La voz de Ansia de Dominio cuando estaban a su altura hizo que se detuviera, sobre todo porque se había dirigido directamente a él. Por muy mala espina que le diera aquel personaje, era uno de los representantes del Señor del Dolor y no convenía desagraviarlo.
¿Señor?
Hasta ahora nadie lo había tratado como tal, y mucho menos alguien que era evidente que ocupaba rangos de mayor importancia que él mismo. En otras circunstancias el tratamiento le hubiera arrancado quizá una sonrisa, pero no con Ansia de Dominio. Aún más le sorprendió lo que le dijo a continuación. Pretendía regalarle aquel magnífico caballo, aparentemente sin ningún motivo aparente, tan solo era el Jefe de los Hostigadores, el pelotón con Hermanos Juramentados con menos experiencia de toda la Compañía, y además había llegado a serlo casi de casualidad o de rebote. Matagatos no se sentía nadie especial por estar al mando y mucho menos merecedor de cualquier presente. Muchos de sus compañeros podían presumir probablemente de iguales méritos o más que él. También sabía que el hecho de mandar oficialmente sobre un pelotón le otorgaba ciertos privilegios, pero también muchas tediosas obligaciones.
Su primer instinto fue rechazar de plano la oferta, no le gustaban los regalos que venían de gente que apenas no conocía y que ni siquiera le caían bien o eran de su confianza. Además, aunque no era un experto, estaba claro que ese caballo era un magnífico animal y debía ser demasiado caro como para considerarlo un pequeño regalo. Y tampoco lo necesitaba, aunque un caballo resultaba útil, siempre se las había apañado muy bien caminando. Todo aquello le resultaba demasiado extraño e incómodo pues parecía un regalo envenenado.
¿Porqué me iban a regalar a mi precisamente un caballo tan caro? En manos de cualquier miembro de la caballería sería más útil, o cualquier Comandante de verdad se lo merecería más que yo.
Por otro lado había quedado claro que los Chondelorianos no reparaban en gastos y todo lo que habían hecho hasta ahora había sido fastuoso. Además rechazar un regalo podría considerarse una falta de respeto directa hacia el Señor del Dolor y Ansia de Dominio lo que lo dejaba en una posición comprometida. Hubiera deseado poder hablar con su primo Lengua Negra de todo aquello si lo hubiera sabido las intenciones de Ansia de Dominio con tiempo, él le habría aconsejado certeramente, pero ahora se veía obligado a darle una respuesta directamente.
-Me halagáis con vuestras palabras y vuestro presente, aunque creo que sobrestimáis mi importancia dentro de la Compañía Negra. Tanto vos como el Señor del Dolor habéis sido muy generosos con nosotros desde el principio y os lo agradecemos, pero no quiero abusar de vuestra generosidad. Sin duda es un magnifico regalo del que no creo ser merecedor.
Mientras Matagatos habla con Ansia de Dominio no se entera de lo de Tarado y Serpiente.
Pulga siguió junto a Lengua Negra y se detuvo cuando este lo hizo junto a Matagatos. Observó con atención al extraño personaje que ya había visto alguna vez por el Campamento de la Compañía y después en la ceremonia de jura del Bastión del Dolor. Le fascinaba cuando de su boca salían aquellas extrañas burbujas, aunque con Matagatos y Lengua Negra subido a su caballo en medio no podía ver muy bien lo que estaba pasando, aunque la conversación se escuchaba perfectamente.
Cuando Tarado se acercó a Serpiente negó ligeramente con la cabeza desde su sitio.
Tarado, esta vez has metido la pata.
Serpiente no solo era Hermano Juramentado, además era un Oscuro y un tipo realmente peligroso. Aún estando en igualdad de condiciones era evidente que sus propios compañeros trataban de evitarlo o cuidaban lo que decían. Tan solo Matagatos parecía llevarle la contraria abiertamente, pero él era su superior y además eran primos.
Escuchó toda la escena y la intervención de Lengua Negra, aunque nada de lo que dijeron a Tarado le sorprendió, tan solo el silencio de Serpiente.
Debe de estar muy cansado y herido, porque nunca se calla nada.
Tarado había tenido suerte, era mejor un responso de Lengua Negra que cualquier acción por parte de su primo mago. Felicitaría a Lengua Negra por su intervención alabando su oportunidad y sabiduría en el manejo de las palabras y las acciones, pero más adelante. Ahora lo mejor era pasar totalmente desapercibido para que nada de aquello le salpicara en forma alguna.
