Partida Rol por web

Por fin acabaron las clases, a Tetsuya le costaba mucho leer, no porque se le diera mal ese hecho, si no porque el sistema educativo actual se le hacía terriblemente repetitivo y tedioso, de hecho más de una vez había pensado que lo único que hacían sus profesores eran fastidiar al resto de sus compañeros con asignaturas sin sentido y no dejaban florecer su auténtica naturaleza ni su verdadero talento.

Pero eso ya era un poco lo de menos, las clases habían terminado. Rellenó el formulario para apuntarse al club de teatro, después de todo no iba a dejar de lado la gran propuesta que le había hecho su compañera Momoka-chan, a la cual buscó y se acercó para mostrarle su interés a la hora de apuntarse.

Momoka-chan ¿podrías mirar que esté todo bien? Soy un desastre con el papeleo también...

Ayame se acercó dando pasitos tímidos a su compañera de clase, Hotaru. Ella... bueno, cada vez que se acercaba a la gente tendía a ser muy agresiva y enérgica, así que intentó esta vez ser como más natural, más... uh... ¿normal? Pero lo cierto es que le salió un poco raro. Hasta su tono de voz no era el mismo de siempre, se notaba de veras completamente forzado. - Ho... ¡Hola! ¡Matsumura-chan! ¡Tenemos que hablar del mundo de los espíritus, tía! ¿Te gustaría ir a tomar algo y hablar sobre ello? ¡O podemos ir a algún club, lo que prefieras! - exclamó, levantando el dedo pulgar enérgicamente.
 

De nuevo se habían acabado las clases, y estaba yéndome bien en sí, aunque deseaba poder relajarme un poco más con videojuegos... Quizás pudiera echar unas partiditas en las recreativas, con el dinero que se había conseguido combatiendo esos enemigos... Bueno, tocaba relajarse y demostrar que mis jornadas de videojuegos iban a servir bastante en esas recreativas. 

Las primeras clases habían ido muy bien, no es que fuera una gran estudiante, pero me las apañaba bastante bien con las asignaturas. Sin embargo, para la última clase ya estaba inquieta. Me tocaba actividades de club y Tetsuya había prometido pasarse. Me pregunté si alguien más se pasaría también a hacer un poco de interpretación.

Cuando estaba dirigiéndome hacia el club, Tetsuya se acercó a mi y me dio el formulario para entrar en el club. Entusiasmada, lo tomé y lo repasé.

- Está todo perfecto, Tetsuya-kun, ¡qué bien que te hayas apuntado! - entusiasmada, levanté una mano y di un saltito - hoy te haremos una fiesta de bienvenida al club. Todos estarán encantados. 

- Vamos ahora mismo a presentarte a todos y entregar el formulario a la presindenta del club - dije tomándolo de la mando y echando a correr con Tetsuya casi volando detrás mío.

Estaban aún en las clases, y Hotaru se levantaba para ir a comprar unos refrigerios cuando Ayame se le acercó casi de imprevisto y le hizo dar un pequeño respingón girándose hacia él.

— ¿el-el mundo de los espíritus? — pregunta muy nerviosa, asustada incluso, apretando un poquito los puños — ¿por qué quieres hablar de eso... digo? — no sabía si hablaba de los fantasmas que veía siempre o hablaba de lo que estaban viviendo, Ayame parecía muy interesada en el mundo sobrenatural, al igual que otras personas — creo... que... que podemos ir a tomar algo... luego de las clases y... ver lo de los clubes ¿qué tomarás? — esperaba que no dijera el de paranormal, quería mantenerse alejada de ellos. 

— mi papá me hace tomar clases fuera de la escuela,  pero creo que puedo tener tiempo... para que salgamos y conozcamos un poco más a los demás — le sonrió, encogiéndose de hombros, estaba nerviosa, no sabía en qué momento Ayame la comenzaría a encontrar extraña. 

