Partida Rol por web

Leer era un auténtico tostón pero claro, se suponía que había estudiar algo antes y como la profesora parecía más preocupada en que estuviésemos en silencio que en otra cosa... pues al final tocaba leer. Además, la profesora estaba dando vueltas por lo que tampoco era como si pudiésemos hablar. 

Terminé de leer el capítulo justo antes de oír a la profe hablar a mis espaldas, y lo hizo de la misma forma en que nos había hablado antes.

Se colocó frente a todos y movió la varita en el aire con tanta rapidez que apenas pude fijarme en lo que había hecho, aunque sí que vi, como todos, que lo acompañaba de un hechizo que sonaba sencillo... apuntando a mi libro.

La profesora me miró y además me habló; conocía mi nombre y eso no podía ser buena señal. 

-Eh.. sí, sí, profesora. Ahora mismo -le dije, alargando las manos para intentar coger el libro, descubriendo para mi sorpresa que el libro no dejaba que lo cogiese -. ¡¡Eeeeeh, mi libro, ven aquí!!

Lo intenté dos veces, sin conseguirlo, y entonces nos lo explicó a todos. 

¡Qué hechizo más genial!

Después lo anuló y rápidamente agarré mi libro aplastándolo con todo el peso que pude.

Así que en eso consistía la clase. ¡¡Eso ya era más divertido!! Uno tras otro fueron haciendo el hechizo y el contrahechizo, con diferentes grados de éxito, y yo aproveché para repasar cómo eran los movimientos en el libro. Cuando llegó el turno de Michael, le guiñé un ojo para darle confianza... pero por lo visto no terminó de salirle todo lo bien que debería. Me hubiera gustado darle una palmada en la espalda pero entonces la profesora se volvió hacia mí.

-Ejem. Voy. Esto... ¡¡Movis repello!! -exclamé, viendo como afortunadamente, mi libro no se dejaba coger -. ¡Hurra! Digo... ¡Finite incantatem!

Los dos hechizos me habían salido bien, lo que ya era todo un logro. 

Cuando se alejó de nosotros, yo me aproximé a Michael para darle ánimos. Parecía muy angustiado.

-No te preocupes, Mickey. Seguro que el próximo te sale mejor. Es solo cuestión de practicar. Mírame a mí, la suerte que he tenido. Seguro que el siguiente me sale rematadamente mal. Lo importante es seguir intentándolo.

Me daba la sensación de que nada de lo que dijese iba a poder quitarle la sensación de que debía haberlo hecho mejor.

Bastaba con mirar las caras de todos para saber que aquella clase no le gustaba a nadie, pero al final todos queríamos sacar buenas notas así que me dispuse a leer el capítulo lo mejor que pude y después, atendí a esos movimientos tan veloces que hizo la profesora.

En serio teníamos que ser capaces de imitarla? Pues lo íbamos a tener difícil si no los repetía.

-Profesora, ¿no podría repetir otra vez esos movimientos? Es que no he tenido tiempo de verlos bien -le pregunté tras elevar la mano.

Quizás fuese un poco atrevido por mi parte pero me pareció que allí todos pensábamos lo mismo, que lo había hecho de una manera en la cual ninguno teníamos muchas posibilidades de éxito.

Sin embargo, todos lo intentamos. El pobre Michael se quedó blanco tras fallar en su hechizo, al contrario que su amigo James, que me parecía que había hecho el hechizo de su vida. Vamos, que fijo que quizás no volviese a repetirlo.

Y después me llegó el turno a mí.

¡¡Movis repello!! -exclamé, intentando imitar el movimiento de varita de la profesora.

No me salió muy mal del todo porque mi libro empezó a moverse, algo renqueante, en cuanto acerqué la mano. Sin querer forzarlo mucho, lancé a continuación el contrahechizo.

-¡Finite incantatem!

Y cogí el libro entre mis brazos, mirando a mi alrededor.

James se había ido a consolar a Michael, así que aprovechando que la profesora siguió viendo como realizaban el hechizo los demás, me acerqué yo también.

-James tiene razón, la próxima vez te saldrá mejor. Además apenas hemos podido practicar el hechizo antes de lanzarlo, así que puede que en muchos casos haya sido cuestión más de suerte que de otra cosa. Pero cuando lo intentes por tu cuenta, verás como te sale genial.

Y cuando no tengas a la profesora mirándote fijamente con esos ojos de sapo.

Efectivamente, tal y como visteis, la profesora se pasó por todas las mesas y comprobó personalmente cómo realizabais vuestros hechizos, adoptando gestos que iban desde la indiferencia hasta el desprecio, porque en su rostro solo se dibujaban muecas que no parecían mostrar satisfacción alguna, ni siquiera cuando algunos de vosotros sí que lograsteis realizar aquel hechizo de manera adecuada, como por ejemplo en el caso de James.

Cuando todos acabasteis de realizarlo, se puso delante de todos de nuevo.

-Está bien, clase. Supongo que me había hecho ilusiones porque después de todo, Ravenclaw siempre se caracterizó por tener a gente capaz de aprender las cosas y destacar sobre otros, pero la verdad es que ha sido decepcionante. Sí, algunos de vosotros han demostrado ciertas... habilidades, pero todavía estáis muy lejos del nivel que pido en mis clases. Me temo que si no trabajáis de verdad y empezáis a mejorar, muy pocos de vosotros conseguirán aprobar. Está claro que vais a necesitar mucho para llegar a donde exijo a mis alumnos que lleguen, así que preparad vuestras plumas.

Después de decir esto, la profesora siguió hablando de los encantamientos, algunas variantes y también cómo había que mover las varitas para obtener los mejores resultados. Hablaba muy deprisa, por lo que costaba mucho anotarlo todo y por lo tanto, seguir el ritmo.