Pesadilla miraba atenta a Rastrojo mientras le contaba sus historias, aunque en realidad no estaba prestando atención.
Debe ser una persona insegura,pensó,¡¡Y luego la tarada soy yo!!, primero que esté atenta, luego que escuche sus batallas....este tío no se aclara.
De cuando en cuando hacía descompasados gestos de aprovación con la cabeza mientras Rastrojo se explayaba en historia, cuando por fin terminó dijo de forma ocncisa.No te preocupes Rastrojo, lo he entendido, confíar en otros es de ignorantes.
El jorobado avanzaba a paso firme mientras su discípulo le seguía con paso cansino. Pero su preocupación se centraba en Khadesa, cuando había bajado a despedirse, Caracabra no había articulado ninguna palabra, se sentía defraudado y desolado. Ni siquiera le dije adiós. Ahora solo podía hacer lo que mejor se le daba al jorobado, acatar las órdenes como un buen soldado. Tendría que enseñarle a Manta el oficio de guerrero, pero no estaba de humor para hablar y menos para enseñarle algo al recluta.
Tras susurrar a Codorniz que se mantuviese en silencio mientras marchábamos, no había dicho nada más. Con todos los ojos que nos observaban, debíamos mantener una actitud digna, no ir charlando mientras desfilábamos. Eso era una muestra de indisciplina, especialmente visible para los observadores externos. Y muchos eran los que hablaban. Varios de ellos, hermanos juramentados. Bueno, de Serpiente me lo esperaba, y el hecho de que fuese en el carro, no desfilando le daba cierto..."margen". Pero todo el resto...Estaban rompiendo la imagen de fuerza y disciplina de La Compañía.
Negué con la cabeza, indignado. Pero gran fue mi sorpresa cuándo me di cuenta de que estábamos parados, y el motivo, era Ansia de Dominio.
"Ese...ser, me da escalofríos."
- Codorniz, no mires a ese hombre a los ojos cuándo pasemos por su lado.
No estaba seguro del por qué del "consejo", pero sabía que ese hombre tenía extraños poderes y una mirada inquietante...y algo aterradora. Si a partir de ahora Codorniz era "mi responsabilidad", no quería que pasase nada raro.
Aunque de hecho, algo raro ya pasaba. Ansia de Dominio llevaba un caballo de las riendas...Riendas que parecía ofrecer a Matagatos.*
"¿Qué es esto? ¿El favorito sigue teniendo los favores de cualquiera que le mire?"
*Doy por sentado que no oigo lo que dicen Ansia de Dominio y Matagatos porque estoy bastante atrás en la formación.
- "Os haréis merecedor de él, Matagatos." -
Ansia de Dominio sonríe con una horripilante sonrisa que pone los pelos de punta. Cuando habla, varias burbujas de agua salen de su boca y se elevan por el aire.
Le tiende nuevamente las riendas para que las coja.
- "Se llama Hechizado, y creo que vos le gustáis." -
-Viento*, haz que se calle. -La perorata de R'Gaa le estaba matando la cabeza. La mujer no había parado de hablar desde la salida del campamento a pesar de que él solo le había contestado con simples monosílabos como "sí", "ya", "no"... hasta que al final se cansó y emitía simples gruñidos: "gña", "uhmg", "brupf"... El poco interés que Malamente mostraba ante el monólogo de R'Gaa no aminoraba la verborrea de esta, por lo que al final simplemente desconectó de lo que decía y se dedicó a observar a sus compañeros y atender a sus conversaciones, mucho más fructíferas que las de su compañera a la fuerza.
Empezó a jugar mentalmente con los destinos de sus compañeros y lo que al principio solo era un juego, al final acabó siendo una apuesta firme por los que más probabilidades tenían de morir antes de volver a estar a salvo tras los muros de una ciudad. -Plumilla. El tonto de Pulga... con sus tonterías podrían componer una elegía interminable. Campaña no creo... parece un zoquete pero sabe luchar. -Recorrió toda la Compañía con la mirada. -Manta caerá seguro, es vago hasta para defenderse... Algún pez gordo... apostaría a que a Cochinillo se le acaba la suerte. Sicofante... no, imposible. -Su mirada llegó a Keropis y frunció el entrecejo: -Ojalá... -Siguió avanzando: -Serpiente es un bocazas y se la está ganando. No apostaría a nada por el.
