Partida Rol por web

- Guepardo desafía al luchador callejero.

- Matagatos recoge una plata de Mentiroso y otra de Serpiente. Junto con la suya propia le paga tres platas al corredor de apuestas.

- Empieza la lucha.

ATAQUES DE GUEPARDO.

1) Fallo.

2) Golpea. - Daño 4.

3) Fallo.

4) Golpea. - Daño 4.

5) Crítico. - Daño 10.

ATAQUES BESTIAJO:

1) Golpea. - Daño 4.

2) Golpea. - Daño 5.

3) Golpea. - Daño 6.

4) Fallo.

5) Fallo.

Guepardo asintió a sus compañeros. Para él era agradable sentirse de nuevo parte del grupo después de tanto tiempo. Miró a su alrededor. No estaba Sacorroto. Se sintió reconfortado al ver que en aquel momento los espíritus no iban a molestarlo. Soltó su lanza y su cuchillo de caza mientras miraba a sus compañeros. - Vigiladlos. - No dijo nada más. Se encaminó a lugar donde iba a desarrollarse la lucha. Pese al tamaño de su contrincante no tenía miedo, solo rabia, rencor y odio. Apretó los dientes y sonrió, aquella ciudad le hbía decepcionado. Como todo, últimamente.

COMBATE CALLEJERO:

RESOLUCION RAPIDA.

ASALTO 1:

- Guepardo golpea primero, pero falla.

- El bestiajo arrea un puñetazo a Guepardo en la cara, 4 de daño.

ASALTO 2:

- Guepardo da un codazo al bestiajo en un hombro, para 4 de daño.

- El bestiajo se revuelve con un golpetazo, para 5 de daño. Guepardo acumula 9 de daño.

ASALTO 3:

- Guepardo intenta patear al bestiajo, pero falla.

- El bestiajo le da un terrible pisotón a Guepardo, para 6 de daño. Se escucha cómo crujen los huesos del pie derecho del antiguo Jaguar Asesino. Guepardo acumula 15 de daño.

ASALTO 4:

- Guepardo da un directo al estómago del bestiajo, para 4 de daño. El bestiajo acumula 8 de daño.

- El bestiajo intenta coger la cabeza de Guepardo, pero falla.

ASALTO 5:

- Guepardo sonríe y le da un brutal cabezazo en la nariz al bestiajo, para 10 de daño (crítico). El bestiajo acumula 18 de daño.

- El bestiajo embiste a Guepardo, pero falla.

ASALTO 6:

- Guepardo da un salto mientras gira y su pie dolorido golpea el rostro del bestiajo, estampándolo contra una pared y tumbándolo en el suelo. Daño 5. El bestiajo cae al suelo, inconsciente.

FIN DEL COMBATE.

- El corredor de apuestas maldice en un florido K'Hlata que os resulta casi imposible de entender (excepto para Serpiente, que conoce todas las variantes dialectales a la perfección) y paga con renuencia las cinco platas de la apuesta a Matagatos.

- Guepardo está ensangrentado y al borde de la inconsciencia.

El joven Jaguar se enderezó justo delante de la mole. El gigante no tenía expresión ninguna en su rostro...estaba tranquilo. Guepardo concluyó que estaría tan acostumbrado a luchar que se le habría olvidado ponerse nervioso. Antes de que el corredor de apuestas diera comienzo a la lucha el antiguo Jaguar golpeó la cara de su contrincante. Su sorpresa fue mayúscula cuando éste movió ágilmente la cabeza y esquivó el golpe. Aún estaba ensimismado cuando un enorme puño le golpeó en la mandíbula. Giró sobre sí mismo con la inercia del golpe y sonrió. Aquel tipo era grande como un oso, incluso era ágil, pero no sabía golpear tan fuerte como debería alguien de su tamaño. Mantuvo la posición de espaldas al hombre y cuando éste se acercó, seguramente pensando en rematarlo, le soltó un codazo. El gigante intentó esquivarlo de nuevo pero no pudo evitar el impacto en su hombro. De pura rabia sacó un puño de la nada, el cual recibió Guepardo en el estómago. Guepardo retrocedió doblado sobre sí mismo y escupió sangre. Ahora lo tenía claro. Si podía golpear fuerte aquella bestia, simplemente estaba racionando sus fuerzas. Quizás no le compensara a su jefe que acabase con sus contrincantes de un solo golpe.

Lo tenía de nuevo encima. Aún le faltaba el aire pero tenía que reaccionar si no quería acabar con sus huesos rotos. Lanzó una patada a la desesperada. La mole le cogió la pierna al vuelo y lo mepujó hacia atrás. Guepardo cayó de espaldas. Estaba compungido. Antes de que pudiera reaccionar escuchó como crujían los huesos de su pie. - Ahggggggg. Seguramente se lo había roto. Allí tumbado notó el sabor metálico de la sangre en su boca. Su nariz había comenzado a sangrar abundantemente y parecía que un elefante lo hubiese pisoteado. El gigante se dió la vuelta y levantó los brazos para ser aclamado por unas cuantas personas que allí habína. Por el ruido que armaron supuso que eran apostantes que habían jugado el dinero en su contra. No tenía pensado levantarse ya, todo aquello no merecía la pena. Era un estúpido por haberse ofrecido para aquello. No era un guerrero, ya no. Solo era un maldito lisiado tirado en una ciudad corrupta.

