Tras lanzar una patada al aire en el lugar donde hacía escasos segundos se encontraba el trasero del último de aquellos rateros de poca monta, y proferir unas cuantas e imaginativas amenazas sobre lo que pasaría en el caso de que volviera a verles rondando cerca de allí, Haudrey entró en la mansión.
-Va a haber que ventilar esto... Aún me parece oler la peste Lefford, y cierto tufillo a Lannister, por qué no decirlo. En fin, Caster... Desde luego, creo que esto es mucho mejor que la posada, ¿eh? Al menos cabe esperar que los colchones no estén mugrientos ni el suelo salpicado de cerveza, vómitos y sangre.