Partida Rol por web

Escuchaste una voz desde tu espalda- Esta vez ha empezado pronto- La voz te sonaba bastante, de hecho, era de la misma persona que tenías delante. 

En cuanto notaste un poco de movimiento saliendo del pasillo la figura miró horrorizada a lo que sea que pasara, se empezó a volver gris y se desvaneció como ceniza sin dejar rastro, . Pero la herida seguía ahí, supurando sangre, y dolía un montón. 

Steve cojeó un poco hacia la derecha y se encaró con la figura que venía del pasillo. Mona, sin sangre en la cara, sin gesto homicida. Se parapetó detrás de uno de los sofás y allí, presionó la herida firmemente con la mano.

- Esto explica algunas cosas. Aunque sea tan raro

La Mona falsa, si es que había alguna autentica, había huido, asustada de la presencia de Mona. Fuera quien fuese la falsa, no le tenía aprecio a la otra y sabía que la podía destruir. O quizás ya la había destruido.

De todas maneras, no debía de caer en el error de considerar amigos a los enemigos de sus enemigos. Examinó a la Mona del pasillo de arriba a abajo, tratando de encontrar algún detalle que no le gustase.

- Asumo que la otra era... otra cosa. ¿Pero como se que tu eres la autentica Mona?

Apretó su herida con más fuerza y la sintió pulsar bajo el pantalón de algodón.

Te miró con cierta preocupación- Tendrás que ver si estoy en otra parte de la casa, si no estoy...solo hay una, y es esa. Si hay dos...bueno, puede ser complicado.- Se acercó acuclillandose para ver la herida sin tocarla- y tendrás que aprender a darte cuenta de como soy. 

¿Has visto algo que te resultase extraño en la otra? Algo que no cuadre.- Buscó el objeto de la herida- ¿Un lápiz, en serio?- Puso los ojos en blanco.- Te vas a poner a hacer el círculo en tu cuarto ya, ni mañana ni nada. Esta noche dormirás en él. Voy a por un botiquín- se empezó a mover- te seguiré hablando para que me situes por la casa- y así fue, empezó a contar la historia de los tres cerditos en alto. Al par de minutos volvió con el pequeño maletín- ¿Sabes curarte?

Steve trató de recordar todo desde que salió de la cocina. Revisó cada paso, cada detalle y no pudo encontrar nada que le chirriase. Al menos no en exceso.

- Estaba fingiendo que dormía. No roncaba, siseaba. La copa estaba totalmente limpia. Eso debió extrañarme, nadie... -comenzó a decir mientras levantaba la mirada hasta Mona- Bueno, a lo mejor si. El lápiz no aparecía. El que debió usar para hacer las anotaciones en el libro. ¿Es tuyo? Lamento haber sido tan cotilla. Lo siento, deje profesional. Si las anotaciones son tuyas, entonces nada que comentar.

Aquello le volvió a recordar al libro de "Las Enseñanzas de Don Juan". Recordó que en los capítulos finales, Carlos Castaneda ha de enfrentarse a una bruja, enemiga de Don Juan, que no para de asumir diferentes formas para engañarle y hacerle salir de su circulo de protección, donde podría matarlo. Entre ellas la misma forma de Don Juan. Las similitudes con aquella situación eran obvias.

- Me pregunto -comentó, sentándose en el brazo del sofá y apretando con fuerza la herida- si podremos establecer un código que nos sirva de clave para evitar estas situaciones. Para reconocerte en caso de duda y diferenciarte de estos... -recordó la palabra correcta en alemán- doppelganger.

Pero la cura era algo más urgente que todo aquello.

- No, no soy muy ducho en primeros auxilios. Nunca fui un primera linea de combate. Si tenía algún problema , acudía a los centros médicos. ¿Tu puedes?

Steve se bajó el pantalón con delicadeza, especialmente al llegar a la zona de la herida, y se los quitó, dejándolos sobre los restos de la mesita. Habría que limpiar también aquel desastre.