Fíjate que bien nos llevamos y acabamos de empezar el viaje.
A ti te mataré yo... -Pensó Malamente con amargura mientras se volvía para mirar a R'Gaa.
*Se refiere a uno de sus dioses, dioses simples: en este caso, el Viento, el Dios del Viento, como queráis llamarlo.
Si la presencia cercana de Ansia de Dominio era inquietante, tener que hablar con él frente a frente lo era aún más. Su tono de voz, su sonrisa y aquellas extrañas burbujas que le salían de la boca, hacía que cualquiera estuviera deseando alejarse lo antes posible.
¿Como pudo Serpiente aguantarlos durante un entrenamiento de varios días?
Cogió las riendas que le tendía y las sujetó con fuerza. Sabía que los caballos podían ser muy caprichosos y querer escapar cuando estaban con alguien desconocido. Le pasó la mano libre por el hocico y dejó que el caballo lo oliera, aunque con mucho cuidado no fuera a tirarle un mordisco.
-Espero llegar a serlo Señor. Os agradezco el regalo, haced saber al Señor del Dolor mi agradecimiento. Inclinó ligeramente la cabeza para acompañar las palabras. ¿Hechizado? Bien.
Hechizado ¡Estupendo! Siempre me recordará a Serpiente y a Rastrojo, por no decir al Señor del Dolor y a Ansia de Dominio, justo lo que necesito.
El pobre caballo no tenía la culpa, claro estaba.
-Debemos seguir nuestro camino, a partir de hoy comienza nuestra verdadera misión aquí y cuanto antes salgamos antes podremos acabar con los enemigos de Cho'n Delor.
Y antes podremos alejarnos de ti, de tu Señor y de esta deprimente ciudad.
Esperó cortésmente por si Ansia de Dominio quería añadir algo antes de su partida y después ordenó a todo la fila que avanzara. No montó a Hechizado, sino que se limitó a acariciarle y a hablarle para que se fuera acostumbrando a él. Era un magnífico animal, de eso no cabía ninguna duda.
Muy bien, Pesadilla. Muy bien.
La última vez que felicitó a alguien por sus progresos se trataba de Dedos, meses antes de sufrir su traición como un cuchillo clavado en la espalda.
Erhm... Quiero decir que no está mal. No está mal, Pesadilla, pero no te duermas en los laureles... ¿Ves lo que está pasando más adelante? Te pondré en antecedentes...
Rastrojo no sabía si explicar primero el lío del caballo o de Tarado. Pero daba igual por dónde empezase. Tendrían tiempo de hablar de ambas cosas en lo que quedaba de día. Y mejor entre susurros.
Empecemos por Tarado. Quiero decir... ¿A qué venía eso? Se sale de la fila para avanzar hasta el carro... se mete en una conversación que no es la suya... intenta marcar el territorio con un Soldado... Que mostrando gran vileza, con quién se mete es un herido... ¿Qué experiencia en combate tiene Tarado para ir dando lecciones a alguien que ha derramado la sangre por la Compañía? La sangre de otros, que esa es otra... No estamos hablando de un mindundi que es herido en combate y los compañeros le salvan el culo. Serpiente es de los que se convirtió en soldado matando. Y Tarado, que es un pacifista, ¿qué se supone que...?
Serpiente tiene un historial para echarse a temblar. Es mago. El aprendiz de Escupeculebras. Le he visto matar de miedo, literalmente, a media docena de niños, y repetirlo con unos pocos menos adultos. Y debe de ser la persona más rencorosa de la historia de la Compañía-quitando a Rastrojo-. No ha elegido el adecuado para hacerse el listillo.
Te contaré algunas de las medidas disciplinarias llevadas a cabo en el seno de los Hostigadores, para que te hagas una idea de qué llevó a Lengua Negra a reprender a Tarado...
El difunto Escarabajo intentó matar a Campaña en un entrenamiento. No pasó nada. Ahí, los mandos estaban aún tibios.
Campaña arroya con un carro de mulas a Escarabajo. ¿Pena que le imponen? Le confiscan el casco unos días.
Mentiroso desafía a un duelo por honor a Lengua Negra, su superior directo. Resultado: sin rencores ni represalias.
