El anciano revisaba la carta minuciosamente. Mientras lo hacía, Ivelios tuvo ocasión de observar al Maestro Erudito Téredic Aldon, sumo sacerdote de Oghma en la Ciudad de Valle de la Rastra. Parecía un estudioso excéntrico, que pese a su avanzada edad, seguía siendo un hombre temperamental y un conversador brillante. El Maestro Erudito miró al elfo dorado por encima de sus anteojos.
-Vuestra misiva parece auténtica. Parece que sois, en efecto, una suerte de embajador de Siempre Unidos en el Valle de la Rastra –la voz del Maestro Erudito era suave y meliflua.
Le tendió la carta y se quitó los anteojos para frotarlos con un paño.
-Empero, la carta no hace más que vagas alusiones a estudios sobre las costumbres y situación actual de nuestra ciudad –se volvió a calar las gafas y entrelazó las manos esqueléticas recubiertas por una piel manchada por la edad-. Si buscáis sabiduría no tenéis que buscar muy lejos, pues casi todo el conocimiento de lo que ha acaecido en el Valle está en las cabezas de nuestros monjes. Así pues, decidme, Ivelios Tharthein de la Casa Solathier, ¿cuáles son vuestros intereses y cómo pueden los monjes de Oghma ayudaros en vuestro cometido?
En primer lugar, agradeceros vuestra grata acogida así como el trato tan deferente que me estáis dando- comenta el joven mago inclinando ligeramente la cabeza- dada vuestra posición, seréis un hombre ocupado, así que intentaré ser lo más breve posible.
Recoge su carta de presentación y vuelve a guardarla en su estuche. Su misiva había cumplido su objetivo. Gracias a ella, ahora se encontraba hablando con el sumo sacerdote de Oghma, sin duda alguna, uno de los hombres más importantes y sabios de esta ciudad.
Al menos- piensa Ivelios- para un humano.
Mis intereses no son nada del otro mundo. Como mago que soy, tenía intención de visitar aquellos lugares de reunión propios de los de mi clase, donde compartir y aprender aquellos conocimientos arcanos que me hagan mejorar en el camino de la magia. Sin embargo, a pesar de que deseo ampliar y mejorar mis aptitudes, sería un error para mi desaprovechar la oportunidad de conocer un poco más esta ciudad, así como sus costumbres, sus gentes, su historia... En definitiva, quiero conocer de manera más concisa este lugar- el mago sonríe ligeramente- como ya le he dicho, lo que quiero no es nada excepcional. Con una pequeña guía de alguno de vuestros monjes o alguna carta de presentación para algún mago importante del lugar me será más que suficiente.
-Un elfo dorado buscando la magia humana -el Maestro Erudito negó con la cabeza-. Los tiempos cambian demasiado aprisa, me pregunto si para bien.
Téredic Aldon se mesó la barba pensativo durante varios latidos de corazón antes de responder la pregunta de Ivelios.
-Si buscáis tutela en el camino arcano, os habéis equivocado de valle. La Rastra está bastante dejada de la mano de Mystra. Los magos no son respetados y apenas tolerados aquí. Consecuencias históricas, por supuesto -Téredic lanzó una mirada inquisitiva a Ivelios para saber si su interlocutor sabía a qué se refería.
Una tirada de Saber (Historia) contra CD 15 te revelará que el monje habla de Halvan el Oscuro, un mago que tiranizó el Valle de la Rastra antaño.
Se que el valle sufrió una época dura por culpa de Halvan el Oscuro y como consecuencia, nuestra clase no está bien vista- comenta Ivelios- a pesar de ello, no es razón para no continuar. A decir verdad, y a pesar de mi corta estancia con los humanos, estoy familiarizado con sus sospechas y resquemoras. Al fin y al cabo soy elfo- sonríe ante estas últimas palabras.
Tirada: 1d20(+9)
Motivo: Historia
Dificultad: 15+
Resultado: 16(+9)=25 (Exito)
Al anciano se le iluminaron los ojos, gratamente sorprendido porque Ivelios conociera la historia. Lentamente, una sonrisa se deslizó por su rostro. Era la primera vez que el elfo dorado vería al Maestro Erudito sonreir desde que se lo presentaron.
-Observo que habéis venido con los deberes hechos. Aunque ahora que reflexiono sobre ello, es lógico que conozcáis al tirano. Halvan fue un hombre infame, denostado también por el Pueblo Gentil cuando trató de abrir el Sendero de la Hachuela a través del corazón del bosque de Cormanthor. Los rastreños aún no han olvidado al tirano. Al fin y al cabo, tenemos la ruina ennegrecida de su castillo para recordarnos sus atrocidades.
El Maestro Erudito señaló a un punto indefinido de su habitación, como indicando la dirección en la que se encontraba el castillo.
-Y los magos que han venido recientemente aquí no han sido precisamente acompañados de buenas impresiones. Ahí tenéis a uno de nuestros burgueses, Erethun Duelarrota -Téredic negó con la cabeza-. No, los magos no son bien recibidos aquí, pese a los esfuerzos de Nasana de Mystra.
Puedes tirar Averiguar Intenciones contra CD 15.
Mi intención no es causar problemas, sino aprender. No obstante, su advertencia es bien acogida. Intentaré pasar desapercibido lo más posible.