No no, yo si la hubiese dejado limpia- Frunció un poco el ceño con lo del libro- ¿Crees que dejaría un libro con anotaciones a la vista? No si son privadas. Jamás- Se fue a por el botiquín. 

Ya una vez de vuelta ladeó el rostro al ver la herida- Que bien, tienes trozos de madera dentro, esto va a ser doloroso. Y un coñazo. Esa herida no te dejará descansar en unos días, y eso es un problema. Te hará más débil, y eso es justamente lo que debíamos de evitar.- Cogió unas pinzas, desinfectante y una gasa- ponte cómodo, da igual que manches algo. Total, un poco de sangre no va a ser lo peor que se encuentre la tapicería.- Te esperó. 

No puedes fiarte de gestos o mensajes, no hay código, una vez que entremos en su terreno, que la puerta se abra, tus verguenzas o conocimientos quedarán expuestos de forma permanente. Yo no, porque yo no quiero abrirlas. Irá principalmente hacia ti. A mi me usa, pero en cuanto me ve, se desvanece. No podemos existir las dos en el mismo punto.- Desinfectó la herida apretando la gasa impregnada, e incluso la metió un poco en la herida. Delicadeza poca, o eso pensaban tus nervios.- Por eso llevame siempre por la casa hasta que veas que está vacía. Si me niego a moverme...mala cosa. 

Steve se tumbó en el sofá y dejó a Mona que trabajase. Aun así, no pudo reprimir algún espasmo de dolor. Especialmente cuando algún trocito rebelde de madera o de grafito se resistían a salir.

- De acuerdo. Trataré de recordar todo lo que me cuentas.

Pensó entonces en lo que Mona dijo de no abrir sus puertas. Le llamó la atención. Quería preguntarla sobre el tema pero cambió de idea sobre la marcha y prefirió no decir nada.

- En cuanto al libro, estaba lleno de anotaciones muy raras. Empezaban subrayando técnicas de seducción que le parecían graciosas, pero el libro terminaba degenerando en... gustos poco usuales, casi necrofílicos. Me preguntaba si te serviría de algo saberlo o si le encontrarías algún sentido.

Poco a poco, demasiado lentamente, la herida fue quedando limpia.

- ¿Podré tomar algún analgésico? ¿O es parte de mi ayuno?

Después pensó en lo que podía ocurrir al abrir sus puertas. ¿Que quedaría expuesto?

- Se me ocurre una pregunta. Esa cosa, lo que sea que te ha sustituido, ¿puede tomar cualquier otra forma? ¿puede aparecerse como mi madre, o como la chica con la que he tenido relaciones está tarde?

También pensó que antes de ir a su cuarto tendría que pasar por la cocina. A coger un arma. Pero no dijo nada. Al menos, no en voz alta.

Nunca dejaría un libro con ese tipo de anotaciones a la vista- Apartó un trozo de grafito a un lado. Ese había picado. 

Y si, cogerán porque no es uno, serán unos cuantos los que intenten acercarse, lo que necesiten de ti para conseguir matarte, poseerte, comerte, usarte, y cuantas mas cosas que nuestra mente no comprende. Dudo mucho que haya alguna cosa buena entre tanto ser con ideas extrañas, de hecho, es solo tu ángel el único que no buscará hacerte algo, y aun con todo, pagarás un precio. 

El universo no es cruel, es como es, somos nosotros los que dividimos las cosas entre bueno y malo- apuntilló antes de clavar la aguja en la herida para coserla.- Solo serán un par de puntos...- aquello dolía demasiado. No aguantarías ni el primer segundo*

Steve siempre había sabido llevar el dolor como algo frecuente. Necesario. Al menos el dolor físico. Ese tenía unos limites definidos, mensurables. Aquello hacía que uno esperase el nivel de dolor. Sabías cuando acabaría, porque todo tiene unos limites temporales establecidos. Como cuando uno va al dentista. Sabe que el dolor será agónico, pero tampoco será eterno. Cada segundo que dura es un segundo menos que queda.

El nuevo cuerpo de Steve, con su sensibilidad aumentada, le ponía las cosas muy difíciles.

