Partida Rol por web

- "Sí, la mayoría son negros, pero he visto también algunos blancos, e incluso unos pocos que creo que eran Mestizos." -

El Chambelán de las Cuchillas se había retirado, dejando tras de sí la promesa de una copiosa comida, promesa pronto cumplida. Las viandas eran diversas y abundantes, muy distintas de las ofrecidas la masa de guerreros a los cuales habría de exigirse el sacrificio de vidas para acabar con los fantasamas irredentos.

El Hiena picoteó aquí y allá, mientras su mente trabajaba sobre la misión que estaba pronta a cumplir. No bebió el vino, limitándose a trasegar algo de agua. Algunas ideas se le iban perfilando, pero en la medida que aún no estaban establecidas las labores de cada grupo, prefirió guardarlas para sí, en lugar de comentarlas con su líder Matagatos. Mucho se había dicho, pero la única voz había sido la del Chambelán. Ahora era la del Capitán la que debería alzarse para establecer la acción a seguir. Y solo entonces, si algo les correspondía, hablaría.

Cuando llegaron las palanganas y los paños, los miró con extrañeza. Ignoraba su uso, aunque era evidente que estaban destinados no a su consumo sino a la higiene. Vio a algunos que se lavaban las manos con ellos e hizo lo propio si bien acabó limpiándose los sobacos antes de colgarse el paño correspondiente en su taparrabos. No estaba dispuesto a desperdiciar la oportunidad de hacerse con una tela de calidad cuyo uso futurible era más que posible.

Matagatos escuchó con atención todas las explicaciones y las preguntas y respuestas posteriores. Aquella guerra se le antojaba complicada, con muchas variantes y sobre todo con una aparente ventaja del oponente.

Probablemente si no fuera porque no se pueden acercar a la ciudad sin ser destruidos Cho'n Delor ya habría caído.

Pero una cosa era defender Cho'n Delor y otra distinta era encargarse de las tropas enemigas para ir ganándoles terreno. Precisamente para eso habían contratado a la Compañía Negra. Por primera vez se planteó si los mandos no habrían aceptado a la ligera el contrato, no parecía que fueran a tenerlo nada fácil, pero seguramente el Capitán y Analista tendrían un plan en mente para ir inclinando la balanza a su favor.
Cuando llegó la comida tan solo probó unos pocos bocados, lo de Serpiente le había dejado sin apetito. Siguió en la mesa esperando a que todo terminara y se lavó y secó las manos con la palangana y la tela que les proporcionaron los sirvientes, cuando terminó hizo una bola con la tela y la arrojó sobre la mesa. En breve darían la vuelta hacia el palacio y una vez allí cada pelotón recibiera sus órdenes.

- Cuando termina la comida, el Capitán se pone en pie y todo el mundo hace lo propio.

- En pocos minutos, todos están en el Patio del Bastión, subiendo de nuevo a las monturas para regresar prestos al Palacio de la Discordia.

- Durante la comida nadie ha hablado de tácticas o estrategia a seguir. La Compañía es así, es secretista, y no suele discutir esas cosas cuando hay gente delante, aunque sean simples esclavos de Cho'n Delor.