Tetsuya miraba a la infinidad de aquél lago tan grande, perdido en sus pensamientos, aún en el uniforme de la escuela, hasta que una presencia conocida le sacó de su estado semi-vegetativo.
¿Hiraki-san? ¿Qué haces aquí?
Caminaba despacio hacia Tetsuya con las manos enlazadas a mi espalda. Verlo mirando al lago perdido en sus pensamientos me produjo un sentimiento de soledad en el chico. Le sonreí amablemente.
- Estaba preocupada porque decidiste ir sólo al puerto - aclaré con un tono de voz suave. Me coloqué junto a él y miré también hacia el lago - creí que estarías triste. Durante la batalla que tuvimos también parecías una persona que pensaba que era una molestia para los demás. Me preocupa pienses de esa manera porque no me parece que te merezcas algo como eso.
Estoy bien, de verdad. - hablaba sin apartar la mirada del mar. - Es solo que he aceptado quien soy, nada se me da bien y no quiero estar mal por ello ¡tampoco quiero ser una molestia para nadie, ni si quiera para ti Hiraki-san! Por eso, no hacía falta que vinieras... - ahora dirigió sus ojos hacia la chica. - Siento que hayas tenido que renunciar a hacer algo productivo porque estabas preocupada por mi, pero no tengo solución, mi único don es tener suerte a veces. - rió levemente, quizá nervioso. Volvió a dedicar su mirada al lago. - Gracias igualmente...
Se levantó del suelo y le ofreció su mano a Momoka. - Por cierto ¿eres parte de algún club?
- Mira que eres tonto - le dije con tono cariñoso dándole un suave empujón - ¿cómo vas a ser una molestia? Todos tenemos nuestros lados buenos y malos, y todos somos buenos en algo, incluido tu. Posiblemente todavía no lo has encontrado... o puede que sí - asentí convencida y le miré con ojos brillantes - durante la última batalla estuviste fantástico, ya tienes al menos una cosa en la que eres bueno.
Tomé la mano de Tetsuya para levantarme - estoy en el club de teatro, me gusta mucho la interpretación. Podrías unirte también si te interesa - me quedé un momento pensativa - ¿sabes lo que necesitas? Un poco de diversión, vayamos a dar una vuelta por el pueblo.
Antes de que los dos jóvenes pudieran abandonar el lugar, un hombre mayor se acercó a ellos con muy mala cara.
¿QUÉ ESTÁIS HACIENDO EN MI ZONA DE PESCA?
Di un salto, asustada por el grito del hombre. Poniendo los brazos en jarras, le miré un poco enojada.
- Sólo es.tamos mirando el lago, no queremos robarte tu sitio ni tus peces - después,
No pudo responder a Hiraki pues aquél hombre les interrumpió enseguida. - Si hubiéramos venido a robarle el sitio de pesca, habríamos traído cañas ¿no cree? - intentó responder en el tono más amable posible. - Igualmente ¡el arte de la pesca me parece genial! ¿Podríamos verle pescar? - dijo con cierto brillo en los ojos.
HMMMM - masculló al principio, no convencido del todo, hasta que finalmente Tetsuya habló de la ausencia de cañas. - Sí, supongo que tenéis razón... - su mirada se tranquilizó y una sonrísa apareció en su rostro tras ver el interés que había en su estilo a la hora de pescar. - Está bien, os puedo enseñar con mi propia caña ¡PERO ESO SÍ, LO QUE PESQUÉIS ES PARA MI! Un precio justo por recibir mis clases...
Podéis tirar 1d3 para proficencia en caso de que queráis pescar. Onpara otra cosa si lo argumentáis bien.
Está bien, voy a ver que sale... - siguiendo las indicaciones de aquél señor, prepara el cebo y echa la caña. Pasan varios minutos hasta que finalmente... ¡Pica el legendario koi dorado gigante! El hombre queda sorprendido hasta que finalmente Tetsuya decide tirar de la caña para intentar sacarlo del agua ¡pero el pez al final acaba tirando a Tetsuya al agua! Reuniendo todo su valor, Tetsuya intenta agarrar al Koi con sus propias manos y lo consigue durante un segundo, hasta que finalmente el pez le da un coletazo y se zafa de sus brazos.
Resignado y sin el pez, recupera la caña que andaba en el agua y sale a tierra, completamente empapado. - Bueno, menos mal que mi móvil es sumergible. - rió levemente, una vez su racha de buena y mala suerte le hacían una jugarreta. Una vez fuera se aflojó un poco el uniforme.
Motivo: Valor
Tirada: 1d3
Resultado: 1
Esperé pacientemente a que llegara mi turno cuando algo picó en el anzuelo. Me quedé sorprendida al ver la captura de Tetsuya. Perpleja, lo examiné y certifiqué que era una koi dorado gigante, algo tan raro de conseguir que casi era un mito. Había leído algunas cosas sobre ellas.
- Son extremadamente raros, increíble, nunca creí que conseguiría ver una. Son un símbolo de positividad y hay una leyenda muy bonita que las asocia con un dragón dorado - dije demostrando mis conocimientos sobre el tema - qué suerte has tenido, Arashi-san, otra cosa en la que eres bueno - dije sonriendo.
Sin embargo, el pez consiguió zafarse y volver al río.
- ¡Qué pena! Bueno, la próxima vez será - saqué un pañuelo e intenté secarlo un poco y riendo junto a él - deberías ir a cambiar de ropa antes de que te resfríes.
Motivo: conocimiento
Tirada: 1d3
Resultado: 1
¡Pero que demonios! - dijo el viejo pescador asombrado al ver aquél pez. - ¡Veinte años llevo intentando cazarlo! ¡VEINTE! Y nunca picó... - pero al ver que al chico se le escapaba se relajó nuevamente y se rió levemente de él. - Bueno, bueno, está claro que para poder pescar a tan gran pez hace falta ser un gran pescador como yo ¡JOJOJOJO!
El Sol caía y el tiempo se os echaba encima. - Bueno chicos, va siendo hora de que os vayáis a casa. ¡Si os vuelvo a ver por aquí espero que no sea con una caña! ¡PORQUE ESTE SITIO ES MÍO! ¡MÍO! - recalcó con cierta rabia interior, aunque en el fondo parecía alegrarse de haber tenido algo de compañía.