Al llegar al club de teatro, algunas personas estaban ya calentando para salir a escena y practicar. Mientras dichas personas estaban haciendo sus preparativos, Tetsuya entregó el formulario de ingreso, el cual la líder, Saeki Nui, una gran actriz para su temprana edad, leyó muy por encima, para después mirar con cara de no estar muy convencida al joven que acababa de llegar. Finalmente apartó el formulario y miró a Momoka. - Vamos a poner al chico a prueba, un papel lo sabe rellenar hasta un descerebrado, pero para actuar hace falta tener un mínimo de pasión y no quiero aquí a nadie que se piense que esto va a ser un paseo por el prado. - se cruzó de brazos y su mirada pasó a ser ciertamente despectiva hacia el chico.

Venga, al escenario, demuéstrame que vale la pena que estés aquí. Y tu, Momoka-chan, dale pie para que empiece alguna escena, a ver que tal se le da improvisar.- subisteis al escenario y se quedó observando, sin demasiada expectación.

¿Eh? ¿Otra vez por aquí? - preguntó despreocupada Iori. - No sé si pasará algo interesante hoy, pero siempre eres bienvenida a pasar y ser tu misma. Eso si, no te comas los peluches por favor, que nos echarán la bronca los profesores...

Lilie mostró los dientes a aquella muchacha, quizás a modo de saludo o quizás a modo de amenaza, uno nunca podrá estar del todo seguro qué estaba pasando por esos momentos en la cabeza de aquella extraña joven, pese a ello, no era lo único extraño que portaba consigo aquel día... puesto que debajo del brazo tenía una calavera... y de esta colgaba el resto del esqueleto.

-¡Traigo un Sacrificio por adelantado!. -Exclamó mostrando aquel esqueleto de plástico sacado de la Enfermería.

A Ayame se le clavaron mil agujas en el corazón cuando vio que, aún pese a intentar lo contrario, parecía haberla asustado igualmente. No podía culparla, sus gestos, su forma de ser, la manera casi violenta en que se acercaba a todo el mundo... Ayame tenía muchas dificultades en controlar sus energías, sus intentos de ser positiva y enérgica a menudo causaban efectos contraproducentes... Tuvo ganas de rendirse, pero forzó una sonrisa. "S-sí, tienes razón, después de clases, s-si todavía quieres... Oh, bueno, yo es que estoy apuntada a todos los clubes, a-aunque nunca voy a ninguno... _{creo que el de artes marciales es el único al que he ido más veces...}"

Como no podía ser de otra manera en mi durante las clases había permanecido atento en general con apenas un par de despistes para hablar con los que se sentaban a mi lado, realmente no conocía a nadie fuera del grupo que conocí en la Corte Oscura y de Kendo así que necesitaba hacer mas amistad pero también era cierto que estaba relativamente ocupado por lo que tampoco podía hacer todo lo que quería. En cuanto sonó el timbre que indicaba el final de las clases cogí rápidamente mi mochila y abandone el aula, como suelo hacer siempre aproveche para mirar el móvil mientras caminaba.

Había quedado esta tarde para trabajar así que no me quedaba de otra que darme prisa, realmente necesitaba el dinero y mas aún ahora que estaba envuelto en todo esto de salvar el mundo.

Sonríe y se cubre la boca con sus manos.

— ¿sabes nadar? Podríamos ir a la piscina de la escuela — siguen caminando, tengo hacía la piscina techada — me gustaría ir al taller de dibujo, aunque no sé si hay uno... — se encogió de hombros, en ese momento suena su teléfono y ella lo saca, tenía una carcaza rosada con un conejo colgando. Lee el mensaje y textea algo, sonrojada.

— Kitawaga-senpai me pregunta porque no hablo por el grupo — se sonroja mucho al hablar de él.

