Howard salió de su casa decidido a averiguar que había ocurrido con "el otro" Norman y la destilería ilegal encontrada en las minas y de paso quizá hablar con Cobb y enterarse también que había sido de él. Por el camino pudo ver que la ciudad estaba afectada en mayor o menor medida y según barrios. Las obras de reparación y reconstrucción ya habían comenzado y una gran cantidad de gente se afanaba en recuperar el buen aspecto de la ciudad y habitabilidad de los edificios más perjudicados.
Cuando llegó a la comisaria fue recibido como era habitual por el tipo de la recepción.
— Buenos días caballero, ¿Como podemos ayudarle? — Le dijo mostrando una sonrisa.
—Buenos días. Quisiera hablar con el agente encargado del tema del rescate en la mina.
Tras un par de preguntas de protocolo, el agente de la entrada llama ni más ni menos que al capitán Barnett; que aparece en unos minutos.
— Vaya, mirad quien tenemos aquí. El héroe de Bloomfield — El capitán sonreía y al acercarse palmeo el hombro de Howard con fuerza y le levantó la mano — Vamos chicos, démosle el aplauso que se merece —
Tras un largo minuto el capitán invitó a Howard a pasar a su despacho y tras cerrar la puerta y sentarse en su mesa preguntó.
— ¿Como puedo ayudarle señor Miles? —
Howard se sentó, sacándose las gafas para limpiarlas, como si con ese gesto quisiera quitarle importancia a lo que iba a decir:
—Quería interesarme por el estado del joven que encontramos en la mina y que tuvimos que dejar atado en una vagoneta, el señor Norman. Al principio me planteaba demandarle por agresión e intimidación, entre otras cosas, pero tras la tensión inicial me lo he pensado mejor y quizás si hablo con él podamos llegar a un entendimiento... imagino que ustedes ya tendrán cargos que se le puedan achacar por su pequeño negocio ilegal en el interior de las minas así que no veo motivo para complicarle más la vida.
Se puso las gafas y las ajustó con el dedo índice mirando ahora fijamente al comisario:
—¿Es posible verlo?
El capitán levantó una ceja al escuchar sus palabras.
— Lo cierto es que no se de quien me habla — Dijo tosiendo un poco — Mis compañeros de la mina me informaron acerca de lo que les comentaron. La destilería ilegal en la mina. Ayer mandamos a dos hombres a investigar junto con varios mineros por seguridad, pero no encontramos rastro del hombre. —
Permaneció en silencio unos segundos.
— Sin embargo, si que vieron la destilería ilegal. En cualquier caso el lugar está totalmente cerrado hasta que los mineros aseguren la zona. No meteré a ninguno de mis hombres a recopilar ninguna prueba hasta que tenga la certeza de que no se les va a caer ninguna roca en la cabeza señor Miles. —
Howard se quedó un rato mirando al hombre. Luego sonrió sin decir nada. Una sonrisa gatuna desmentida por una mirada acerada que no se apartó de los ojos del jefe de policía.
—Entiendo.
No añadió nada más. Se levantó del asiento y dirigiéndose hacia la puerta informó al jefe de policía.
—Voy a ver a mi cliente, el señor Cobb. Supongo que estará en la celda de siempre ¿verdad? Gracias por su tiempo señor Barnett.
Si antes tenía dudas de la implicación de Barnett en todo lo sucio que estaba en Bloomfield aquello lo disipaba por completo. Al principio pudo pensar que era ineptitud pero ahora tenía claro que era algo mucho más siniestro.
Si no me lo impiden voy a ver a Cobb.
El capitán ni se molestó en levantarse, pidiendo tan solo que cerrara la puerta al salir.
Por su parte Cobb seguía en la misma celda que las últimas veces. Por fortuna no habían sufrido daños en la comisaría. El vagabundo seguía allí, algo adormilado. Al ver a Howard levantó la cabeza y sonrío ligeramente.
— Buenos días señor Miles —
—Hola Cobb. Escuche... he estado haciendo averiguaciones. Creo, sin lugar a dudas, que usted es inocente.
El hombre pareció emocionarse pero Howard levantó una mano:
—Por desgracia que yo tenga esa seguridad no implica que el jurado pueda ser convencido de lo mismo. Necesito averiguar quién está realmente tras la muerte del chico que le quieren cargar a usted. Vengo a hacerle la visita para asegurarme de que sigue usted bien y para preguntarle si recuerda algo, por nimio que sea, que haya notado extraño... algo. No sé si lo han escogido a usted como chivo expiatorio por casualidad o porque haya visto algo y así matan dos pájaros de un tiro. ¿Hay algo que recuerde antes del suceso del muchacho que le haya parecido raro? Cualquier cosa: gente vestida de forma extraña, sucesos, lo que sea...
Cobb escuchó con cierta tristeza las palabras de Howard bajando la cabeza.
— No señor — Dijo en voz baja — Le dije todo lo que sabía. Tampoco vi nada. Lo cierto es que tampoco me fijo en esas cosas. En nadie realmente —
Levanto la vista.
— ¿Se sabe algo de mi veredicto? —
—Lo han aplazado por motivo del terremoto. Pero le tendré informado. Usted confíe en mí: vamos a destapar lo que quiera que estén ocultando en este sitio.
No había mucho más que hacer por allí así que Howard salió de la comisaría con intención de ver como le iba a Michael con aquel libro de contabilidad.
Te he habilitado en la escena de Michael.