Partida Rol por web

Anemashi asintió vehementemente. "¡Sí, exacto! Yo... s-seguro que te parece un poco ridículo pero desde pequeña y no tan pequeña siempre me ha fascinado el mundo de los espíritus, y de la naturaleza y sentía que había algo ahí, como una conexión... Me hace bastante feliz ver que yo no estaba loca, y-y poder hablar de ello con alguien que pueda creerme." bajó la cabeza algo sonrojada, se podía notar que era un tema que de verdad era de alguna manera muy importante para Anemashi. "Q-quiero aprender más sobre los Persona y su mundo, ¿crees que habrá algún libro sobre el tema? O-o podría preguntarle a Erina-san..."

Umi-chan le sacó una sonrisa al recalcarle que les estaba yendo bien. Ayame repitió el gesto nervioso de hacer tirabuzones con su cabello. "La verdad es que sí... ¡Ni en mis sueños más locos me habría imaginado que podría ser una superheroína con vosotros! Es genial."

La noche cae, os sentís cansadas de haber estado luchando en la corte, por lo que os dirigís directamente a casa.

Las rojas son rojas, los pájaros cantan, llegáis al parque y no sé como rimarlo.

Nada mas llegar al parque por idea de Hotaru busque con la mirada el mejor lugar para tomar asiento, había grupos de niños así que el primer lugar que vi, los columpios, no era viable, después había varios bancos donde sentarse perfectamente pero en cuanto vi un árbol que proyectaba una sombra perfecta no dude ni por un segundo que debía sentarme allí y así se lo hice saber a Hotaru. Deje la mochila apoyada en el árbol y me senté cerca pero sin apoyarme en el árbol como si esperara que ella ocupara ese sitio.

- Todos los demás no dejan de hablar de todo el tema de los Personas y pelear y demás... Lo entiendo yo también estoy super emocionado somos como héroes, he jugado decenas de videojuegos y ahora soy como uno de esos personajes pero creo que también viene bien desconectar un poco y no se ¿disfrutar? ¿descansar?

Caminó nerviosa todo el trayecto, cruzando algunas palabras con el chico, pero demasiado atenta a no caerse o decir una tontería, aunque en cada esquina habían espíritus y uno de ellos logró asustarla y hacer que se estrellara contra el brazo de Saito justo antes de entrar en el parque, pero se disculpó e intento disimularlo, apenas mirándolo, con sus mejillas sonrojadas. Luego caminaron por el parque, Saito la guió hasta llegar al árbol y al ver que se sentaba a un costado, ella se sentó bajo el árbol, aunque siempre manteniendo mucho las formas, Hotaru era muy educada. 

 — la verdad... es que no me siento cómoda con ellos...  — luego de un largo rato de silencio, por fin se atreve a hablar, no tenía a otra persona para conversar  — siempre... quieren luchar y el hecho que las sombras sientan... yo... yo...  — sus ojos se llenan de lágrimas  — yo no puedo atacarlas, siento que les hago daño... o no lo sé... o los libero...  — mira su mano, estaba vendada del día anterior  — no me gusta pelear... nunca me ha gustado y creí que podría convencer a las criaturas... pero no todas escuchan o mejor dicho no escuchan mis palabras y no quiero mentirles...  — luego se dio cuenta de lo que estaba diciendo y se encogió de hombros.

 — lo... lo siento mucho... hablé mucho — se mordió el labio inferior mirando hacia otro lado  — pero... es lo que siento, sin embargo, le prometí algo a la señorita Akemi pero... creo que me supera...  — se abrazó así misma, creyendo que realmente no podía con aquella misión. 

Cuando casi estábamos en el parque note como Hotaru casi saltaba hacía mi hombro como si huyera de algo que había en un lado pero no había absolutamente nada ahí por lo en un principio tuve la intención de enarcar una ceja pero al darme cuenta de que se estaba muriendo de vergüenza me limite a sonreír poniendo durante a penas unos instantes mi mano sobre su cabeza.

Me estaba tentando mucho la idea de acostarme en la hierba y relajarme por completo pero creía que sería irrespetuoso por lo que me limite a mantenerme sentado con las piernas cruzadas aunque de vez en cuando me balanceaba de un lado a otro, se notaba que era alguien no muy acostumbrado a estar quieto en un sitio durante demasiado tiempo ¿o podía ser algo mas?

