Partida Rol por web

Mientras meditáis y comentáis acerca de la posible solución a la pregunta planteada, seguramente, por la gema, Murdock se adelanta para acercarse a esta, observándola detenidamente mientras frunce el ceño en una clara muestra de interés.

Al poco, el mago adelanta una de sus manos, con cautela, pero apenas se sitúa a unos pocos centímetros de la flotante gema, corre a retirarla, como si temiera o desconfiara...

Tampoco a mi se me ocurre nada, pero quizás deberíamos centrarnos en sus propias palabras. - comento, desde mi posición cerca de la entrada junto a Zoe. - Al fin!! Adelante, pasad y sed.. no, esto... - intento recitar, con más pena que gloria, pues las palabras no se han quedado grabadas en mi mente con la exactitud necesaria, por lo que rápidamente decido optar por un breve resumen. - Ha dicho algo similar a, bienvenidos a mi prisión", o algo así, que debemos, no, que Zenram debe entregarle su nombre, y que ya hemos conocido y vencido a los guardianes de ese secreto, que supongo que se refiere a los humos.

Tras sentarme en el suelo y meditar unos instantes, recuerdo a los humo-noides, comienzo a pensar en ellos, cierro los ojos concentrándome hasta que pasado unos minutos creo haber dado con la solución, me levanto cogiendo las piedras apropiadas y las sitúo al lado de la letra "B" escribiendo el nombre de "BALANZA".

Sonriendo me giro hacia mis compañeros y acercándome a Zenram le doy un dulce beso en los labios, creo que mejor pongas tú el nombre, pues ella te espera a ti y Skrai también te pertenece, y espero a que mi amado se ponga en camino para ir junto a él.

El guerrero medita durante un largo, largo rato sin embargo nada se le ocurre, los acertijos no son su fuerte y aquello era más de lo que podría resolver aun cuando lo meditará por toda la eternidad, sin más opciones se limita a abrazar fuerte a su amada, le planta un candente beso en los labios y enseguida coloca las distintas letras hasta formar el nombre sugerido por la drow...

De forma lenta y meticulosa, y con una intensa tensión reflejada en su rostro, Zenram se inclina sobre las letras, y sin dejar lanzar preocupadas miradas hacia la flotante gema, mueve sus manos para sustituir las piedras colocadas en los agujeros. Al cabo de un largo y silencioso minuto, la palabra Balanza se observa nítidamente en el suelo, y el guerrero, no hace más que enderezarse, esperando, al igual que el resto, la consecuencia de la idea de Daenerys....

Acertado es el nombre que me otorgas, Zenram, pues no es otra mi primera finalidad que intentar nivelar la balanza en esta cruenta y silenciosa lucha. - la voz, jubilosa, y que a diferencia de las veces anteriores parece ahora surgir únicamente de la gema, expandiéndose a su alrededor al igual que lo hace una ola nacida del golpe de una piedra en un lago formado por una remanso de paz, alcanza vuestras mentes con tanta fuerza, que instintivamente, y sin poder oponeros, os veis obligados a hincar vuestras rodillas en el suelo, soportando la fuerte y poderosa energía que parece acompañar cada una de las palabras, cada uno de los sonidos surgidos de la rojiza gema. - Desde hoy, desde este momento, podéis estar seguros de que la lucha ha empezado, y aunque es la derrota lo que os espera al final de cada camino o al otro lado de cada puerta, podéis confiar, como lo hago yo, que por muchas batallas que se hayan perdido, y que se perderán, la guerra aún no está perdida. Hay un esperanza, lejana y difícil, pero gracias a vosotros existe. - la voz, que ha ganado fuerza con su extraño discurso de esperanza y guerra, calla entonces de repente, sumiéndose en un extraño silencio, y en ese estadio, en esos segundos en que su voz es silenciada, la Hija de Skrai, guardada en la funda que porta Zenram, surge de su vaina por si sola, como si una invisible fuerza la empuñara. Y la daga, o espadón, pues su imagen fluctúa entre ambas a cada parpadeo, vuelva directa y sola hacia la gema, deteniéndose a escasos centímetros de esta con el hueco de la empuñadura encarado hacia la rojiza piedra.

Desde este momento mi esencia permanecerá y crecerá en este arma, fabricada y preparada para tal fin, y tu mano, Zenram, será quien me empuñe, tu cuerpo quien me proteja, y tu alma quien me alimente hasta alcanzar mi destino. Sé que es un alto precio, y me avergüenza exigirlo, pero a la postre será un leve sacrificio por el bien de la humanidad, un sacrifico que hemos de sobrellevar y aceptar por el bien de todos. - con semejantes palabras, palabras duras y serías que parecen esconder algo más allá de lo que expresan, la gema se desplaza hacia la daga, como si fuera atraída por el arma, y de forma perfecta, encaja en el hueco que se divisa en la empuñadura. Por unos segundos, la gema emite un intenso brillo rojizo, un brillo que asciende por su filo hasta alcanzar la punta, donde parece alcanzar su punto álgido. Y es tan intensa la luz que desprende en ese momento, que os veis obligados a cerrar los ojos, protegiéndolos de la dañina luz.

