4 de Febrero de 1924
La mañana del Lunes amaneció bastante mejor que los días anteriores. El día era frío sin duda; pero el viento había cesado por completo, y una nieve ligera e incluso agradable caía sobre Bloomfield haciendo de el camino hacia el sanatorio una ruta peculiarmente bonita.
Norman llegó puntual a su primer día de trabajo en el sanatorio. En el mismo autobús había viajado la mujer de la recepción, que se había subido un par de paradas después que él. Tomó asiento en una de las primeras plazas del autobús, no dejando muy claro si no había visto a Norman o si directamente había preferido no sentarse a su lado.
Cuando bajaron del autobús la mujer lo miró y lo esperó para recorrer juntos el corto camino hacia el edificio.
- Me alegra ver que es puntual señor... - Dejó el apellido al aire - Disculpe, no lo recuerdo -
Motivo: Climatología
Tirada: 1d10
Resultado: 3 [3]
¿Cual es tu plan de acción?
P.D: Climatología (6). Hacer caso omiso de esto que es para mí.
-Burton. Norman Burton-dijo con una leve sonrisa. Siempre eran leves, pues su rostro castigado le daba un aire siniestro si sonreía demasiado-. La puntualidad es algo indispensable para mí, aunque cueste levantarse temprano en épocas tan frías como esta.
Continuó con la charla trivial hasta que llegasen al sanatorio. Estaba deseando ver qué se cocía en la entrañas de ese lugar.
Mi plan es simplemente llevar a cabo mi trabajo de manera normal, pero con los ojos y oídos bien abiertos. Sé que el tiempo corre en contra del acusado, pero al menos los dos o tres primeros días no quiero arriesgarme demasiado, a no ser que vea indicios sospechosos de algún tipo. Utilizaría esos primeros días para familiarizarme con el entorno, las personas que trabajan allí, horarios, modos de acceso a las diferentes áreas del centro, etc. Si nada me llama especialmente la atención, entonces empezaré a investigar más a fondo archivos y demás, si tengo la posibilidad.
La charla terminó en cuanto llegasteis al edificio. No tardaste en descubrir que aquella mujer, Diane Coleman, además de ser la encargada de la recepción también hacía las funciones de enfermera cuando era menester. Ese mismo día el doctor Landy te presentó al director del centro Isaac Houston. Explicó que ayer no estaba, pero que el psicólogo hizo bien en ofrecerte el puesto ya que andaban escasos de celadores.
Marcus Landy se marchó a su despacho, que no tardaste en ubicar en aquel edificio durante la concienzuda visita guiada que te realizó el director Houston. El edificio tenía una sola planta de altura, lo que hacía que los techos fueran bastante altos y diera una sensación de holgada amplitud. En esa planta se encontraban los dormitorios de los internos, los de invitados. Los despachos del director y de los doctores y psicólogos, una biblioteca, el archivo, el almacén de material, salas de terapia, comedor,... todas las instalaciones principales del centro.
Una vez terminada la visita a la planta bajasteis unas escaleras hasta el sótano. Allí te mostró una pequeña capilla, una sala de electroterapia y otra de terapia así como la sala de enfermería y varias estancias para mantenimientos varios como el generador eléctrico, almacenes y una pequeña bodega donde se guardaban alimentos y bebidas.
Los siguientes días[1] pasaron sin incidentes. Realizaste tu trabajo que no era nada del otro mundo. Ayudar a controlar a los enfermos, colaborar en alguna terapia y media en algún conflicto menor. Nada llamó tu atención de forma especial; todos los trabajadores parecían bastante profesionales y no tardaste en descubrir que algunos de los internos permanecían allí por voluntad propia, mientras que otros lo hacían por orden judicial o médica. Ambas cosas eran por lo visto comunes en este tipo de centros...
[1] Dos, tres, cuatro,... no es determinante.
Pregunta lo que quieras; en caso de querer saber algo que no puedas descubrir de forma sencilla haciendo tu trabajo y sin preguntar a nadie hazme una tirada de ingenio. Tienes un +2 al ser trabajador.
Motivo: Ingenio
Tirada: 2d6
Resultado: 4(+2)=6 [3, 1]
Mala tirada. En principio no preguntaré nada más allá de lo que corresponda para realizar bien mis tareas, pero sí intentaré descubrir, si puedo, el lugar donde guardan los archivos de los pacientes, si hay algún momento en el que podría acceder al mismo sin ser visto, si me hace falta alguna llave, etc. Con toda esa información, intentaría entrar allí para encontrar e inspeccionar el expediente de Warren Cobb.
