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HLdCn: El Legado de Caín - Oldland : Diarios Perdidos – I

Un Alto en el Camino

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14/03/2016, 12:22
Director

 


Durante tus últimos segundos la vida parece escaparse de tu cuerpo, como si fuera un líquido espeso en un vaso volcado por un descuido del destino. Ahora es demasiado tarde para preguntarse por qué tú, por qué allí, o para arrepentirse de los pasos que te llevaron hasta Oldland. Ahora sólo queda lugar para el silencio.

O quizá no. Ante tus ojos una nueva realidad parece abrirse. Estás solo y al mismo tiempo completo. Tu cuerpo no siente las marcas del dolor, ni sangra, y tus hombros están tan ligeros que parece como si en vida nunca hubieras portado ninguna carga.

El aroma es un punto medio entre lo dulce y lo ácido, entre lo sabroso y lo desagradable, como un plato cocinado por alguien que una vez tuvo lengua, pero la perdió hace mucho. De fondo se oye el tenue murmullo de las olas, pero al llevar la vista alrededor no puedes ver más que bosque. Está en penumbra y una niebla densa lo cubre, pero tu vista es suficiente para diferenciar los árboles retorcidos en formas imposibles y el camino sobre el que te encuentras.

Apenas llevas ahí unos segundos cuando sientes el frío. De alguna forma sabes que no se trata de falta de abrigo, sino del manto con el que la muerte ha decidido cubrirte. Tus brazos tiemblan, y al rodearte con ellos te das cuenta de que hay algo que te falta: tu latido. Tu corazón se ha detenido, y esa certeza es dura, impasible y desgarradora.

Sin embargo hay esperanza. En un punto entre los árboles separado del camino puedes ver un punto de luz en la distancia. Fuego. La necesidad de quitarte de encima ese frío es tan grande que sólo puedes empezar a caminar hacia allí de forma errática, trastabillando y tropezando en más de una ocasión. A tus lados los troncos se levantan amenazantes, y en el suelo la vegetación y el follaje son tan densos que sólo la determinación evita que flaquees.

Para cuando te acercas lo suficiente puedes ver que no estás solo. Una mujer con capucha y ropas de viajera te da la espalda. Está sentada con las piernas cruzadas y las rodillas a escasos centímetros del suelo, y a su lado un bastón descansa en el suelo. No sabrías decir si es que te ha oído o siempre ha sabido que estabas ahí, pero en cuanto pones un pie cerca de la fogata ella hace un gesto, invitándote a sentarte.

—Poneos cómodos —te dice con una voz de tono grave que parece crepitar al mismo ritmo que el fuego—. Esto puede hacerse eterno.

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14/03/2016, 20:15
02 Expulsado - Roy Tucker

Roy abrió los ojos con esfuerzo y desorientado. No sabía dónde se encontraba y poco a poco los recuerdos fueron llegando a él. Pese a no sentir ningún tipo de dolor físico, sus manos fueron recorriendo su cuerpo allí dónde había recibido los golpes, cortes y mordiscos. Podía recordarlos todos ellos, pero lo que más dolía era ver a Lidia y a Katie en el suelo, indefensas. Se sorprendió al no encontrar rastro de aquellas heridas. Por un instante llegó a pensar que tal vez no había pasado y que todo ese dolor, ese sufrimiento, esa angustia de ver como mataban a Lidia y a Katie delante de él había sido solo la peor de las pesadillas.

Sin embargo, al mirar alrededor y no encontrar al panda, aquella esperanza se desvaneció y se fue sustituyendo por una sensación de angustia. ¡LIDIA! Gritó, todo lo fuerte que le permitían sus pulmones. ¡Katie! Volvió a gritar, con desesperación. La respiración se le agitó y su mirada recorrió aquel tétrico lugar en busca de algún indicio de su presencia, pero nada.

Aquella respiración se fue volviendo en sollozo a medida que se daba cuenta de que se habían ido para siempre. Las rodillas empezaron a fallar y fue entonces cuando fue consciente de que algo había dejado de funcionar. Su corazón. No podía sentir el latido de su pecho. No había vida en él.

De pronto, empezó a ser consciente del frío y de la soledad que inundaba aquel lugar. Sus ojos, anegados en lágrimas, buscaron algún tipo de refugio cercano donde poder abandonarse, pro en vez de eso encontraron aquella luz. Dudó un instante, instante en el que volvió a mirar a su alrededor en busca de aquella pequeña figura blanca y negra, pero por mucho que esperó nadie apareció.