Después de las clases, y para alivio de Ayame, esta vez fue Matsumura-chan la que se acercó a ella. Era casi como si las chicas hubieran intercambiado posiciones, ahora era Hotaru la que se mostraba más enérgica, casi que tiró de ella para levantarla. ¡Y ya no parecía asustada de ella! Ayame se sintió tan aliviada que hasta se olvidó de cambiar su tono de voz, gestos y jerga a aquel combo extraño que usó para intentar pedirle hablar de los espíritus. Contagiada de su sonrisa, la siguió y fue contestando lo que le iba diciendo. "Oh, vale, sí, podemos ir la piscina si quieres." no parecía que Hotaru tuviera muchas ganas de hablar de espíritus, pero por hoy estaba bien. Ayame pensó que si eso ya le insistiría otro día, tampoco quería agobiarla mucho... Igualmente, Anemashi estaba contenta de que al menos quisiera hacer algo con ella. Su sonrisa se ensanchó aún más cuando cómplicemente Hotaru le contó lo que acababa de leer en el móvil, que Kitagawa-san le había preguntado que por qué no hablaba en el grupo. A Ayame le resultó tierna la reacción, le dieron ganas de darle un empujoncito de ayuda y ánimos. Le pareció que quizás después de todo (y no entendía bien por qué), a Matsumura también le costara hacer amigos... "¡Tenemos que hacer una quedada en grupo todos juntos un dia! ¡De hecho, lo voy a escribir!" exclamó con renovado entusiasmo.

Pe... Pero... Ugh... - se la veía claramente resignada. - ¡Tenemos que devolver eso antes de que alguien lo eche en falta! ¡O cerrarán el club! - Iori pasó a comerse un helado para quitarse el disgusto, pero por lo bajo pudiste oír.

_{Ugh esta niña solo va a traer problemas...}

Una vez se terminó el helado, puso las manos sobre la mesa y te miró seria. - A ver, cuéntame ¿cómo has sacado el esqueleto de allí? Quizá podamos hacer lo mismo para volver a meterlo.

Llegásteis a la piscina, el equipo de natación andaba practicando para próximas competiciones y el líder al veros en traje de baño no dudo en acercarse a vosotras. - ¡Hey, hola! ¿Os interesa apuntaros al club de natación? Estamos aceptando nuevos miembros. Aunque ayer una novata me pegó una paliza en una carrera... ¡Pero hoy no pienso dejar que ningún novato me gane!

Saeki-chan fue tan dura y adorable como siempre. La interpretación era su vida y no le gustaba que nadie se lo tomara a broma. Sin embargo, estaba segura de que Tetsuya podría hacer una buena prueba para poder entrar en el club. Sólo tenía que hacerle una introducción fácil para que pudiera seguirme.

Llevé a Tetsuya al escenario y le susurré algunas instrucciones.

- No te pongas nervioso, sólo sígueme la corriente y ponle sentimiento a lo que interpretas. Sólo tienes que pensar en la situación en la que te encuentras, imaginarte todo el escenario e interpretarlo.

Le di unos golpecitos tranquilizadores en el hombro y me alejé un poco.

- Interpretemos el cuento de Momotaro, cuando los ancianos abren el melocotón y encuentran a Momotaro, ¿te parece bien, Tetsuya-kun? Yo seré la anciana y tu serás el anciano que encuentra el momo - era un cuento muy popular, especialmente esa escena, por lo que sería muy fácil de poder interpretar.

"Oh, no no, gracias. Yo además técnicamente ya estoy apuntada como miembro temporal, ja ja ja... Pero por el momento sigo sin decidirme en hacerme fija de ningún club." respondió Ayame extendiendo las manos y agitándolas en gesto de negación y disculpa. "¿Pero y tú, Hotaru? ¿Por qué no te apuntas?"

Tetsuya estaba claramente nervioso, no había actuado en su vida y menos aún ante una chica tan exigente.

Por suerte para él, Momoka le intentó tranquilizar y lo acompañó al escenario. Asintió ante la propuesta de la chica y empezó con la interpretación. Cambió un poco su tono de voz e incluso se encorvó un poco, estaba completamente en el papel, incluso en su mente desapareció el escenario y se vio a si mismo con su amada y vieja esposa en el campo buscando madera.

