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VILLAMANZANO:

- Esta aldea es famosa por las grandes extensiones de campos de manzanos. Los habitantes consumen manzanas en todas las comidas de las formas más variadas, también elaboran diversas bebidas y licores a base de manzana.

EFEMERIDES:

- Año 90: Fundación, por un espada juramentada leal a los Tully.

- Año 121: Nace Brosten, en el seno de la rama más empobrecida de una familia dedicada a la producción de sidra.

AÑO 121 DE LA DINASTIA TARGARYEN.
Feudo de Aguasclaras: Villamanzano.
Brosten hijo de Azhara y Melek

A pesar de las advertencias de su marido Azhara no desistió en su idea de salir sola mientras el trabajaba. Se le había antojado comer unas bayas silvestres aquella mañana.

Su embarazo estaba ya bien avanzado en su último mes aunque ella se repetía que estaba bien, que aun era pronto para que la criatura llegara. Después del largo invierno le apetecía disfrutar de los días largos y calurosos que estaban gozando esa semana. Así se entretuvo llenando su canastilla de mimbre de pequeños frutos que recolectaba por los lindes del cercano bosque.

Fue cuando se paró a descansar sobre el tronco talado de un viejo chopo cuando le vino un dolor que le hizo perder la canastilla y casi caer de su asiento. Los frutos rodaron mezclándose pronto en el suelo con el líquido de la placenta al romper repentinamente aguas.

Sus gritos fueron ignorados pues no había nadie cerca para socorrerla. La mayoría trabajaba en los campos de manzanos a esas horas así que los pájaros fueron los únicos testigos de la llegada al mundo de un pequeño barón al que en días venideros pondrían de nombre Brosten.

La mujer exhausta tuvo la suficiente entereza para cortar el cordón umbilical con los dientes. Sucio y ensangrentado se llevó a su hijo al pecho para mirarle bien el rostro. El miedo y el dolor que habia sufrido dio paso a una alegría y a un amor sin limites por su pequeño.

Año 129:
Feudo Aguasclaras: Villamanzano.
Brosten, 8 años.

El pequeño Brosten correteaba por el empedregado suelo del camino que se perdía en el interior del oscuro bosque. No muy lejos su padre limpiaba el filo de su hacha dándole brio con una piedra de afilar que siempre llevaba en el interior de su pesado petate.

- Brosten, no te alejes mucho. Ven aquí. Le regañó mientras se erguía y secaba el sudor de su frente. Para descansar del peso de su hacha apoyó el mango de madera de su herramienta sobre el hombro y le dirigió una mirada inquisitiva a su hijo cuando le tuvo cerca.

- ¿Cuantas veces te he dicho que no juegues tan cerca del camino?. Los jinetes al galope no se suelen detener cuando sus caballos arroyan a algo tan pequeño. Ni se detendrían ni perderían tiempo desmontando.

- Lo siento padre. Dijo bajando ligeramente la cabeza tras la amonestación.

- Mira, yo también he recogido algo de leña. Hasta hice fardos con ella atándolos como me enseñaste. Levantó uno de ellos sosteniéndolos entre sus pequeñas manitas para mostrárselo con cierto orgullo.

El grandullón puso su diestra sobre la pequeña cabecita de su hijo meciendo en un rudo gesto sus lisos y oscuros cabellos. Relajó sus duras facciones y sonrió mientras Brosten se quejaba. Sacarle un poco de quicio era algo que le hacía reir. De lo que no se acostumbraba era de lo rápido que crecía. Pensó que a ese ritmo antes de que se quisiera dar cuenta le habría convertido en un abuelo cascarrabias y desdentado.

EFEMERIDES:

- Año 135: Los ancianos gobernantes de Villamanzano juran fidelidad a Ser Hadder Tully.

Año 135:

Feudo Aguasclaras: Villamanzano.

Brosten, catorce años.

El joven había dejado a un lado esa mañana sus tareas de recolección en los bosques para hacer unos recados para su madre. Había ido al centro del pueblo a casa de Jena la pollera por algo de carne y huevos frescos. Un ruido de gentío llamó su atención, vecinos y curiosos se concentraban en la empedregada plaza.

Brosten, a sus catorce años, ya parecía todo un hombre, ya que el duro trabajo había endurecido su cuerpo y sus facciones, alejando cualquier atisbo de porte infantil. Se pegó al grupo que cuchicheaba y afinó el oido para intentar enterarse que ocurría.

- Sí, los jinetes venían de Aguasclaras. - Sentenció un anciano ojeroso como si respondiera una pregunta.

- ¿Quieres decir? Yo vi a tres de ellos y sí que es verdad que eran forasteros. Me pareció ver la heraldica de los Tully en el escudo de uno de los caballeros. Añadió su anciana mujer.

- Pues es raro. Parecían llevar mucha prisa cuando llegaron y ahora ya llevan unas horas reunidos con el consejo. Intervino John el Curtidor antes de volver a alejarse y seguir con sus tareas en su peletería que estaba justo frente a la plaza.

- Pues yo sé algo. Mi hijo, el pequeño Jack, entró como siempre hace a servirles algo de sidra y dice que los ancianos estaban examinando lo que parecía un escrito. Como si fueran a sellar algún tipo de acuerdo.

Brosten se cansó de tantas habladurías y prefirió no seguir perdiendo el tiempo. Siguió su camino deseando llegar a mediodía a casa para comer junto a sus padres. Pensó que si realmente estaba ocurriendo algo importante se enteraría tarde o temprano.

Año 137:

Feudo Aguasclaras: Villamanzano.

Brosten, dieciséis años.

Con suavidad y un pulso preciso tensó lentamente la cuerda hasta que rozó con su mano el jubón de cuero que cubría su pecho. La madera del arco no protestó ante la fuerza a la que estaba sometida cuando se flexionaba en los poderosos brazos de aquel joven de melena oscura. De improvisto Brosten soltó su presa y una flecha salió disparada silvando el aire y estrellándose contra la corteza de un arbol en la que quedó profundamente clavada.

- Mal, diste muy cerca del centro, pero yo te había señalado el nudo que hay dos pulgadas mas arriba. Contra un objetivo en movimiento vas a ser patético. Y acto seguido le golpeó al joven con su callado de madera en todo el cogote.

- ¡Hought! Lo siento Trall. Se disculpó el muchacho bajando el arco y encogiendo sus hombros a la vez que avanzó para ir a recuperar su flecha.

El hombre del callado de madera vestía como si se tratara de un ermitaño. Nada mas lejos de la verdad ya que vivía solo en medio de los bosques y se relacionaba bien poco, apenas con algunos forestales y leñadores. Había sido un conocido cazador de la zona pero un duro invierno se habñia llevado a su esposa e hijo. Desde entonces se había alejado de todo y todos y vivía en soledad. Estaba ajado y gastado. Se le veía mas mayor de los cuarenta y cinco años ya que tenía realmente.

Brosten frecuentaba la misma zona boscosa en la que Trall cazaba y con el coincidir fueron trabando una extraña amistad. El anciano percibió el interés del muchacho por el arte de cazar y le propuso un trato. Cada tarde le aprovisionaría de algo de leña y el a cambio le enseñaría.

- Año 138: Brosten viaja hasta el Castillo de Aguasclaras para ponerse al servicio del nuevo señor feudal.