Su pecho, aunque hubiese dejado de latir, ejercía una presión que empezaba a volverse insoportable por el dolor de aquella pérdida y, finalmente, sus pies empezaron a guiarlo en pos de aquella luz donde Roy esperaba encontrar respuestas, ya que sabía que jamás encontraría el consuelo.

Al llegar allí miró la fogata con ojos vacíos y posó su vista en el bastón antes de fijarse en aquella figura, que le invitaba a sentarse. Se quedó unos instantes de pie, preguntándose por qué debía moverse hasta allí, preguntándose si merecía la pena el esfuerzo. No le quedaba nada. Había muerto y Lidia y katie habían muerto con él. No había nada por lo que luchar. sin embargo, aquel frío acabó por convencerlo y se dejó en la hoguera, justo en el otro extremo en el que se encontraba la figura.

Sus ojos se clavaron en las llamas sin posarse en los de su acompaante. No importaba quien fuese. Se quedaría allí hasta que el Cielo o el Infierno reclamasen su alma, o para toda la eternidad. Que más daba. Los ojos de Roy se perdieron en las llamas y se dejó llevar por aquella imagen, abandonándose a ella. Pensar resultaba demasiado doloros.

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14/03/2016, 22:33
Olenna D

Desde su posición sentada cerca de la hoguera Olenna escucha la llamada del recién fallecido buscando a su panda. Parece angustiado, casi desesperado. No tiene muy claro por qué dice dos nombres distintos, pero es lo de menos. Oye también los sollozos y emite un suspiro. Aún por encima de cobarde, llorón.

No se mueve mientras el hombre se acerca, y al sentirle ya a sólo unos pasos de la hoguera le invita a sentarse. Sin embargo la actitud del recién llegado es totalmente ausente, nada propia de un hijo de Eve.

—Tu panda está bien —le dice con tono un poco seco—. O todo lo bien que se puede estar estando muerta. Si tú has venido, él está aquí. Se habrá entretenido con cualquier tontería.

Después de eso calla durante varios segundos, como si guardase un póstumo minuto de silencio. Es un silencio pesado y denso. No va a endulzar a alguien como él lo que le ha pasado, ni tampoco espera consolarle. De modo que le da el tiempo para asumir que, le guste o no, está muerto.

—¿Llegaste a ver algo? —pregunta de manera directa y sin rodeos una vez que considera que ha llegado el momento de seguir hablando.

Notas de juego

Roy, en principio se supone que armas, animales y demás llegan con la gente, estás de suerte. :)

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14/03/2016, 22:43
02 Expulsado - Roy Tucker

Tras escuchar esas palabras el hombre mira con sorpresa a la joven que le habla y, tras asimilar lo que ha dicho, se levanta de la hoguera para buscar al panda. Si lo que decía la chica era verdad podría haberse perdido en aquel lugar. La encontró agazapada y asustada en una esquina, pero al verlo corrió hacia él y Roy se agachó para acariciar su duro pelaje una vez más. Pensé que te había perdido para siempre pequeña. Le dijo. Lo siento. Lo siento mucho. No pude mantener la promesa que le hice a mamá. Quiso decirle que todo iba a ir bien, que no iba a pasar nada, pero sabía que era en vano. Lo malo ya había pasado y él no había podido hacer otra cosa más que ver como morían ambos.

Al de un rato volvió con una expresión completamente diferente. La sensación de pérdida había desaparecido y, en su lugar, la rabia se apoderado de sus ojos. Volvió a sentarse en el sitio de antes, esta vez con el panda a su lado. El animal estaba visiblemente traumatizado y mantenía el contacto en todo momento con Roy. Miraba alrededor continuamente, temeroso, con miedo a que volviesen a aparecer aquellos atacantes.

No, no vimos nada. Dijo, negando con la cabeza. Ojalá pudiera darte sus nombres, ojalá conociese solo de ellos, podría acabar con él. Siguió. Miró al panda una vez antes de seguir. Vinieron cuando estábamos dormidos y nos atacaron a traición. No pudimos ver quienes eran, solo sé que disfrutaron con ello.