La profesora parecía disfrutar con los rostros de sufrimiento de todos, que hacíais lo posible por no quedaros atrás. Desde luego, era difícil crear problemas en aquella clase si apenas disponíais de tiempo para hacer otra cosa que no fuese escribir. Solo durante el tiempo que os dio para practicar, pudisteis libraros un poco de su rigidez, pero no duró demasiado, para vuestra desgracia.

Cuando por fin llegó la hora y la clase estaba terminando, la profesora se pasó para comprobar si habíais copiado todo lo que debíais, lanzando de nuevo pequeñas sonrisas en algunos casos y gestos de desidia en otros. Estaba clarísimo que buscaba la manera de poneros las cosas difíciles.

-Está bien, esto es todo por hoy. Anotaré vuestros resultados para premiar con puntos a vuestra casa, pero espero más en las próximas clases, y por eso, tendréis que escribirme dos pergaminos sobre los tipos de encantamientos que existen y también los fundamentos para los movimientos de varita, que vienen detallados en el siguiente capítulo. Veremos si sois tan... trabajadores como algunos de vosotros parecen. Aquellos que no hagan la redacción tendrán 20 puntos menos para su casa, además de un suspenso, pero los que me parezcan pobres e indignos para mi clase, no conseguirán algo diferente. Así que... os sugiero que os esforcéis, si es que tenéis interés en aprobar -dijo, echando una última mirada de desprecio a todos y cada uno de vosotros, antes de retirarse.

Para vosotros aquella dura clase había terminado y al menos ahora dispondríais de un merecido descanso durante el almuerzo, antes de comenzar la siguiente.

Con un suspiro de alivio, Michael recogió el libro (se le había abollado el lomo por el golpe contra la mesa) y el resto de sus cosas y las guardó. Al fin había terminado aquella clase horrible. Se levantó para marcharse sin mirar hacia la profesora Tauris, temiendo el momento en que tuvieran que enfrentarse a su próxima lección. Más le valdría estudiar y practicar duro para aquella asignatura, o lo iba a pasar realmente mal...

Con paso un poco más tranquilo que el que habían utilizado para ir hacia la clase, se dirigieron a la salida. Era casi la hora de comer, aunque Michael no tenía demasiadas ganas de llevarse nada a la boca tras la decepción que había supuesto para él esa segunda asignatura. Pero al menos podría ver al resto de sus amigos y preguntarles cómo les había ido en Pociones.

Sin apenas tiempo para descansar, llegasteis a la clase de Encantamientos con la lengua fuera y la profesora ya estaba a la espera, como era de suponer. Tenía el mismo rostro antipático del día anterior y no parecía haber mejorado su humor. Eso también era de esperar.

Una vez os hubisteis sentado, os miró, por primera vez desde vuestra llegada.

-Bien, ya era hora de que aparecieseis. Supongo que habréis hecho los dos pergaminos que os mandé sobre los tipos de encantamientos que existen y también los fundamentos para los movimientos de varita, así que entregádmelos ahora.

El rostro de la profesora se paseó por todos y cada uno de vosotros, consiguiendo que muchos bajaran la mirada o enrojecieran de vergüenza, puesto que si bien había quien sí tenía la tarea, la mayoría no se había preocupado por ello. 

-La verdad es que era de esperar -dijo finalmente la profesora, cuando vio a todos los que no se levantaban para entregarle sus pergaminos -. Eso dice mucho de vosotros y de Gryffindor. Pero bueno, así es mejor, ¿no? Sobre todo ahora que gracias a alguno, la puntuación de las casas refleja la realidad y no la ficción.

Después de dejar los pergaminos encima de su mesa, se volvió con la varita medio alzada.

-Está bien, clase. Hoy trabajaremos con parejas de hechizos que pueden ser útiles, en este caso, con el siguiente. ¡¡ASCENDIO!!

La profesora apuntó a uno de los libros que teníais alguno de vosotros y este empezó a elevarse por el aire hasta llegar casi al techo, mientras la profesora lo guiaba con la varita por toda la clase.

-Como podéis ver, es un hechizo sumamente sencillo, que mantengo gracias a mi varita, pero que en cuanto la retiro... -la profesora bajó entonces la varita y el libro empezó a caer en dirección hacia el suelo y enconcreto, sobre la cabeza de uno de vosotros. Entonces, justo antes de que le diese en la cabeza, volvió a elevar la varita -. ¡¡Aresto Momentum!!

Al pronunciar el segundo hechizo, el libro deceleró su caída hasta posarse tranquilamente en una de las mesas.

-Este segundo hechizo ralentiza el tiempo, por lo que el objeto se mueve a menor velocidad. Tenéis la descripción de ambos hechizos en el capítulo 2 de vuestro libro, practicadlo y anotad las características de los movimientos de varita necesarios. Y deprisa, que no tenemos todo el día.

Mierda, mierdísima, no había hecho los deberes, pero es que aquello era injusto, que la profe no había tenido en cuenta que había muerto alguien y lo afectado psicológicamente que estaba. Necesitaba pasarlo bien, porque las depresiones son así, te impiden concentrarte en los estudios y lo único que hace que sean más llevables es estar con los amigos, comer chocolate, y sobre todo no estudiar. Tenía que hacer algo, miró desesperado a su alrededor buscando un rollo de pergaminos gordo que tuviera pinta de tener los deberes hechos. Allí, delante suyo, estaba Angeline, y parecía haber hecho los deberes así que alargó la mano cogió prestado los deberes y empezó a copiar a toda velocidad. Colton podía copiar como el Usain Bolt de las trampas. No le dio tiempo a copiarlo todo pero si una buena parte, lo justo para que la bronca no fuera muy grande, aunque claro, estaban hablando de doña repollo en la cabeza, así que igual pillaba también. Con gesto cóntrito acercó su pergamino y dijo

