Partida Rol por web

Las Tierras de los Valles

9. Malas Noticias.

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25/02/2010, 21:03
Director

A mitad del camino, Kanizhar recordó que aquél día su padre estaría vendiendo mercancías más comunes en el Mercado de la Rastra, así que hacia allí se dirigieron.

El Mercado de la Rastra era un lugar aglomerado y bullicioso incluso a aquella temprana hora de la mañana. El fuerte olor a pescado flotaba en el ambiente, mientras las botas chapoteaban en el suelo embarrado. Pasaban por entre los tenderetes y carretas, sin encontrar el que buscaban. Cada pocos metros se tenían que detener cuando alguno de los vendedores ambulantes la ofrecían queso, hilo o velas de larga duración.

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25/02/2010, 21:26
Orestes el Herrero

Hola, Zhari —saludó el herrero a su hijo, con aquel apodo que sólo él utilizaba—. Aaah... hace un momento ha estado Khaila aquí. Ya sabes, esa moza tan guapa que fue mi aprendiza hace un tiempo. ¿Te acuerdas de ella? Es una pena que se haya ido, me gusta para ti. Se ha ido al cuartel de la guardia, alguien le robó la bolsa...

Orestes cerró la boca de golpe al ver que Kanizhar estaba acompañado de una sacerdotisa de Mystra. Frunció el ceño.

¿Ocurre algo?

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26/02/2010, 21:58
Kanizhar

Kanizhar aminoró la marcha al sentir la mano de la sacerdotisa en su hombro, que aparentemente pretendía acompañarlo. No sabía por qué, pero tampoco le importaba. No era quien para decirle que se marchase, y no es que su compañía le desagradase. Continuaron su camino hacia la armería, pero gracias a que el joven Vilion recordó que su padre no estaría allí, cambiaron su rumbo hacia el Mercado de la Rastra.

Se abrieron paso entre el molesto gentío, haciendo a un lado a los mercaderes que se interponían en el camino, hasta llegar al puesto de Orestes, su padre, que vociferaba a la gente aglomerada para que le compraran su mercancía. Él lo recibió contento, en incluso hizo alusión a la bella Khaila, cuyos bellos rasgos no pasaban desapercibidos a los ojos y el deseo del solitario clérigo, pero ahora mismo, esa chispa de lujuria no brillaba en su centro. La tristeza reinaba sus facciones, y Orestes pudo verlo. Además, la presencia de Hanna no auguraba nada bueno tampoco.

-¿Podríamos hablar en privado padre?- inquirió Kanizhar, inconsciente de que era mucho pedir en un lugar como aquel.

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26/02/2010, 23:33
Orestes el Herrero

Orestes escrutó el rostro de su hijo y palideció.

Deniria... —farfulló en un hilo de voz—. ¿Qué le ha pasado a Deniria?

El herrero se aferró a la mesa de su tenderete como si tuviera miedo a desfallecer.

- Tiradas (1)
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26/02/2010, 23:38
Hanna

Hanna saludó a Orestes cuando llegaron, escuchando el comentario sobre el robo con poco interés, aunque era curioso, ya que el ladrón que fuese... o era de fuera, o un verdadero temerario. Aquí la ley se cumplía con maza de hierro como paradedicarse al latrocinio.

Quedó mirando al padre y al hijo, escuchando sin hacer amago de intromisión... y echando una ojeada a los alrededores. Si había alguno con los dedos largos suelto, convenía vigilar que no aprovechase esta conversación para hacer desaparecer algo de la herrería

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27/02/2010, 00:00
Hanna
Sólo para el director

           :'(

- Tiradas (1)
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27/02/2010, 00:38
Kanizhar

Kanizhar suspiró. Quiso bajar la voz, pero el bullicio la hubiera hecho inaudible. Se sintió frustrado y de peor humor. ¡¿Era mucho pedir un poco de silencio?! Pero todo aquello pasaba por su cabeza únicamente. Lo mejor era contarle a su padre lo sucedido y dejar que él mismo lo digiriera, y un estallido de su parte no hubiera ayudado.