Miró a aquella chica, era evidente que no le agradaba. Daba igual, no había ido allí para agradar a nadie. Si ella pretendía juzgarle sin conocerle, allá ella. ¿También fueron a por ti? Le preguntó. Eso explicaría la presencia de la chica en aquel lugar.

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14/03/2016, 23:03
Olenna D

En cuanto el hombre se levanta Olenna emite un suspiro. Aquel tipo era mucho más protector de lo que ella podría esperar de cualquiera y eso le hacía, en cierta forma, un coñazo. Desde su posición escucha de manera inevitable las palabras que el hombre cruza con la criatura, y algunas de ellas llaman su atención.

Para cuando él vuelve la cabeza de Olenna está ladeada, mostrando un interés que antes no poseía. Su ceño se ha fruncido un poco, y en sus ojos puede verse la curiosidad. Guarda algunos segundos más de silencio, evaluando de nuevo al tipo, y esa expresión se acentúa más cuando habla de acabar con alguien.

A su pregunta simplemente niega con la cabeza y con un movimiento ágil, como el de un animal, se coloca a su lado. Sin decir nada trata de tomar su mano y ponérsela en su pecho para que sienta su latido. Sus gestos son hoscos y nada sexuales: es evidente que sus intenciones nada tienen que ver con las del contacto físico.

Algunas de las palabras del hombre aún revolotean en su cabeza, y acaba por hacer un gesto, negando, un instante más tarde.

—Lo que está muerto no puede matar —asegura con convicción, sin plantearse que otra cosa pueda ser cierta. Después vuelve a su asiento y hace un gesto con la cabeza.

—Vuestra promesa —enuncia sin llegar a formular una oración completa. Es evidente en el tono de su voz que busca saciar su curiosidad, no hacer una exigencia.

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14/03/2016, 23:12
02 Expulsado - Roy Tucker

El repentino cambio de actitud sorprende al hombre y lo muestra en su rostro, pero no llega a decir nada. El contacto con su mano y su pecho turba un poco a Roy y consigue que el panda deje de investigar las sombras para mirar con curiosidad aquel gesto, visiblemente sorprendida de que alguien que no sea ella le toque. Sin embargo, el hombre pronto descubre la razón de aquel gesto. El corazón de la chica, a diferencia del de los suyos, late. Y los vivos no pueden ver a los muertos. Argumenta, encogiéndose de hombros.

Cuando pronuncia las últimas dos palabras el semblante de Roy se ensombrece y mira a la joven primero y al panda después. Supongo que ya da igual. Dice, mientras, disimuladamente acaricia la cabeza del panda y acaba por taparle los oídos.

Fue una promesa que hice hace ya muchos años. Empezó. Jamás había hablado de aquello en voz alta con nadie. En aquel entonces vivía con Brenda, mi compañera. Siempre hemos estado juntos, desde pequeños. Nos protegíamos el uno al otro. Ella era realmente poderosa. Podía literalmente arrancarte el alma del cuerpo. Daba miedo cuando lo hacía. Sin embargo, en su tono no había ni un atisbo de miedo, sino una profunda nostalgia.

Un día se quedó embarazada. Sabíamos que algo iba muy mal, pero ella decidió seguir adelante. El tono se volvió mucho más oscuro y apretó con un poco más de fuerza los oídos del panda. El bebé nació débil y deforme, no iba a sobrevivir ni un día. Tenía cuernos en la cabeza, los hombros, codos, rodillas... Desgarraron el frágil cuerpo de Brenda por dentro y, pese a todo, ella le sonreía a aquella criatura que le arrebataba la vida.

La mandíbula del hombre se apretó. Me hizo prometer que cuidaría de Linda. No lo vi venir. Ella arrancó el alma de Linda de su cuerpo y lo introdujo en el de Katie, una cría de panda que estaba entrenando y cuidando. Murió por las heridas y el esfuerzo, dejándome solo con la promesa de cuidar a su hija.

Miró al panda. Katie permite que Linda sea la que controle el cuerpo la mayoría de las veces, solo toma el control cuando hay que pelear. Por eso mi relación con ellas parece tan extraña para un Eve. Destapó los oídos del animal y le dio un beso en la cabeza. He incumplido la promesa. No fui capaz de protegerlas y por mi culpa ahora estamos muertos. Tras esas palabras se quedó en silencio mirando fíjamente a la chica. Únicamente el crepitar del fuego y su respiración rompían el silencio.

