Partida Rol por web

Liberando la inquietud almacenada en tu cuerpo, reaccionas de forma instintiva y quizás un tanto descontralada, y para cuando quieres darte cuenta, tú y tu espadón os encontrais al otro lado de la puerta, corriendo en dirección al rellano de la segunda planta.

Pero apenas lo has alcanzado,y te dispones a lanzarte escaleras abajo, cuando te das cuenta de que algo no es como debiera, y alertado, detienes tu avance, atento y alerta. A tu alrededor, el luagr aparece iluminado por la luz de la lámpara, pero lo que realemnte llama tu atención es el sorprendente silencio reinante en él. Tanto, que no eres capaz de escucharte a ti mismo, así como tampoco lo has conseguido hacer con tu carrera.

Magia!!!

Al darte cuenta de que sin duda se trata de un potente conjuro de silencio, y de que este parece abarcar todo el rellano, y ves a saber tu que otras zonas de la posada, tus musculos se tensan, preparados para reaccionar ante la menor amenza... Amenaza que hace acto de presencia en forma de flecha, la cual surge a tu espalda, del mismo corredor que acabas de abandonar y en el cual divisas a un humano vestido de negro y con el rostro cubierto por un pañuelo del mismo color.

Tras el impacto del proyectil sobre la pared a escasos centimetros de tu cabeza, el asaltante deja caer su arco, sustituyendolo por su espada, y desafiante, se lanza sobre ti, descargando una serie de golpes que logran desmontar tus desfensas para acabar alcanzando tu hombro, donde el filo de su arma te provoca un feo corte...

Silencio...silencio mágico!
De pronto, sin ningún zumbido que le alerte, Murdock siente un viento leve junto a la oreja y al instante, una flecha aparece clavada y agitándose aun en un travesaño de madera en frente a sus ojos.
Girandose con el espadón en alto, logra frenar justo a tiempo el acero del asesino, y desvía la hoja recibiendo un corte menor.
Murdock, arremete entonces con furia, aprovechando la ventaja sobre su oponente desestabilizado por la vertiginosa carrera, y le golpea con su propio espadón.
El hombre de negro, no alcanza a esquivar el pesado acero, y Murdock se da cuenta al instante que está ante un simple aficionado.

¡Debo detenerlo!...Debo detenerlo vivo! Piensa al ver sangrar a su única pista

Con tan solo un mero e instintivo gesto, tu adversario te demuestra, junto a la sangre, que el dolor ha invadido su cuerpo, pero lejos de rendirse, o quizás abandonar el silenciosos combate, este te lanza una salvaje y rápida estocada, la cual, logra alcanzarte con mucho más peligro, provocándote una fea y profunda herida...

Cita:

Murdock intenta retroceder, pero el pie izquierdo trastabilla en silencio con el umbral de otra de las habitaciones. Alza entonces el espadón, pero el asesino es demasiado rápido, y su espada muy pesada.
El mago, apenas no logra evitar un profundo corte en el brazo izquierdo, y afloja la presion sobre su afilado acero.

¡Maldito! Grita, y sin embargo su boca queda abierta en una "o" final, hablando con las sordas paredes.

Abajo...En las escaleras que bajan no debe estar el silencio. Piensa, mientras idea una forma de atrapar al hombre de negro vivo..sin morir él en el intento.

Murdock retrocede, haciendo paradas con su espadón, unos diez metros, y comienza ya a bajar uno, dos peldaños.

A medida que te adentras en las descendientes escaleras, repeliendo, una y otra vez las continuas embestidas de tu adversarios, sientes y percibes como el aire a tu alrededor se dulcifica, como si poco a poco perdiese una densidad que no supieses que poseía. Alentado por ese hecho, y deduciendo así que estás escapando del rango de acción de la magia que está actuando en el rellano de la segunda planta, esgrimes una ligera sonrisa que es acompañada por un nuevo paso hacia abajo.

Ante tu huida, y tras haberte atosigado los primeros pasos con su arma, el hombre de negro detiene sus pasos, vacilante, y tras una mueca de sus labios, imperceptible para ti, seguida de un movimiento de su brazo libre, el cual se alza hacia el techo, como si de una señal se tratara, la luz a tu alrededor desaparece con la misma celeridad en que tus ojos parpadean, ofuscados y muy, muy cabreados por la densa e impenetrable oscuridad que te rodea. Cuando al fin, unos pocos segundos después, la luz vuelve a inundar las escaleras, estás solo, aunque, por fortuna, vuelves a ser capaz de escuchar tu propia voz, la cual se dedica a maldecir la cobardía de tu rival...

Murdock se adelanta, dejando su huella marcada en rojo al pisar su propia sangre escalones arriba. Observa el lugar en donde segundos antes estubiera el asesino, y lanza un golpe con su espada, tanteando el area...
Al reconocer que ha perdido su más importante pista, lanza un grito de furia e insulta en medio de la silenciosa noche.
¡¡¡CABRÓN HIJODE.... El mago, se detiene en seco, consciente ahora de que está gritando en medio de la posada.
En ese instante, recuerda los pasos acelerados de quien huyera en un primer momento escaleras abajo hace apenas una veintena de segundos, y corre a toda velocidad tratando de alcanzar a quien haya sido el causante de su alerta.

El maldito bastardo a huido!...no puede estar muy lejos! Piensa dispuesto a dar vueltas alrededor de la posada si hiciera falta.

Tras perder tan solo unos segundos en pensar sobre lo acaecido, deduciendo, casi con total certeza, de que la oscuridad se trataba de uno de esos trucos drows, y por lo tanto que el atacante tenia un compinche cerca, te vuelves hacia la puerta, y sin pensarlo, aunque si guardando silencio, la atraviesas para aparecer en el comedor.

La sala, semioscura y silenciosa, se abre ante ti tan solo iluminada por la leve luz de la luna que penetra por los ventanales, y ante el juego de sombras y luces no puedes evitar detenerte, tan solo unos segundos, pero los suficientes para aclimatarte a la escasa luz reinante y divisar las dos o mejor dichos tres figuras que hay cerca de la puerta.

Dos de ellas son Dae y Zenram, este ultimo desnudo y tan solo con Skrai en sus manos, mientras que a sus pies divisas el cadáver de un hombre vestido idénticamente igual al que te enfrentabas hace unos segundos.