Partida Rol por web

La Pixie A recibe el bolazo de fuego, pero parece seguir fresca como una rosa.

El hada cae al suelo tras mi ataque totalmente vulnerable, tenía razón son débiles a ese ataque de inmediato mire a la chica.

- Venga, vamos es nuestra oportunidad para atacar juntos y rematarla -dije tomándola de la mano y corriendo hacía el hada

Sanada se movía a mi lado aunque el parecía mas bien levitar, aunque este poco a poco fue desapareciendo.

Las hadas se desvanecen como sombras que son, transformándose en un montón de nada. La gente del lugar queda bastante impresionada y se aparta, haciendo un pasillo por el que podéis pasar. Al avanzar por dicho pasillo, llegáis a una habitación mucho más grande...

Sonreí al ver a la chica pasar a hacer las paces con su doppelganger, pero pronto viendo cómo ese "juez" empezó a vomitar de una manera bastante... burda, mi doppelganger se alejó de mi, dándome una sonrisa triste... Y lo entendí por qué, dado que ese maldito juez lo transformó en un pixie... ¿Eh? ¿Cómo sabía ese nombre? No lo sabía, pero me estaba sintiendo con más confianza de lo normal, y pronto fue justificado.

- ¡Vamos, Hoennir! - Grité, sintiendo esa luz pasar a formarse alrededor mio, antes de terminar de hacer la forma de una especie de guerrero nórdico grande, sujetando una corona que posó suavemente sobre mi cabeza, cerrando yo los ojos un momento, como si Hoennir quisiera que lo cerrase durante ese preciso instante. Luego, cuando pasé a abrirlos de nuevo, pasé a entenderlo.

- Ahora mis sentidos son los tuyos, ¡inclina el juego a tu favor con el favor que le dí a los hombres en su tiempo! - Dijo en mi mente mi Persona... No sabía siquiera que era una Persona, pero me valía. Lo que había surgido delante mía eran diversas pantallas a mi alrededor. A mi izquierda tenía una donde estaba el rostro de la chica, con un par de barras que suponía que sería de salud y energía como en los RPG. A mi derecha, información sobre los enemigos, ahora mismo en interrogante, pero surgió la opción de analizar cuando toqué uno de esos iconos.

- Vamos a ello. ¡Analisis! - Dije, y pronto los sentidos se agudizaron un momento, sintiendo como esa Pixie pasaba a ser analizada en busca de posibles fallos o debilidades. Y pronto me las cedió... Sonreí inmediatamente ante esto. - ¡Es débil a Viento, Disparos y Oscuridad, pero resiste Electricidad y Luz! Si tienes uno de esos elementos, dale con todo a esas dos haditas. - Dije con una sonrisa, empezando a tener mis manos en las pantallas para poder mantener todo controlado... ¿Dónde estaba el manual de instrucciones sobre Personas cuando lo necesitaba?

Me quedé atrás mientras mi compañero de clase se lanzaba a la lucha. No creía ser capaz de luchar, pues mi compañera no poseía facultades para el combate. Sin embargo, no iba a quedarme sin hacer nada. 

- ¡Ten cuidado, Arashi-kun! ¡Esas pixies son tan fuertes como tu! - grité advirtiendo que las dos criaturas trataban de atacarle.

Cuando vi que las estacas de hielo alcanzaron a Tetsuya no perdí el tiempo y levanté una mano.

- Healing Breeze - Floare flotó cerca de mi mano y comenzó a brillar ligeramente cubriendo a Tetsuya con una suave aura curativa.

Cuando las hadas terminan derribadas, vemos la oportunidad para atacar juntos.

-Buen trabajo, condesa, ahora tendrán que probar nuestra justicia, ¡es hora de una Ofensiva total!

Lilie y Kuro saltan sobre los enemigos en el suelo y comienzan a apalearlos de tal manera que una nube de polvo se forma alrededor de la brutal paliza.

La pequeña Lilie no entendía que había pasado a su alrededor; aunque agradeció que aquella voluptuosa mujer con un gran sentido de la moda apareciera de la nada para lanzar bolas moradas contra las pequeñas hadas, al parecer eran efectivas contra esas criaturas de una forma bastante impresionante.

La joven por primera vez en su vida se sentía poderosa, con la capacidad de hacer cualquier cosa; sobreponerse a sus miedos, acabar con ellos, y reírse una vez finalizada la masacre; Lilie sentía correr por sus frías venas el líquido carmesí candente, unas ansias de poder y satisfacción que nunca antes había sentido al arrebatar una vida... o dos...

