Partida Rol por web

Tras dejar a Tetsuya cuando nuestros caminos se separaron me fui directa a casa. En la puerta me esperaba mi madre con la lista de la compra, la correa de Suta y una amplia sonrisa en el rostro. Lancé un hondo suspiro de resignación e hice la compra y paseé a mi perrito antes de volver a la habitación. Por suerte, aproveché el viaje para comprarme unas barritas de chocolate. Me bañé rápidamente y me encerré en mi habitación a pensar.

A ver, tenía muchas cosas que hacer los días siguientes. Tenía que conocer mejor a mis compañeros, tenía que entrenar, tenía que conseguir algo de dinero, el club... terminé tirando la libreta en la que apuntaba las cosas en el escritorio y me tumbé en la cama con los brazos extendidos. No merecía la pena planear nada, mejor que las cosas surgieran como vinieran.

Justo en aquel momento me vino a la cabeza la imagen de Tetsuya cuando quedó completamente calado y solté una pequeña risa. Aún no comprendía porqué aquel chico tenía un concepto de sí mismo tan bajo, era como cualquier otro muchacho de nuestra edad, incluso más interesante ya que tenía una chispa diferente. Esperaba que acudiera al club el próximo día, sería divertido tenerlo allí.

Me levanté y me puse delante del espejo haciendo muecas y gestos, para practicar mis expresiones. Después, tomé un guión que me habían dado e interpreté uno de los papeles, siempre mirando al espejo para asegurarme de que tenía la expresión adecuada. Durante un rato estuve practicando hasta que me entró el sueño y me volví a tumbar. Observando el techo de mi habitación, no tardé mucho en quedarme dormida.

Pones la tele y una chica policía aparece en pantalla, parece que va a hacer un comunicado.

Ciudadanos, estad tranquilos pues nuestra investigación está dando sus frutos. Tenemos algunas pistas que nos llevan hacia los que están haciendo que la gente se vuelva completamente loca y cambie radicalmente de un día a otro. No podemos decir mucho, pero de momento puedo adelantaros que es un grupo de diez adolescentes. Si, han oído bien, los causantes de todo esto son unos estudiantes. En cuanto confirmemos las pistas en las que estamos procederemos a anunciar sus nombres y a ejercer sobre ellos todo el peso de la ley.

Con esas últimas palabras se acabó el comunicado, haciendo que una gota de sudor frío cayera sobre tu espalda.

- ¿Pero qué...? - al escuchar lo que estaba diciendo la comentarista subí el volumen para escuchar mejor - diez estudiantes... podríamos ser... ¿nosotros? 

Aquello no tenía ningún sentido, nosotros no habíamos hecho nada, de hecho, estábamos intentando ayudar a la gente. Teníamos que hacer una reunión urgentemente. Esto tenía que ser cosa de las sombras, sólo ellos podrían intentar causarnos problemas para librarse de nosotros.

Cogí el móvil de nuevo y vi que ya algunos habían escrito, por lo que les contesté rápidamente.

Un día más se había acabado. Agotada, me dejé caer en la cama y permanecí así durante unos minutos, disfrutando de la suavidad de la colcha. Luego, me levanté poco a poco y me puse el pijama de mala gana. Si hubiera sido por mi me habría dormido tal como había caído. 

Mi madre me llamó para cenar y perezosamente bajé para cenar con mis padres. Mientras conversábamos casualmente, me acordé de todo lo que nos quedaba por hacer e hice una lista mental de todos los objetivos que tenía. Pero lo primero de la lista en aquel momento era hablar con Ryo al día siguiente. Esperaba que entre los dos pudiéramos conseguir información valiosa. 

Poco después, me encontraba durmiendo plácidamente en mi cama, no sin antes escribir todos mis descubrimientos en un cuaderno. Sería útil compararlo con lo que había descubierto Ryo.

Vas a dormir, para intentar recuperarte un poco del duro periodo de lucha que habíais vivido en el castillo.

Al día siguiente y con bastante más energía, te despiertas, enciendes la tele y en las noticias puedes ver a la chica policía haciendo un comunicado.

