Buenas noches. Dijo sonriente Pablo para despedirse de Zaida y del profesor Carlos.
Tras esto, Pablo se incorporó de su asiento y comenzó a caminar hacia los dormitorios. Voy a cambiarme, que esta ropa ya roza el máximo de incomodidad... no tardo. Anunció sin dejar de andar.
Unos antes, otros después, todos acabáis rindiéndoos al sueño y volvéis a vuestros cuartos, con ganas de que este horrible día por fin acabe. Y así lo hace al fin. Los que decidieron tomar las pociones ofrecidas por el jefe de su respectiva casa, se levantan totalmente descansados y con un punto de vista quizá más optimista que el de ayer. Los que decidieron enfrentarse a las posibles pesadillas, no han disfrutado tanto de su sueño y no han descansado como les habría gustado... pero los rayos de sol que entran por la ventana, favorecen su humor para empezar este nuevo día.
Al bajar a la sala común, todos fijáis la vista en el panel informativo, descubriendo de nuevo el anuncio sobre las pruebas de quidditch. Recordáis entonces que hoy es jueves, y que después de las clases, algunos tenéis una cita con vuestro equipo. Y es que la vida sigue, apesar de los retratos que podéis encontrar colgados por la pared... retratos en blanco y negro de los fallecidos, en un marco negro con gemas incrustradas de los diferentes colores de vuestras casas.
Pasáos por la escena Horario para ver cuanto tiempo tenéis para desayunar e ir a clase.
Zaida entró en la Sala Común, recién duchada y con el uniforme y con los libros. Su mirada se paseó por la Sala común y al encontrarse con los cuadros de los fallecidos suspiró. Negó con la cabeza un momento y se dirigió hacia la puerta, inmersa en sus cosas.
Las pruebas de Quidditch...serán una buena distracción. Se sacudió un poco el pelo húmedo mientras salía por la puerta.
Natalia sale de la habitación y entra con su habitual elegancia a la sala común.
Observa a su alrededor. Todo caras largas. Se acerca hacia donde, al parecer, habían unos cuadros nuevos. Ningún cambio en su expresión. Ni le sonaban las caras. Pero bueno, toda pérdida en Slytherin era mala. Las pruebas de quidditch llaman también su atención. Chicos sudando la camiseta... Sin duda allí estaría ella.
Decide que aún era demasiado pronto para bajar a desayunar, por lo que se sienta en el sofá a esperar a alguien. Mejor bajar acompañada que sola. No tarda en subirsele encima su mascota, que con la misma elegancia que ella ronronea en su regazo mientras su dueña la acaricia.
'Restablecido' por completo y con los útiles para las clases de hoy, irrumpo en la Sala Común con aire serio y tranquilo. Saludando con un ademán a Natalia, la única que parece que hay por ahora en la habitación, desvío la mirada hacia el anuncio sobre las pruebas de quidditch
Después de lo de ayer, casi ni me acordaba de esto... en fín, ya que me apunté con tanto ímpetu no creo que fuera ético ahora el faltar a la cita.
Suspirando de forma algo cansada, evito en mirar de forma directa las imágenes de los fallecidos, bastante cercano es el recuerdo como para hurgar en él. Tras negar ante esta muestra de 'debilidad', vuelvo a mirar a Natalia
¿Vamos al comedor? ¿O esperas a alguien en concreto?
Maite aparece por la puerta que da a los dormitorios de las chicas estirándose. La camisa del uniforme se levanta varios centímetros dejando ver su plano vientre, pero parece que le da igual. Cuando ha terminado de estirarse bien, baja las escaleras aún sin mirar a nadie, bostezando y rascándose la nuca. Al llegar al pie de las escaleras ve a Emilio y a Natalia. Saluda con la mano.
Bueeeeeeeeeeeaaaaaaaaoooonos días. El bostezo ha interrumpido sus saludo, pero no parece que le importe. Su semblante despreocupado se vuelve serio unos segundos, y una chispa de tristeza brilla en sus oscuros ojos negros cuando se posan en los retratos de los fallecidos... pero enseguida aparta la mirada y la lleva al cartel de las pruebas de quidditch. Ni rastro de las emociones de antes.
¿Necesitáis un mapa? Comenta, entre divertida e irónica, poniéndose las manos en las caderas y mirándolos con la barbilla levantada y una media sonrisa en los labios que no llega hasta sus ojos.
Pues nos has pillado por los pelos, señorita madrugadora. Dice devolviendo la ironía y levantándose, para hacerle saber a Emilio que estaba lista. Sin embargo, antes de que salieran por la puerta, echa un vistazo al pasillo que lleva a las habitaciones masculinas. Parece que quería esperar hasta el último momento por si salía alguien.
Sin mostrar aparentemente cansancio por el madrugón, y con el pelo suelto todavía mojado por la ducha mañanera, Pablo salió de los dormitorios a la sala común de la casa.
Buenos días a todos. Dijo sonriendo con ánimo antes de percatarse de los carteles de quidditch y las fotos de los fallecidos.
Vaya, parece que nos tienen que recordar lo peorcito del día de ayer. Pensó con cierta amargura.
Salundando relajadamente a Maite cuando aparece por la Sala Común, a sus palabras con un tono pícaro
Tranquila, que no lo necesitamos... si fueramos tarde podríamos usar uno de 'esos' pasillos, ya sabes.
Asiento a Natalia y empiezo a caminar con la intención de marchar al comedor cuando aparece Pablo. Al chico mientras sigo caminando
Buenos días, chico... date prisa o te quedarás sin desayuno, jejeje.
Salgo en dirección al gran comedor.
Jeje... cierto. Respondió a Emilio. ¿Vamos? Preguntó directamente a Natalia, hacia quien dio un par de pasos mientras la miraba sonriente.
Espero a la contestación de Natalia, y bajo si ella lo dice hacia el gran comedor.
Natalia asiente con una sonrisa pícara y un guiño de ojo.
Sale de la Sala común seguida de Pablo y siguiendo a Emilio. No vuelve a mirar atrás como había hecho antes. Parece que ahora no espera a nadie más.
Maite sonríe tras el comentario de Emilio y se queda observando con los brazos en la cintura cómo desaparece por el retrato de la sala común.
También observa a Natalia y Pablo cuando lo siguen. Tras ellos, empieza a andar, después de soltar un divertido suspiro de resignación... Esto de las parejitas empieza a ponerme enferma...
Nico llega al hall aun con la ropa rasgada y sin mirar a su alrededor se sube a su habitacion, con intencion de arreglarse.
El prefecto de Slytherin entra a la Sala Común, al ver que Nicolás se dirige a la habitación de chicos, le llama la atención.
¡Nogueira! Sé que tienes las ganas de ducharte y tal, pero antes tienes que ir a la enfermería.
Se acerca hasta él y espera a que se mueva.
Al escuchar al prefecto se gira hacia el con desgana y se le queda mirando unos segundos.
Ya, voy... Contesta resignado y vuelve por el camino por el que había llegado hace unos segundos,dirección a la enfermería.