Partida Rol por web

Me parecía que la voz...me sonaba- negó con la cabeza- ¿Sabes abrir esas puertas? ¿eres experto en ello?- Miró con interés a Fred- por dios abrela, Marko podrá hacerse cargo de lo que pase dentro o morirá, pero nosotros no tenemos que pasar por eso, abre la maldita puerta- Claro que si también podía hackear la puerta del otro lado, ¿por que donde estaba Marko? Todas las puertas tenían casi la misma forma de apertura, toda iba informatizada y registrada aunque fuese en un panel secundario oculto. 

Afirmo mirando a los otros. No nos veo capaces de ir con Marko. Así pues, no hay más remedio. No garantizo poder, pero no soy novato en cerraduras como esta.

Me acerco a la cerradura e intento trastear en ella para abrirla.

El hombre, que tenía los ojos fijos sobre Fred esperando que diera con el código, escuchó a la pelirroja y de repente, se percató de que si traspasaban aquella puerta, Marko quedaría atrás, y al parecer, a ellos les importaba una mierda. Sus labios se apretaron y su mentón tembló ligeramente.

Cogió aire por la nariz despacio y sin decir nada se volvió hacia la puerta donde había quedado atrapado el rubio, el amigo de Hilv, quizás algo más, no estaba seguro. Pero si podia apostar las pocas fuerzas que le quedaban a que él era importante para ella. 

- ¡Marko! - dijo apoyando la mano sobre la fria superficie sin saber muy bien si él le estaba escuchando o no - Marko....sigues ahí? Ves alguna salida posible? Nosotros no podemos llegar hasta ti - se notaba la derrota en su voz áspera y rasgada por el dolor que aún atenzaba su garganta

Cerró los ojos un momento mientras apoyaba la frente al lado de la mano. Aquel gesto dolió pero solo un pequeño fruncir de cejas asomó a su rostro. Visualizó la imagen de aquella chica peleona, algo maleducada, pero con un coraje digno de admiración.  - Si ves a Hilv antes que yo... Dile.... - cogió aire despacio sintiendo que el corazón se le engurruñaba en el pecho - Dile que gracias.... Y dile que ojalá la hubiera podido conocer antes para que me enseñara más canciones... - la voz le tembló sin estar seguro todavía si él le oiria. Quería decir más cosas, pero era mejor guardarselas para él, porque... ella no necesitaba saber que había trastocado todo su mundo, que le había dado una segunda oportunidad para querer ser mejor, para seguir peleando... así como tampoco le importaria mucho que la hubiera llegado a querer como si fuera su padre. No, ella ya tenía uno, fuera como fuera.

Se dió la vuelta, y se dejó caer hasta quedar sentado, con las rodillas semiflexionadas, y los antebrazos apoyados en ellas, provocando que su carne expuesta por la falta de piel se pegara entre si. Aquella quemazón era casi insoportable, pero estaba muy cansado. Mucho.

Su atención estaba ahora fija en la chica y el joven - Lo siento. Yo me quedo aquí - dijo en voz apenas audible. Solo tenía que esperar. Un poco más, y podría reunirse con él de una maldita vez. Se lo había ganado ¿no?

Fred no conocía tampoco demasiado bien esa seguridad, de hecho mas que nada toqueteó el teclado, para que al final, saltara una alarma que cerró una puerta secundaria, una plancha de metal que separó al grupo.