Aunque iba a ser tarea difícil. Y es que pasar desapercibido siendo elfo en una tierra de humanos era algo complicado. Y siendo ya elfo y mago...
Sino es indiscreción, ¿quienes son Erethun Duelarrota y Nasana de Mystra?- quizás en un futuro tendría que tratar con ellos, y no estaría de más conocer algo de los mismos. Además, por lo que ha dicho el Maestro Erudito, Ivelios puede deducir que ambos personajes ocupan un puesto de cierta relevancia (o poder).
Tirada: 1d20
Motivo: averiguar intenciones
Dificultad: 15+
Resultado: 6 (Fracaso)
La sonrisa se esfumó del rostro del Maestro Erudito. Al elfo le dió la sensación de estarse moviéndose por terreno cenagoso, pero no sabía por qué.
-Si las habladurías son ciertas, Erethun Duelarrota es, quizá, el mago más poderoso de la región. También es el hombre que más recientemente ha obtenido un asiento en el consejo de los Siete Burgueses. Los Heraldos estuvieron de acuerdo que él era el hombre más rico que aún no tenía el puesto. Pero nadie tiene claro de dónde sacó su fortuna.
Téredic se encogió de hombros.
-Nasana es la líder de la pequeña congregación de la Iglesia de Mystra aquí, en Ciudad de Valle de la Rastra. Ha intentado devolver el interés de los rastreños por la magia con vacuas demostraciones de hechizos. Pero han fallado en tantas ocasiones, que ha perdido aún más credibilidad.
Haz una tirada de Diplomacia contra CD desconocida. Según por dónde tires la conversación puede ser más fácil, más difícil o no ser necesaria en absoluto.
Erethun Duelarrota y Nasana de Mystra... ya eran dos nombres a tener en cuenta. El primero era el mago más poderoso la región así como miembro del consejo de los Siete Burgueses, la otra era la líder de la congregación de la Iglesia de Mystra que intentaba, sin mucho éxito, devolver el interés por la magia a esta región. Eran dos vías a tener en cuenta.
A pesar de que conocer a Erethun podía ser más provechoso para Ivelios (siempre y cuando el mago humano desease hablar con él) no estaba del todo convencido. Y es que las últimas palabras del Maestro Erudito- ...pero nadie tiene claro de dónde sacó su fortuna- planteaban al elfo ciertas dudas. Era mejor no relacionarse con Erethun... al menos por el momento.
La labor de Nasana tiene que ser dura, y más teniendo en cuenta el escepticismo de los habitantes de esta región con la magia. Me gustaría poder hablar con ella, y si es posible, echar una mano en su cometido. ¿Es posible?
Tirada: 1d20(-1)
Motivo: diplomacia
Resultado: 18(-1)=17
-Sí, supongo que Nasana podría emplear algo de ayuda -admitió el Maestro Erudito-. Y por supuesto, mientras no os metáis en líos sois libre de recorrer la ciudad como os plazca. La Casa de Mystra está aquí al lado de todas maneras. Solo seguid el camino hacia el este y llegaréis enseguida a la Calle Miorrefugio. Es un edificio muy nuevo, no tiene pérdida.
Téredic contempló a Ivelios durante unos instantes.
-¿Rezáis entonces a la Dama de los Misterios o es vuestro interés más académico que religioso?
Más académico que religioso- contesta mientras se levanta- ha sido un verdadero placer hablar con usted. Le reitero de nuevo mi agradecimiento y acepte mis disculpas si le he hecho perder el tiempo. Me dirigiré directamente hacia la Casa de Mystra- me doy la vuelta y me acerco hacia la puerta con la intención de salir- una cosa más- miro hacia el Maestro Erudito- ¿podía decirme algún lugar donde hospedarme durante estos días?
El Maestro Erudito contempló a Ivelios con la boca abierta, como un pez fuera del agua. La manera de cerrarla de golpe y de fruncir el ceño a continuación parecía indicar que al sumo sacerdote le había molestado algo.
-Si tenéis mejores modales con los Servidores del Misterio que con los Buscadores quizá la propia Nasana os ofrezca alojamiento en la Casa de Mystra durante vuestra estancia aquí. Si no, tendréis que hacer lo mismo que todos: hospedaros en La Marca Roja o en El Fondeadero. Hmpf. Partid si tanta prisa teneís.
Hizo un gesto vago con la mano y bajó la vista a los papeles de su escritorio.
Ivelios queda desconcertado ante la contestación del Maestro Erudito.
Lo siento si le he ofendido en algo. Puedo asegurarle que no era mi intención. Nunca he tenido muchos tratos con otras razas y quizás por ello haya echo algo que le haya incomodado. Vuelvo a reiterarle mis disculpas- inclina la cabeza- gracias de nuevo por su colaboración.
Con esto dicho salgo de la habitación.
¿Que habré dicho?- piensa- tendré que tener más cuidado la próxima vez. Al fin y al cabo, estos humanos pueden reaccionar de muy mala manera si les ofenden. Ahora, lo primero es ir a la Casa de Mystra. Veremos a ver que encontramos allí.
mecachis... y yo que quería salir con una buena impresión del Maestro Erudito XD
Tirada: 1d20
Motivo: Idea
Dificultad: 10+
Resultado: 6 (Fracaso)
Nah, no se te ocurre qué has podido decir para importunarle.
Abriré una nueva escena en la Casa de Mystra ;).