Lamento comunicaros a todos... Que el informante que teníamos ha resultado ser un fraude. - suspiró, mirando al suelo. - Y yo como policía también, por creer tan ciegamente en alguien que me prometía tener de todo... Lo admito, confié en mi informante y programé esta rueda de prensa porque pensé que llegaría a ascender si lo hacía bien... Yo... Lo siento. Pido perdón a la prensa, al cuerpo de la policía, a esta ciudad y sobretodo a aquellos pobres que fueron acusados falsamente por un maleante que solo buscaba protagonismo.

Dirigió ahora una mirada más seria. - Pero prometo, por mi honor y por todo lo que le debo a esta ciudad, investigar a fondo todos los casos de gente que pierde la cabeza ¡y encontrar al verdadero culpable detrás de esto! Además, me encargaré personalmente de enchironar al tipo que andaba presentando pruebas falsas. Eso es todo, gracias por su tiempo y una vez más, perdón por mi incompetencia hasta el momento. - esto último lo acompañó con una reverencia.

Parece que os habíais librado de aquello y además, Eldwin iba a pasar una buena temporada a la sombra ¡genial! 

El día anterior me había dormido con la misma ropa con la que había llegado a casa. Tan cansada, que apenas me di cuenta de lo que mi madre me estaba diciendo. Sin cenar ni nada, me eché sobre la cama y me quedé mirando al techo pensando en lo que había pasado. 

Estaba satisfecha, pero al mismo tiempo pensaba que teníamos que prepararnos mejor. Aún sentía un pequeño cosquilleo por todo lo que había pasado. Habíamos derrotado a Eldwin y sólo era el comienzo.

Finalmente, los ojos se me fueron cerrando y me quedé allí, medio tapada con la manta y la ropa llena de polvo puesta. Al día siguiente, lo primero que hice fue preguntarme qué hacía con la misma ropa del día anterior y meterme en la ducha. Cuando salía de la ducha con una toalla en la cabeza y el uniforme del colegio, vi en la televisión a la chica policía que habíamos derrotado. Con una sonrisa pícara, me senté canturreando a desayunar y, después, les di un beso a mis padres antes de irme hacia el colegio. Las cosas comenzaban a marchar bien.

Llegué a casa con la sensación de haber tenido un buen día a pesar de que Lilie-chan todavía no me había perdonado. Pero no me rendía, conseguiría que la niña me perdonara, era sólo cuestión de tiempo. Además, había descubierto un precioso lugar y tenía una nueva amiga, Blossom.

Mi madre miró las flores que llevaba en la mano y me preguntó de dónde los había sacado. Mientras se lo contaba y conversaba animadamente con ella, me senté a la mesa y cené. Poco después, llegó mi padre del trabajo y nos acompañó durante un rato. Cuando terminé, me despedí de ambos con un beso, cogí un par de floreros y me fui a la habitación. Una vez allí, metí las flores azul y rosa en un florero y las dejé junto a mi cartera del colegio. La flor blanca la metí en la otra y la coloqué junto a la cama. Me puse el pijama, me envolví en las mantas y miré con una sonrisa la prístina hortensia. 

- Seguro que mañana será un buen día.

Cuando llegué a casa mis padres me estaban esperando preocupados. No habían sabido de mi en mucho tiempo e incluso casi habían llamado a la policía. Mi madre me dio un abrazo mientras mi padre me hacía preguntas silenciosas desde atrás. Tuve que tranquilizarlos con una excusa, que me había quedado en casa de una amiga y que me había olvidado de avisar. Era algo raro en mi, pero al parecer funcionó lo suficiente para que no me castigaran. Estaba segura de que volvería a ocurrir, por lo que tendría que asegurarme de avisar a mis padres antes para que no se preocuparan.

Sin cenar nada más que una rebanada de pan, me fui a mi habitación. Estaba exhausta, pero quería salvar a Tetsuya. Me habría quedado allí hasta caer dormida. Sin embargo, aquello no ayudaría en nada. Tenía que prepararme mejor, conseguir algunos nuevos objetos y hacerme más fuerte antes de volver. No me cabía duda de que más adelante nos esperarían enemigos aún más fuertes. Con estos pensamientos, acaricié una vez la hortensia blanca que tenía sobre mi mesita de noche y caí dormida con la ropa puesta.

