La Dama de la Buena Fortuna, como se llamaba el Templo de Tymora en la ciudad, no resultó ser un lugar difícil de encontrar. Había un puñado de curiosos que disfrutaban de los bailes y acrobacias que hacían las sacerdotisas de Tymora subidas a un cable tendido de un ala a la otra de la capilla. Era un edificio impresionante, situado en la parte antigua de la ciudad y muy cerca de la playa.
Ivelios se entretuvo unos instantes en ver las acrobacias, cuando vio que una semielfa entunicada salía del edificio. Portaba un medallón en forma de moneda. Ivelios no tenía formación religiosa alguna, pero quizá fuera una sacerdotisa.
Desde luego, estas sacerdotisas son bastante habilidosas- pensó el elfo al ver las acrobacias de las mismas- su entrenamiento debe ser duro... pero por los resultados que se ven, bastantee fructífero- por el rabillo del ojo, Ivelios vio salir a una sacerdotisa de la capilla.
Tal vez sea mi día de suerte- era una buena oportunidad de abordarla, sin tener que pasar por la capilla. Es por ello que Ivelios salió en pos de la joven.
Disculpe, disculpe- llamó
La semielfa giró el rostro para observar a Ivelios con las cejas levemente arqueadas.
-¿Es a mi? -inquirió la aludida.
Descripción en su ficha =).
Cuidado con los tiempos verbales xD.
Si...- respondió el mago- disculpe que la moleste pero solo le robaré unos minutos de su tiempo. La he visto salir del templo de Tymora, por lo que he deducido que es sacerdotisa del lugar, ¿o me equivoco?
La sacerdotisa se cruzó de brazos y enarcó una ceja.
-Vaya. ¿Y el enorme medallón de Tymora que llevo colgado al cuello no te ha dado ninguna pista? -la segunda ceja acompañó a la primera en su frente-. Sí, soy la Portadora de la Suerte Yhalandara Briostan. ¿Vienes a hacer un donativo al templo?
No exactamente- contestó el elfo ignorando la primera pregunta. Mejor no comentarle a la Portadora de la Suerte que era la primera vez que veía tal símbolo- verás... he oído decir que para entrar en el Club de Aventureros de la Lluvia de Estrellas hace falta un aval, y que es en el templo de Tymora el mejor lugar para conseguir el mismo- hizo una pausa de un par de segundos- También se que para lograr ese aval he de pagar un precio
-Ya veo. No todos poseen suficientes riquezas como para poder prescindir de unas monedas a cambio de obtener el favor de la Dama de la Suerte ¿hmmm? -Yhalandara descruzó los brazos e hizo un gesto elocuente con la mano-. Pues soy yo precisamente la sacerdotisa de la congregación que trabaja en la Lluvia de las Estrellas, así que no has empezado con muy bien pie. ¿Ves? Has atraído la mirada de Beshaba. A veces una pequeña donación hace milagros. ¿Quizá querrías reconsiderar la idea?
Tirada: 1d20(+9)
Motivo: Saber (historia)
Dificultad: 22+
Resultado: 8(+9)=17 (Fracaso)
Ni idea de esa Beshaba de la que habla.
Que rem...- calló Ivelios. No se podía permitir el lujo de ofender a la sacerdotisa. No si quería entrar en el Club- quiero decir, por supuesto que si. Dígame ¿que donación podría dar para lograr ese... uhm, pequeño milagro?
-Hmmm...
Yhalandara echó un vistazo a Ivelios, como si lo viera por primera vez.
-Un donativo de cinco piezas de oro seguro que llamaría la atención de la Doncella Sonriente sobre vos.
Prefiero destacar antes que llamar la atención de la grandísima Doncella Sonriente- dijo mientras saca de uno de sus bolsillos ocultos diez monedas de oro.
me quito diez monedas de oro de mi inventario
Yhalandara inclinó la cabeza en un gesto de agradecimiento.
-Un donativo muy generoso, señor -se llevó una mano al símbolo sagrado mientras que apuntaba con la otra a Ivelios-. Yo te bendigo en el nombre de Tymora, que la Dama Fortuna te sonría.
El elfo notó una extraña sensación de aprobación dentro de él, y de improviso, se sintió más afortunado.
-Bien, ¿cómo os llamáis? ¿Y qué asuntos tenéis en la Lluvia de Estrellas?
Pues "gastar" la Bendición de Tymora para repetir una tirada de habilidad, ataque o tirada de salvación que desees. Debes quedarte con el nuevo resultado incluso si es inferior al primero.
Apunta esta aptitud de un solo uso en tu hoja de personaje.
Esto...gracias- es lo único que se le ocurre decir a Ivelios cuando nota esa extraña sensación en su cuerpo- desde luego, la dama de la fortuna me acompaña hoy- Mi nombre es Ivelios, un verdadero placer- al decir esto, inclinó ligeramente la cabeza- me gustaría entrar en dicho Club, pero para ello necesito un aval y me han dicho que su orden, concretamente su líder puede concederlo.
-Hmm, no te han informado muy bien -replicó Yhalandara-. En realidad, sólo los miembros de Club y dos acompañantes pueden entrar allí. Por supuesto, a la Portadora de la Suerte Seresha la dejarían entrar, pues para eso es la suma sacerdotisa de Tymora de la ciudad y la Dama de la Suerte es la patrona de los aventureros. Pero sería como un favor, o una visita oficial al templo. No creo que ella estuviera dispuesta a hacer algo así por un desconocido. Se te pediría antes una prueba de fe para ver que realmente eres un seguidor de la Diosa Sonriente.
Aunque tienes otras alternativas, claro. Aparte de pagar la cuota y convertirte en miembro de pleno derecho... bueno, yo trabajo allí como sanadora local. Si tu fueras mi ayudante o mi aprendiz tendrías derecho a estar allí. Mi ayudante conseguiría para mi unas cosas que necesito a cambio. ¿Qué te parece el trato?
Me parece bien- responde- lo único que tienes que saber es una cosa: por mis ropas supongo que habrás deducido que soy mago, por lo que no soy un experto en la sanación. Si con eso no tienes ningún inconveniente, te ayudaré en todo lo que esté en mi mano
-No hace falta ningún tipo de conocimiento. Basta que vayas a un puesto de hierbas de una calishita de piel oscura en el mercado de la Rastra. Entrégale a la dueña este documento y ella te dará los suministros que necesito. Yo te esperaré dentro de la Lluvia de Estrellas. Le diré a los guardas de la puerta que te dejen pasar. ¿Entendido?
Yhalandara tendió a Ivelios un documento lacrado.
Por supuesto- respondió el mago mientras cogía el papel- en ese caso iré ahora mismo a cumplir vuestro encargo. Nos veremos en la Lluvia de Estrellas. Muchas gracias por su atención.
Ivelios inclinó la cabeza y se marcha de allí, rumbo al mercado de Rastra.