- No me dio tiempo del todo profesora, con lo que pasó - suspiró - estaba demasiado afectado. Me bailaban las letras delante de la vista, pero he hecho lo que he podido. - Se apartó fingiendo humildad y algo de vergüenza por no haber acabado los deberes, un mi perro se ha comido los deberes en toda regla, algo que funcionaba perfectamente en su escuela, aunque parecía no colar, la profe no se estaba tragando nada, o le daba igual. Maldición, se le había olvidado, doña repollo no tenía corazón. Y entonces vino el ataque a Gryffindor y a la persona que estaba detrás de la pérdida de puntos. Masculló entre dientes

- Esto no es como empieza, sino como acaba.....Y entonces hizo volar un libro, algo que hizo que Colton abriera la boca. Waaaaala. Lo que podría hacer él con ese hechizo... Lo veía. Chute del Liverpool al Chelsea, Ascendio, y uyyyyyy, la pelota que era un gol claro se iba por encima del larguero. Aquello molaba. Estaba pensando en las aplicaciones prácticas del hechizo cuando un libro cayó hacia su cabeza. Sus reflejos ninja se activaron, aunque el libro no llegó a tocarle, se quedó a un dedo de su nariz y luego flotó hasta aterrizar en una de las mesas. Gruñó. La profe le tenía manía, y era recíproco. Se había perdido gran parte de la explicación mientras veía  como hacía el hechizo así que tuvo que ir al libro a practicar. Aquel libro era tan denso como una explicación de la profe, así que se perdía en el rebuscado vocabulario. Aquello no debía ser tan difícil, era una palabra, un movimiento de un palo y ya, el resto lo ponía su poder mágico. Sonrió, aquello iba a ser la leche. Iba a levantar al libro y, por accidente, se lo iba a dejar caer en la cabeza de la profe... Sí, aquello era una buena idea, y después pondría cara de niño bueno, compungido, que había cometido un accidente. Cogió aire, se crujió los nudillos, lo había entendido todo....lo iba a petar.

No me fastides... ¿teníamos deberes para hoy?

Le faltó caerse para atrás y quedarse tumbada en el suelo mirando al techo. ¡Se le había olvidado por completo!. Y, encima, en la clase de la señorita Tauris, la más agradable de todos los profesores, hecho que no tardó en confirmar la misma profesora con sus comentarios.

Pufffff lo que hay que escuchar... le gusta meterse con nosotros... que profe más mala, no me cae bien, ¡eso no se hace con los alumnos!

Colt intentó despistar a la profe con excusas pero ella sabía que los profes son más listos que nadie y no hay forma de engañarlos y menos a Tauris. Además, ella sabía que Colt tampoco los tenía hecho pues había estado con el todo el tiempo. Menudas cabezas se habían juntado, ¡ninguno se había acordado!

-No se nos tiene que pasar mal o.... caca-le susurró a Colt esperando que, en el futuro, entre los dos estuvieran más al tanto de aquellas cosas o los iban a suspender sí o sí. Y a ella nunca se le había olvidado hacer los deberes pero es que ¡la noche pasada fue tan diferente! Bueno, solo llevaban dos días en el nuevo cole, aún tenían salvación.

¡Oh! ¡El libro estaba volando!

Úrsula se puso tiesa en su silla, mirando atenta la evolución del objeto por los aires y lo que sucedió cuando Tauris retiró su varita. No tuvo tiempo de reacción porque, en lo que se tarda en parpadear, el libro comenzó a caer velozmente hacia el suelo... ¡NO! ¡HACIA COLT! Y en el siguiente parpadeo, redujo su velocidad y se posó limpiamente en la mesa.

-Uis... por poco... ya te veía las letras doradas de la portada grabadas en la frente...-susurró mirando de reojo a la profe. Era peligrosa, lo intuía. Tenían que tener cuidado con ella o les suspendería a todos aunque sacaran notazas, ya se buscaría excusas para bajarles la puntuación.

Devolvió su vista hacia el libro cuando su mirada casi se cruzaba con la de la profesora y fue pasando páginas hasta encontrar la correcta. Leyó los pasos a seguir. Era como un libro de recetas, pero de magia. Paso uno, mueva la varita así y asao, paso dos, diga las siguientes palabras en todo imperativo...

Tono imperativo. Eso no lo había dicho así en su anterior clase.

Probemos...

- ¡ASCENDIO!

Puso voz firme, importante, y movió la varita como el libro decía apuntando a su propio libro y esperando verlo volar. Pero, en lugar de eso, el libro dio un pequeño saltito, casi como si hubiera contenido un pequeño estornudo. Y nada más.

-AINSSSSSSSSSSSSSSSSSSS..... ¡Otra vez! ¿¡Que me pasa hoy!?

¿Se le había acabado la magia? ¿Lo de ser muggle era finito? ¿Como las pilas? ¿Ella solo había tenido para intentar un par de cosas y ya se había acabado su magia? ¿Su varita estaba mal?

Se sentó en su silla, dejó la varita sobre la mesa desilusionada, y se cruzó de brazos, enfadada con ella misma.

A pesar de haber estado solo una vez allí, el aula de Encantamientos se estaba convirtiendo en lo peor de lo peor, porque la profesora Tauris era simplemente insoportable. Todavía recordaba cómo habíamos conseguido salvarnos de ella, in-extremis, la tarde anterior, pero las clases eran todavía más horribles.

Podía soportarlo casi todo, o eso esperaba, menos a alguien que parecía determinada a hacernos la vida imposible.

Y es que en cuanto aparecimos, ella también hizo lo suyo, demostrando que no se había olvidado de lo que sentía sobre nosotros. Estaba convencida de que odiaba a Gryffindor.

Fue nombrar los deberes y sentir que a mi alrededor, todos se ponían blancos. Afortunadamente, había recordado hacerlos en cuanto tuve ocasión, aunque no estuviesen demasiado bien, y solo lo había conseguido porque el tema no era demasiado complicado. Pero con tanto lío, ya ni me acordaba, y de hecho me parecía hasta mal que los pidiera, tras el ataque del día anterior.