El juez empezó a vomitar y vomitar un líquido verde que parecía no tener fin. De manera ruidosa y horripilante, y cuando terminó, dio sentencia transformando a los reflejos del chico y la chica en... ¡bellas haditas! No, espera, aunque fueran hermosas tenían algo en sus miradas... algo sanguinario y malvado... Ayame dio un paso atrás, pero entonces una luz comenzó a brotar desde su corazón. Esa luz se hizo un rayo que empezó a rodear a la chica inundándola del calor del sol. Ayame empezó a escuchar una cándida voz femenina desde su propia mente. Una voz nostálgica, familiar, como si la hubiera escuchado ya antes.

-I am thou... Thou art I...

From the sea of thy soul, I come..."

I am the Spirit of the Cherry Tree.

I'm the one who seeks revenge from injustice...

...with only a tiny flourished tree branch for a weapon.-

"¡SUMIZOME!"

Gritó Ayame, de algún modo llamando a ese espíritu por su nombre, conociéndolo, sabiéndo que era 'su Persona' aunque en aquel momento ni siquiera podía entenderlo ni recordar por qué. Sumizome apareció detrás suya, un espíritu de la naturaleza que parecía estar de su parte, prestándole su poder, en una especie de conexión espiritual que parecía brotar desde su propio corazón. Ayame se giró para mirar al compañero, ese chico que le había ayudado. ¡También había conseguido de alguna forma invocar a un espíritu! Pero este era diferente, en lugar de tener detrás suyo a la criatura, lo que tenía sólo era una brillante corona sobre la cabeza, y un montón de pantallas holográficas que la mostraban... ¿a ella y al monstruo?

Ayame se giró hacia la criatura, levantó los brazos adoptando una postura de combate y empezó a calentar los músculos con pequeños saltitos, sin moverse del sitio, tal y como le habían enseñado se hacía en las artes marciales. "¡Vale! ¡Muy bien!" sonrió la chica. "¡No pienso morir a manos de... d-de lo que sea que seas, hadita! ¡Ni tampoco voy a dejar que le toques ni un pelo a ese chico! ¡Si es necesario, te reventaré a patadas y puñetaz-...!" ¡Pero espera! El chico parecía saber exactamente cuáles eran los puntos débiles de estas criaturas. ¡El poder del viento, el de las armas de fuego y el de la oscuridad! "¡Ostras! ¿En serio!" preguntó la chica, girando la cabeza hacia él esperando confirmación. "¡Vale! ¡Entonces, vamos allá!" exclamó con energía. "¡SUMIZOME! ¡Préstame tu magia!" al instante, en su mente apareció el nombre del hechizo de viento que necesitaban. "¡GARU!"

Tetsuya se recobró ligeramente de sus heridas, pero lejos de estar agradecido, parecía más bien preocupado.

No malgastes tus fuerzas en alguien como yo, por favor, quizá luego te haga falta curar a alguien más útil.

Con eso dicho, invocó nuevamente a Sigmar haciendo estallar la luz de su corazón. - ¡Acabemos con el hada que ya hemos golpeado!

Sigmar barre con su lanza a la pequeña hada que va volando por la zona, la cual ya estaba bastante malherida y acaba por sucumbir, transformándose en un montón de nada. La otra pequeña hada vuelve a repetir la jugada anterior y le lanza unas estacas de hielo a Tetsuya.

¡La Pixie A a pesar de no recibir muchos daños, cae al suelo! Parece la oportunidad perfecta para volver a atacar.

"¡Eeeey! ¡¡Funciona!!" exclamó la chica muy emocionada. "¡Muy bien visto, chico!" le felicitó girándose y felicitándole con el pulgar hacia arriba. "¡Se ha caído al suelo! ¡Jejeje! ¡MUAHAHAHA! ¡Voy a intentarlo con la otra de al lado!" y así, con mucho entusiasmo Ayame repitió la jugada, sin dejar de balancearse de un lado a otro en pequeños saltitos para mantener la postura marcial. "¡Sumizome! ¡Garu!"

Miré a Tetsuya algo confundida y, después, solté una risa cantarina.
- ¿Y a quien más puedo curar sino al chico que me está protegiendo? Vamos, no te despistes o esa hadita te pateará el trasero - bromeé intentando animarlo.

¡La Pixie B también cae al suelo, esta bastante maleherida! Con las dos en el suelo, parece ser la oportunidad de rematar a las dos.

Hiraki-san... - suspiró lleno de emoción. Pocas veces la gente le dedicaba tan tiernas palabras. - Tranquila, no voy a dejar que este hadita llegue hasta ti ¡la derrotaré antes!

Sigmar logra acabar con la pequeña hadita flotante. La gente del lugar queda bastante impresionada y se aparta, haciendo un pasillo por el que podéis pasar. Al avanzar por dicho pasillo, llegáis a una habitación mucho más grande...