Sacorroto desertó. ¿Recuerdas a Sacorroto, de la instrucción? Castigo: la muerte. Parece que se endurecieron, ¿verdad? Pues no: más bien es que la pena que hay dentro de la Compañía. No tenía vuelta de hoja.
Sí, Pesadilla. Ese es el régimen disciplinario que imperó durante el "reinado" de Lengua Negra. Así es cómo ahora solo le hizo a Tarado un leve reproche.
Después llegó un mandato más duro, el actual de Matagatos. Ejemplos de su política de castigos.
Acusación de robo, habiendo sido hallado inocente... A Matagatos le dió igual. Impuso una pena de todas maneras. Al acusado injustamente se le relevó en la tarea de conducir el carro y se le impuso una orden de alejamiento, con lo cual le tocaba acampar siempre en los exteriores del campamento, un lugar más peligroso y susceptible de recibir el primer ataque de enemigos o bestias.
Por insinuar que el culo de una civil había sido visitado por toda la Compañía... Castigo: cavar letrinas. No diremos a quién le tocó sufrir semejante vejación, porque el nombre del castigado es lo de menos.
Y bueno, lo de los latigazos a Serpiente lo vistes con tus propios ojos. No debió poner en evidencia a Matagatos delante de otros mandos.
Si quieres saber mi opinión-y si no da igual, Rastrojo lo dirá de todas maneras-, Tarado ha tenido suerte de que sea Lengua Negra el que le llame la atención por intentar provocar a un compañero. Su acción podría haber desembocado en una pelea.
R'Gaa no paró ningún momento de hablar a su pupilo. Le explico cosas de mucho interés y agradeció con una sonrisa las muestras de plena obediencia que este daba. Apenas habló y ella pensó que no quería interrumpirla.
Desde lejos observó la situación que se creó entre Tarado, Serpiente y Lengua Negra. Se acordó de una situación parecida en la que Malamente reaccionó equivocadamente y aprovechó la oportunidad para enseñarle cosas útiles de cara al futuro.
Movió la cabeza en señal de desaprobación se levantó de puntillas y se volvió a agarrar al brazo de su pupilo. Le habló al oído en voz baja.
-Un hermano juramentado tiene más derechos que cualquier otro campamentero o seguidor. Tarado, tenía que quedarse en su sitio y mantenerse callado. Tu nunca hagas eso si no quieres meterte en problemas. Además - le hizo una señal con la mano para que agachara la cabeza hacia ella- su mentor debería haber sido el primero en reprimirle. Tu no te preocupes, si te equivocas te voy a echar la bronca en público para que no te lleves otro tipo de castigo.
No se quedó contenta del todo con las indicaciones dadas. ¿Seria mejor agarrarlo del brazo y andar así? ¡No! Le voy a dar un voto de confianza. Tiene que aprender por si solo como van las cosas. Sonrió ampliamente y le dio unas palmaditas de ánimo en la espalda.
En el momento en que Matagatos toma las riendas de Hechizado, siente como la propiedad de su propia alma hubiese dejado de pertenecerle.
- "No es al Señor del Dolor a quien debéis de agradecerle, Soldado Matagatos, sino a mi verdadero Amo. Y Él os pide tan sólo una dádiva: Traedme las cabelleras de los Fantasmas Irredentos muertos.
Y ahora partid, fuerza y gloria para vos y los vuestros." -
Ansia de Dominio da un volteo de su capa marrón algo andrajosa y se pierde entre las gentes de la Ciudad Baja.
Hechizado piafa contento cuando Ansia de Dominio desaparece.
Matagatos observa que está equipado con silla de monta, alforjas, arreos y jaeces, todo ello en cuero y acero de una calidad insuperables.
- Hostigadores y Campamenteros traspasan las Puertas de la Ciudad, dejando atrás las impresionantes murallas defensivas e internándose en el camino del Sur.
// Salen de Escena: Hostigadores y Campamenteros.
// Siguen en: Territorio de Cho'n Delor.
Derviche se paró al lado de su mentor. Lo miró de reojo, y esperó cualquier movimiento suyo. Le pareció verlo tenso, pero no estaba segura. Ella era su sombra y estaba dispuesta a reaccionar si el lo hiciera.
Miró al ser raro que llevaba las riendas de un guapísimo caballo. Su cara se relajó e incluso una sonrisa apareció, tímida, en sus labios.