Mona tiró del hilo y la cabeza de Steve se fue y, de pronto...

Cita:

... y volvió en si.

La que estaba delante no era Margot. Era Mona.
Tuvo que hacerse a un lado porque algo se interponía en su visión.
Parpadeó, siendo consciente finalmente de la situación en la que se encontraba y se sintió un poco avergonzado e incomodo.

- Vaya, lo lamento. Me parece que se me ha ido la cabeza.

Con movimientos torpes trató de ponerse en pie para subirse los pantalones.

La cara de ella debería de ser un poema, pero había bastante naturalidad. Despejó cualquier duda de lo que fuera de un par de pestañeos- Parece que te va el sado- Por un segundo tu antigua voz y la de ella se mezclaron, aunque los tonos eran diferentes- puede que guardes algo de los gustos del anterior...bueno ya sabes, memoria refleja.- Empezó a cerrar el botiquín.- O que simplemente tus nervios aun estén confusos. 

Ahí fue cuando te diste cuenta de la "pequeña" polución que habías sufrido.

Que no te resulte raro si te pasa lo mismo mientras meas- Intentó ponerle un poco de humor al asunto, dentro de la gravedad del ataque- Te dejaré entrar a mi habitación, podrás verla, para buscarme allí. Si son tan agresivos desde un inicio...- puso los ojos en blanco. 

Y cuando te duches la puerta abierta, siempre. De hecho intentar tener las puertas abiertas casi siempre, yo la mía la cerraré cuando duerma. No quiero visitantes en mi cuarto- Se movió hacia el baño, escuchaste el armario al cerrarse.- Vamos, ven y te lo enseño y te daré los libros para que empieces. 

Steve trató de adecentarse y ocultar todo con discreción. Pero no fue lo suficientemente rápido. Enrojeció un poco.

- Mona, yo... no se que decir. No, no me va el sado. Creo que... debe ser que un nervio pasa por una zona cercana... y ...

Finalmente, abandonó las explicaciones. Parecían fuera de lugar. Se colocó la camisa cubriendo el pantalón, aunque todo parecía volver lentamente a la normalidad. Siguió a Mona con docilidad, escuchando un poco azorado todo lo que ella decía, con ganas de disculparse a cada momento. Su pierna dolía a cada paso, pero por fortuna no parecía inutilizada. Recordó también que quería un cuchillo a mano, pero lo recogería luego.

- ¿Puedo defenderme físicamente de esas manifestaciones? ¿Las puedo herir o matar de alguna forma?

Mientras, Steve empezaba a estar realmente cansado. Entre el largo día y la gran cantidad de experiencias, tenía muchas ganas de hacer su circulo de protección y dormir como un bebe. De repente se le ocurrió algo.

- Y tengo otra pregunta. Si voy a dormir en el circulo de protección, ¿que ocurre si lo daño moviéndome mientras duermo? ¿o si me salgo?

Normalmente, Steve tenía un sueño tranquilo. Pero aquel día era de todo menos relajante.

Tu le hablabas, pero ella, ella se quedó en ninguna parte unos segundos antes de que te mirase con la boca de par en par-....Steve....- negó con la cabeza- mierda. 

Se movió rapidamente por toda la sala, como si necesitara pensar- El complejo ha sido atacado- Miró una Pda escondida entre uno de los libros, se puso a echarle un ojo a algo que parecían videos, que no podías entrever tan siquiera. Solo eran manchas difusas. 

...River ha abierto un portal, River....MIERDA- Exclamó. Abrir un portal significaba que de no estar autorizado, aniquilaría y cremaría todo lo que hubiese en tres plantas completas de TITAN. De inmediato.- No tenemos tiempo, Mayhem está libre, y mas cosas- Te miró fijamemente- o te quedas y no haces nada, o te meto en un cuerpo electo de allí e intentas hacer algo desde dentro, pero ya, de inmediato. 

"o te quedas aquí y no haces nada..."