Colton había hecho algo, al menos, pero Úrsula no, y sin duda la profesora no dudaría en mostrarse satisfecha al verlo. Cuando pasó por mi lado, intenté no mirarla mientras le mostraba los pergaminos. Me pareció que no hacía ningún gesto ni decía nada, y no sabía si eso era bueno o malo.

Por supuesto, la profesora se aprovechó de la situación para meterse con nosotros de nuevo y como además éramos los últimos en los puntos de las casas, también se agarró a eso. Podía ver los rostros de rabia contenida allá donde mirase y todos ellos tenían sus ojos fijos en la profesora. Si hubiésemos tenido la capacidad de lanzar hechizos con los ojos, ya no quedaría nada de la profesora Tauris.

Pero precisamente porque era tan dura, en cuanto empezó a hablar de la siguiente clase, tuvimos que atender, nos gustase o no. Empecé a tomar notas de todo, copiando como pude los movimientos de su varita al hacer el hechizo Ascendio y después, Aresto Momentum, así como lo que hacía cada uno.

La verdad es que ambos estaban muy chulos, solo que no disponía de tiempo para disfrutar de ellos.

Después dijo que copiásemos sus características y lo practicásemos, así que eso fue lo que hice... lo mejor que pude, porque los hechizos los había efectuado tan deprisa que no pude quedarme con todo y el libro... bueno, tenía demasiada información.

A mi lado, Colton y Úrsula también estaban sudando tinta porque intentaron el hechizo y no pareció salirles demasiado bien. Claro que todavía no habíamos intentado nada en serio. Eso seguro que venía después.

La profesora no le dijo nada a Colton, ni tampoco a Úrsula, pero agitó su varita al pasar por su lado y ver como uno no tenía terminados sus deberes y la otra ni siquiera los había empezado, y una pluma empezó a anotar cosas mágicamente en un pergamino que había encima de la mesa, lejos de la vista de todos.

No fueron los únicos que sintieron que acababan de caer en un pozo oscuro y profundo, porque algunos más tampoco se habían acordado de hacerlos, o simplemente habían pensado que con todo el lío causado el día anterior, no se atrevería a pedírselos.

Por supuesto, estaban equivocados, aunque lo descubrieron demasiado tarde.

Con los encantamientos explicados, ahora estaba por ver lo que se le ocurría a la profesora, que podía ser poco o mucho, pero seguramente, insufrible.

-Está bien. Como veo que no os habéis molestado en atenderme mientras explicaba cómo hacer los hechizos, y que vuestras cabezas no están despiertas lo suficiente como para comprender lo que dice vuestro libro, practicaréis vosotros mismos de manera que sufráis las consecuencias de vuestra ineptitud. Quiero que os pongáis por parejas, todos, y que a continuación os lancéis alternativamente el hechizo Ascendio, os elevéis hasta el techo y después uséis el contrahechizo Aresto Momentum para detener la caída... si es que sois capaces. Así empezareis a daros cuenta de que no atender ni esforzarse tiene consecuencias físicas para todos. 

La profesora se colocó la lado de su mesa y os miró sonriente. 

-Por cierto, señorita Galloway, veinte puntos menos para Gryffindor; señor Derrick, 5 puntos menos; señorita.... -la profesora continuó diciendo todos los puntos que había quitado, que no eran pocos. Era dura y desagradable, pero sobre todo, indigesta. 

Cuando por fin hubo terminado, chasqueó la lengua.

-Bueno, ¿a qué están esperando? Quiero ver como practican ese hechizo hasta que salga bien. Espero por su bien que sean mejores de lo que parece o de lo contrario, puede que alguno termine pasando la noche en la enfermería.

La profesora estaba disfrutando de lo lindo, de eso estabais todos seguros, así como de que era odiosa y ninguno de vosotros la soportaba.

Colton se tensó cuando Úrsula se le acercó a decirle que no podía volverles a pasar. Colton asintió imperceptiblemente dándole la razón, y es que solo faltaba que hablaran para que les quitaran más puntos. Veinte para ella, cinco para él. Suspiró pesadamente y cuando estuvo seguro que la cacatúa de Tauris no le podía escuchar gimió débilmente como si le hubieran pisado el dedo pequeño del pie. Susurró

- Nos van a odiar, pero a mi me matan, voy a batir el récord de puntos negativos...

Era injustisísimo. Él se había currado una trabajada excusa durante 5 segundos y la profe ni se había tomado la molestia de regañarle, o de creerle, que ya podía haberle creído, pero no, ni un poquito. Al menos Luna los había hecho, al menos por ella no le quitarían más puntos. Tendría que preguntarlo, si se podía renunciar a la casa y ser independiente para que nadie lo tuviera que sufrir.... Se estaba cubriendo de gloria, y allí estaba Angeline con su melenaza rubia, y estaba quedando como un tonto. Que ser tonto le daba un poco igual, porque no todos pueden ser como Michael, pero encima parecerlo era muy duro, y encima la profe diciéndoles que no eran bueno en hechizos, y haciendo unos conjuros super chungos, al menos para él, porque Luna parecía enterarse un montón. Vale. En su mundo muggle era un poco vago, pero no era tonto, aprobaba siempre pero allí, era oficialmente tonto, poco menos que Facundo, que hizo una carrera solo y llegó segundo, más tonto que el que tiro piedras para arriba y las paraba con la cabeza, más tonto que el que se casaba, o eso decía su padre con sonrisa burlona cuando su madre no estaba cerca. Tonto. Tonto.

En ese estado de ánimo las explicaciones despiadadas de la profe no eran más que un galimatías. Estaba todo en el libro, pero el libro era como una enciclopedia de gordo y estaba lleno de letras.... ¿Es que no sabían que con dibujitos entraba mejor? Pero no, no lo sabían, en esa clase o letras o sangre, y prefería que entrara con letras...

