Partida Rol por web

Llegáis guiados por Akemi hasta lo que parecía ser una tienda de campaña en la que dentro había una chica de pelo ceniciento y ojos amarillos. Por dentro, la tienda, parecía ser una tienda de adivinación de lo más normalilla. - Hola y bienvenidos seáis. Akemi ya os habrá puesto al día de todo, por lo que no me veo en la necesidad de explicar que hago aquí en vez de al lado de mi maestro, Igor.

Se puso sería, pensando en donde estaría ahora mismo su maestro o en si siquiera estaría vivo. - Bueno, aquí me puedo encargar de asignaros personas, gracias al poder que os ha cedido la usuaria de la carta salvaje, aunque por desgracia, al no contar con el poder de la Velvet Room, me veo incapaz de poder fusionar algunas personas. Lamento mucho no poder poner a disposición ese servicio. - hablasteis un poco con ella, hasta que finalmente os despedisteis, para dirigiros al parque y organizaros desde allí.

Los adolescentes y pre-adolescentes pasaron a la tienda de adivinaciones de Erina. - Oh, sois vosotros y veo que alguno porta una maldición. - dijo la chica de ojos amarillos sin mostrar demasiada preocupación. - Puedo destruir los pendientes de forma gratuita, pero si deseáis conservarlos... Voy a necesitar comprar algunos ingredientes... Con quinientos yens podría quitarles la maldición sin destruirlos.

La cara de Lilie se arrugó al escuchar lo del dinero, había envejecido 80 años de golpe solo con el pensamiento de gastar su dinero para conservar unas cuantas baratijas e hizo lo que podría considerarse lo más sensato y justo, al menos para conservar los piendes y re-venderlos por su cuenta, se acercó una tijera al lóbulo de la oreja.

-Grrrr.... -Comenzó a gruñir mientras miraba fijamente a Erina- ¡500 Yens te voy a dar yo ahora mismo!.

- Tranquila, pequeña, toma unos dulces - le di unos caramelos para que se entretuviera y me dirigí a Erina, sacando 500 yens de mi bolsillo - toma, con esto debería ser suficiente.

Lo que decía Erina tenía todo el sentido del mundo, pero parece que a Lilie no le gustaba gastar dinero. ¡Se notaba que era familiar de Eldwin!

¡Blutsauger-san, no! ¡Que las orejas no vuelven a crecer!

Lilie estaba como una jodida cabra, capaz era de pensarse que las orejas eran como las uñas y que después de cortárselas volverían a salirle unas nuevas. Se acercó a la pequeña y decidió hablarle, para intentar convencerla de pagar.

Son unos pendientes bastante únicos ¡seguro que valen un buen pellizco!

No sabía si estaba sonando lo suficientemente convencido, después de todo no estaba seguro, a saber cuanto valían los pendientes esos. - Venga va, no hagas tonterías y paga por quedártelos ¡seguro que luego acabas con más dinero del que has pagado! Si te portas bien, te pago un cubo grande de palomitas. - pero como siempre, Momoka una vez más demostró lo genial que es, pagando ella por la pequeña. - ¡Que amable por tu parte Momoka-chan! Pues asunto resuelto ¿no?

Mi brazo apareció por encima de la niña con las tijeras que amenazaba con autolesionarse para no tener que pagar esa suma.

- Aquí están los... -había sacado ya el dinero de mi cartera para pagar el precio pero al ver que Momoka también estaba dispuesta a pagarlo me detuve un momento y mire su dinero, partí a la mitad el dinero que había entregado y puse la mitad del mío, así cada uno pagaría una parte del coste- Mejor así, tenía pensado pagar si era necesario desde antes -no me gustaba en absoluto gastar mi dinero y encima tanto de golpe, mire el dinero durante varios segundos tras dejarlo en completo silencio-  Al parecer no solo están malditos si no que además intercambian el poder mágico y la fuerza del usuario. Eso puede llamar demasiado la atención.

Erina sonrió ante la amabilidad mostrada por los chicos. - Enseguida vuelvo.

Tras varios minutos Erina vuelve con unos potingues verdes, lavanda y algunos polvos que no olían muy bien. Lo mezcló todo y empezó a aplicar la desagradable y maloliente masa en las orejas de Lilie. Puso las manos sobre las orejas de la pequeña y pronunció unas palabras mágicas. - Iam olfacies aures vestras mali! - y como por arte de magia ¡pum! desapareció el potingue verde y los pendientes cayeron en las manos de Erina, la cual tendió los pendientes a Saito y Momoka, los que habían pagado.

Sonreí a Saito cuando pagó la mitad del dinero, no me importaba pagarlo todo ya que yo obtenía en cada combate más dinero que los demás y había tenido un buen salario el día anterior, pero apreciaba el buen gesto del chico.

Cuando Erina volvió y quitó los pendientes a Lilie, los tomé de su mano y los miré un momento para saber exactamente lo que hacían. Luego, se los tendí a Saito.

- A mi no me van a servir de nada, así que es mejor que te los quedes tu, Saito-kun. 

  ​​​​​ Pues la verdad esperaba un ritual más espectacular ...hablamos de magia... más fuego artificiales... tal vez escobas bailando..., aunque una niña apunto de arrancarse media oreja... igual no se ve todo los días.

... jajaja pellizco... buena esa Arashi....

    Tenía dinero, estaba tentado en ayudarle solo para ver qué podía sacar de esto... pero Hiraki y Kitagawa sacaron su dinero, por lo que simplemente me dedique a esperar la resolución y quién se quedaría con aquellos pendiente ... ¿ No debería quedarselo la enana ?...

    Entonces señorita Erina.... ¿ sabe algo del control mental ?,  cómo se le combate... cómo negarlo... ¿ algo ? - le preguntaba mientras miraba la tienda, pues no era de los que debía pelear por los pendientes ... Veamos quien da el mejor argumento ...

¿Control mental? Déjame ver... - Erina empezó a revisar su libro de arriba a abajo. - Hmm, sí aquí está. Puedo ver, puedo ver, que a alguien de mente débil puede afectar el control mental. - cerró el libro de sopetón. - Puedo deciros que Momoka-san, Lilie-san y Yadiel-san están a salvo, al menos ahora mismo, pues no tienen ningún dilema interno. Debo añadir también que Saito-san, parece ser que ayer tu mentalidad se volvió mucho más fuerte ¿tuviste alguna resolución especial? - miró con cierta preocupación a los restantes. - Yuuta-san, Hotaru-san y Tetsuya-san, parece que tenéis grandes dilemas en vuestro interior, las dudas ablandan la mente y os volverán débil ante el enemigo.