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15/03/2016, 00:51
Olenna D

Olenna se encoge de hombros en respuesta a las primeras palabras del hombre, sin llegar a darles más contestación que esa. Además, no va a enturbiar un silencio que precede a una historia con explicaciones que él no entendería. Sus ojos se desvían hacia las manos del hombre cuando tapa los oídos al animal, y en el momento en que lo hace el interés de Olenna vuelve a crecer.

En cuanto comienza a hablar el silencio de ella cambia, pasando de expectante a respetuoso. Poco a poco escucha su historia sin moverse lo más mínimo. En sus gestos es evidente que se siente más cómoda allí que con los demás, probablemente por ser dueña de ese lugar sin nombre. Y sobre todo por no sentirse encerrada.

El rostro de Olenna no oculta las cosas que piensa conforme el otro habla. Lo del bebé débil y deforme es evidente que no le gusta nada, y la convicción de que alguien tan poco apto no debería servir más que de alimento se hace patente en sus ojos. Sin embargo no dice nada al respecto, dejando que el hombre continúe. Y cuando llega al final lo mira de una forma diferente. Puede que sea un cobarde, pero al menos es uno con principios.

—Sí, es tu culpa —le dice sin cortarse un pelo, aunque un instante su mirada se endurece—. Pero es más culpa de los que las mataron.

Nunca se le ha dado bien consolar a la gente. O, más bien, nunca ha puesto demasiado empeño en ello. La verdad siempre era mejor que cualquier otra cosa y los débiles tenían que aprender a ser fuertes para sobrevivir. Sin embargo ese hombre ya está muerto.

—El tiempo mata a todos —expone con brusquedad, como si eso de verdad fuera algún tipo de consuelo. Y sin pensar mucho en lo que su interlocutor pueda sentir por su pregunta, su lengua se desenreda para plantear una cuestión que ahora le causa curiosidad.

—¿Cual vio cómo te abrían en canal?

Sin embargo antes de esperar su respuesta el rostro de Olenna volvió a cambiar al darse cuenta de algo.

—Dijiste «nos atacaron» —le recordó—. ¿Cuántos?

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15/03/2016, 01:17
02 Expulsado - Roy Tucker

Las palabras de la joven eran carentes de tacto por completo y, aunque le dolieron, no dio muestra de ello. Estaba demasiado acostumbrado a aquellos comentarios. Él sabía lo que podía hacer y ya lo había probado innumerables veces. No sentía la necesidad de aprobación de nadie. Si ella quería pensar mal de él y de su hija, adelante, estaba en su derecho.

Lo vieron las dos. Admitió el hombre con cierto desagrado. No entendía la razón de aquella pregunta más allá del morbo. Pero en ese momento era Katie la que intentaba protegerme, si es lo que querías preguntar. Sabía que no.

No lo sé, la verdad. Pero creo que fueron más de uno. Dijo, sin estar del todo seguro. No llegué a ver demasiado. Podrían haber sido 20 o uno muy veloz. No pude verlo.

Después de eso se calló, acariciando el pelo del animal y mirando una vez más al fuego. Tienes que acabar con ellos. Haz que paguen.

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15/03/2016, 01:34
Olenna D

En cuanto Olenna escucha la respuesta del hombre sus ojos se desvían un instante hacia el animal, y por un instante una pizca de lástima se dibuja en sus ojos. Sin embargo esta dura sólo unos segundos, y cuando vuelve a buscar las pupilas de su interlocutor su voz suena de nuevo directa y clara.

—Yo cuento al menos tres —dice con seguridad—. Las marcas de tu cuerpo son por lo menos de dos. Otro tuvo que encargarse de ellas mientras tanto o habrían llegado hasta ti.

Después de decir eso se queda de nuevo en silencio, con el calor de una promesa en la punta de la lengua. Sin embargo no llega a pronunciarla, pues sabe que después de comprometerse a algo así no hay marcha atrás, como también sabe que si le dieran la posibilidad de huir y dejar todo eso atrás la tomaría sin dudar. Aún así asiente con la cabeza con solemnidad.