-Son buenos tipos todos... creo... Lillie es muy rarita -por alguna razón mi cara se pone completamente roja y un débil hilo de sangre sale de mi nariz aunque no tardo nada en mover la cabeza de un lado a otro y limpiarme la sangre- Y puede que Kuro también un poco pero si les das tiempo seguro que te acaban cayendo mejor, estoy seguro de ello. Respecto a las sombras, entiendo como te sientes pero piensas que pasara si no peleamos con ellas, no dudaran en acabar con todos nosotros y no solo nosotros si no también con el mundo entero -eso último lo dije mucho mas serio, claramente no tenía dudas sobre que estábamos haciendo lo correcto- Nosotros podemos tratar de convencer a algunas y si otras quieren huir dejarlas también, además no vamos por ahí acabando con absolutamente todas las que hay solo con las necesarias -me acerque un poco mas a ella y la abracé mientras ella se abrazaba a si misma- Se que eres mucho mas fuerte de lo que tu misma piensas pero si no quieres pelear esta bien... puedes dejármelo a mi. Voy a salvar el mundo y proteger a todos los demás, te lo prometo.

Como miraba al suelo,  y sus manos, no vio el hilo de sangre que cayó de la nariz de su compañero al pensar en la chica extraña, Lillie, con ella no había cruzado palabras, de hecho, no había cruzado palabras con casi todos los del grupo, así que quedó encogida, temblando cuando comienza a sollozar, más cuando él la abraza y le dice esas últimas palabras, Hotaru apoya su cabeza en el pecho de Saito y cuando logra calmarse se separa, pasando su mano por dejado de sus ojos, para secarse las lágrimas.

— me supera... todo esto...— hizo unos pucheros — eres muy valiente Saito, mucho... quieres ser el más fuerte, yo nunca he... sentido esa fuerza, por eso no creo... no creo... que yo pueda — lo quedó mirando  pero luego baja la mirada de nuevo — pero... quizás pueda mejorar, ser más fuerte o... algo así, pero no confío en los demás, no hablan, sólo quiero pelear y creo que es lo único que les importa, creo que si a alguno le pasa algo, no le importará, de hecho, Ayame salió lastimada una vez y Oniwa- san sólo quería seguir peleando, como si no le importara... lo que digo  es que me... me asusta que sean tan... tan belicosos, no me siento parte, pero tú y Ayame me agradan mucho, y no quisiera que algo malo les pasara — le sonríe de medio lado.

— ¿quieres... ir por helados?... yo invito — pregunta, en ese momento pasaba un señor con un carrito de helados, y podría ir a buscar uno para cada uno. 

Cuando se separara y se terminara de secar los ojos me podría encontrar enfrente suya apoyado sobre una de mis rodillas mirándola con esa sonrisa tan mía y unos ojos llenos de una extraña mezcla entre curiosidad, preocupación y calma.

- Que no la sientas no significa que no este ahí -me di un suave golpe en el pecho- Te digo lo mismo que cuando nos conocimos mantente cerca mía así puede que toda esta locura que emano se te pegue un poco... pero solo un poco que tampoco tienes porque parecerte demasiado a mi -reí por mi propia broma mientras me levantaba tomando mi mochila y le tendía una mano para ayudarla- Claro, nunca digo que no al azúcar. Sobretodo en compañía -empezamos a caminar hacía el señor que vendía helado y llame su atención para que no se alejara demasiado

Terminamos de comprar los helados, el mio era un cucurucho de doble bola, una de vainilla y otra de turrón con virutas de chocolate ambas- He pensado una cosa, que te parece si al menos al principio durante un poco de tiempo siempre que vayas a... "esos lugares" -era evidente a donde me refería- haces equipo con Ayame-chan y conmigo así seguro que te resulta mas fácil además cuando quieres evitar que alguien salga herido precisamente te mantienes cerca suya.

El helado de Hotaru era de fresa y con las mismas virutas de chocolate que el helado de Saito, y estaba más feliz que el rostro de la joven que estaba, pero las palabras del chico le agradaban, por lo menos le daban esperanzas, la chica bajó la mirada de nuevo, aún sintiendo el toque de Saito en su pecho para decirle que el valor estaba en ella.

