chimera de los Hidalgos lideró la marcha, y el otro, conducido por los Dragones, le siguieron de cerca. Los Custos se habían quedado atrás junto con el resto de soldados de asalto, pero en cuanto salieron, comenzaron a volar, directamente a asaltar el centro de mando, con Aurelia encabezando la maniobra, sintiendo una llamada en su corazón; sabía que otras hermanas se encontraban allí en peligro. Vaniria le ordenó algo que ella misma iba a hacer de motu proprio - ¡Apoya a los Custos! - fue la orden. El siniestrado Devourer estaba siendo rodeado por los Precs, los cuales, en cuanto los vieron salir, iniciaron el combate disparando sin preguntar y tomándolos como hostiles. El resto de Hermanas se habían quedado atrás, combatiendo desde el siniestrado devourer y apoyando a los Dragones que allí se habían quedado, liderados por su capitán Haydn.

Los disparos láser sobrecargados hicieron que subiera la temperatura, pero el fuego les fue devuelto con la misma animosidad. El cañón automático del chimera Hidalgo comenzó a escupir fuego, llegando rápidamente a al base de la torre. Aparcaron ambos transporte de tal modo que les daría cobertura a los que fueran desembarcando, y así hicieron. 

¡Un grupo aquí abajo defendiendo la entrada para negarles refuerzos! ¡Otro que suba! - ordenó Aurelio - Contagem Gomes, usted se queda aquí con los suyos! ¡Teniente Mathis! ¡Conmigo! - esa orden no gustó a ninguno de los Hidalgos, y no tenían el tiempo ni las ganas de pararse a comprenderla, por lo que, haciendo un esfuerzo sobre humano en tragarse el orgullo, mantuvieron la posición, Sabre, Gomes, Andiara, Dionis, Nilsa, DR, Sanguine y Bender, todos ellos, se atrincheraron mientras aguantaban la posición junto a otros Dragones de Drovelia.

El grupo de ataque inició el ascenso, Mathis en primera línea, con sus armas listas, ascendiendo a paso ligero, mientras que desde fuera, los Custos, que habían llegado a la balconada que rodeaba el piso superior, se encontraron con varias hermanas luchando ferozmente contra Precs. El centro de mando era una escabechina, una sala circular de grandes dimensiones, atestada de mobiliario, equipamiento, cogitadores y ahora, cadáveres. A Chollos le importó poco que fuera el centro neurálgico de la fuerza Imperial, vio a un grupo de técnicos, atrincherados tras consolas y mesas volcadas que disparaban entre gritos contra el séquito del Inquisidor, sin dudarlo, Chollos activó el modo máxima potencia y disparó contra ellos. Aquel grupo fue vaporizado, y con la detonación, volatilizó una parte de la sala, abriéndola al exterior.

La detonación provocó tal conmoción, que hubo un segundo de respiro que los Custos y Aurestia aprovecharon para entrar en tromba y tomar posiciones. El Inquisidor estaba muy malherido en el centero de la sala, doblado y con la mano presionando una herida en su costado, tenía frente a si a un intacto y orgulloso Vimaranes, sin embargo, Salvavadora yacía muerta a un lado. El Lord General iba a lanzar su último ataque contra Santini para acabar con él de una vez por todas, empero, cuando iba a ser decapitado, Aurestia intervino desviando el alfanje; agarró al Inquisidor por la espalda y tiró de él activando su mochila seraphim, sacando de todo peligro a Santini, para frustración de Vimaranes, que apuntó con su arma a Aurestia - ¡PAGARAS! - bramó justo cuando un disparo de Tania revelaba el campo de energía que lo protegía.  

Las armaduras de los Precs eran notablemente resistentes y duras, haciendo que estos aguantaran sin inmutarse los disparos de los láser triplex de los Custos, y presentando resistencia a los bolters de las hermanas. Novalee se batía en duelo con su espada sierra con uno de ellos, Chollos forcejaba con otro que trataba de arrebatarle el cañón de plasma y Robert corrió para atender las heridas del Inquisidor, cuyo séquito acababa de ser exterminado. Varias hermanas yacían sin vida y los Precs amenazaban con imponerse para gusto de Vimaranes. La refriega tenía mala pinta para ellos, pero no dudaron. Aurestia cargó con las piernas por delante, echando a un Prec por el hueco abierto por Chollos y luego, girando sobre sí misma como si de un torbellino se tratara, decapitó a otro para aterrizar en medio de un grupo de tres que la recibieron entre disparos. Herida en una pierna, pero sin arrodillarse, disparó a uno con la pistola de plasma mientras se defendía de otro. Para ese momento, Novalee, con dificultad, había despachado a su oponente y saltaba hacia Chollos para apoyarle, mientras que Tania abatía a otro Prec. Vimaranes se estaba acercando como un león hacia Aurestia, pero Krane se lo puso difícil cuando trató de cogerlo con su pinza hidráulica; el Lord General se zafó con cierta facilidad y dos Precs salieron a su encuentro para enfrentarse con Krane.

