My mistake... creía que se me había recargado junto con la otra ^^
No, sólo se recarga la principal :P
En la mitad de la noche, comienzas a escuchar una melodía. No sabes muy bien de dónde viene pero por más que buscas por toda la habitación, no puedes encontrarla. Es una melodía tranquila y llamativa, así que te dejas guiar por ella y entre sueños, ella se mezcla como la partitura de los sucesos.
La paz que sientes se ve interrumpida por un terrible dolor en tu ojo derecho. Aunque te miras al espejo, no ves la diferencia pero el dolor que te embarga, hace que no puedas abrir los ojos. Pones tu mano, tratando de aguantar el dolor de la mejor manera, pero se hace más y más fuerte. Gritas pero el dolor no se va, hasta que sientes la cuenca vacía.
Tienes miedo de abrir los ojos por lo que puedas encontrar, pero lo haces después de un rato, aunque tienes visiones diferentes con tus dos ojos. Uno observa la habitación en la que te encuentras y el otro una habitación con decoración rosa y te ves sentada en una pequeña silla, con un pequeño comedor a un lado. Estabas en una pequeña cocina, mas no estabas sola. A tu lado, podías ver a otros huéspedes del hotel, mas su apariencia era la de una muñeca. Te sorprendes y te miras a ti misma, para encontrar que también eres una muñeca. Tus movimientos son un poco más rígidos, las articulaciones de tus muñecas se mueven, aunque tus dedos no lo hagan, tu cabeza se mueve de un lado al otro. Te habías convertido en la muñeca de aquella colección.
Después de pasar por esta extraña y amarga sensación, sientes que algo va mal con Lisseth. Tu ama estaba en peligro pero antes que pudieras hacer nada, sientes una gran sacudida en tu ser. Caes al suelo tambaleante y notar cómo el color de tu piel se torna grisáceo, justo como era antes de ella haberte devuelto la vida.
Tu alma por poco se separa de tu cuerpo, pues tu ama había sido atacada y lo sabías de alguna manera.
Te encontrabas descansando tranquilamente cuando una extraña sensación te invade, una sensación de peligro. Algo estaba por suceder y sabías que alguien iba a por Lisseth, podías sentirlo.
Trataste de buscar a Kenneth en la azotea pero al parecer, él ya había ido a buscarla cuando un terrible dolor invade tu corazón, mientras caes de rodillas y tratas de alcanzar a tu ama. Tu piel se va tornando gris y va perdiendo su brillo, comienza a marchitarse y tus órganos dejan de funcionar uno por uno. Tratas de respirar pero surge como un gemido agónico infructuoso y sientes cómo la unión que tu ama había logrado entre tu cuerpo y tu alma se desvanece. Volverías a esa casa de muñeca junto a tu ama y Kenneth, donde la única figura humana era Andy.
¿Mi afiliación con Lisseth sigue intacta? ¿Estoy obligado a resucitarla a ella en vez de mí? Si resucito, ¿mi condición me llevaría a querer que mi ama resucitara?
Sí, aún sigues ligada a Lisseth, pero nada te obliga a resucitarla a ella en vez de a ti. Y sí querrías que tu ama resucitara.
Motivo: egoísmo 1, ama 2
Tirada: 1d2
Resultado: 1
Juas, el dado quiere que me resucite yo xDD Por supuesto, no sé si al resucitarla a ella resucitamos sus sirvientes o no, ¿no?
Nop :P
Déjame termino con los posts y ya hago tu instantánea resurrección XD
Epaaa! Si estoy a tiempo de cambiar resucítala a ella y a mí que me den (no suelo hacer cosas así y no sé ni por qué las hago O.o) No sé, sería hipócrita que mi personaje se resucite y llore para que resuciten a otro. Está bien cambiar, porque hasta ahora nunca he hecho nada que no fuera egoísta para mí ^^
P.D: Perdón por los cambios bipolares de opinión.
Con bipolaridad y todo, sólo puedes ser egoísta y resucitarte a ti misma XD
Jajajaja, mi ego vuelve a ser feliz... aunque para una vez que intento ser buena gente y no pensar en mí no puedo xDDDD
P.D: En el fondo me gusta que sea así, me gusta más vivir ^^
¿Entonces te revivo ya? XD
Si solo puedo resucitarme a mí misma y no a Lisseth, sí, para qué alargar la agonía xDDD
Aunque tenías sentimientos encontrados y una parte de ti no quería dejar allí a Lisseth, sabías que tu misión estaba allá arriba, con los vivos. Por esta razón, introduces la pastilla que daba la vida en tu boca antes de morir y te aseguras de dejarla en tu organismo. Al menos así, podrías salvar tu vida y regresar para hacer lo correcto.
Abandonas ese lugar y tu cuerpo convulsiona, luchando por vivir por regresar. Notas cómo tus tejidos cobran vida y cómo tus músculos van tomando forma saludable otra vez. Poco a poco, vas perdiendo esa forma cadavérica y regresas a la normalidad. Te miras en el espejo de la habitación y te encuentras bien, saludable. Sales al encuentro de los otros momentos después.
Esta vez no querías permanecer sola, pues conservabas la esperanza que la compañía de los otros te libraría de la muerte, pero no es eso lo que sucede.
Te quedas dormida, a pesar de la resistencia que el espacio opone a ello, además de la incomodidad natural que podían sentir y del temor de morir por tercera vez en ese museo maldito.
En la mitad de la noche, escuchas pasos y sientes temor pero antes de que puedas reaccionar, sientes un cuchillo que atraviesa tu cuello desde atrás. Como si de una lengua metálica se tratara, atraviesa tu rostro y mientras pierdes la conciencia rápidamente, ves tu propia sangre gotear, sintiendo un pequeño charco de sangre que baña tus muslos. Apenas sientes que el cuchillo es retirado, caes por el peso de tu propio cuerpo y al tocar tu cabeza el suelo, abres los ojos súbitamente para darte cuenta que te encuentras de nuevo en la casa de madera, donde sólo la figura de Andy es humana.