Los conjuros molaban porque eran como volar, así en plan Jean Grey, aunque Jean Grey nunca le habría tirado un libro. Sonrió a Úrsula y se acercó para decirle - Me tiene manía, creo que es de esos magos que odian a los muggles, se le ve en la cara, se le pone extra cara de acelga.

Colton había hecho lo que había pedido pero nada, había sido un desastre. Así que cuando le dijo que practicarían entre ellos miró asustado a Úrsula. Quería practicar con ella, pero no quería matarla, o romperle algo, y él era muy negado. Miró en dirección a Luna, con ella estaría segura, ella era una superbruja, así que se acercó a Nolan y le dijo

- Oye tío, ¿Te importa si practicamos juntos?. Creo que es mejor que las chicas practiquen juntas, por si... por si pasa algo malo. Ellas son más delicadas, y nosotros estamos más acostumbrados a los golpes...y me da miedo hacerles daño, que no me he enterado de nada, y tú eres un tío cachas. ¿Sí?

Se puso en pareja con Nolan y empezó a hacer estiramientos para que los movimientos de la varita le salieran bien. Cerró los ojos, se encomendó a toda la delantera del Chelsea, y abrió los ojos con energía

- Ya está, estoy preparado. Mejor ponte las manos en la cabeza por si me paso con la fuerza del conjuro y te estampo en el techo. Contamos a la de 3 y lanzo el conjuro ¿Vale? - No espero a que le diera permiso y dijo - 1, 2, ASCENDIO!

Colton miró a Nolan y frunció el ceño. Igual el conjuro tenía efecto retardado porque no se estaba moviendo nada. Sí, debía ser eso, pero como no se movía Nolan se puso de puntillas para que pareciera que algo se había levantado. Le guiñó el ojo, y Colt suspiró, su amigo le ayudaba, no era nada debido a su magia. Entonces enarboló la varita otra vez y dijo

- ARESTO MOMENTUM - y durante una fracción de segundo, la caída de Nolan de estar de puntillas a estar con el pie en tierra se paró, una fracción muy pequeña, insuficiente, pero algo, algo era. Colton lo miró y le preguntó excitado

- ¿Te has dado cuenta? Que guay, he podido parar tu caida. ¿Estás bien? ¿No te has hecho daño en los tobillos? ¡Venga, ahora tú!

Y es que sabía que se iba a reír la profe repollo de él, pero él no tenía la culpa. Un alumno no aprende si el profe es malo, y aquella profe era lo peor, solo había una cosa que le saliera bien. Dar por saco.

Ninguno de los que estábamos allí deseábamos seguir viendo el rostro de la profesora Tauris, sobre todo después de comprobar sin ningún género de duda cómo nos odiaba a todos y disfrutaba con nuestras desgracias. Me había salvado por poco, pero al ver que muchos de los demás, sobre todo Úrsula, no tenían tanta suerte, mi odio aumentó exponencialmente.

No perdonaba ni una y sus palabras eran muy duras. Estábamos interesados, pero es que no nos daba ninguna oportunidad.

Sin embargo, empezó a explicar sin darnos tiempo a nada, hablando de dos hechizos que a duras penas alcancé a ver para conseguir saber cómo los había hecho. Encima teníamos que ponerlos en práctica unos con otros, con lo que o bien uno o los dos, sufriríamos directamente su falta de atención.

Miré a mi alrededor y vi a Colton que se dirigía hacia Nolan, por lo que yo me acerqué a Úrsula.

-¿Te parece bien que nos pongamos juntas? -le pregunté.

Y acababa de decir eso cuando la profesora volvió a darnos una demostración de lo mucho que nos odiaba, quitándoles a Úrsula y a Colton, entre otros, un montón de puntos por los deberes. Es verdad que lo había advertido, pero eso no disminuyó mi rabia ni el odio que sentía por ella.

Miré a Úrsula sin poder ni querer disimularlo.

-Es odiosa; simplemente odiosa. Anda, vamos a practicar. Empezaré yo, ¿De acuerdo? Espero no hacerlo muy mal.

Me concentré entonces en el primer hechizo, simulando hacer el movimiento de varita, hasta que estuve lo suficientemente segura como para decirlo en voz alta.

-¡ASCENDIO! 

En cuanto apunté a Úrsula y dije el hechizo, esta empezó a ascender por el aire, al igual que otros muchos estaban haciéndolo en ese momento. Era algo... guay, y no podía dejar de mirarla. Pero ahora venía la parte más complicada, porque debía ser rápida y eficiente si no quería que se abriese la cabeza, así que tomé aire, retiré la varita y rápidamente efectué el segundo hechizo.

-¡¡ARESTO MOMENTUM!!

Logré lanzar el hechizo, aunque noté que no me salía tan bien como el otro, por lo que Úrsula aterrizó algo más fuerte de lo que esperaba. En cuanto tocó el suelo, me acerqué corriendo a ella.

-¿Estás bien? ¿Te has hecho daño? L-lo siento mucho, es que no he podido... no me ha salido bien la segunda parte. Supongo que estaba nerviosa -le dije, mientras la ayudaba a levantarse -. ¿Seguro que estás bien? Bueno, pues... ahora te toca a ti. Así podrás vengarte.

No se lo dije en serio, por supuesto, pero la verdad era que sí que podría hacerlo, aunque fuese sin querer, porque aquel hechizo era muy complicado. Me coloqué muy derecha, realicé varias inspiraciones profundas y me preparé.

-¿Veinte puntos? ¿A dicho veinte puntos, Colt?-le susurró todo enfadada y los ojos abiertos como platos-¡Será malvada...!

Úrsula no era una máquina en los estudios pero nunca la habían castigado por no hacer los deberes porque siempre había tenido una buena excusa o razón para no haberlos hecho y, lo del día anterior, bien hubiera valido para que ni la propia Tauris se acordara de los deberes. Se cruzó de brazos, enfadada con el mundo y con ella. Y, sí, porqué no, con la señorita Tauris.