Heridos y superados, fue ese el momento en el que llegaron los demás por las escaleras. Los Inmortales tomaron posiciones rápidamente y Aurelio se dejó ver. Habían llegado por la retaguardia, por lo que lo primero que los recibió, fue Kungel, los dos tacticaes y varios técnicos. 

¡Mi señor! - gritaron al unísono, la traicionera Margery y el cobarde Appleby. Aurelio no lo meditó mucho, con su pistola láser archeotech disparó sobre ellos. La cabeza de la primera se quemó por el haz y la garganta del segundo se vio atravesada - Mi señor - se burló - ¡Vimaranes! ¡Rinde a los tuyos! ¡No tiene por qué morir nadie más!

La única respuesta que obtuvo fue un Kungel tratando de abalanzarse sobre Aurelio, el cual, fue interceptado por las postas de la escopeta de Mathis, que lo redujo de un disparo en el abdomen. Kungel se rindió en ese mismo instante.

Los combates siguieron, tanto fuera como dentro. Los Precs eran indesmoralizables y realmente duros, físicamente. Krane, con los dos que había matado, invirtió su tiempo y curiosidad en examinarlos mientras a su al rededor no dejaban de volar los disparos y la sangre. Para su sorpresa, constató que estaban modificados genéticamente, sus huesos y músculos estaban reforzados. No podía saber más, pero estaban enfrentándose a un cuerpo de élite de Brilaria, y los rumores sobre ellos no mentían.

En tierra era una auténtica masacre, los chimeras habían sido destruidos, el apoyo blindado de los elementos que Salvavadora había dejado atrás llegaron, obligando a cobijarse entre los restos y la estructura. Andiara había inutilizado un par de Leman Russ, pero no era suficiente, más llegaban. Judith poco podía hacer, cuando destruyó uno, el resto puso distancia con los restos del devourer, anulando a la Hermana, cuya arma no gozaba de gran alcance efectivo. Los de la torre debían resolver ese asunto lo antes posible, de lo contrario, no quedaría nadie con vida.

En el centro de mando la situación era más favorable para los leales a Aurelio. Vimaranes estaba prácticamente reducido, los últimos Precs habían sido eliminados, pero el brilaries se negaba a rendirse. Su orgullo fue tal, que no dejó que lo mataran, sino que fue el mismo quien se dio muerte saltando por el enorme agujero que Chollos provocó - ¡Esto no ha hecho nada más que empezar! - amenazó cayendo al vacío - ¡SAKTOOOOOOOO! - gritó por última vez justo antes de que su cuerpo quedará destrozado en el suelo.

Su muerte no resolvió nada, en tierra seguían los combates. Andiara yacía inconsciente, Dionis había perdido una pierna, Gomes tenía medio rostro abrasado y Sabre sangraba por el abdomen. Nilsa no dejaba de moverse de un lado para otro, aprovechando su camuflaje para no ser vista, pero la tenían cercada con fuego de supresión. Bender se mantenía inmóvil, haciéndose el muerto y DR le había salvado la vida al Pater, parando un proyectil con su propio cuerpo, por lo que estaba muy malherida, pero consciente. Ceres había perdido su ojo derecho, Vaniria estaba enterrada entre los restos de una pared del devourer, pero siguió luchando, Caelestia combatía cuerpo a cuerpo con un grupo de Precs que trató de flanquearlos, tenía una espada sierra incrustada en su costado izquierdo, pero seguía combatiendo contra ellos, Judith había sido acribillada de tal manera que era un milagro que siguiera con vida y combatiendo. Habían conseguido su objetivo, pero no iban a salir con vida.

Los blindados los tenían presionados, los Dragones luchaban con fiereza, ya no quedaba espacio de ningún tipo, todo era una ratonera hasta que el cataclismo llegó. Como el efecto de una bomba de mil megatones, el sonido fue secuestrado momentáneamente, una sensación de succión hacia el espacio provocó que todos los combates cesaran y los que pudieran, miraran al cielo. No había manera de describirlo, su forma era similar a la de un hueso de proporciones inimaginables, de color marrón y acabado en punta. Aquella cosa entró en la atmósfera de Nugratis, deshaciendo todas las nubes a su alrededor y se estrelló contra la superficie del planeta con tal violencia, que la tierra tembló durante diez minutos. Ninguno fue consciente, pero el mundo que debían salvar y proteger, acababa de ser herido de muerte.