Sonreí cuando vi a la chica hacer de las suyas con su Persona; Sumizome, empezar a hacer varios ataques de viento a las Pixies, provocando que acabaran debilitadas lo suficiente como para darnos una oportunidad de hacer un ataque conjunto. - ¡Es nuestra oportunidad, vamos! - Dije, pasando a ir hacia delante con la zapatilla, esperando que la chica hiciera lo mismo, y golpeando con la zapatilla a la Pixie más próxima, repetidamente intentando hacer que fuera derrotada de esa manera.

Si, no era lo mismo que usar una espada o algo así, pero la zapatilla era lo mejor que tenía ahora mismo para atacar con algo efectividad, y para mi sorpresa, logró ser derrotada las Pixies, quedando por fin a salvo... Solo que notaba a más gente o algo así. - Bueno, ¡batalla ganada! Uff... Toca ahora salir de aquí... Por cierto, me llamo Ryo Hayashi, encantado. - Dije, extendiendole mi mano a modo de presentación, pero sabía que pronto tendríamos que intentar salir de este lugar, no fuera a salir más de esas criaturas o Shadows... Desde luego, no ganabamos para sustos.

¡La estrategia del chico de la corona había sido magnífica! Ahora las dos hadas se habían caído al suelo... "¿¡Y ahora qué!?" preguntó Ayame al chaval en un grito con mucho entusiasmo. Le vio quitarse la zapatilla y correr directamente hacia los monstruitos, mientras la animaba a unirse a pegarle una paliza monumental a esos bichos con alas de libélula. ¡Aplastándolos con la zapatilla! Ayame no se hizo de rogar: se quitó su propio zapato, miró a las sombras con aires de superioridad y murmuró con frialdad...

"Te tomo la palabra, chico. Es hora de aplastar a las moscas..."

¡Y así, entre los dos les pegaron una paliza de aúpa con zapato y zapatilla! Las sombras se esfumaron en una espectacular explosión de sangre negra y humo negro. "¡Oh, maldita sea! ¡Tendríamos que haber posado épicamente después de vencerlas!" exclamó Ayame llevándose las manos a la cabeza. El chico entonces le dijo que deberían intentar salir de allí, no fuera a ser que aparecieran más criaturas... "Cierto cierto, tienes razón..." asintió la chica cruzándose de brazos en actitud asertiva. Entonces él se presentó, extendiéndole una mano que Ayame estrechó con quizás demasiado fuerza. "¡Encantada! ¡Yo soy Ayame Anemashi! ¡Y no tengo ni idea de dónde estamos ni qué está pasando pero me alegra mucho contar con tu ayuda! ¡Cuenta conmigo para protegerte de esas criaturas!"
 

La pequeña hada había desaparecido y con ella, el espíritu que el propio Tetsuya había invocado. - Vaya, parece que por fin soy capaz de hacer algo en la que no la lío estrepitosamente. - rió, quizá un poco demasiado, para acto seguido dirigir su mirada a la pelirrosa, con una elegante sonrisa.

No esperaba que recordaras mi nombre desde el año pasado, después de todo no suelo destacar en nada.

Le había gustado mucho que le hubiera llamado por su nombre ¡y no solo eso, si no que había usado un apelativo que denotaba amistad! Un bueno para nada como él no estaba acostumbrado a ser recordado, menos aún con cariño. - Bueno, ¿salimos de este extraño lugar Hiraki-san?

Con mis propios ojos vi como el haz azul y gélido, impacta en la supuesta hada, provocándole daño. No es nada gratificante ser la causante de hacer dolor, más no puedo quedarme de brazos cruzados. Y la sensación de que mi vida corre peligro, es latente. Casi visible. La otra criatura, más similar a un guerrero también ataca, derribando una de las hadas hasta que esta desaparece. - ¿La ha vencido? Nos están ayudando. - Musito intentando comprender la situación. Quiénes son esas criaturas escapa a mi comprensión. también los monstruos. Sin olvidar al caprichoso juez que quiso acabar con nosotros.

Nuevamente el guerrero ataca de nuevo, y después ocurre el joven coge mi mano. Asiento con la cabeza. - Sí, tenemos que sobrevivir. Te...tenemos que luchar. - Con las manos juntas, ambos cargamos contra el hada que resta. Y ésta cae también. Ahora quedamos los dos.

¿Lo conseguimos? ¡Sí, lo conseguimos! Estamos vivos. - Inconscientemente, de la alegría me abrazo al chico, el cuál no sé si nombre, pero después de lo vivido, es lo de menos. Juntos logramos salir airosos de una situación límite. -Oh, perdón. - Rápidamente me separo de él un poco avergonzada por ser tan intrusiva.

Ese juez...salió huyendo. ¿Y ahora? ¿Qué hacemos? - Mi pregunta se responde sola al ver un pasillo largo.