Partida Rol por web

Detrás de una estatua de una flor gigante: El despacho.

- esto solo lo sabemos nosotras xD -

El profesor de historia entra al despacho de la directora sin llamar, está alterado, sudando y cansado. Tiene la túnica llena de sangre. Se quita el sudor de la frente mientras mira a la directora tomando aire, la cual está sentada en su despacho con una elegante pluma entre sus manos.

Mercedes... una chica de primero ha entrado... - sigue intentando respirar, no está acostumbrado a hacer ejercicio - al Bosque Prohibido... la ha mordido una arpía y se encuentra en la enfermería... con un diagnóstico bastante grave, creo...

¡¿Pero qué..?! Exclama dando un salto en su asiento cuando el profesor entra de golpe. No le ha dado tiempo ni ha echarle la bronca cuando le explica lo ocurrido.

¡¿Cómo ha podido ocurrir esto?! Vamos immediatamente a la enfermería. Se levanta tirando su pluma encima del escritorio y sale corriendo por la puerta con mucha preocupación.

Ve a la enfermería, voy al despacho de Clara a buscarla... la alumna herida es de su casa.

Sale detrás de la directora, pero nada más llegar al pasillo, Carlos Milán se dirige corriendo a la Clase de Transformaciones.

Las ganas de encontrar a tu hermana eran más fuertes que la tristeza de abandonar a tus padres adoptivos y a tus amigos. Cogiste de nuevo la carta y tras releerla seguiste las instrucciones que allí te indicaban.

Cita :
 

Al ser exactamente las 00.00 en el espejo que elegiste apareció la imagen de un gran despacho. Te sorprendiste un poco, pero ya te esperabas que pasara algo mágico. En él, apareció la imagen de una mujer, joven y con una tierna sonrisa en su rostro.

Soy Belinda Daza. Jefa de Hufflepuff. Adelante. Te estaba esperando. Te dijo sin dejar de sonreír y tendiéndote la mano que atravesaba el cristal.

Entras algo temerosa.

Vamos querida, no hay tiempo. Ella te guía hasta una silla, y te pone un extraño sombrero en la cabeza, que sin dudar exclama: ¡Hufflepuff! La mujer se sorprende pero te sonríe contenta. ¡Bienvenida a mi casa cariño, bienvenida a Hufflepuff! Después te quita el sombrero y te ayuda a levantarte. Después te guia a paso rápido. Bajas hasta el Hall y sales a los Jardines.

Tengo ganas de conocer a mí hermana y así que no tendré miedo. Al ver el espejo me asusto un poco, no puedo dudar ahora.

Me sobresalto un poco ante la rápidez de lo sucedido, ufff no se que ha pasado exactamente. Me doy un momento para centrarme y antes de darme cuenta se me ha presentado la señorita Belinda Daza, Jefa de Hufflepuff, me ha puesto un sombrero y me dice que soy una Hufflepuff. Levanto levemente mi vista, y veo su precioso despacho.

- Encantada de conocerla señorita Belinda Daza, mi nombre es Lara Urbieta. Veo que su gustó es expléndido, me recuerda al despacho de mi madre, es diseñadora de moda. - la sonrió ligera y alegremente. - Aunque usted es mucho más joven y hermosa - rio ligeramente.

- Estoy un poco sobresaltada podría explicarme un poco ¿qué es lo que acaba de ocurrir?

La profesora, que ya iba a salir, se gira, para sonreírte de nuevo.

Uy, querida, me vas a sacar los colores. Responde con sinceridad. Despues niega con la cabeza. Pues ya me gustaría, pero este no es mi despacho. Es el de la directora, y eres la primera alumna en verlo, deberías sentirte afortunada.

Despues su rostro se vuelve algo más serio, pero su mirada sigue siendo de ternura.

No hay tiempo de contarte nada, cielo, debes seguirme, tus compañeros pueden resolverte las dudas que tengas. Vamos. Responde mirándola a los ojos y saliendo por la puerta con paso firme.