— me parece una buena idea, Saito-senpai — por fin le sonríe con más alivio, volviendo al árbol donde estaban sentados y ella se puso en el mismo lugar donde se había sentado cuando llegaron — así me sentiré más segura si están ustedes, por lo menos que estés tú — sonríe más ampliamente cuando siente algo, una presencia, pero no le causa miedo y logra ver a un hombre al lado de su compañero, la chica observa sobre el hombro de Saito y luego su cara cambia a una expresión de tristeza, muy rápido. 

— Saito-senpai... ¿tú perdiste a tú papá? — le pregunta, el hombre se lo pedía de favor y ella no sabía cómo lo haría, si Saito la consideraba extraña o rara, la dejaría sola, y no quería, pero el hombre quería comunicarse. 

Estaba como muy concentrado en el helado poco a poco disfrutando de el con pequeños lametones y algún pequeño mordisco ocasional, le daba muchas vueltas todo el rato como si buscara el ángulo perfecto todo el rato.

- Si, hace ya varios años un accidente de tráfico -le dije como si no tuviera la mas mínima importancia, eso no quería decir que no le tuviera apreció a mi padre para mi el era lo mas grande que había tenido en la vida y mi referente total y absoluto pero ya lo tenía muy superado además el mismo me había enseñado que siempre debía continuar en la vida sin importar el bache que me encuentre- ¿Por que lo preguntas?

Entonces si, levante la mirada del helado con mucha curiosidad hacia los ojos de Hotaru.

La chica dejó de mirar sobre el hombro de Saito, y comenzó a morderse su labio inferior, intentando decidir qué hacer, pero ese era su deber, debía .

— si... si te digo algo... algo que va a sonar muy extraño... ¿me juras que no saldrás corriendo? — como todos, pensó encogiéndose de hombros — es que... es algo... que quizás te dé miedo o... o te agrade... no lo sé — levanto sus ojos azules hacían el chico — él me dice que ..."No hace falta que sonrías siempre, saca fuera todo eso que llevas dentro."— repite tal cual como el espíritu le decía, y ahí observa la reacción de Saito, aún muriendo de miedo de que la rechazara al saber lo que podía hacer  —  dice que lamenta no estar contigo... que si hubiera podido elegir, seguiría con ustedes... pero que no se ha ido, no del todo — ahí abre sus ojos y mueve la cabeza.

— Kitagawa-san... debe irse — ahora ella hablaba con el espíritu — es que si sigue en este mundo se  corromperá — le hablaba como si estuviera presente, de hecho lo estaba, solo que Saito no lo sabía — dice que esperaba poder hablarles, sobre todo a ti... pero debe partir señor — vuelve a decirle, aunque podría purificarlo con sus cánticos, y así permitirle seguir su camino— dice que está muy preocupado ti, qué teme que ocultes mucho tus emociones y que no estés desayunando en la mañana, dice que un vaso de leche no es desayuno— la chica se ríe y luego se sonroja mucho.

— Señor... ni el puedo decirle eso — seguía muy roja, hasta que asiente — es que dice que... que hacemos linda pareja... que qué... no seas bobo — lo dice ocultando su cara entre sus manos, — luego... puedo ayudarlo a cruzar — intentabko re 

Levante una ceja extrañado por sus palabras ¿porque iba a tomarla por rara o peor aún salir corriendo? Al contrario yo sería la última persona es hacer algo tan horrible.

- Claro que no voy a hacer pero... ¿que pasa? -seguía sin comprender que pasaba pero entonces dijo esas palabras, unas que revivieron recuerdos que no quería recordar, mis ojos se empezaron a abrir de par en par y mi sonrisa a desaparecer, nadie absolutamente nadie aparte de mi padre y yo sabía sobre la importancia de esas palabras para mi y en cambio ella acababa de recitarlas exactamente como el las dijo, ella seguía hablando... mi cabeza fue bajando y cada vez sujetaba con menos fuerza el helado, el flequillo cayo sobre mi cara tapando, por el ángulo desde el que ella miraba, mis ojos- ¿Como...? ¿Como sabes...? -no lo entendía, ¿que pasaba? además ella no me explicaba nada mis cabeza tuvo que procesar muchas cosas hasta que llego a una totalmente imposible conclusión pero solo existía esa- ¿Puedes ver a los fantasmas? -en ese momento se podía dar cuenta de que mi voz sonaba quebrada totalmente, seguía sin levantar la cabeza pero por una de mis mejillas caía una sola lagrima

— ay ay lo siento... lo siento mucho — Hotaru reacciona a lo que había dicho, había sido muy invasivo y debió preguntarle si quería escuchar a su papá antes, pero el espíritu había sido muy insistente y ella sintió mucho pesar por el pobre hombre, pero ahora parecía que había roto a Saito, suspiró y tomó su mano izquierda para intentarlo calmar.— no quería lastimarte... él insistió mucho y... y no pude decirle que no — se encogió de hombros. 