-Extra cara de acelga pocha-le confirmó a Colt-No me cae bien. No era necesario ese castigo más sabiendo lo que pasó ayer... argggg. 

Parpadeó una vez. Otra. Otra más. ¿Había escuchado bien?. ¿Había escuchado eso en serio?.

De nuevo, se volvió hacia Colt y vio que este se había vuelto a mirarla a ella con cara de susto, la misma cara que tenía que tener ella. ¡Quería que practicaran entre ellos!. ¡Nooooo!. ¡Esta profesora está loca!. Y, acto seguido, Colt se largó con Nolan. A Úrsula le faltó suspirar a voz en grito del alivio que sintió al ver que no iba a tener que practicar con su amigo, no quería estamparlo contra el suelo en su segundo día de clase. Sin embargo, fue la voz de Luna la que le hizo volverse y quedársela mirando por un largo rato-No sé si me parece bien. No... no es que no quiera estar contigo... es que no quiero hacerte daño. Recuerda la clase de antes... yo... y la varita... parece que no nos llevamos lo que se dice bien...-por no decir que no pillaba ni moscas en las clases de ese día-Vale, tu primero, así veré como se hace el movimiento, hazlo despacio para que lo vea bien.

Se quedó quieta y tiesa como un palo a la espera de que Luna ejecutara el hechizo sobre ella. Siguió los trazos de su varita como si le fuera la vida en ello, bueno, en aquel caso, la vida de la propia Luna que tendría que sufrir su poca fortuna mágica en breve y...

-Ainssss.... ohhhhh... juuuurrrr... lo has hecho, Luna... -susurró casi con miedo a desconcentrarla viendo como sus pies se elevaban lentamente del suelo y comenzaba a alejarse de él lentamente. Tenía vértigo, mucho. Cerró los ojos y se concentró en quedarse tiesa y no mover un dedo, mientras subía y subía y...-¡AAAAAAAAAAHHHHH!-sintió como caía hacia abajo y, en el último momento sintió como si algo la frenara de forma que aterrizó en el suelo con un golpe seco pero sin hacerse daño-¡Oinss!-acertó a pronunciar mientras abría los ojos y veía la cara asustada de Luna delante de la ella-¡Estoy bien!, ¡ha sido guay y te ha salido bien!. No pasa nada, no he caído fuerte. ¡Te ha salido!. ¡Eres increíblemente buena, Luna!

Se puso en pie, ahora le tocaba a ella.

-Tienes valor dejando que pruebe esto contigo...-le dijo, teatralmente a Luna a la vez que cogía su varita, hacía los movimientos que le había visto hacer a su amiga y.... -¡ASCENDIO! -apuntó a su amiga con su varita y....  y....

-¡ASCENDIO! -volvió a apuntar-¡ASCENDIO! -probó de nuevo, sin resultado aparente-¡ASCENDIO! -volvió a apuntar una y otra vez con su varita a Luna, cada vez más rápido y más enfadada- ¡ASCENDIO! ¡ASCENDIO!  ¡ASCENDIO! 

-¡ASCEEEEEEEEENDIO! Aaaaaaaaaaaaarrrrrrrrrrggggg no me sale.... ¡Desisto!

Dejó la varita a un lado y.... rompió a llorar desconsolada. La iban a mandar a casa, iba a suspenderlo todo. Se sintió igual de mágica que uno de esos escarabajos de la clase anterior. ¿Se le había acabado la magia?, ¿era eso?, ¿eso podía pasar? Miró de reojo a la señorita Tauris, cogió aire, cogió su varita que agarró fuertemente y con rabia-Ahora vengo...-le dijo a Luna antes de ir caminando decidida hacia la profesora, deteniéndose delante de ella-Señorita Tauris, ¿la magia se puede acabar al usarla? ¿mi varita puede estar rota?. No me sale nada, es como si la varita no me entendiera, pero le prometo que he estado atenta, algo debo de hacer mal. ¿Me puede enseñar de nuevo como se mueve la varita?. Solo una vez, por favor. 

Desastroso.

Aunque Úrsula no fue la única. Mientras Luna corría a ayudar a su amiga y compañera, se escuchaban quejidos de dolor por todas partes, que parecían sentar especialmente bien a la profesora Tauris, que no disimulaba su satisfacción por lo que estaba sucediendo.

Nolan no había subido mucho, por lo que tampoco sufrió en la caída, y cuando le tocó a él, la verdad es que lo hizo sorprendentemente bien, lo que provocó una sonrisa en el joven de los Connor y el alivio de Colton, al no ver sacudido violentamente su trasero contra el suelo.

Pero en cuanto llegó abajo, vio como Úrsula se dirigía rápidamente a hablar con la profesora Tauris.

-Mi querida niña, el problema no está en la varita sino en ti. Es evidente que eres una bruja que carece de talento y eso es algo que no se puede enseñar. Supongo que ser hija de muggles tampoco te ha ayudado mucho -le dijo a Úrsula, con un gesto de desprecio que no dejaba lugar a la interpretación.

-De todas maneras, no sería una buena profesora si no hiciera todo lo posible por intentar corregir... lo incorregible, así que te aconsejo que atiendas a lo que voy a explicar a continuación.

La profesora se volvió hacia todos y entonces, empezó a hablar muy deprisa sobre las características de los encantamientos opuestos, la fuerza con la cual se debían realizar y un sinfín de efectos contrapuestos.

Y mientras lo hacía, agitaba su varita para elevar algunos de los libros que había encima de su mesa, y después los dejaba caer suavemente de nuevo sobre su superficie, como si fuesen plumas, en una demostración de habilidad y regocijo acerca de la falta de capacidad de los que allí estabais para lograr lo mismo.

