PRIMERA MADRE, PRIMERA LUNA, AÑO 140 D.A.
MUY AVANZADA LA TARDE.
- Plumby sale al Patio.
// Sale de escena: Plumby. - Sigue en: Patio de Armas.
Continuó afanándose menesteroso en sus quehaceres, golpe tras golpe, tañido tras tañido, gota de sudor tras gota de sudor. Parecía intrascendente para el resto del castillo, pero Jeremyed había vuelto a confiar en el destino.
JEREMYED:
- Algunas armas de entrenamiento están realmente en muy mal estado. No han recibido un mantenimiento adecuado y han sido golpeadas y maltratadas hasta la saciedad. De hecho, pese a ser armas de entrenamiento, algunas están tan melladas que pueden llegar a ser peligrosas y herir de verdad por accidente, si no son reparadas.
- Tirada no oculta de Artesanía: Herrería. Dificultad 12 para hacer un trabajo mediocre, si obtienes 16 o más, entonces sería un buen trabajo.
/No he hecho en la partida tiradas todavía, la hago en genérico y le meto el modificador +9 en herrería?
no quiero liarla, gracias.
Avivó el fuego, limpió los crisoles, deshollinó calderos y fundió metal, pareciera en verdad poseído por las Ánimas del hierro, el cobre, estaño...
Sublime metal que por luz podía pasar, metal al rojo vivo, metal del blanco refulgente de un cirio puesto en honor al mismísimo Herrero. Golpe tras golpe, tañido tras tañido, salada gota de sudor por la barbilla del herrero que saltaba en pos de una muerte gloriosa y mártir de ínfimo tiempo contra aquella génesis de volcánico metal.
Jeremyed siguió creando en aquél estado de posesión, hasta que sus brazos se colapsaron y su mente al fin se nubló.
Motivo: artes/herrería
Tirada: 1d20
Resultado: 10(+9)=19
JEREMYED:
- Nada te satisface más que pasar el día en la forja, martilleando el metal. Incluso más que pasar tiempo con tu familia, esto hace que las horas pasen tan veloces que ni te das cuenta.
- Ya no eres un aprendiz, eres el maestro herrero y tu esfuerzo se refleja en la calidad de tu trabajo. Costará varios días de esfuerzo, tal vez una o dos semanas, pero todas las armas de entrenamiento volverán a lucir como nuevas.
Abrió lentamente la mano callosa lo que supuso el caer del martillo sobre el yunque.
Miró fijamente los rescoldos mortuorios del fuego que pocas campanadas atrás eran llamas vertiginosas, repletas de energía y violencia. ¡Qué curioso!, parece que se hubieran dormido ya; que en verdad todo su odio se hubiera difuminado... y transmutado sobre mis golpes y trabajo cual dominación macabra o pesadilla flamígera... sonrió como conforme para sí al meditar sobre esa última reflexión.
Descansó la vista sobre el trabajo ya concluido y se sintió satisfecho, algo en su interior siempre le pedía mayor perfección, pero sería otro día.
Agarró y miró desde la acanaladura una de las hojas de las dos espadas acabadas, tanto el tercio fuerte como el medio y el débil estaban bien alineados y equilibrados, puso la misma sobre el canto superior de su mano donde él estimaba debía quedar balanceada. Todo en su sitio se dijo Jeremyed.
Bueno, ya es hora de que suba a hablar con Aaron de lo importante que es el día de mañana en su vida. Se sacó el mandil por el cuello y lo dejó dormir su bien merecido sueño colgado en aquel viejo clavo oxidado.
Sacó la cabeza del barril y meneó la cabeza, provocando una fina lluvia a su enrededor. Se secó la cabeza con un trozo de tela a decir verdad, ni limpio ni sucio.
Bien, veamos. Empezó a garabatear los pocos números que conocía con dificultad, practicando para lo que luego iba a escribir con un tizón en un retal de cuero que por allí tenía. Era el recuento de materiales de los que disponía en la herrería; por supuesto hierro en primer lugar, anotó con delicada bastedad el número de kilos al que acompañaba un símbolo que él entendería más tarde como hierro. Del mismo modo lo hizo con el resto de metales, cobre, bronce, estaño y algo de acero. Cerró el listado con el resto de minerales y materiales algo menos "principales" carbón, arsénico y demás.
