Al recibir la llave, subes a tu habitación para dejar tus pertenencias y poder dar el recorrido más libremente, aunque no puedes resistirte y dar un pequeño paseo por la habitación. No es muy grande pero es lo bastante acogedora como para pasar una cómoda estancia allí.
La habitación que se te ha asignado tiene una distribución sencilla, pero puedes sentir la comodidad en cada parte de las paredes.
La cama es individual y a su lado, tienes una pequeña mesa con dos sillas. Ideal para un juego de cartas o un rato de relajación.
El baño tiene una bañera con una hermosa cortina de color turquesa que la cubre, decoración de caracoles marinos y
algunas estrellas de mar.
Todo parece perfecto, pero hay un detalle que llama tu atención. Justo encima de la cama, puedes ver una lámpara bastante peculiar, donde las manos sujetan las dos bombillas y el rostro de esa extraña muñeca mira fijamente en dirección a la cama.
A pesar de la temática del ambiente, podía ser que lo hubieran tomado muy a pecho. Su ropa parecía un poco vieja y su figura no era tan trabajada como las muñecas de la exhibición. ¿Por qué estaría allí?
DÍA 0
Llegas a la habitación y no puedes dejar de prestarle atención a la lámpara de la muñeca. Realmente era terrible. ¿Cómo podría ser que alguien pensara que era una buena idea tenerla allí? Eso te desconcertaba y te parecía en parte ridículo.
Vas al baño para humedecerte la cara con un poco de agua y por el reflejo del espejo logras ver una figura. Es la joven que viste desde el autobús. Saltas pero no dices nada más. Ella parece alejarse, sin dejar de mirarte y va hacia la parte principal de la habitación. De repente, comienzas a escuchar el sonido de un reloj. Suavemente y mientras tratas de salir del baño, se va haciendo más intenso. Cada vez más fuerte, cada vez más ensordecedor, hasta que llegas a la joven y no puedes resistirlo. Tratas de cubrir tus oídos pero el sonido no se va. Sigue allí, taladrando tus tímpanos con gran intensidad. Caes al suelo de rodillas y tratas de abrir los ojos para ver a la joven. Sigues el recorrido de su figura hasta llegar a sus ojos. Cuando los alcanzas, el sonido de los relojes se apaga pero ves un extraño brillo en sus ojos. De su boca sale un - ¡Bú! - y tú gritas, te arrastras en el suelo como puedes, hasta que te tropiezas con la pared del baño y te pones de pie. Has quedado junto al espejo, el cual sientes que te está absorbiendo. Unas manos invisibles te llevan dentro de él. Pero no todo tú estás adentro. Una copia de tu figura está afuera y puedes ver cómo los ojos de la joven se tornan rojos. Sus uñas crecen al tamaño de una bestia demoníaca y atraviesa el corazón de tu otra figura.
Sientes el dolor en tu corazón y por más que gritas, nadie puede escucharte. Tus súplicas quedan en el vacío. Tu otro cuerpo cae y tú no puedes soportar más el dolor, hasta que caes también. Sabes que te quedarás encerrado y que ahora tu cuerpo ha muerto y te entregas a la desolación. No podrás librarte de ese hombre y la muñeca se quedará por siempre en la exhibición. En tu mente, escuchas la voz de la joven. Su voz era suave pero podías escuchar un eco oscuro que hacía pensar que dos personas hablaran por una sola garganta - Has muerto. Comprendes la muerte. Aunque nunca estuviste realmente vivo. Tu única motivación era hurtar lo ajeno, ahora será tu arma. Tu espada y escudo. Tal vez así vuelvas a vivir - la voz se apaga y con desesperación, abres los ojos pero te encuentras tendido en tu cama. Todo parece estar en orden. No tienes heridas de ningún tipo y sólo eres tú en tu cuerpo. Aunque no eres capaz de acercarte mucho al espejo. Nunca se sabe.
LADRÓN DE TUMBAS...
Durante la noche, podrás tomar el don de un muerto e intercambiarlo por el tuyo. No sabrás con antelación qué rol estás tomado. Debes hacer una tirada de 1D20 y si la superas, el intercambio es exitoso.
El recibir el golpe en el pecho, tu rol secundario te es revelado...
CONFUSIÓN...
Puedes imposibilitar a un personaje de usar su poder. Único uso.
A escondidas, la mañana anterior, fue donde aquel detective tan especial. Por alguna razón, le llamaba la atención aquel hombre... Sin querer, parte del alma de aquel hombre fue a parar a su cuerpo. No sabía bien qué había sucedido, pero sabía a la perfección que debía mantenerlo en secreto.