Cuando volvéis a abrirlos, la daga-espadón reposa en el suelo, y aunque sin duda es el mismo arma, su empuñadura es ahora completamente distinta. La gema no es visible en ningún lado, pero su presencia es visible en la decena de brillantes y rojizos filamentos que rodean la empuñadura, la cual ha abandonado la simpleza de antaño, sustituida por la firmeza y elegancia que le ofrecen una salpicaduras rojizas entremezcladas con los filamentos, y entre todo ello, podéis distinguir el grabado de una pequeña balanza de dos piezas, una en un intenso negro y otra en un rojo algo más claro, donde la pieza oscura gana la batalla con suma claridad, alzando a la roja hacia las alturas. El filo, por su parte, es recorrido por una fina linea roja, la cual nace en la punta y desciende hasta perderse en el entramado de la empuñadura. Tras unos largos instantes de incredulidad, donde vuestras miradas se concentran en la atrayente belleza del arma, el brillo de esta pierde algo de su intensidad, llamando mucho menos la atención, y, lentamente, alza de nuevo el vuelo, dirigiéndose a las manos de aquel que se ha convertido en su guardián, Zenram.

Y ahora, debemos partir, abandonar esta cárcel surgida de la oscuridad, este lugar gobernado por un tiempo diferente, y volver allí donde nos espera la lucha y donde se fraguará el futuro. Debemos buscar mi desconocido destino, y tan solo el Gran Mayor es capaz de ofrecernos un camino, así que partamos, permitamos que Murdock cumpla con su parte en este camino forjado por la esperanza.

Con esas últimas palabras, la pequeña sala parece empezar a moverse, a girar a una velocidad incontrolada, y para cuando vuelve a detenerse, lo que parece suceder tras una eternidad, con vuestros estómagos revueltos como consecuencia, una cálida noche gobernada por la luna en todo su esplendor y acompañada de un millar de estrella, os acoge allí donde estáis, justo en el linde de un bosque desde donde sois capaces de ver las luces de un pueblo, a no más de unas pocas horas de camino. Un camino que yace bajo vuestros pies y se adentra en el bosque a vuestra espalda y que en sentido contrario parece dirigirse al origen de dichas luces...

Cuando la Hija de Skrai vuelve a tu mano, ahora con la empuñadura gobernada por el rojo de la gema, tu mano parece sentir un calor intensamente diferente, y una bendita calma recorre cada uno de tus sentidos, sin duda originada por la fuerte esencia o poder que parece emanar del arma. Cauto, pero sin poder evitar esgrimir una ligera sonrisa de bienestar y felicidad, observas la daga-espadón que tienes en tu mano, y satisfecho como jamás lo habías estado, te concentras en sentir las leves pulsaciones que parece emitir la bella empuñadura así como el brillante y mortífero filo.

Tus manos son fuertes y tu corazón también, Zenram, pero es demasiado el sufrimiento que has padecido e injusto el trato que has recibido hasta el momento. Desde hoy, seré fiel a tu alma, así como lo espero tu lo seas hacia mi, y aunque no espero un amor equiparable al que le dedicas a ella, si espero poder contar con tu fe.

Tras las palabras, nacidas en tu mente sin ocasionarte dolor o molestia alguna, el arma emite una última palpitación, y con ella, una energía pura y bendita se adentra en tu cuerpo, sanando cada golpe o magulladura y cerrando cada una de tus heridas.

Siempre que quieras hablar o necesites de mi, tan solo hazlo, pues desde hoy debemos ser uno...

Cuando la Hija de Skrai vuelve a la mano de Zenram, una sensación de paz como jamás hayas sentido recorre cada uno de tus poros, erizando tu bello y ensanchando tu corazón a unas dimensiones que jamás creías posible. Alrededor del arma, y lejos de la mirada del resto, percibes con claridad algo parecido a una leve aureola, y esta crece con rapidez, rodeándote por completo y logrando embargarte de una felicidad solo equiparable a la que te ofrece el amor de Zenram.

Por unos largos y extasiantes segundos, percibes esa presencia que ya pudiste sentir anteriormente, esa divinidad, o casi, que logra que tu corazón se detenga, absorbiendo cada una de las minúsculas partículas que la componen, las cuales te ofrecen una fe casi perdida, una bondad apenas imaginable. Completa, pues es como te sientes ante dicha presencia, cierras tus ojos y liberas tu mente, permitiendo que esta corra a su encuentro...

Daenerys. Es mucha la fuerza que atesoras en tu corazón y todo y las penalidades, siento que tu fe es digna y pura, sencilla y real como jamás pensé hallarla en una adoradora de Aelyn. Me alegra sentir tu fe, y me alegro y reconforto por ello, por lo que desde hoy, puedes dejar de sentirte sola. Desde hoy, mi fuerza será tuya y pase lo que pase, siempre estaré ahí para ayudarte.

Tras las agradable palabras, cargadas de una energía pura indescriptible, tu mente pierde el contacto con dicha esencia, y aunque ha sido corto, tu cuerpo y tu alma se estremecen de placer, sintiéndose más fuertes que nunca.

Me quedo eclipsada al ver la fusión de la gema con Skrai y la energía que desprende me inunda completamente, la sensación de paz llena hasta el último recoveco de mi alma, asiento firmemente a las palabras pronunciadas por Él, aunque la primera intención como clériga oscura que fui de aelyn es arrodillarme ante su voz, conservo mi porte y me mantengo en pie al lado de Zenram mientras cojo su mano apretándola fuertemente.

En el rostro del guerrero se refleja una calma como la que el mundo no ha visto en mucho tiempo, el orgulloso guerrero irradia como siempre una gran confianza en si mismo, sin embargo a diferencia de antes, el fruto de esa confianza es la esperanza y no la resignación. Una vez que Skrai descansa en su vaina, el guerrero toma la mano que le tiende su amada y luego de plantar un ardoroso beso en sus labios se dispone a continuar con su misión. Adelante...