-Madre...- titubeó el clérigo. Lo sucedido hace poco no le permitía decir que estaba muerta. No podía dejar de pensar en que aún había una posibilidad. Remota, ¿pero qué importa si es una posibilidad? -Madre se lanzó desde la ventana de su habitación- fue todo lo que pudo decir. No mencionó el velorio, ni la sangre, nada más. Estaba seguro de que Orestes saldría corriendo al templo para verla, y que le dirían que estaba muerta. Pero el no podía. Sentía que diría una mentira, y si le decía que Deniria estaba viva, tal vez estaría alimentando falsas esperanzas. Por eso, fue incapaz de decir otra cosa.

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27/02/2010, 10:14
Orestes el Herrero

Orestes tragó saliva y abrió mucho los ojos al recibir la noticia. En el semblante por lo habitual inalterable del herrero aquello era el equivalente a una ciudad en llamas. Las piernas le empezaron a temblar y buscó una silla en la que derrumbarse. Unas lágrimas que pocas veces acudían a sus ojos empezaron a derramarse a toda velocidad por sus mejillas. Alzó unos ojos destrozados por el dolor para contemplar a su hijo.

Ella... ha... ¿ha muerto? —se le quebró la voz al expresarlo en voz alta—. Dónde está ahora?

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27/02/2010, 15:49
Kanizhar

Aquella escena afectó más de lo normal a Kanizhar. Nuncaa había visto una lágrima correr por el semblante del férreo Orestes, a quien creía invulnerable. Al menos en su niñez. Bien sabía que era un humano, pero su fuerte carácter a veces dictaba otra cosa. De padre amoroso, podía pasar a una figura tan amenazadora como un dragón.

El único vástago de los Vilion se acercó a Orestes para consolarlo, pero se detuvo a mitad de camino. No tenía idea de como hacerlo, y no pretendía meter la pata. Nunca había sido arriesgado ni travieso, y este no era el momento preciso para explorar las emociones humanas. Cuando sus ojos se cruzaron, logró dedicarle una sincera mirada de igual dolor, como un silencioso acompañante en su duelo. Un duelo que ninguno de los dos se atrevía a experimentar aún.

-Está en la Casa de Mystra- contestó Kanizhar, omitiendo la primera pregunta. Un intento estúpido de su parte. Las emociones le atrofiaban la razón. Realmente creía que no tendría que afrontar la verdad frente a su padre. Pudo ver lo inútil de su intento. El herrero resultaba impredecible, y si continuaba con su juego sólo lograría empeorar la situación, por lo que decidió contar todo lo más rápido posible. -Venimos de... venimos de atender a su velorio- afirmó, con voz temblorosa. -Pero hay más- se apresuró a agregar. -Las sacerdotisas están... aplicándole más cuidados. Madre... sangró durante la ceremonia, y no pude evitar alertar a todos- confesó.

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01/03/2010, 10:08
Orestes el Herrero

Orestes contempló a su hijo con el ceño fruncido. Orestes era un hombre bueno y muy hábil con el metal, pero no tenía ni idea de magia. Kanizhar había presenciado más de una explicación de Deniria tsobre sus experimentos o estudios pero, aunque el herrero ponía toda su buena intención, nunca bastó para que entendiera un ápice de los mismos. Lo máximo que llegó a comprender fue el proceso de encantamiento de armas, a fuerza de ver a la maga lanzar hechizos sobre los objetos que él fabricaba por encargo.

El hecho de que sangrara después de aplicar conjuros curativo, significaba poco para él. Por ello no hizo ningún comentario. Kanizhar sospechaba que su padre siempre se había sentido inferior a su madre por este aspecto.

Vayamos a verla —dijo enjugándose con furia las lágrimas que no dejaban de brotar—. ¡Ardusk! ¿Me harías el favor de que uno de tus chicos recogiera la tienda, por favor?

El aludido (otro tendero que vendía sus mercancías en el mercado) debió ver la gravedad del rostro de Orestes, pues asintió sin hacer preguntas.

En silencio, los tres pusieron rumbo a la Casa de Mystra.