No tardaste en descubrir que los expedientes de los internos así como de los pacientes dados de alta estaban guardados en los despachos de cada uno de los psicólogos que los trataban. Por lo que habías podido ver el Doctor Landy tenía en su despacho un gran archivador de cinco cajones de altura en donde guardaba catalogados alfabéticamente todos en carpetas individuales.[1]
En las pocas visitas que hiciste a su despacho viste que el archivador tenía una llave, aunque mientras el doctor estaba en el centro dejaba abierto y con la llave puesta. Por contra siempre que salía del despacho cerraba con el manojo de llaves entre las que tenía el de las diferentes salas de Manor Peak. Si había otra llave por algún sitio no fuiste capaz de averiguarlo. [2]
Si realmente querías entrar a por el expediente de Warren Cobb tendrías que entrar a urtadillas en su despacho forzando o reventando la cerradura. [3]
[1] Esto es de gratis por ser buen currante :)
[2] Nope, no fue una buena tirada.
[3] Tirada de músculo para romper o destreza para forzar (destreza no deja rastro visual). En cualquier caso lo conseguirás, pero si fallas la tirada de abrir la puerta aparecerá alguien (tardas demasiado tiempo y bien otro celador, una enfermera o el doctor de guardia o Landy si está en su turno te pillan).
Norman seguía optando por mantener un perfil bajo, y eso irremediablemente pasaba por llamar la atención lo menos posible. Su estilo, sin duda, hubiese sido pegar una patada a esa maldita puerta que se interponía entre él y la información que necesitaba, sin embargo trató de no dejar rastro intentando forzar la cerradura. Lo había hecho más de una vez cuando era un muchacho y, aunque estaba un poco oxidado, recordaba el procedimiento.
Una vez dentro del despacho no tenía intención de tocar nada más que el archivador. Se movería rápido en busca del nombre de Warren Cobb y, si el expediente no era demasiado voluminoso, se lo llevaría oculto dentro de su uniforme. Quería leerlo con tranquilidad y también que sus compañeros pudiesen hacerlo. Confió en que, al tratarse de un paciente que ya no se encontraba internado, no echarían de menos sus papeles.
Motivo: Forzar cerradura
Tirada: 2d6
Resultado: 10(+1)=11 [4, 6]
He optado por forzar cerradura y así no dejar rastros. Si consigo el expediente, cuando salga del trabajo lo leeré con calma y llamaré a mis compañeros para reunirme con ellos y mostrárselo.
Esto también me recuerda que acordé con el resto que intentaría abordar a uno de los agentes para intentar sonsacarle algo más de información. Supongo que ocurriría una de las tardes de los primeros días que he estado aquí. No sé si podríamos hacerlo en una escena aparte o como prefieras.
EDITO: Aunque todavía no lo he leído entero, acabo de ver que mis compis se han encontrado con el agente en cuestión en su escena, así que supongo que se encargarán ellos. Asunto resuelto :P
La puerta se abrió a la primera, mostrando un despacho que a pesar de estar a oscuras tenía la iluminación que ofrecía la luna penetrando por una de las ventanas. El amplio escritorio estaba limpio y sin papeles; mostrando una única plancha de cuero sobre la que el psicólogo seguramente escribiera sus informes. Había también una elegante pluma y un pequeño tintero. Tras el escritorio una bonita silla de cuero.
Las paredes estaban repletas de estanterías llenas de libros casi todos relacionados con la profesión. También había una orla de la promoción de estudio del señor Landy y un par de cuadros pequeños.
Norman no tardó en encontrar el expediente que buscaba. Era lo suficientemente breve como para que no supusiera un problema sacarlo del sanatorio...
Esa misma tarde en casa pudo darle un vistazo tranquilo y calmado...
Al parecer el señor Cobb permaneció durante varios meses en el sanatorio a cargo del presupuesto municipal. Se trataba de un veterano de la Gran Guerra que volvió de Europa con un fuerte trauma mental y con un cuadro de estrés post traumático junto con algunos retazos de paranoia. Las notas indican que no respondió bien al tratamiento de aislamiento y electroterapia. Al cabo de unos meses el ayuntamiento recortó la asignación y se le dio el alta.
El informe muestra algunos datos técnicos adicionales que no rebelan más información, así como un diario del número sesiones y las salas en las que fue tratado. Todo bastante normal según los procesos que Norman pudo ver en los pocos días de trabajo en el centro.
Menudo chasco. Eso es lo que pensó Norman cuando terminó de leer el archivo de Walter.
Recostado en el sillón, se pasaba la mano por su rasurada cabeza meditando si todo esto no había sido una pérdida de tiempo. En verdad, sería una buena noticia si al viejo Cobb no le habían practicado ningún tratamiento extraño, pero Norman no podía negar que había llegado a un punto en el que deseaba descubrir algo siniestro en aquel sitio. No sólo ya por la satisfacción de que su tapadera tuviese una recompensa, sino también porque habrían obtenido nuevas pistas que les condujesen a una explicación de aquel asunto con tantas incógnitas.
Sea como fuere, decidió contactar por teléfono con Howard para concretar una próxima reunión y mostrarles el informe. Le adelantaría por teléfono que no había encontrado nada extraño en él, para que no se hiciesen ilusiones.