- Vamos, maldita sea. Eres mi hijo. Mi sangre nunca deja de luchar. Hasta la muerte. - La multitud se silenció. La voz de su padre apagó los gritos y los insultos. Como pudo abrió un ojo. Allí estaba él. Su padre. Severo y autoritario para toda la aldea, pero generoso y con buen corazón para su familia. - Ya no eres un gatito, ahora eres un Jaguar. Más que eso. Eres el lider de los Jaguar, eres el más fuerte de todos ellos. Eres un Guepardo. - Dicho lo cual todas las personas que lo abucheaban a su alrededor, habían desaparecido. En su lugar toda su tribu le animaba y le gritaba palabras de aliento. Disfrutó el momento. Después su padre se adelantó, señaló con el dedo enfrente suya y Guepardo pudo ver un enorme y furioso oso. - Recuerda hijo, un guepardo puede vencer a un oso.

El antiguo Jaguar volvió a la realidad. Allí estaba el gigante mirándolo extrañado. Seguramente se preguntaba si habría acabado con él. Guepardo sonrió, aún tumbado en el suelo y le gritó. - Maldita sea, peleas como una niña. - El público comenzó a gritar de nuevo. El gigante ofendido se acercó a Guepardo con la intención de acabar con él de una vez por todas. Lo cogió del cuello y lo levantó de un empellón del suelo. Era su momento. Con la mano derecha lanzó un puñetazo, con todas sus fuerzas, al estómago de la mole. La cara compungida del gigante demuestra que esta vez si le afectó el golpe. No obstante, no lo suficiente como para soltar a su presa. El bestiajo echó la cabeza hacia atrás para dar un cabezazo a Guepardo, pero esto interpuso el brazo izquierdo con lo que amortiguó el golpe. Mientras tanto con el derecho le retorció la mano, con lo cual el gigante tuvo que soltarlo. En ese momento el antiguo Jaguar pegó un enorme salto y fue él el que asestó un tremendo cabezazo al bestiajo. Se oyó un crujir de huesos en todo el lugar. El gigante, con la nariz rota por el golpe recibido se retiró un par de metros. Guepardo también estaba aturdido con la mano posada en una frente que parecía destrozada. Tenía que volver a pelear era el momento de rematar aquello. Pero primero tenía que abrir los ojos y que su cuerpo volviese a responder.

Justo en el momento que abrió los ojos el gigante corría hacia él para embestirle. Como buenamente pudo se echó a un lado y lo esquivó. El bestiajo se golpeó contra la pared y en cuanto se dio la vuelta, el Jaguar asesino le pegó una patada en el pecho que lo empujó de nuevo contra la misma pared. El gigante se golpeó esta vez la nuca. Abrió mucho los ojos y miró a su contrincante sorprendido. Guepardo pensó que volvería a embestirlo, pero en vez de eso la mole cayó de culo al suelo y no se volvió a levantar. Había ganado. Había ganado a aquel monstruo. Miró a su alrededor y vio que la gente estaba callada, aturdida. Nadie creyó en él. Nadie salvo sus compañeros. A ellos los miró, les sonrió y antes de caer al suelo con la boca y la nariz escupiendo sangre, les dijo: - No os olvidéis de coger mis armas.

-¡Vamos, dale!

-¡No, estúpido! ¡Así no!

-¡Oh, joder, levanta! ¡Levanta!

-¡Seeeeee!

Mentiroso había animado a Guepardo exaltadamente, no tanto por la moneda de plata que podía perder o por el orgullo de la Compañía en juego. Lo que le movía era la emocionante (y decadente) diversión.

Tras el climático combate solo quedaba recoger las ganancias. Pero este no era el lugar de repartirlas.

-Matagatos, ahora sí, cuanto antes salgamos de aquí mejor. Por si acaso. -dijo en voz baja, para que solo pudieran oírle los suyos.

Lengua Negra había observado el desarrollo de la pelea sin especial interés. Podía entender el deseo de pelea de Guepardo, deseoso de demostrar ante los demás lo que no pudo hacer en la batalla contra los castores, pero cuando el crujido de los huesos del pie del guerrero se sobrepusieron a los gritos de ánimo y a los sonidos de la pelea y la muchedumbre, miró a Matagatos con absoluta seriedad y sin decir nada.

En silencio, recogió las armas de Guepardo, tal y como este había pedido.

-¿Alguien más va a pelear? Porque de no ser así, y dado que quizás si hagáis caso de lo que ahora dice Mentiroso, lo mejor sería regresar. Y con un semiinconsciente con el pie quebrado de por medio, no creo que vayamos a ir muy rápido -señaló secamente-. Si alguno de nosotros se adelanta, podrá pedir ayuda.

Los primeros compases de la pelea me hacen temer lo peor.

-Vamos Guepardo, acaba con él!

