A la mañana siguiente, recuperados parcialmente por un reparador sueño. Howard y Norman se dirigieron al número 33 de la Calle Eudora del distrito administrativo de la ciudad; lugar donde se ubicaba la biblioteca municipal de Bloomfield. Era un lugar sobrio, limpio y cuidado. En la entrada se encontraba la secretaría.
— Buenos días caballeros. — Saludó de forma educada dejando a un lado la pluma que tenía en su mano y poniendo toda su atención en los dos hombres. — ¿Puedo ayudarles en algo? —
Howard puso la mejor de sus sonrisas.
—Hola querida. Pues sí, la verdad es que voy a necesitar de su inestimable ayuda.— dijo con la mejor de sus sonrisas —Mi nombre es Howard P. Miles y aunque mi oficio es el de abogado su ciudad me ha encandilado de tal manera que estoy realizando un ensayo, quizás algún día pueda ser un libro, sobre sus fundadores y mecenas. Uno de ellas fue el malogrado señor Belasco que, como persona culta que era, era socio de esta biblioteca. Pues verá: aunque se sabe mucho de su forma de llevar los negocios y de lo que hizo por esta ciudad hay una importante laguna de su personalidad que me gustaría cubrir: ¿qué le gustaba leer? ¿qué tipo de literatura apreciaba? Por eso he pensado que si usted pudiera consultar los viejos registros de préstamos de libros averiguaríamos una faceta que, hasta el momento, desconocemos de ese gran hombre. Mi padre siempre decía 'el diablo está en los detalles'.
Pues eso, a ver si la amable señorita nos da un listado de las últimas lecturas de Belasco. Si hace falta tirada siéntete libre de hacerla por mí.
Yo de momento voy a quedarme calladito y dejo hacer a Howard y su pico de oro XD
La secretaria se quedó mirando unos instantes a Howard y Norman. Entre cerró un poco los ojos y suspiró. Les pidió que le acompañaran a una pequeña sala anexa en donde había un buen montón de archivadores. Sentados en unas cómodas sillas observaban como la mujer revisaba de forma minuciosa en busca de la información solicitada. Por el rostro que les puso parece que tampoco obtuvo nada de interés.
— Parece que ya no tenemos las reservas del señor Belasco. Falleció hace tiempo así que es normal que no tengamos aquí sus datos. Es posible que el señor Miles tenga algo más de información. Por favor pasen a la biblioteca y le llamaré para que salga a su encuentro. —
Cordell Miles era el bibliotecario municipal. De unos sesenta años, pelo cano y andares encorvados; y desde hace casi cuarenta ejerciendo en aquel lugar. Siempre con unas gafas para ver de cerca colgadas al cuello por una fina cadena.
Fueron sin duda casi tres horas de larga y tediosa espera. La secretaria les indicaba cada vez que preguntaba que el señor Miles ya estaba informado, pero que tenía mucho trabajo y los atendería cuando pudiera. Y así lo hizo finalmente. Fue a buscarlos a la sección en la que estaban con paso calmado y una mezcla de indiferencia y hartazgo.
— Buenos días caballeros. Me comenta la señorita Jane que querían hablar conmigo — Tras explicarle la situación y lo que buscaban y con un suspiro, Miles asintió. — Por supuesto que tengo registro de todo. Acompáñenme por favor —
No tardó demasiado en encontrar el listado del total de libros que había adquirido el señor Belasco; aunque el listado era bastante grande. Figuraba título del libro y fecha de préstamo. En total había más de cincuenta libros allí listados...
Motivo: Ingenio Howard
Tirada: 2d6
Resultado: 11(+2)=13 [5, 6]
Tiro pa lante por no haceros repetir lo que queréis xD
—Oh, fantástico. ¡No sabe usted de cuanta ayuda nos vale esto señor Miles!— dijo Howard con mejor sonrisa de embaucador —Le agradezco su dedicación.
Dicho lo cual repasó la lista de libros. De primeras buscaría aquellos en los que el señor Belasco hubiera tenido un mayor interés por repetir su consulta, pero luego se centraría en los libros finales. Descartaría libros de ficción o muy comunes. Intentaría acortar el listado al máximo manejable para empezar y se repartiría el trabajo con Norman.
De pronto le vino una idea a la cabeza antes de que el bibliotecario jefe se retirase:
—Y abusando ya de su amabilidad: ¿sabe si el señor Belasco legó algún fondo a esta biblioteca mientras vivía?
