Al ver la reacción instintiva del guerrero, controlado por su propia fuerza de voluntad, el encapuchado al mando centra su atención en él, y tras proferir un sencillo, Entiendo, asiente ligeramente, permitiendo así que las cadenas rodeen vuestras muñecas, fuertes y frías por igual.
Que os mostréis educados y dóciles está bien, eso ayudará a que vuestras vidas no corran peligro. - afirma con voz fría una vez os encadenado y obligado a poneros nuevamente en pie, en fila, con Zenram delante y Daenerys detrás. - Ahora os llevaremos a un sitio más tranquilo donde podremos hablar acerca de todo eso. - agrega y aunque no lo veis, percibís su triunfal sonrisa, oculta tras el pañuelo, mientras su mano, enguantada, señalas a Skrai y Arrebatadora, ambas armas guardadas en una saco por uno de los hombres. - Y porque están en vuestro poder, junto a esta otra, sin tener el permiso para ello. Seguramente Lucius, o el mismo Solkan, se alegrarán y complacerán de que les hayamos recuperado dichos objetos, e incluso puede que nos recompensen si se los entregamos. - agrega, golpeando la armadura de Zenram, gesto con el que varios de los hombres os empujan para poneros en marcha.
Una vez os ponéis en marcha, los encapuchados hombres y mujeres, pues detectáis a varias con contorneadas figuras, os custodian para atravesar la oculta puerta y al otro lado no so sorprendéis al descubrir, al menos, una docena de ballestas de inmenso tamaño, tanto como para disparar lanzas por los agujeros que se atisban en la pared. Tras las mortales máquinas, divisáis unas escaleras de caracol, las cuales os obligan a descender con la única luz de una antorcha que porta quien guía la fila y otra al final de esta. El líder, que se sitúa detrás de Dae, no deja de aconsejaros que no intentéis ninguna estupidez.
Cuando vuestros pies abandonan el ultimo de los peldaños para asentarse en el frío corredor donde estáis, y que calculáis al menos dos pisos por debajo, otro de vuestros captores se acerca a vosotros, cubriendo vuestras miradas con un pañuelo negro, antes de retomar la marcha por lo que parece un pequeño laberinto de giros a derecha e izquierda, así como varios tramos más de pequeñas escaleras. Al fin, tras un tiempo que debe oscilar entre veinte y treinta minutos de giros, ascensos y descensos, volvéis a deteneros.
Buen trabajo. afirma, de nuevo, la voz que se oculta tras la fría mirada del cabecilla. - Ahora os dejaremos descansar un rato, pero entenderéis que antes queramos llevarnos esa bonita armadura. - os explica mientras un sonido, peculiar y que reconocéis como el de un candado abriéndose antes de que haga lo propio una pesada puerta de acero. - Nos la darás por la buenas, como hasta ahora, para que no haya más sangre, ¿verdad? - inquiere, sin duda dirigiendo sus palabras al guerrero, a quien alguien libera de su cadenas y el pañuelo y algún otro apoya un frío acero en su cuello.
Ella que entre ya. - finaliza la voz, y mientras el silencio se cierne sobre el corredor, - largo, estrecho y con varias puertas idénticas a la que acaban de abrir,- a la espera de que el guerrero decida o no deshacerse de su armadura, Daenerys es empujada al otro lado de la puerta de acero, donde, sentada sobre un camastro, es liberada del pañuelo que cubre sus ojos.
El guerrero asiente y comienza a soltarse las correas de la armadura... Y sin duda retirarán esta daga de mi cuello, seguramente entiendes que si quisiera ya hubiera intentado escaparme y sin embargo aquí estamos, a la espera de hablar con Stend...
Me parece ue yo sigo con el pañuelo en los ojos no?...
Y hablareis con él, os lo aseguro. Os lo habeis ganado por buen comportamiento, afirma el hombre, a medio camino entre la ironia y la seriedad, mientras ayuda a Zenram a deshacerse, primero del pañuelo, y acto seguido de la armadura, la cual acaba guardada en otro saco de regia tela. - Pero tendreis que esperar, aunque haré lo posible porque no sea mucho rato. - agrega, invitando al guerrero, con un gesto de su mano así como con sus armados hombres, a que este se denre en la pèqueña celda y tome asiento en el camastro, al lado de Dae. - Yo no probaria a huir, de verdad, quizás arriesgariais más que esperando pacientemente. - finaliza, empujando la puerta de acero y de un grosor más que importante.
Abriendo escena nueva.