Guepardo comienza a recibir un terrible castigo de parte del luchador que le reparte golpes una y otra vez sin que nuestro compañero pueda hacer mucho por defenderse, pero cuando todo parecía perdido Guepardo reacciona y le propina un cabezazo y una patada que dejan inconsciente a su rival para nuestro regocijo y desilusión del organizador y de unos cuantos presentes que habían apostado en nuestra contra.

-Eso es! Así se hace!

Me dan el dinero ganado de mala gana y lo recojo contento. Guepardo había demostrado su fortaleza y los había dejado a todos de piedra. Las palabras de Mentiroso y Lengua Negra me hacen comprender que ahora si es tiempo de marcharse. A nadie le gusta perder su dinero contra unos extranjeros desconocidos.

-Tenéis razón, volvemos con el resto.

Me acerco a Guepardo y paso uno de sus brazos sobre la parte de atrás de mi cuello para ayudarlo a caminar. A pesar de la victoria ha recibido una buena paliza.

-Bien hecho, le has dado una buena lección. Le susurro cuando estoy a su lado.

Señalo las armas de Guepardo.

-Lengua Negra, recoge tu sus armas, yo lo ayudaré a caminar. El resto caminad junto a nosotros atentos.

No creía que pasara nada, sobre todo después de la demostración que había hecho Guepardo de como luchábamos, pero éramos uno menos y no estaban de mas algunas precauciones.

-No creo que haga falta. Le digo a mi primo considerando más peligroso que alguien se fuera solo que permaneciéramos todos juntos. Si a alguien le había entrado la tentación de meterse con nosotros probablemente después de esto se le había quitado, seguíamos siendo cuatro hombres armados y teníamos a Serpiente.

- El grupo de Hostigadores se dirige de regreso a las puertas de la ciudad, las que dan al río.

Venga Gueopardo, pero, no, ¡¡no te dejes pegar!!

Cúbrete, pero cúbrete.

Tras el crujido del hueso, le pequeño jorobado, no puede poner por menos cara de desagrado. Pero el nuevo puñetazo de guepardo, le da ánimo de nuevo. Venga sigue así tu puedes con él.

Bien, Guepardo, ¡usando la cabeza!

¡Fabuloso! ¡fabuloso!

Caracabra ha vivido el combate con toda la intensidad, ha disfrutado con la victoria de Guepardo, aunque tras los tres primeros golpes no confiaba que pudiera ganar. Si, Guepardo es un autentico guerrero digno de admiración.
Luego siguiendo las ordenes del resto ayudo a llevar al herido, por hoy, ya ha habido suficientes emociones, y las palabras de mentiroso, son cuanto menos, prudentes. Pero coincide con Matagatos, si lo mejor sería que no nos separemos, seguimos siendo extraños en esta ciudad. Mientras nos dirigimos a la puerta, el jorobado, hecha alguna que otra mirada desconfiada hacia atrás, en busca de alguno jugador resentido por el resultado del combate.

Guepardo seminsconsciente vio como sus compañeros lo estaban llevando casi a rastras. Supuso que estaban volviendo con el resto. Miró a su lado y vio como le sonreía su padre. A su alrededor la ciudad pasaba como en un sueño. Ahora le parecía mucho más acogedora que antes.

Mentiroso no respiró tranquilo hasta haber dejado la ciudad atrás. El que de tras cada esquina pudiera salir un grupo de atracadores armados teniendo a Guepardo ya malherido, o algún niño o adulto escurridizo consiguiera quitarle su bolsa de dinero, lo tuvo en constante alerta.

Pero fuera de las murallas todo volvía a más o menos la normalidad. El que hubieran salido sin más problema le hizo pensar que quizá se había dejado llevar por la paranoia. Otra vez. Reflexionó. Y se le ocurrió que quizá Lengua Negra fuera aún más paranoico que él. Cómo actuó cuando lideraba a los Hostigadores, cómo había sido tan cansino en Dadiz... Ojalá tuviera la oportunidad de hacer una salida con él a solas. Para exigirle respeto y obediencia y estar puteándolo un rato aprovechando que Lengua Negra era solo un recluta y él un soldado. Casi había perdido por completo las ganas de retarle. ¿Qué sentido tenía, mientras no recuperara un mínimo de estatus? Si lo hiciera ahora, le tacharían de cobarde, de abusar. Pensó en su propio estatus. Y una cosa llevó a la otra.

-Bueno, Matagatos, ya puedes repartir eso. Al final no fue para tanto, ¿verdad? Todas esas advertencias... -la victoria de  Guepardo había ido un poco justa, pero no parecía que les hubieran intentado timar, o les hubieran seguido, o hubieran tenido que pagar un peaje para salir, o que hubieran tenido que esconderse para que no les viera nadie... Que el adversario de Guepardo fuera así de fuerte podría haber ocurrido en cualquier plaza- Quizá tendríamos que habernos quedado a ayudar a la joven. Con un poco de suerte además de llevarnos unas monedas nos habrían intentado asaltar algunos mendigos hambrientos.

- Mentiroso se guarda una moneda, devuelve la suya a Matagatos y la suya a Serpiente.

- Quedan dos de beneficio.