Partida Rol por web

¡Qué rápido avanzaba la vida! Era como un tren a toda velocidad, que no dejaba de moverse aunque tú estuvieras agarrada a duras penas a él. ¡Y a punto de soltarte y salir volando! Un viaje a Italia, una cita doble, ¡allí, en Italia! Traerse a casa a una amiga y enseñarle el armario... Todo aquello era nuevo para ella, y desde luego que no se sentía preparada para ello. ¡Pero no tenía miedo! Porque sabía que en el mismo tren estaban sus amigos, mucho mejor agarrados que ella, y más que dispuestos a agarrarla y empujarla adentro...

Tras salir de aquella especie de agujero en el tiempo, lo primero que notó al volver a su habitación era que su perrito Kibou no estaba. Es curioso cómo no se da cuenta una de lo que tiene hasta que lo pierde, cómo de fuerte echas de menos algo cuando no está. Por su soledad, ella siempre había sentido esa conexión con el mundo de los espíritus. Siempre había sabido que había algo... algo más allá del mundo físico, algo no mejor ni peor, sencillamente igual de bueno y malo que el mundo real, pero a su manera. Más de una vez, de pequeña especialmente, había deseado poder entrar a ese otro mundo, poder entrar y jamás salir, como una vía de escape. ...Ahora tenía lo que quería... más o menos. ¡Y no estaba nada mal! Estaba con sus amigos, estaba salvando el mundo... ¡eso es genial! Pero siempre echas de menos lo que no tienes, ¿verdad? La vida es tan rara como el propio ser humano. Últimamente se había sentido súper sobrepasada por la vida cotidiana y real: la cita doble, los examenes, el viaje de ahora... y tan ocupada que había estado que no se había dado cuenta de que realmente, durante el ajetreado viaje que era vivir... empezaba por fin a ser feliz.

Todo gracias a sus amigos.

Los últimos días habían sido brutales, ¡Yuuta incluso estuvo a punto de morir! Pero afortunadamente, todo salió bien. Lo habían conseguido. Habían salvado el mundo. Sin embargo había una última espina clavada en el corazón de Ayame, una que antaño Tetsuya también había tenido, pero que, sospechaba ella, tras lo de Arlek él prácticamente se la había quitado ya. No había sido su caso, bueno, sí. Se quitó de encima un millón de espinas, pero aún le quedaba una. Dejó pasar unos días, porque tanto ella como los demás necesitaban recuperarse también de todo. Además que Tetsuya tenía cosas que hacer con Momoka-chan.

Así pues, tras pasar unos días, se atrevió por fin una noche a llamar a Tetsuya. Era de noche, pero no demasiado tarde. Pensó en mandarle un mensaje pero era algo que quería pedirle en persona. A fin de cuentas, aunque fuera tan solo pedirle quedar al día siguiente por la mañana en el parque para hablar de unas cosas, eran lo suficientemente importantes para ella como para querer pedírselo en persona.

"¿Hola? ¿Arashi-kun?"

¿Moshi moshi? - Contestó el chico por el teléfono. - ¿Qué tal estás Ayame-chan? Has estado un poco ausente estos dos días. ¡Me preocupaba que de la impresión de ver la nariz de aquél tipo hubieras perdido el habla! - bromeó. - Dime ¿va todo bien?

"Oh, bueno, sí... un poco. Es que he estado pensando... dándole vueltas a la cabeza y eso, co-como siempre, ja ja... ¡Pero esta vez para bien! Creo... Sí." repitió, intentando darse a si misma ánimos y recobrar la confianza: "Sí. Definitivamente para bien. Creo que ya sé qué hacer... Mañana te cuento en persona, ¿estás libre mañana? Podemos quedar en el parque por ejemplo... ¿podrías?"

Sí, claro. - comentó el chico con un bostezo, se le notaba cansado. - Nos vemos mañana en el parque, duerme bien. - dijo antes de colgar para irse a dormir.