 

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12/10/2022, 10:40
+++ Director +++
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El plan de Zarthost había resultado un éxito rotundo. La flota enjambre fue destruida en su totalidad, y los restos que aguantaron, fueron eliminados con presteza. Sin embargo, los tiranidos se habían guardado un endiablado as en la manga. La nave principal xeno, oculta entre el resto de su flota y los restos de la flota Imperial, había centrado sus esfuerzos en sacar al vacío lo que sería su espina dorsal. Un hueso gigantesco, reforzado y bloqueado en sus junturas. Antes de que las refinerías fueran alcanzadas por los disparos de los Imperiales, la mente enjambre logró propulsar aquel hueso en el momento preciso y con el ángulo perfecto, aprovechando el impulso generado por el plan de Zarthost.

Atónitos, los auspex no perdieron detalle de la trayectoria, llegando a terrible conclusión de que el objetivo no era otro, que el planeta que debían proteger. Nunca antes se había visto esa actitud en los tiranidos, una suerte de último gesto mortal cuyas implicaciones, más allá de las evidentes, les eran ajenas a los humanos. Renata quedó estupefacta, no solo por las imágenes del planeta siendo atravesado por el hueso, ni tampoco por los informes que llegaron después, alertando de que el núcleo del planeta se había visto afectado, su rotación alterada y sacado de la órbita a la estrella del sistema, poniendo a Nugratis en una órbita descendente hacia el centro; no, lo que Renata consternó, fue la pregunta sin respuesta. Tras tantos años de estudio y observación, los tiranidos nunca hacían nada, porque si, no eran como los humanos, todo tenía un proposito claro; ¿Por qué harían tal cosa? Era imposible de saber.

Nugratis era ya considerado un planeta muerto. Pasarían unos seis años estándar antes de que llegara a la zona caliente, imposibilitando toda clase de vida. Tras catorce años, el planeta se precipitaría en una órbita cada vez más pequeña, acelerando día a día hasta colisionar con la estrella. Todo aquello acabaría por desestabilizar el sistema entero, pudiendo provocar alteraciones en todo el subsector. Las estimaciones no eran nada buenas, por lo que, por el momento, todo el sistema Bilrao sería evacuado a lo largo de los años.

Con una terrible desazón, la campaña en tierra duró dos años más antes de exterminar a los tiranidos de la superficie. La bio nave siniestrada había seguido produciendo xenos, consumiendo los recursos cercanos, pero sin el apoyo de una fuerza en órbita, era cuestión de tiempo que acabarían con ellos.

La escuadra de Novalee no luchó aquella guerra, Renata los hizo agentes del Ordo Xenos de propio derecho, y se los llevó fuera de allí. 

Las hermanas de batalla combatieron hasta que el Inquisidor Santini se marchó. Los juicios fueron rápidos, ya que la amplía mayoría de los traidores habían perecido en aquel asalto. Dejando a Vaniria, Caelestia, Aurestia, Ceres y Judith, como la escolta personal de Santini a petición de este.

Los Inmortales, junto con el resto de Hidalgos, Penales y Skygge, combatieron durante todo el tiempo que duró la guerra. Gomes consiguió el mando de su propia compañía, consiguiendo su propia escuadra de mando, donde estaban los suyos. Dionis había ascendido, Sabre siguió con ellos y Andiara era el músculo de Gomes. 

Mathis llegó a comandante, y formó parte del séquito del Lord General.

Fred obtuvo el mando de su propio grupo de asalto, consiguiendo los galones de Sargento.

Hains no quiso ascenso alguno, de haberlo cogido, hubiera perdido su cañón automático, por lo que decidió seguir donde estaba, como artillero.

Nilsa consiguió lo que secretamente había deseado, tener el mando de su propia unidad de infiltración.

El Pater siguió con lo suyo, con la fe por bandera, exterminando a los enemigos del Imperio.

DR consiguió el perdón, y la integraron en los Inmortales, formando parte de la escuadra de Fred.

Bender, nadie supo qué pasó con él. Dicen las malas lenguas que Krane hizo realidad sus amenazas, y tras desinstalarle el collar explosivo, llegaron a un acuerdo secreto. Si eso era verdad, los pocos que podrían esclarecerlo, estaban muy lejos para ello.