Partida Rol por web

Tras el fatal golpe de Zenram, el ultimo de los guardas cae al suelo, muerto, y mientras el guerrero alza su pregunta, Jhons se arrodilla frente a los primeros muertos, logrando encontrar una manojo de llaves. Y mientras este se pone en pie, nervioso, las voces de más hombres, resuenan allí donde el pasillo gira, y no así en la puerta de hierro que veis cercana a vuestra posición...

Nos atacan... Corred, hay que detenerlos!! - gritan unos.

Los prisioneros huyen!! Hay que evitarlo!! - exclaman otros...

Indecisos, escucháis como gente se acerca corriendo...

No lo sé! No me dejaron ver por donde llegué!!- responde Jhons al fin, mientras aprieta las llaves y observa las oras puertas que aparecen en el pasillo, y que seguramente, y teniendo en cuenta los barrotes en la parte superior, también son celdas. - Pero primero hay que buscar a mi hermano!! - agrega, corriendo a la puerta que hay enfrente, dispuesto a abrirla, objetivo que cumple con las segunda de las llaves que prueba.

Jhins!! - exclama, adentrándose en el interior de la celda, idéntica a la vuestra, y donde un hombre, clavado a él, y por lo tanto su gemelo, permanece inconsciente o puede que muerto, pues su pecho no parece inflarse como debiera a causa de la respiración... - Jhins, Jhins despierta!!

Mierda!! - me quejo, al ver como el maldito Jhons se me escapa y logra abrir la puerta de otra celda sin ofrecerme una respuesta satisfactoria. - Dae, tenemos que decidir, se acerca gente. - empiezo a hablar, moviéndome hasta situarme cerca del giro del pasillo, no sin antes asomarme a la celda, con lo que intuye el porque de los últimos gritos de Jhnos. - Lo que faltaba!!

Al ver el cuerpo de Jhins sin respiración y sin apenas tiempo sin poder atenderle como es debido invoco mi poder curativo, espero que eso sea suficiente, carga con tu hermano y le cojo las llaves, y date prisa no hay tiempo que perder.

Cuando las manos de Daenerys, con suma rapidez dada la situación, reposan sobre el pecho sin vida de Jhins, una sensación, que reconoce como la muerte, la invita a negar el uso de tus poderes, y a sabiendas de que le pueden hacer falta en breve, la drow cabecea, entendiendo y sabiendo que es inútil malgastar su poder.

Ante el gesto de la drwo, Jhons entiende lo que signfica, y sin cesar de llorar, se abraza al cuerpo de su hermano.

No!! No puede ser!! Jhiiins!!! - grita, sumido en el dolor. - Salvalo, cúralo!! - agrega, dirigiendo su mirada a la clérigo, suplicante y enfurecida por igual.

No hay nada que podamos hacer por tu hermano, le digo algo apenada, pero sino sales de aquí con nosotros no vivirás lo suficiente ni para llorarle ni para vengarle, me acerco a Zenram y tocándole invoco mi poder sanándole las heridas que tuviere, vámonos le digo a este.

¿Por donde? - pregunta el guerrero, pronunciando sus palabras con mayor energia gracias a la mágica curación de su amada, la cual logra reavivar a su cuerpo. La puerta o el pasillo, ¿tu que dices? - agrega, señalando ambas direcciones.

Vayamos en dirección al jaleo, los enemigos de nuestros enemigos son nuestros momentaneos amigos, avanzo encabezando la marcha, si veo problemas desapareceré, así que no te preocupes.

Con el asentimiento de Zenram, la clériga encabeza la marcha, y tomando el giro del pasillo se topa con que este, algo más estrecho, avanza en linea recta hasta alcanzar una puerta, doble, la cual se abre en ese momento para dejar pasar a otro de los encapuchados, el cual os mira, armado con un espada, indeciso en como actuar.

Finalmente, el hombre parece decidirse por la huida, y raudo, vuelve a cruzar las puertas, perdiéndose tras ellas.

Puede que se trate de una emboscada, aunque no creo que estén para eso ahora, digo al ver como huye el encapuchado, no obstante creo que cedo el paso mi vida, te apoyo desde atrás; y desaparezco.

Bien. afirma Zenram, lanzándose a la carrera para alcanzar la puerta cuanto antes, esperando poder evitar que el encapuchado logra parapetarse en algún otro lugar.

Una vez ante las dos hojas, y con la espada larga en su mano diestra, el guerrero hace uso de la zurda, y tras girar el pomo, abre la puerta de un solo y fuerte golpe, permitiendo que lo que sea que haya al otro lado quede a la vista.

Cuando la puerta se abre, el ruido que produce esta se confunde con el de las cuerdas de los arcos, arcos empuñados por varios hombres que a la espera y parapetados tras una mesa, disparan sus flechas contra el guerrero. Todas las saetas, tres, vuelan con precisión y perforan la carne del guerrero, pero ninguna de ellas, por fortuna, logra mal herirlo de gravedad.

Tras los disparos, de los tres hombres que parecen guardar dicha puerta, una rápido vistazo de la sala, muestra a muchos más enmascarados, pero otros cuatro, todo y observaros por un instante, parecen enfrascado en defender la otra y única entrada adicional a la gran sala donde mesas, armarios y catres, repartidos por la estancia, os dan a entender que se trata de una especie de barracón de guardias.

Una vez situados, el ruido de los arcos al volver a ser cargados, bajo la orden de un cuarto tipo, situado a un lado, os devuelve la atención sobre los hombres que os acosan, pero es tarde, y una segunda andanada de flechas se ciernen sobre Zenram, con mejor atino que los primeros disparos, pues estos logran alcanzarlo con mayor precisión y fuerza, y de ellos, tres feas heridas emergen el cuerpo, desprotegido, del guerrero.

Zenrma aguanta la lluvia de flechas con estoicismo, y solo cuando la última de ellas penetra en su cuerpo, hiriendole por enésima vez, su rostro se contrae por la rabia, una rabia que inflama sus músculos y eleva su fuerza a cotas inimaginables, imbuyendolo con una poder que lo invita a correr, a lanzarse sobre sus adversarios, ignorando el dolor

Zenram, exclamo al ver el cuerpo de mi amado atravesado por las flechas, rápidamente evoco mis poderes creando un fuerte vendaval, salgamos de aquí, espero a que salga de la habitación y atranco la puerta.

Lejos de hacerte caso, Zenram aprieta los dientes, y tras coger aire, furioso, se lanza a la carrera, esgrimiendo un potente grito que alcanza a llamar la atención de todos los presentes. Y es con ese grito que tu mirada advierte como la otra puerta se abre, y en ella, ves aparecer a Ugluk, quien recibe una lluvia de flechas por parte de los tres arqueros preparados ante él. La segunda andanada no alcanza a lleagr, pues el grito de tu amado logra distraerlos por unos segundos...