—No moriré por ti —le dice entonces con claridad—. Pero si descubro quiénes son, sea aquí o fuera, morirán. Te los traeré para que puedas ajustar cuentas. —En ese instante hace una pausa, dispuesta a aclarar que no se trata de un favor para él—. Pero no por ti —dice antes de hacer un gesto con la barbilla hacia el panda—. Por ella.

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15/03/2016, 02:01
02 Expulsado - Roy Tucker

Asintió a sus palabras, complacido. No podía esperar más de una desconocida, mucho menos de alguien tan insensible como ella. Cuando añadió lo último se encogió de hombros. Hazlo por lo que prefieras, pero que esos asesinos paguen por lo que han hecho. Si estuviera allí lo haría yo mismo. El brillo en sus ojos al decir aquellas palabras parecía indicar que no mentía. La ira había invadido su cuerpo al recuperar a Linda y a Katie, aunque fuese en muerte.

Voy a contarte todo lo que sé para que puedas hacerlo con mayor facilidad. He decidido confiar en ti. Le dijo. La determinación podía empezar a verse en su rostro mientras adquiría una postura más estirada y meditabunda, pero siempre con las manos tocando al panda. Cuando llegamos encontré a una persona. Sabía que podía confiar, puesto que sus intenciones eran puras, como las mías. No me preguntes la razón, pero lo sabía, al igual que sé que estoy muerto. Algo ocurrió, no sé muy bien el que, pero algo dentro de nosotros se abrió y pudimos hablar e interactuar, como estando en dos sitios a la vez. La miró. Como tú, supongo.

Cerró el puño. Pero eso no es todo. Pude haberme vengado. Pude haber matado a alguien para vengar la muerte de Linda. Desconocía la identidad de los asesinos, así que no lo hice. Por su tono podía verse que aún dudaba de si había sido una buena idea.

Por último... Algo ocurrió cuando murió aquel tipo. Con todo lo que había pasado se había olvidado de él. Miró alrededor buscándole, pero no le encontró, así que frunció el ceño, extrañado. De alguna forma comprendí que podía ir más allá. Podía manipular la mente de alguien y direccionar su odio hacia alguien a la hora de hacer justicia siempre que yo quisiera. No sé la razón, pero creo que tiene que ver con aquella runa del suelo, ocurrió al iluminarse.

Era consciente de que seguramente no haber matado a alguien no sería del agrado de la grovhen y, probablemente, tampoco lo de controlar la decisión de alguien, pero daba igual. Cuanto más supiese de aquel sitio, más posibilidades tendría de vengarse.

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15/03/2016, 03:47
Olenna D

Olenna escucha una vez más las palabras del hombre. Saciada la curiosidad de ella, ahora en él podía ver poco más que desesperación e ira. Sigue poniendo atención a lo que dice después, y le dedica una mirada con cierto aire de escepticismo cuando dice haber decidido confiar en ella. Cuando se explica asiente al principio, aunque no tarda en negar con la cabeza.

—No estoy en dos sitios a la vez —asegura, hablando lentamente pero haciéndolo como si el hombre hubiera dicho algo absurdo. Quizá la muerte le había afectado—. Eso no se puede. Estoy con los demás. Tú estás en mi cabeza —explica de manera escueta. No llega a preguntar quién es esa persona en la que se supone que puede confiar. Si el tipo quiere decirlo, bienvenido sea.

Posteriormente escucha lo siguiente, lo de la venganza, y lo de la luz.

—Era tu nombre —deduce en voz baja, y no hace más comentarios al respecto. Sin embargo no tarda en rescatar lo otro que ha dicho, lo de que pudo haber matado a alguien, y al pensar en ello una media sonrisa se dibuja en su rostro, como si algo de lo que había dicho le hiciera gracia.

—Lo que está muerto no puede matar —repite entonces con un brillo satisfecho en la mirada, explicando lo que para ella parecía una broma.

—No preguntaste —dice luego como quien señala algo evidente—. No sabes si yo sé nombres.

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15/03/2016, 11:01
02 Expulsado - Roy Tucker

Roy asintió. Él también se había fijado en los tres caracteres de la runa que se había iluminado. Puede ser. Dijo, a modo de respuesta, encogiéndose de hombros.

Tras sus últimas palabras frunció el ceño y la miró directamente a los ojos. En sus ojos se podía ver un ansia de venganza renovada. ¿Conoces un nombre? ¿Sabes quién nos hizo so? Preguntó, con urgencia. Dame el nombre y te demostraré que lo que está muerto sí que puede matar. La retó con la mirada mientras decía aquellas palabras.