Tras ello, lo sacaron de allí, y lo llevaron donde estaba toda aquella gente. Ni tan siquiera podía imaginarse lo que había sucedido.
Tirada oculta
Motivo: Ladrón
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 19 (Exito)
Ladrón de tumbas en Kenneth
Tenías tres opciones para escoger en ese momento pero cada una era más difícil que la anterior. Conoces tu objetivo y sabes que debes tomar una posición para lograrlo. Tal vez, la de aquel hombre sea la mejor de las opciones, ya que había demostrado gran fuerza y un sentido implacable.
La decisión está tomada, así que, con cautela, te acercas al cuerpo de Kenneth. No sabías bien qué te encontrarías pero era el momento de tomar su poder. Tal vez, éste te serviría mejor a tus propósitos. No sabías muy bien qué hacer pero imitando el gesto de la joven, pones tu mano en su corazón y tratas de recordar lo que sentiste: angustia, desolación, muerte...
Comienzas a ver imágenes de sus recuerdos y ves a la misma joven que habías visto tú. Pronuncia unas palabras que no logras escuchar y ves a Kenneth llevando su mano a su corazón, cayendo de rodillas. De sus ojos y su boca sale brea y logras ver a través de sus ojos una casa de madera con muchas muñecas rotas, cada una con partes faltantes del cuerpo pero más importante, ves a aquellos que han caído, a los que encontraron muertos. Allí, absorbes el don de Kenneth.
MÉDIUM...
Serás el enlace entre vivos y muertos. Podrás estar entre los vivos y hablar con ellos, siendo su único vínculo con el mundo de los vivos...
Ahora, era Kenneth el ladrón y tú tenías un propósito, mas cuando llegaste al lugar, encontraste a alguien más. Alguien que parecía tener tu mismo propósito. ¿Qué habrá sucedido?
Estabas seguro de haber cumplido tu labor con Ian y te vas a dormir, un poco más tranquilo. Si era culpable, era muy seguro que las muertes se detuvieran.
La noche había llegado y decidiste, como muchos, pasarla allí junto con el grupo. A pesar de lo agotados que todos se encontraban por la sucesión de acontecimientos de estos días y la presión de los asesinatos, todos ultimaban detalles, algunos se disponían a hacer guardia pero no todos lo lograban. Poco a poco, se iban quedando dormidos y tú no eras la excepción, aunque una extraña sensación te invadió y no pudiste evitar comenzar a escuchar extraños sonidos. Una neblina que no habías notado los días anteriores rodeaba el lugar y pudiste ver una figura ponerse de pie. Era Lisseth, aquella joven francesa, la cual era bastante silenciosa, al menos lo había sido hasta ahora. Se dirige hacia la dormida Amanda y le da un toque en el hombro para despertarla, ésta se levanta sobresaltada y la mira, con un asentimiento de cabeza, las dos se alejan del grupo.
Parece que se dirigen a la habitación de Amanda y no puedes evitar el impulso de seguirlas. Te aseguras de no ser visto por nadie y tampoco por ellas cuando abres la puerta de la habitación donde ellas se encuentran lo suficiente para escuchar su conversación. La conversación ya había comenzado cuando llegaste pero puedes ver sorpresa en el rostro de Amanda y eso te inquieta un poco. Las últimas palabras de Lisseth las escuchas con bastante claridad y tus ojos se abren como platos al escucharlas - Tus servicios ya no me son útiles, ahora… descansa - las frías palabras salieron de la boca de Lisseth justo antes de apuñalar varias veces a Amanda en el pecho para después degollarla sin ningún miramiento.
Ahogas un grito y tu corazón se encoge. Ella era una de las pocas personas en las que confiabas y ahora, se había ido. No sabes por qué pero no pudiste hacer nada al respecto y te marchaste. Entraste en pánico y volviste a tu cama. Un extraño sopor te invadió al instante y antes que pudieras alertar a alguien o reflexionar qué hacer, te quedaste dormido.
Te sentías solo y abandonado en un lugar donde nadie podía comprenderte, aunque te fuiste a dormir con la esperanza que llegaría el nuevo día con grandes cosas para todos.
Estás quedándote dormido cuando sientes un fuerte mordisco en tu cuello, con una fuerza que parecía de una bestia más que de una persona. Tratas de luchar para salvarte pero no lo consigues y ahora, sentías múltiples arañetazos en tu torso, mientras sientes la vida escaparse por las heridas que borboteaban sangre.
Ahora, eras parte de esa casita donde tantos habías visto llegar y eras una de esas muñecas rotas, ahora sin ningún tipo de vínculo con el mundo de los vivos.