Suspiré, había sido un día perdido. Con el peso de la preocupación sobre mi, traté de darme ánimos. 

- Mañana rescataremos a Tetsuya, seguro, y después lo secuestraré para ir a una cita - apreté losp uños y asentí co una confiada sonrisa. No debía flaquear. Eso sí, cuando todo esto terminara la pequeña Lilie sería la víctima de una pequeña broma -  ji ji ji.

Me tumbé en la cama, había que dormir para estar descansados al día siguiente.

Aquella noche, tras la cena y haber organizado más o menos la habitación, me lancé a abrazar a Lilie entusiasmada.

- Lilie-chan, qué bien que estés aquí, yo no tengo hermanas así que estoy encantada. Vamos a hacer un montón de cosas, como cosas de chicas, fiestas de pijamas, comer dulces, jugar con nuestros gatos, sacrificios (ficticios)... ya verás que divertido - dije contenta.

Momoka y el malherido Tetsuya, llegaron a la casa de esta. Se le notaba bastante cansado al pobre chavalín, pero no quería tampoco apoyarse ni recostarse en ningún lado sin permiso.

Llevé a Tetsuya hasta la sala y le ayudé a sentarse en el sofá.

- Quédate aquí, quieto, no te muevas o tus heridas empeorarán. Vuelvo enseguida - me fui a buscar el botiquín y al de poco volví con él. Me asenté a su lado y comencé a curarle las heridas más visibles - ¿qué tal estás? - le pregunté aplicando una crema sobre un golpe del hombro.

Tetsuya seguía las órdenes de Momoka al pie de la letra, tampoco es como si pudiera negarse. Al sentir como le trataba las heridas se puso rojo como un tomate. - Yo-y-yo ¡bien! ¡Estoy bien! - comentaba como pudo. Nunca había tenido un contacto tan cercano con una mujer ¡y sobretodo era su novia! - Pu-puedes dejarlo cuando quieras, estoy bien...

Me di cuenta entonces de que estaba muy cerca de Tetsuya y retrocedí un poco sonrojada. Aparté el cabello de mi rostro y miré hacia el otro lado cambiando de tema.

- ¿Quieres... quieres tomar algo? - me levanté con el botiquín y me fui a la cocina. Poco después, regresé con un par de vasos con té helado y algunas galletas de chocolate - toma - le ofrecí un vaso con una sonrisa.

Tetsuya no dudó ni un momento y apresurado se tomó el té bien frío para bajar todos los pensamientos que tenía en la cabeza. - ¡Está buenísimo cielo! - comentaba mientras seguía ingiriéndolo a velocidades sorprendentes, hasta el punto de que se le fue hasta por otro sitio y empezó a toser como un descosido. Pobre Tetsuya.

Al ver que se bebía todo deprisa y se atragantaba, le di unos golpecitos en la espalda para ayudarle.

- Despacio, que te ahogas - dije medio preocupada medio divertida - si quieres más hay en la cocina - bromeé.

Parecía encontrarse mejor de sus heridas, por lo que me relajé un poco.

- Tenemos que comprarte una armadura que te proteja en la batalla, no puedo dejar que te vuelvan a hacer tanto daño. Mañana iré a trabajar bien duro y te regalaré el mejor que pueda comprar - le prometí con confianza.

Empezó a respirar más tranquilamente después de las palmadas. Suspiró, sintiéndose un poco tonto. - No hace falta. - contestó el chico ante la propuesta de Momoka. - Me sentiría mal si trabajaras duramente solo para comprarme una armadura, además de que es el último día que tenemos, seguro que tienes cosas más importantes que hacer Momo-chan... - se le notaba un poco decaído con la idea ¡no quería depender de ella para estar protegido!

- Claro que no tengo nada más importante que hacer, para mi es muy importante protegerte - dije tomándole de las manos y hablando efusivamente - mmmh - pensé un momento y una brillante idea acudió a mi mente - entonces, hagámoslo juntos. Trabajemos juntos para comprarte una armadura... bueno, si no tienes nada mejor que hacer - tal vez estaba pensando en entrenar y no quería interferir si así era el caso.