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15/03/2016, 13:08
Olenna D

Los segundos siguientes a las dos primeras palabras del hombre ella los pasa con los ojos cerrados y en silencio. Es un silencio tranquilo, aunque puede verse en su piel un deje de la tensión del otro lado. Sin embargo al recibir posteriormente el tono y las preguntas de su interlocutor vuelve a abrirlos despacio, con la sombra de la sombra de una sonrisa en el rostro.

—Mis sospechas son más certeras que mis nombres —dice—, porque no sé cómo se llaman la mayoría. Ni tú —asegura con naturalidad, como si no saber el nombre de un hombre muerto en su cabeza no fuese nada del otro mundo. Luego vuelve a hablar, y decide hacerlo con sinceridad—. Y no tengo certezas, pero no suelo equivocarme con quienes desean la muerte.

Dicho eso hace una pausa, y sin pararse a valorar demasiado sus siguientes palabras enuncia con claridad.

—El Grovehn joven y suicida y la Eve protectora.

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15/03/2016, 13:23
02 Expulsado - Roy Tucker

Una sonrisa cansada se formó en el rostro del hombre cuando le preguntó por su nombre de aquella forma tan peculiar. Roy. Me llamo Roy Tucker. Ella es Linda Astor. A cualquier otra persona le habría dicho que era un placer por pura educación, pero sospechaba que a aquella muchacha no le importaría lo más mínimo aquel trato de respeto.

Asintió, mientras apretó el gesto cuando le dio aquellos nombres. Creía saber a quien se refería, pero no estaba del todo seguro. ¿Te refieres al Grovehn de las cartas? ¿El rubio? Le preguntó, para asegurarse. ¿Y a la pelirroja? ¿La que lleva un lobo por compañero?

Lo cierto era que no era los nombres que había esperado, pero había decidido confiar en ella. Solo espero que no sea demasiado tarde...Murmuró.

¿Por qué sospechas de ellos? Quiso saber, mirándola con curiosidad. Detrás de esa sonrisa se escondía una mujer observadora, quería saber sus motivos para sospechar. ¿Y qué está pasando allí, entre los vivos?

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15/03/2016, 13:33
Olenna D

Al escuchar el nombre de su interlocutor Olenna le mira fijamente, como encajando esas sílabas en su rostro.

—Olenna —enuncia en voz baja, como si al hacerlo saldase una deuda que se había establecido en el mismo momento en que él había hablado. Entonces se queda un instante callada de nuevo.

—No tenéis el mismo apellido —dice. Y aunque no es más que una afirmación en sus ojos se puede ver la pregunta subyacente.

La mujer asiente dos veces y ambas con la misma convicción. La primera es cuando dice lo del chico de las cartas, y la segunda cuando usa la palabra «lobo». Y luego se le queda mirando durante unos segundos cuando dice que podría ser demasiado tarde, si entender nada de cómo funciona la venganza que el hombre planea.

Acto seguido llegan las preguntas. Primero ella da la respuesta breve, la que para ella es real. —Sus ojos están manchados— dice, y no tarda en exponer la explicación larga. Casi parece como si al escuchar a otros hablar primero se quedase con las sensaciones, y sólo después buscase de dónde vienen.

—Él está intentando guiarnos a todos y saber quién sabe algo, pero dice que tenemos que desconfiar de cualquiera. Se lo dice a la niña también —enuncia con tono hosco—. Ella dice que a lo mejor lo tuyo no tiene que ver con lo que está pasando —expone antes de hacer una pausa y mirarle a los ojos fijamente. Sigue hablando con seriedad, pero es evidente que encuentra cierta ironía—. Debe creer que los cortes y dentelladas son casualidad.

—Los demás hacen otras cosas. Algunos parecen afectados, otros no disimulan tanto. La niña te dice que te despiertes, Nimay que el asesino está entre nosotros y Sylvia le da la razón —enumera—. Yo les digo que no es sólo uno, pero no me escuchan —afirma antes de formar una media sonrisa—. Mejor.

—El viejo habla mucho, pero no dice nada, y la vieja que hace fuego dice que no podemos confiar ni en la niña —relata antes de mirar a Roy durante unos segundos—. Es gracioso, porque es lista por saberlo, pero tonta por decirlo.