Norman se puso manos a la obra. Se arremangó y empezó a ojear libros. No sabía exactamente qué aspecto tendría el volumen que JB había escondido allí, pero confiaba en que pudiesen identificarlo. Por lo que decía en su nota, posiblemente el libro haría referencia a ese extraño objeto.
— Me temo que no. El señor Belasco era un lector asiduo de la biblioteca, muy cuidadoso con todos los libros también; pero no hizo ninguna donación. Ni en vida, ni en muerte. — El bibliotecario lo decía con cierta molestia, aunque parecía que tampoco era muy dado a dedicar sus mejores formas con la gente. Sin embargo, mientras rebuscabais entre los libros y la lista si que parecía disfrutar revisando los libros, limpiándolos antes de ponerlos en sus respectivos huecos. Sin duda aquel hombre adoraba su trabajo y se notaba en su rostro.
Fuere como fuere Howard y Norman comenzaron su búsqueda. El enfocarse directamente en los libros que más consultó así como en las últimas referencias facilitó las cosas. Perdieron algo de tiempo en cualquier caso al descartar libros comunes; pues no fue hasta que comenzaron a revisarlos que se dieron cuenta que había un libro en especial que había tomado prestado no una ni dos, sino hasta cuatro veces. Tenía por título "Tipología del cemento armado" de Joseph Aspdin. Además era uno de los últimos que solicitó un préstamo. En cualquier caso era un título bastante poco llamativo para seguramente el 99,9% de la población de Bloomfield.
No costó demasiado encontrarlo. Tampoco costo al abrirlo el darse cuenta de que las páginas centrales habían sido alteradas. Sus hojas estaban considerablemente más amarilentas y estaban recortadas para encajar en aquel libro. Las páginas parecían sin duda más antiguas que el libro de Aspdin y estaban escritas en inglés. Una lectura superficial ofreció unos pasajes especialmente interesantes[1]... aunque sería necesario un estudio en profundidad para sacar todo el jugo al mismo.
Como se nota que estáis bregados en estas lides investigativas. Directos a la clave xDDD
[1]https://natilla.comunidadumbria.com/static/user/ficheros/32567/tipologia_del_cemento_armado.png
Howard cerró el libro con total tranquilidad, dejándolo entre los demás mientras ojeaba otros títulos. Le hizo, sin embargo, una imperceptible seña a su compañero de lecturas para indicarle que ya habían dado con su objetivo. Aún así se tiraron una hora más en la biblioteca solicitando incluso libros que habían descartado de la lista inicial.
Finalmente recogió 'Tipologia del cemento armado' junto a otros cuatro libros de temáticas similares y con su sonrisa habitual procedió a darse de alta en la biblioteca y solicitarlos en préstamo.
—Hay aquí algunas cosas que nos dicen mucho de como era el trabajo del señor Belasco. Seguro que serán referencias interesantes para nuestros lectores.
Cuando hubieron salido de la biblioteca y subido al coche se giró hacia su compañero.
—¡El cetro tiene que ser uno de los bastones! ¿No había uno muy raro con ese aspecto? Debemos revisar el libro en profundidad. El icor negro... todo coincide. Al parecer los patriarcas de Bloomfield habían encontrado el artefacto y Belasco estaba dispuesto a usarlo pese a los riesgos. Estoy seguro de que ese proyecto Moonshade tiene que ver con la alineación del artefacto. ¡Debemos avisar a los demás!
¡Uala! ¡Bingo!
Norman entendió la señal de Howard y tragó saliva esperando que el bibliotecario no sospechase nada raro.
Una vez en el coche, casi dio un respingo ante la revelación del abogado. Tomó el libro para echar un vistazo y ver de qué demonios estaba hablando.
-Sí, tienes razón. Es el dichoso bastón que estaba separado en dos partes, y cuya cabeza encontramos en la lámpara. No es un bastón como los otros, es un cetro de gran poder por lo que parece. El objeto que mencionaba en la nota estaba delante de nuestras narices...
Norman se paró un momento a pensar. Estaba hablando con total normalidad sobre algo que parecía un ficticio cuento de terror. ¿Era real todo esto? El cetro, esos terribles seres... Quizá en otras circunstancias le habría costado más aceptarlo, pero tras todo lo vivido ya casi nada le parecía descabellado.
-Esto es muy gordo. Ok, vayamos a reencontrarnos con los demás.
Fue lo último que dijo antes de arrancar el coche.