— sí— responde al fin a su pregunta — los veo desde pequeña... por eso uso esto — le saca de entre sus ropas un saquito de terciopelo rojo — es sal santificada, mi padre la prepara y me la da para que me proteja de los espíritus oscuros que me hacen daño — miro con cariño el saquito —  tu papá no es un espíritu retenido, pero se dio cuenta que estaba contigo y vino... soy como una luz en la oscuridad para los espíritus, por eso siempre me están siguiendo — suspiró y miró hacia otro lado, — él te está escuchando... quiere quedarse un poco más... yo... yo creo que me iré, Lamento haberte hecho sentir mal — ahora él podría sentir miedo de ella, como todos los que se enteran de su habilidad.

El Sol se pone, es hora de irse a casa antes de que vuestros padres se preocupen.

Sin moverme ni un solo ápice escucho lo que me contaba y pienso unos segundos, ¿como se traga que alguien pueda ver y hablar con los fantasmas? Pues de la misma manera que se traga el enfrentarse a sombras que alteran la personalidad de la gente y tratan de destruir el mundo.

- Papá, por favor... vete, descansa no quiero que tu alma se corrompa, por favor vete yo y mamá estaremos bien -según había dicho Hotaru podía escucharme así que le hable directamente, me limpie la cara y levante la cara, una leve sonrisa había en ella no era como todas las que había esbozado hasta ahora en absoluto pero algo era- Además no estoy solo, ahora me voy a ir con mi amiga -tomé la mano de Hotaru- y no nos sigas por favor. ¡Y deja de emparejarme con cualquier chica guapa! -grite antes de ponerme a andar tirando un poco de la chica- Es tarde ¿que te parece si te acompaño a casa ya?

Antes de irse, el padre de Saito sonríe y se despide de su hijo, obviamente sólo Hotaru pudo verlo y ella se despidió del espíritu con una sonrisa a pesar de que su compañero tiraba de ella para irse, a demás estaba muy roja porque Saito le había dicho que era guapa. 

— ya se fue, sólo vino a verte y recordarte eso... es un espíritu, no un fantasma como los que están en ese pasaje — le señaló el pasaje justo por el que estaban pasando, eran cosas que veía y esos espíritus de rostros blancos y ojeras marcadas de seguro eran espíritus de suicidas o personas con asuntos pendientes.

Ya iban caminando fuera del parque, Hotaru se mantuvo en silencio, un silencio inquietó por lo demás.

—Kitagawa. senpai... ¿puede guardarme el secretor por favor? es muy difícil explicar lo que puedo hacer y a muchos les da miedo... lamento si eso causé en usted... no quise lastimarlo... — no lo miraba, sus manos estaban delante de ella, y seguirían todo el trayecto juntos, dado que ella había accedido a que la llevase a casa donde Saito se daría cuenta que era una mansión tradicional japonesa. 

Un nuevo día amanece y decidís reuniros todos en el parque para empezar a organizar el Picnic, aunque parece que los que fueron al castillo siguen allí.

"¡Pero bueno! ¡Qué gente más fresca!" exclamó Ayame poniéndo los brazos en jarras. "¡Llegan tarde! Seguro que se han quedado dormidos!" aunque protestaba, Anemashi parecía de buen humor, sonreía e iba de aquí para allá ayudando a sus compañeros a montar el picnic y a traer las cosas. Colocó también unos banderines verdes que había comprado, a modo de decoración colgando de las ramas de los árboles. "Jejejeje... ¡va a quedar súperbonito!"

- Seguro que están cansados después de ir al castillo - sonreí mientras ayudaba a Ayame a decorar el lugar - pero si quieres puedo ser el doble de pesada que de costumbre para que no los eches tanto de menos - con mirada traviesa, coloqué ambas manos a la altura de mis hombros y moví los dedos de tal manera que era evidente que quería convertirla en la víctima de un ataque cosquillas.