A pesar de las caras de enfado de todos, nadie se atrevía a rechistar porque de hacerlo, ya habíais visto cómo se las gastaba Tauris. Podía quitaros ochocientos puntos sin pestañear. Sí, desde luego era mejor no decir nada, copiar... y maldecir cuando acabara la clase.

Cuando llegó la hora, un suspiro de alivio generalizado se escuchó en toda la clase, además de quejidos por el dolor de muñecas que tenían todos.

-Está claro que no dais la talla para esta clase. Si no hay una mejora significaba en las próximas, me temo que muchos de vosotros tendrán que repetir el curso que viene para poder alcanzar lo que se espera de un alumno de Hogwarts. Espero, por vuestro bien, que cambiéis de actitud.

Y se marchó, dejando detrás de ella enfado, rabia, y un sinfín de palabrotas que nadie se atrevía a decir en voz alta.

Colton asintió, había dicho veinte puntos, como en Eurovisión. Chasqueó la lengua y le hizo a Úrsula la señal universal de: Atención profe chunga y amargada en la sala, no respiren de más o pagaremos la consecuencia. Le dedicó una sonrisa de ánimo y cuando habló de que el castigo no era necesario se encogió de hombros y dijo algo obvio

- Disfruta con ello, no necesita que sea necesario ni lógico...

Cuando fue la hora de probar tuvieron la misma idea, no matarse entre ellos, así que uno se fue con Nolan y la otra con Luna, que ellos eran mágicos de verdad de la buena y sí que sabrían hacer el truco sin pestañear. Luna levantó a Úrsula con facilidad y Colton desde abajo dijo

- Redbull te da alas!!! Súper Luna, lo estás haciendo superbien, menudo control tienes - y entonces, cuando la intentó bajar se descontroló un poco e hizo un aterrizaje de emergencia, de esos que no tomas tierra, te hinchas de ella. Estaba bien e intentó subir a Luna, pero subió tanto como Nolan..y es que se notaba, que la herencia mágica era importante. Colton voló, aplaudiendo a Nolan en el aire mientras se sentía como iron man, y desde lo alto vio algo que le heló la sangre, como Úrsula se iba a preguntar algo a la profe . Colton se quedó blanco y desde arriba agitaba los brazos frenético, como si estuviera nadando a braza, pero Úrsula no parecía darse cuenta. Dios mío, aquella era una liada de 1.3 Coltons, nadie preguntaba a una profe cara acelga nada, nunca, jamás, eran seres crueles y mezquinos que no debían ser preguntados. Miró hacia Nolan y le dijo

- Bájame, bájame que se lía... sin arrastro el momento ni nada... p'abajo, por San Newton.

Lo bajaron, intentó impedirlo, pero no llegó a tiempo. La liada había aumentado a 2.7 Coltons, y lo que pensaba que pasaría estaba pasando multiplicado por 10. La profe era tan cruel como dar a un perro agua salada (no es que lo hubiera hecho nunca) aunque, si se veía bien, tenía razón, al menos en su caso...porque era un desastre. Aun así, con sus borderías la profesora se avino a explicar otra vez y Colton se puso al lado de Úrsula, le puso la mano en la boca y con una sonrisa dijo

- Gracias profe, sabemos que somos todas esas cosas, pero esperamos que con sus grandes lecciones y enseñanzas al menos seamos dignos de no avergonzarla. Gracias, gracias...

Y es que ante una Rottenmeier solo cabía una cosa, rebajarse ante ella, y ponerla verde por detrás, alumnología básica. La nueva explicación no fue mucho mejor que la anterior, pero al menos a base de repetir algo entraba, pero poco. Habría que estudiar, mucho. Demasiado. Copió como un diablo y cuando acabó la clase suspiró, sacudiendo la mano medio dormida. Se mordió la lengua y buscó la mano de Úrsula por debajo de la mesa para apretarla. Ni siquiera se dio cuenta de que lo hacía, estaba tan enrabietado que no hubiera distinguido la pata de la mesa de la mano de Úrsula. La soltó en cuanto se fue la profe y dio dos sonoros puñetazos a la mesa

- No quiero suspender... no voy a suspender.....mierda - miró a Úrsula a los ojos y después a los libros - Aprobaré esta asignatura de mierda aunque sea lo último que haga, y cada hechizo que haga bien, un pobre muggle, se le clavará en el culo a esa cara de repollo malfo.... ffffrrr - resopló. Colton no solía decir tacos y se contuvo. Suspiró y esbozó una débil sonrisa a Luna y a Nolan. Ellos no tenían problemas, eran listos....no como él - Me vais a tener que ayudar un montón..... pasan y pasan y vuelven a pasar las clases, y yo no me entero de nada.

Todo le estaba saliendo rematadamente mal y, aunque la profesora Tauris era ¿cómo decirlo?, rematadamente amargada y en contra de los de la casa del león, Úrsula recordaba que en su colegio todos los profesores ayudaban a los alumnos que se quedaban atrás. Clases de apoyo o tutorías, así se llamaba en su colegio a aquellas clases especiales. Nunca pensó que ella iba a necesitar una de esas, pero tenía que mejorar así que, le cayera bien o mal Tauris allá que fue a pedir ayuda.

Fue así como tuvo que aprender por las malas que su actual colegio no era como el antiguo y que la profesora Tauris sí que tenía atravesados a los Gryfindor como a las muggles, lo cual hacia que ella cobrase por partida doble. Y bien que cobró. Se quedó mirando anonadada todo lo que le decía. Que ni ayuda ni nada, al contrario, que era lo que había y que no se podía sacar de donde no había. Lo justo para desilusionar hasta a una piedra. Sintió que las lágrimas no paraban de salir a causa de su enfado y regodeo de la profe encima de todo y pensó rápido en qué contestar pero fue abrir la boca y sintió que una mano se la tapaba por completo.

