Partida Rol por web

JACK:

- No recuperas la consciencia.

- La Dote Resistencia es aplicable para el daño no letal y la fatiga, y, como regla de la casa, la estoy aplicando a resistir efectos sobre la salud causados por el clima y viajar en Invierno, pero no es aplicable para resistir a heridas mortíferas (o a TS Muerte). Sí es aplicable el bono contra Conmoción.

- Tira da nuevo (TS Fortaleza aplicando bono TS Conmoción), dificultad 14.

- "Hum, puedo limpiar su herida de la espalda con vino hirviendo y coserla. Puedo extraer la flecha y hacer lo mismo con esa herida, pero conozco este olor, Caster. Esto es veneno de araña de flor blanca, y la flores que se necesitan para el antídoto no crecen en Invierno. Creo que me queda algo de polen seco del último Verano, pero no creo que sea bastante... Además, es muy caro. ¿Lo pagarás tú incluso aunque no suerta efecto ni sirva para salvarle?" -

-No -dice Caster, sabedor de que está a punto de firmar un pacto con el diablo. Con un diablo que no se encuentra allí, uno terrible, el único hombre a quien Caster hijo de Marlaw teme-. Pero repondré tus existencias, y mucho más si lo salvas: el Maestre Ammon me lo dará. Y ahora salva al chico. Por tu propio bien.

El gigante agacha la cabeza al atravesar el quicio de la puerta en busca de la noche, de las sombras y del callejón tras la posada donde, teme, puede encontrar a los tres muchachos.

- "Salva al chico, salva al chico... El pobre ya estaba muerto. Ha muerto por la pérdida de sangre ocasionada por una puñalada por la espalda, justo entre las costillas. Salvarle estaba más allá de mis capacidades, pues no tengo el poder de resucitar a los muertos y hacer que caminen de nuevo..." -

El hombre suspira con la cabeza y niega apesadumbrado.

Caster contempla el cadáver del joven Jack tendido sobre la mesa ensangrentada. De fondo se escucha la voz quejumbrosa del curandero, aunque el gigante ya no escucha nada, más allá de un palpitar extraño retumbando en el interior de su cabeza. Una sombra roja, un velo imposible, comienza a enturbiar la mirada del Caracortada. La vieja furia, ya casi olvidada, está apoderándose de todo su ser.

-Límpialo -susurra-. Volveré.

El gigante agacha la cabeza al atravesar el quicio de la puerta en busca de la noche, de las sombras y del callejón tras la posada donde quizá pueda encontrar a los tres muchachos.

Edder, luego de aquella reunión, había quedado bastante desconcertado y preocupado por los sucesos en los que desencadenarían aquellas tan lamentables muertes. Se prepararían para la guerra, eso había dicho el señor del castillo y como uno de sus guardias, debía estar más pendiente que nunca de su protección.

Entrenó todos los días, tanto como su torpe y ya desgastado cuerpo se lo permitió. Si bien, no parecía mejorar mucho, esperaba por lo menos, no empeorar para resistir lo que mas pudieses a una futura batalla.

Sus compañeros de guardia parecían estar esforzándose en cumplir con su deber, la tensión de aquellos días lo exigía, claro, aunque eso para muchos, también provocara nerviosismo. -¿Cuándo terminará esto?- sus pensamientos se le habían ido en voz alta y un profundo suspiro dejaba ver que estaba cansado de aquella incertidumbre.