Nada más acabar el combate Tetsuya se desperto aunque era evidente que no estaba en la mejor de las condiciones, de todas eso poco importaba ya que todo había acabado al fin. Sonreí algo sonrojado cuando Ayame me llamo guardián personal del grupo y su ejemplo a seguir estaba acostumbrado a autohalagarme no a recibirlos.
- Solo hago las cosas lo mejor que puedo -Ayame estaba preocupada por lo que le fuera a pasar a la versión real de el Conde y la policía- Esto es algo parecido a como cuando nosotros nos enfrentamos a nuestra sombra. Nosotros al plantarles cara despertamos a nuestras Personas y cambiamos un poco, entonces ellos al no plantar cara por su propia cuenta a su parte maligna solo van a cambiar mentalmente ¿no?
Entonces mi atención fue captada por el nuevo y su hermana, cuando dijo que todo el combate había estado concentrando sus ataques Lillie, sabía que era resistencia pero no podía evitar preocuparme por ella. Deje que ellos hablaran sobre las peleas y fui hasta la pequeña Lillie agachándome un poco junto a ella.
- Parece que ahora tienes competencia en eso de ser la pequeña del grupo... ¿estás bien? He oído que él se estuvo centrando en ti -aunque al principio mi tono de voz se mostraba mas bromista luego se transformo en clara preocupación
Mmm... - mustió Akemi al ver que no fluía mucho la conversación. - Debéis estar cansados, supongo. ¡Así que vamos a casa! - Akemi se subió al carro con el que había traído los pastelitos y a los dos nuevos y como si del GTA se tratara, empezó a atropellaros con él, haciendo que acabarais encima del carro, todos, de alguna forma que desafiaba el continuo espacio-tiempo.
Así pues y con una alegre sonrisa, os sacó de ese castillo y aquella extraña mazmorra. Estabais terriblemente agotados, por lo que decidisteis ir cada uno a vuestra casa, a descansar.