Jeremyed observó sus apuntes con detenimiento y arrugando el entrecejo, finalmentese se sonrojó al ver las grotescas lineas que aparecían ante él a modo y parodia de números.
Miró por última vez la herrería antes de salir al patio, Mi hogar... se dijo no sin cierto orgullo. Se escupió en las manos, se las frotó y se pasó las palmas desde las sienes al cabello acabando en la nuca.
Agarró del suelo el fardo que había atado con algunas de las armas reparadas para el patio, envueltas en cuero y atadas con cintillas curtidas. Eran seis armas pero Jerem las aguantó a la espalda asiéndolas con una mano, mientras se encaminaba en pos de ganar la plaza de armas.
/Al patio de armas
PRIMERA MADRE, PRIMERA LUNA, AÑO 140 D.A.
MUY AVANZADA LA TARDE.
- Jeremyed sale de la Herrería.
// Sale de escena: Jeremyed. - Sigue en: Patio de Armas.
PRIMERA MADRE, PRIMERA LUNA, AÑO 140 D.A.
ANTES DEL OCASO.
- Jeremyed regresa al edificio de la Herrería.
// Entra en escena: Jeremyed. - Procede de: Patio de Armas.
No ha sido mal día en verdad Jerem... Se cercioró, los rescoldos de la fragua estaban muriendo sin novedad. Ordenó un poco el taller y dio unos golpes y restregones con un trapo húmedo aquí y allá con poco arte en la labor.
Miró la cota de malla que muy de tarde en tarde podía ir avanzando a base de retales de mineral reciclado, y que ahora tenía ilusión de acabar con ánimos renovados, pero reflexionó de momento, No, ahora tengo algo más importante en mente...
Sacó del que era huérfano mueble de la herrería un paquetillo. Lo abrió con mimo y allí, junto a un carboncillo estaban plasmada en un tablón las ideas que le rondaban. Mañana en el primer hueco de la mañana se pondría con ello. Sonrió, como hacía tiempo que no lo hacía...
Después de horas, Jerem descansó los ojos sobre el esqueleto de su proyecto y asintió con la cabeza.
La estructura del atril estaba ya fundida con bastante delicadeza, teniendo en cuenta que el herrero carecía de práctica como orfebre y no tenía las herramientas precisas para un trabajo tan detallista y refinado.
Terminó de limar la estructura, engrasó la bisagra central y dió por bueno el resultado. Ahora tenía que coger el punzón y empezar a marcar las filigranas y cenefas que luego tenía en mente cubrir con cobre fundido. Ya le hubiera gustado tener algo más parecido al oro, pero no, como se suele decir, era lo que había. Sonrió ensimismado en su trabajo, entusiasmado quizá a decir verdad... La obra para el Maestre Ammon merecía de todo su tiempo y dedicación.
AÑO 140 D.A.
LA NOCHE TRANSCURRE CON PLACIDEZ, DANDO PASO AL RESTO DEL AÑO.
¡Bueno, otro día en el que se abre el telón, aprovéchalo Jerem, aprovéchalo! Se desperezó estirando los brazos y abriendo descontroladamente la boca en un rugido mudo.
Abrió las ventanas y aireó el ambiente férreo de la forja. Miró la mesa de trabajo y allí, obviamente, permanecía el atril.
Las marcas sobre las que descansarían las filigranas y la tracería estaban ya grabadas en el metal. La prueba de cobre fundido realizada en una de las patas del atril había resultado óptima. el contraste del hierro y el cobre resultaba de una belleza sobria, espartana.
Pequeñas ramas que se cruzaban con escudos heráldicos de las grandes casas de Poniente, y en el centro presidiendo la escena el de la casa Tully. Bueno está bien por ahora, los trabajos finos no son lo tuyo herrero, así que deja reposar lo que bien acabó al menos unos días, dedícate a tus labores diarias y ya seguirás con energías renovadas... recuerda Jerem quieres que quede perfecto... tiene que quedar perfecto.
/al patio de armas.
- Jeremyed salió de la Herrería y se movió con libertad por todo el Castillo.
// Sale de escena: Jeremyed. - Sigue en: Todo el Castillo.