-Ollll, maasfiizoo-farfulló cuando Tauris se alejó. O Colt le quitaba la mano de la boca o se asfixiaba allí mismo-¿La has oído? ¿Has oído lo que me ha dicho?-preguntó con voz desencantada cuando su amigo la dejó hablar mientras se limpiaba las lágrimas y volvía a su sitio a coger pergamino y pluma para tomar nuevos apuntes. No miró nadie, solo tomó asiento y atendió a la clase. Era una pobre muggle sin talento, osease, una mierdecilla pinchada en un palo que decían en casa.

Sorbiéndose los mocos porque no tenía ningún pañuelo a la mano copió y copió apuntes nuevos, intentando seguir a la profe que parecía que ahora hablaba más rápido que antes incluso, llenando de líneas casi ilegibles el papel que tenía. Cuando aquella tortura pareció terminar, Colt le agarró la mano por debajo de la mesa y esa se la agarró de forma instintiva, sin mirarlo, pero respondiendo a la fuerza del chico con una parecida. Todos estaban enfadados. ¿Quien no?. Levantó la vista y miró a unos y a otros, veía expresiones parecidas en todos. ¿A alguien le caía bien Tauris?. ¿Se sentiría feliz por que todos sus alumnos la odiaran?. Úrsula creía que, en aquel momento, Tauris era la mujer bruja más feliz del universo mágico.

Colt saltó aporreando la mesa conforme los alumnos se quedaron solos en clase y Úrsula miró sus apuntes en silencio. Estaba muy enfadado, había escuchado lo que la profesora le había dicho a ella y él, como muggle, también se había aplicado el cuento. Y ella, que había querido copiar tanto y tan corriendo que no se había enterado de nada, vio que la tinta se había corrido en sus apuntes al poner una hoja nueva encima de la ya escrita cuando la tinta aún no se había secado. Nada se podía leer en las hojas escritas antes y, la última, ahora mismo estaba filtrando la tinta de la penúltima en muchos lugares. 

Suspiró por no llorar dejando la pluma sobre ellas-Recordadme que hay que dejar secar la tinta antes de poner otra encima... No tengo apuntes...

Se quedó mirando fijamente el destrozo durante un rato mientras que todos hablaban a su alrededor y, en un momento en el que creyó que nadie se fijaba en ella, se levantó y salió de la clase rápidamente.

Quería estar un ratito sola.

Había veces que le pasaba y se calmaba estando sola sentada en el alfeizar de su ventana viendo las chimeneas de las casas cercanas y el cielo encapotado sobre ellas o, simplemente, escuchando el agua tintinear en el cristal si estaba lloviendo.

¿Dónde estar sola en un colegio lleno de niños? ¿Por donde se iría a esa torre en la que estaba su lechuza? Allí no habría nadie, todos estarían en clases o en el comedor. Sí, sería un buen sitio pero, ¿por donde se iba?.

Úrsula salió de clase y, simplemente, echó a andar buscando alguna escalera que la llevara arriba.

A Úrsula el hechizo no solo no le salió bien, sino que sencillamente, ni lo consiguió. Cuando vi como lo intentaba, sin éxito, y se rendía al final, algo dentro de mí se rompió un poquito, porque no podía ver sufrir tanto a mi amiga cuando en realidad, estaba segura de que todo era cuestión de tiempo, de practicar y estudiar.

Y es que si estaba allí era porque tenía habilidades, pero seguramente, al vivir entre muggles, no había tenido la oportunidad de explotarlas.

Quería decirle todo eso, tranquilizarla y hacer que no le diese tanta importancia, pero antes de que pudiera hacerlo, se fue directamente a hablar con la profesora Tauris... lo cual fue un tremendo error.

Cuando oí lo que le decía la profesora, enrojecí de pies a cabeza y no pude evitar reaccionar. Ya me había contenido mucho en la clase anterior, con el pobre de Nolan, pero ahora sí que no. Eso que estaba diciendo era tremendamente injusto y no podía aguantarse.

-¡NO DIGA ESAS COSAS! ¡ES USTED UNA PROFESORA ODIOSA! ¡URSULA TIENE MUCHO TALENTO Y ES SU OBLIGACIÓN AYUDARLA, NO CRITICARLA DE ESA MANERA, PORQUE NOS TIENE MANÍA DESDE EL PRIMER DÍA! -le dije, resoplando y sintiendo como los ojos de todos estaban puestos sobre mí.

Y es que en ese momento me daba lo mismo que me quitase cien puntos. A ver, no me daba lo mismo, porque había visto lo que Colton sentía cuando le había ocurrido a él y también comprendía que los demás podían enfadarse conmigo... pero me daba igual. Si lo hiciese con cualquier otro, quizás no hubiera saltado ahora, pero sí más adelante, porque no se podía consentir.

Entre sollozos, volví a mi lugar y me eché a llorar desconsoladamente sobre la superficie de la mesa.

Definitivamente había suspendido esa asignatura para toda la eternidad, porque no concebía la posibilidad de sacar un aprobado después de todo lo que le había dicho.

Pero se lo merecía completamente.

La profesora nos tuvo copiando el resto de la clase y solo con ver a Úrsula supe que no podía arrepentirme de nada de lo que le había dicho, aunque ignoraba de qué manera me afectaría. ¿Me castigarían un mes entero copiando sin parar? Seguramente perdería un montón de puntos para Gryffindor y además, suspendería sin posibilidad de recuperación.

Pero a pesar de todo, me sentía bien conmigo misma, así que tendría que aceptar lo que viniese.

Cuando terminó la clase, vi como Úrsula se marchaba deprisa, seguramente para estar sola un rato. Lo comprendía perfectamente. Ya le pasaría los apuntes después, porque aunque yo suspendiese, ella iba a aprobar, como fuera, aunque tuviese que quedarme con ella estudiando toda la noche. Y también con Colton.

Como que me llamaba Luna.