Partida Rol por web

Lejos de mejorar, mi estado era cada vez más lamentable. Estos tres días de marcha continua, con el equipo a cuestas y teniendo que mantener el ritmo de Sicofante, no me habían servido para recuperarme en absoluto, y cada vez era más patente que no podía seguir el ritmo del grupo.

Cuando Ponzoña ordena el alto, caigo rendido al suelo, jadeando fuertemente. El pecho me dolía aún más que la mañana después del combate. Oigo a nuestro líder hablando sobre mi estado.

- ¡No será necesario, puedo caminar perfectamente!

Trato de incorporarme rápidamente, pero una punzada de dolor atraviesa mi cuerpo. Con un gesto de dolor, me mantengo sentado y cabizbajo.

- La culpa es mía, no debí entrenar tan en serio sabiendo que nuestra partida estaba próxima. Yo... siento haberme convertido en una carga -digo mirando al suelo. 

Probablemente me mandarían a la retaguardia. ¿Así es como iba a acabar todo? Después de tanto entrenamiento y esfuerzo...

- Tengo cuerda en mi mochila. Sólo necesito un poco de descanso. Os ruego que no me quitéis la oportunidad de redimirme y demostrar que soy capaz de luchar.

-No, no puedes caminar pero tienes derecho a luchar por seguir con nosotros -dijo el Hiena con voz grave-. No te enviaré al cuarto pelotón salvo si no hay más remedio. Mientras tanto, todos haremos cuanto sea necesario porque sigas aquí, como uno más -Ponzoña miró a todos-. Es algo que debéis aprender. Las manadas de hienas se protegen, protegen al miembro herido y le dan de comer si hace falta aunque no pueda cazar. Si somos capaces de ayudarnos y ser una manada, saldremos adelante. La naturaleza enseña, nosotros debemos aprender de aquello que nos muestra. Con las cuerdas haremos cuanto podamos. Es hora de buscar largas varas. ¿Ves, Rastrojo? Ahora tu vara hubiera servido de algo. No como tus visiones.

Piojillo se acercó hasta Plumilla para examinar la cuerda.

Con esa cuerda valdrá, desde luego, y no necesitamos largas varas, pues podemos usar los travesaños de las tiendas de campaña para ese fín. Yo tengo otra tienda. También puedo trenzar esas cuerdas y anudarlas hasta que sean tan resitentes como un arnés de cuero.

Querí ser útil a esta "manada" como estaban demostrando serlo todos. Había aprendido cuan vital es tener un explorador competente entre sus filas, estar bien organizados y contar con monturas para hacer de enlace.

Ya... qué extraño sería si Ponzoña no aprovechase la situación para reprenderme. Una vez más, las leyes que rigen el mundo de los vivos se vuelven a cumplir. Mamón...

Bah, Ponzoña... Llevas tres días buscando una excusa con la que decir que era necesario traer mi bastón. Sin embargo han sido tres días en los que no hemos recurrido a los quesos, como predije. Vamos, hablando en plata... Si esto fuera la tienda del grog, las apuestas irían tres a uno, a favor de mis visiones.

A Rastrojo le gustaban las apuestas. Lo bueno para su mal fario era que no tenía muchas ocasiones de perder dinero apostando.

Y es como dice Piojillo... será por materiales que usar. Y no solo las tiendas... Al igual que no hemos echado en falta mi bastón para hacer leña, tampoco la necesitamos para esto. Los árboles están llenos de ramas. Mientras sigamos en territorio fértil, claro.

-Si se usa una tienda, podría llegar a estropearse -afirmó el Hiena-. Intentad dar con unas varas. De no conseguirlo entre todos, ya recurriremos a lo que tenemos. Y quizás ni siquiera sea necesario si Sicofante cede su montura.

- Campaña no quiere romper su tienda - dijo Campaña, descartardo la idea de usar las varas de su preciosa tienda.- Campaña buscará palos por aquí - movió el brazo abarcando la zona que les rodeaba.- ¿Plumilla viene con Campaña?

Plumilla entregó a Piojillo su cuerda de cáñamo tan contenta y se giró hacia Campaña acercándose hasta él con pequeños saltitos al dar las zancadas.

-¡Sí, señor!-gorgeó como un pajarillo frenando en seco hasta llegar a Campaña- buscaremos algo que sirva, sí-se abstuvo de añadir algo que sonaría a "no como otros..." porque, después de todo, no era culpa de Rastrojo ser un arrastrado insolidario que sólo parecía quejarse y relatar como los viejos sobre los achaques de la edad, del mismo modo que no era culpa de Michou ser un arrastrado y un acusica.

Hay un cuervo negro en cada familia, en la mía hay dos... pero hay que quererles... bueno, cuidarles igual que a los demás. Ellos lo harían con nosotros . Pensó alegremente y con cierta indulgencia, acallando la vocecilla que comentaba que tal vez no darían la cara por ellos si podían conseguir algún beneficio de ello, como era el caso de Michou y su oscura fama como delator.

Sonrió inocente en lo que sus pensamientos divagaban sobre las distintas naturalezas de los componentes del grupo.

En tres días de marcha Sicofante no se percató del todo del estado de su discípulo. Michou había mantenido la marcha con estoicismo y sin queja alguna, y ese fue el error del tagliano. Debía haberse percatado antes que su estado de salud no era buena, y tenía que haber puesto remedio de inmediato. La marcha a pie del mismo solo le había empeorado. 

Michou, tu estado es malo- dice al oír sus palabras- y no tienes la culpa de eso. A decir verdad, yo tengo parte de responsabilidad por esto. Tenía que haberme percatado antes de tu estado y no haberte hecho seguir este ritmo- mira hacia Ponzoña- no es algo que me agrade dejar mi montura, pero tengo responsabilidad del estado de mi discípulo, y de ahí que le cederé con gusto mi montura. La cuestión es que puede que eso no sea suficiente. No se si en su estado le es conveniente ir en caballo o ir tumbado. En cualquier caso, Recio puede llevarle arrastrándole. 

-Hagamos las parihuelas -dijo Ponzoña mirando a Sicofante-. Y si no tenemos éxito, al menos Michou podrá contar con tu caballo.

Rastrojo se puso también a buscar palos. Los árboles estaban bien para hacer leña, pero los de Cho'n Delor eran siniestros y con las ramas retorcidas, así que para encontrar unas varas planas lo tendrían complicado.

Tras unos minutos viendo las copas enmarañadas, se dió por vencido. No como otras veces que se da por vencido y se tumba a dormir. Es solo que cambió de objetivo. En lugar de mirar al cielo buscando ramas rectas, miraría para el frente. Lo que necesitaban ahora era algo más parecido a juncos y cañas, y eso no crecía en los árboles, sino en las orillas del agua estancada.

CAMPAÑA:

- El clima diferente, húmedo y pantanoso, el terreno, los bichos. Nada de eso te afecta o debilita en lo más mínimo. Incluso te parece curioso y divertido.

PLUMILLA:

- Estás aprendiendo mucho acerca de como se cuida de un herido.

- Lo cierto es que Campaña es un paciente excepcional. No creías que pudiera existir una persona tan resistente, es formidable.

- Por tu parte, te encuentras bastante bien pese a la extrañeza del clima, el terreno y estos insectos tan raros que no paran de intentar picaros.

PIOJILLO:

- Cada vez te sientes más distraído y sientes intensos picores en las zonas de la piel en que te han picado bichos.

- No dejas de rascarte y te están saliendo ronchas.