- Está bien, señorita Belinda Daza. Me imagino que su despacho será tan bonito como los parajes de la naturaleza de mi tierra, estoy deseando verlo. Pero si ahora hay prisa la sigo, pero ¿a dónde me lleva?

Un hombre que estaba muy loco y que hablaba con muchas "rrrr" y con muchas "zzzz", había pasado a buscar a Pablo Sierra con un destartalado coche que surcaba los cielos a una velocidad de vértigo, además de ir haciendo giros y vueltas sin sentido aparente... solo porque el conductor se partía de la risa. Aunque todo se debía decir que a pesar de lo pequeño que era el coche por fuera, por dentro era de lujo puro.

El coche te deja justo enfrente de las puertas del colegio, después de haber tenido unas vistas impecables de éste.

- ¡Qué tengaz un buen currzo ezcolarr, chicoo! - y tal como aterró, despegó, y se fue por el cielo, perdiéndose en el horizonte.

Un poco mareado por el viaje, miras a lado y lado... alumnos pasan por tu lado empujándote y sin siquiera caer en que estabas allí, adentrándose en el castillo... y justo cuando ibas a seguirlo, una mano te coge del hombro y te obliga a girarte.

- Pablo Sierra, ¿verdad? Soy el profesor Carlos Milán, de historia. Me han mandado a llevarte al despacho de la directora para ponerte el Sombrero Seleccionador - una leve sonrisa aparece en su rostro al mirarlo a los ojos - Vamos.

Sin esperarlo, se adentra al castillo, los alumnos se apartan a su paso... y una pequeña minoría, con serpientes en su emblema de la túnica lo saludan al pasar y sonríen orgullosos, quizás de las reacciones de los demás. Después de pasar por varios pasillos, varias escaleras, y más pasillos, con todas las paredes cargadas de cuadros que se mueven... llegas a una estatua con forma de sirena peinándose, y una agradable sonrisa en su rostro.

- Pirulíe - dice en voz decidida... justo pronunciar esta palabra, la sirena mueve la cola y deja de peinarse para guiñar un ojo a Pablo Sierra y descubrir detrás de ella una puerta de madera. 

Al entrar en su interior, suben una escalera de caracol, no muy larga, y entran en un fantástico despacho.

- Siéntate - ordena el profesor, una vez Pablo está sentado, en alguno de los sofás, le pone a la cabeza un Sombrero gastado y feo... que antes de desaparecer encima de su cabeza, pudo ver como al Sombrero le aparecían unos ojos en forma de agujeros y una boca fina y medio sonriente.

No pasó mucho tiempo, quizás segundos, aunque para Pablo quizás fueron eternos... - ¡SLYTHERIN! - gritó. El profesor le retiró el sombrero de la cabeza, estaba sonriendo orgulloso.

- Bienvenido a mi casa, Pablo... Slytherin. Espero que no me decepciones - seguía sonriendo... cínicamente.

Un placer, profesor Milán. Se limitó a responder el chico cuando el profesor se presentó.

Acto seguido lo siguió al interior del castillo hasta pasar por la estatua de la sirena al interior del despacho. Cuando el sombrero seleccionador lo situó en Slytherin, la primera sensación de Pablo fue sorpresa más no tardó en percatarse de que daba el perfil de forma bastante clara.

Hasta el momento se había dejado conducir por el profesor de historia, y al parecer Jefe de la que sería su casa. Pero la reunión parecía haber concluido, y se sintió ligeramente desorientado en un castillo tan grande donde no conocía todavía a nadie.

Bien... señor Milán, ¿y ahora qué? Preguntó con extraña timidez.

Ahora te acompañaré a tu Sala Común. Se ha celebrado un funeral en honor a una de las alumnas, ayer entró al Bosque Prohibido... lo digo porque quizás los veas con caras largas.

Él, en cambio, no parece muy afectado.

Venga, vamos.

Se queda en la puerta, esperando al chico.

Satisfecho con la respuesta obtenida, Pablo se dirigió a la salida tras Carlos.