CASTILLO DE AGUASCLARAS: PORQUERIZA Y GALLINERO:
Porqueriza y gallinero:
A la izquierda de la barbacana, pasada la torre de vigilancia izquierda y cerca de la muralla sudoeste hay un gran edificio de madera que contiene una porqueriza y un gallinero.
PRIMERA MADRE, PRIMERA LUNA, AÑO 140 D.A.
FALTA POCO PARA EL OCASO.
- Ser Trycian llega a los Gallineros y encuentra a los tres peones del Castillo, los sirvientes de rango más bajo, durmiendo en sus pobres camastros.
Entro en el lugar donde se guardan los cerdos y los animales de corral que sustentan el castillo. El olor es desagradable pero no se compara con el olor de una batalla, donde el metal y la sangre se mezclan con el hedor de las tripas y los caballos asesinados así como ni hablar cuando hay fuego en la batalla. La carne quemada tiene un olor asqueroso que a muchos les cuesta imaginar con certeza.
El olor a mierda tampoco es algo totalmente ajeno al guerrero pues he visto a hombres cagarse encima cuando mi lanza se clavaba en sus visceras, así como cuando ven el final acercarse a paso de corcel.
Veo a los peones acostados y busco con la mirada a esa tal Soraya. Sé quien es, la vi en la ceremonia de los Siete, donde ella representó a la Doncella. No presté atención pero la reconozco como para ubicarla con la vista en caso de topármela. La busco con la mirada sin poner demasiada atención en los durmientes y sin intentar despertarles, aunque no me interesa si así resulta.
Busco a Soraya la Gata.
SER TRYCIAN:
- Enseguida te das cuenta de que, aparte de los tres peones gandules, no hay nadie más aquí. Nadie humano al menos, en las porquerizas hay cerdos y aves de corral corretean por todas partes a sus anchas.
Después de asegurarme de que la mujer que buscó no se encuentra en este lugar, saco mi espadón desde mi espalda y golpeo con él un cubo metálico cercano y así despertar a los peones. Una vez que alguno de ellos ha despertado, le miro de frente y le pregunto con voz fría:
- "Quiero saber donde está Soraya. ¿Quién de ustedes me lo dirá?"
Miro a los hombres, quienes a pesar de ser peones están durmiendo antes aún de que el sol se oculte, lo que considero demasiado temprano para quienes están encargados de servir al resto del castillo.
- Nana llega al Gallinero justo cuando Ser Trycian acaba de golpear un cubo metálico con su espadón...
// Entra en escena: Nana. - Procede de: Desván. Pasando por: Talleres, Patio.
El golpe de la espada en el cubo metálico me saca del sueño "placentero" que estaba teniendo. Al abrir los ojos veo a Ser Trycian de pie en medio de la Porqueriza.
- Mi señor Trycian. - le digo. Me temo que no la he visto. Mas si lo deseais iré en su busqueda.
Escucho las palabras del peón y sonrío conforme por su disposición y humildad. En ese momento noto que la comadrona llega a donde mismo estoy. Le sonrío de forma enigmática antes de hablarle:
- "¿Buscas algo, Anciana? ¿Quizás a una felina?"
Le miro fijamente esperando su respuesta antes de reaccionar a la situación actual y al hecho de no saber donde se encuentra aquella mujer en este momento.
¡Igh! ¡Cagoen...! Mira que es mala suerte encontrármelo aquí.
Venía a buscar un huevo. Pero nada, nada... Vosotros seguid a lo vuestro, jovencitos.
Nana salió de los corrales sin atreverse a coger el huevo fresco. Al final, tanto trabajo que había pasado su proveedor y se iba a tener que conformar con los dos huevos pasados que le diese la vieja.
/Al patio.
- Nana regresa al Patio.
// Sale de escena: Nana. - Sigue en: Patio de Armas.
Sonrío al escuchar a la Nana y ver como huye rápidamente del lugar. Luego miro al peón y le respondo con voz amable:
- "No te preocupes, esperaré por ella. Gracias por tu disposición."
Acto seguido me giro y me siento en algún rincón, enterrando mi espadón en el suelo para esperar a que la mujer vuelva. Ya es casi el ocaso y pronto debe volver a dormir.
- Como deseeis. - le digo a Ser Trycian. Mas mirad bien donde pisais y sobre todo donde os sentais. - añado al ver que este va a sentarse. Los animales no hacen distinciones a la hora de hacer ya sabe que. - comento señalando una moñiga de cerdo.
Luego me siento mirando a la entrada de la Porqueriza y quedo despierto a la espera de que llegue Soraya.
- ¿Que habrá hecho para que Ser Trycian la espere sentado en las porquerizas? - me pregunto.