Cuando Padre atraviesa la puerta, su pregunta aún se deja oir dentro de mi cabeza.
- ¿Que si no me gustaría ser caballero algún día?. - Pues que quiere que le diga, Padre... El caso es que yo, lo que quiero, es tener una vida larga, tranquila y feliz. Pienso en cómo quiero estar cuando sea como usted, Padre, y como quiero estar, es sentado en una carreta, trabajando como herrero ambulante, reparando unas cazuelas aquí y remendando unos escudos allí. Viendo los Reinos y viajando de un lado a otro, como una hoja en el viento.
- No, Padre, no me gustaría ser caballero. - respondo a la nada. - No quiero, ser caballero. ¿Para qué voy a ser caballero? ¿Para que me maten? ¿Para que me rebanen la cabeza en la primera batalla? ¿Para machacarle la sesera a alguien porque los intereses de su Señor difieren de los del mío? No, no... Esos no son mis intereses, Padre. Esa no es la vida que quiero vivir.
- ¿Y tú, por qué quieres ser caballero? - Le pregunto, curioso, a mi hermano Beldyr.
- ¿Que hay de malo en ello? - pregunto a Brandon enarcando una ceja. ¿Por qué no quieres serlo tú?
- Siempre he querido ser como nuestro Padre. - continúo. Poder defender a los míos de cualquier ataque que sufran, proporcionarles todos los sustentos que necesiten para vivir y poder darles una educación adecuada a mis descendientes.
- Es una responsable manera de verlo. - digo arqueando una ceja.
Me dirijo a alguna de las ventanas que dan al patio y me entretengo mirando a la gente de abajo.
- Ventana, gente de abajo, ventana, gente de abajo... No, creo que a Madre aún no se le ha pasado lo del vino.
- Bajo al patio de armas, Madre - informo mientras desaparezco por la puerta.
// Sale de escena: Brandon. Continua en: Patio de armas.
PRIMERA MADRE, PRIMERA LUNA, AÑO 140 D.A.
ANTES DEL OCASO.
- Brandon sale de la Casa hacia el Patio de Armas.
// Sale de escena: Brandon. - Sigue en: Patio.