—Te han bajado y os han reunido —dice antes de llevar un instante la mirada hacia el panda—. Pero lo han hecho las manos de Judas.

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15/03/2016, 14:13
Director

Y al igual que caía sin vida en un el reino de los vivos... el alma de Daeron se presentaba allí, ante vosotros.

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15/03/2016, 14:16
Olenna D

Al igual que un rato antes con la llegada de Roy, Olenna aguarda en silencio al chico de las cartas. Hace, de hecho, un gesto a su interlocutor para que espere con ella, y deja que el calor de la hoguera y su luz guien al recién llegado hasta donde se encuentran.

Una vez allí lo invita a sentarse, como antes había hecho con el Eve, pero cuando sus ojos se cruzan con los del recién fallecido sus pupilas son acusadoras.

—Eres un idiota —le dice, hablándole como si le conociera y su estatus le permitiera ser así de directa. Luego hace un gesto hacia Roy—. Habéis ido a por uno de los nuestros.

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15/03/2016, 14:28
09 Muerto - Daeron Markov

Al llegar y verlos allí, no tengo mas remedio que encogerme de hombros, y sentarme donde me indican, con las piernas cruzadas. Observo sonriente a Roy y a Olenna. Parece que la chica esta a punto de echarse a llorar... no solo eso, si no que me acusa. Me río aun más.

-Perdona, pero hay algo que no acabo de entender. Vale, sí. Estoy muerto, eso lo pillo.- Pongo las dos manos detrás de la cabeza y me estiro con un poco de desdén. -Si me estas acusando de haber matado al señor Roy, te garantizo que no es así. De haberlo hecho, te garantizo que habría sido cara a cara, dándole una oportunidad de defenderse.-

Hago una pausa, mientras mi risa se torna en una un poco mas amarga, mientras me paso la lengua por los labios. -Así es. De frente. De  una manera honorable.- Me centro en ella, y mi rostro se torna serio.- ... y no envenenando los cigarrillos de alguien, si eso es lo que has hecho. Tras estar callado un rato, vuelvo a reírme y a relajarme. -Pero bueno, ahora estoy muerto, así que supongo que no importa.... ¿Se puede fumar en este sitio?

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15/03/2016, 14:43
Olenna D

Olenna observa con calma la actitud del chico y escucha sus palabras. No dice nada, dejando que termine de hablar, y cuando acaba con esa pregunta no llega a asentir. En lugar de eso mete una mano entre los pliegues de sus ropas, sacando un paquete de cigarrillos. Se lo tiende al chico, dando por hecho que no necesitará más fuego que la hoguera para encenderlos.

—Aquí sólo llegan los que buscan la destrucción —le informa con gravedad y de manera un poco hosca—. Si no le mataste tú, lo hizo otro de los nuestros. Así que por ahora vamos en buen rumbo, dos de dos —expone con ironía. Luego niega con la cabeza con respecto al veneno de los cigarrillos y alza una ceja con escepticismo—. ¿Me ves envenenando a alguien? Bastante tengo con reunir a los que fracasáis, como para traeros y aguantaros.

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15/03/2016, 15:06
02 Expulsado - Roy Tucker

Roy se encontraba sentado cerca de la hoguera con el panda en su regazo. El animal trataba de ver más allá de las sombras que proyectaba aquella hoguera, tratando de discernir algún peligro. Al ver al chico, Roy lo miró con mucha dureza y rabia.

Frunció el ceño. Era evidente que quería decir algo, pero la chica y el joven se adelantaron, así que esperó. Cuando Olenna terminó de hablar chasqueó la lengua, pero su mirada no se calmó ni un poco, aunque miró a la hoguera. Tenía el puño cerrado con fuerza, con tensión.

Esos idiotas me mataron antes de que pudiera hablar con ellos para ayudarles. Apretó la mandíbula con rabia. El hombre no estaba para nada cómodo en aquella tierra muerta. Por su culpa yo estoy aquí y cada vez quedamos menos. No sé cómo vamos a solucionar esto.

Los ojos de Roy se habían perdido en el fuego con rabia. Las llamas hacían que aquella sensación se intensificase en sus ojos. Si de verdad no eres uno de ellos, ¿tu función también es apoyarlos desde las sombras? Preguntó, sin llegar a mirarle directamente.