Cariño, ya he vuelto de recoger madera. Ugh, cada día cuesta más con esta vieja espalda ja-ja-ja. Pero el bosque nos da todo lo que necesitamos, vivimos bien, me siento afortunado de tener esta vida, aunque a veces siento que nos falta algo... ¿Qué tal va el lavado de la ropa en el río?

-Eso es sencillo, lo primero que hice fue empujar a un niño por las escaleras y luego... -Comenzó a relatar la pequeña Lilie, aquel malvado plan para tener una excusa para entrar en la enfermería acompañando a un herido, como ella se disfrazo de enfermera usando un taburete con ruedas, una mascarilla y unas enormes gafas, falló en aplicar inyecciones a toda la clase que vino por la cosa esa del gobierno y... finalmente... logró substituir al esqueleto en el colgador por el niño de las escaleras mientras la verdadera enfermera seguía -y sigue- en el baño debido a los laxantes que le echó en el café- y lo arrastré hasta aquí. ¡Un plan a prueba de fallos!.

Kitagawa que le contestara hizo que se pusiera de nuevo muy roja y escondiera rápidamente el móvil en su bolso, mientras Ayame hablaba y proponía lo de la quedada. Hotaru no le dijo nada, pero dudaba que su padre la dejara quedarse en otra casa y la invitación al cementerio de Lilie no fue del todo satisfactoria, sabía que ahí, los espíritus la seguirían como si fuese un faro en la noche, y era una experiencia terrible de vivirla. 

— quizás todos están ocupados — sugirió, insegura de la idea de la quedada, mientras caminaban por el pasillo, cada una llevando los bañadores en el bolso de gimnasia — creo que varios trabajan — vuelve a comentar, pensando en Saito y nuevamente con las mejillas rojas, ¿iría a buscarlo?, no estaba segura, ni siquiera sabía porqué lo hacia el chico, pero Saito era muy sociable, quizás solo era por ser agradable. Suspiró justo antes de entrar en la piscina y encontrase con Ota. Ahora si las mejillas de Hotaru se encendieron, esperaba no encontrar al chico ahí, pero ahí estaba y más encima en bañador.

— etto.... yo — casi no le salían las palabras, Ayame pudo controlar mejor la situación, mientras que Hotaru no sabía qué decir con exactitud, Ota era uno de los chicos que más le gustaba, pero era demasiado tímida como para acercársele  a hablarle o algo — yo... — no le salían las palabras y terminó asintiendo, incapaz de decirle que no iba a entrar al club, lo peor es que ni buena era nadando. Iba a ser terriblemente vergonzoso, más encima Ayame le pregunta si quiere, así que peor fue para ella, incapaz de decirle que no. 

Las chicas fueron a cambiarse y Hotaru apareció con su bañador  y con la toalla pegada a su cuerpo, aún con mucho pudor. Varios de los chicos la notarían, aunque no era consciente de como era o de lo llamativa que podía ser, menos en ese momento en el que estaba muy nerviosa. 

— ¿es-estas lista Anemashi-san? — preguntó buscando a su compañera, aunque no eran amigas, podría ayudarla y darle los ánimos que necesitaba para salir bien de lo que había aceptado. 

Estudiar en la escuela privada tiene sus desventaja en especial por que solo puedo enterarme de lo que hacen los demás por el móvil, así que me limito a leer los mensajes  y tratar de pasar desapercibido ante los ojos de mis profesores.

-Yamada podría decirme cual es la solución al siguiente problema- señala el señor Katsuragi, al pillarme desprevenido revisando el móvil.

-56- respondó con cierta  timidez, en especial por que no prestaba atención.

-Incorrecto, joven Yamada  preste más atención a la clase- indica el docente,  por lo que debo guardar el móvil y prestar mas atención a la lección.

Al terminar las clases decido desplazarme a las recreativas, en especial por que el Señor Pipp dijo que necesitaba ayuda y me gusta ser útil.