Las palabras de Mona resonaron en Steve con fuerza. Steve podía tener miedo de Mayhem. Steve podía estar aterrado del suelo que parecía estar pisando. Steve, que quería una vida de glamour, donde su mayor responsabilidad fuese la de estudiar a sus victimas para saber si tenía que vestir de traje gris o casual, si ponerse un reloj OMEGA o un CASIO Fx-18. Donde el mayor riesgo era decir una palabra de mas.

Ahora, habiéndose abierto como se había abierto a la influencia de esos seres que solo podía calificar como demonios o elementales, bajo la premisa de que durante un mes estaría aprendiendo a canalizar el poco poder que pudiese tener en si para defenderse y combatirlos...

Ahora se le pedía saltar a tumba abierta. Mandar el plan a la mierda y meterse a la carrera en una habitación a oscuras.

Pero sus amigos estaban en problemas. River estaba en problemas. Sam estaba en problemas. Y si en Titan había verdaderos problemas, entonces Margot estaba en problemas. Al recordarla, al dejarla llegar a lo alto de su consciencia, evocó el perfume de su cuerpo y sintió un escalofrío primario. Se encogió de hombros y levantó la vista hacia Mona.

- Bueno... ya he estado muerto una vez. Haré todo lo que pueda. Mándame para allá.

Contempló a la chica. Había recibido las noticias... ¿como? ¿telepatía?

"¿Es eso, Mona? ¿Eres telépata? ¿Me han hecho trampas?"

- No tendrás un libro del estilo de "Sobrevivir a entidades interdimensionales para torpes", ¿verdad?

Su triste intento de humor no lo relajó. Se debatía en su interior ante el terror primario que le ordenaba salir corriendo y esconderse debajo de una piedra hasta que eso que era Mayhem desapareciese.

Pero se había cansado de correr. Tenia que luchar.
Y si estaba aterrado. Pero como una vez leyó en algún lugar, cuando se tiene miedo es el único momento en el que se puede ser valiente.

Sonrió ante tu ocurrencia- Si, tengo algunos consejos...la verdad- La tensión se rebajó hasta no ser apenas nada.- De todas formas, iré contigo, solo que yo ya tengo allí un cuerpo electo propio. 

Te llevó al baño, y empezó a dar vueltas alrededor de la bañera mientras esta se llenaba- Te drogaré, moveré tu cuerpo, te conectaré, pero primero, debes de elegir un cuerpo. Cada uno tiene cosas buenas y malas, y puede que sea muy confuso, elige bien. 

Un holograma se elevó encima del vaho. ¿Por qué el agua?- Te presento a tus opciones

Daniel Trainor- Médico

Puntos a tener en cuenta tras un traspaso de consciencia: 

• Es probable que los conocimientos médicos aumenten. 
• Tiene una vista prodigiosa 
• Sufre de pesadillas
• Todo lo demás es bastante neutro. 
• Tiene una hija en el complejo, es probable que mentalmente esté predispuesto a salvarla. 
• Su mente suele ser fría y a veces inhumana. 

Don Carlotto- Sacerdote cristiano. 

Puntos a tener en cuenta tras un traspaso de consciencia: 

• Su fuerte es convencer con el habla a los demás. 
• Tiene un sexto sentido para los problemas. 
• Ha sobrevivido a situaciones que otros no, por pura suerte, sin tener en cuenta las probabilidades. 
• Hace poco sufrió un infarto, fisicamente tiene deficiencias. 
  

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  Jace Graves- Investigador forense

Puntos a tener en cuenta tras un traspaso de consciencia: 

Por lo que sale en los informes que me acaban de llegar del complejo, se ha abierto una brecha en...mira, toma, te muestro el video. Abrió otro holograma al cual le subió bastante el color y el contraste. 

• Conocimientos de criminología altos
• Buenas aptitudes para la pelea, la esquiva, el apuntado con armas de fuego. 
• Tiene un sexto sentido para el peligro. 
• Dispone de algún tipo de equipo privado encima. 
• Es novato en el complejo, sus accesos no son aun los de un saltador con experiencia en terreno. 
  

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Por lo que me llega de los informes del complejo...será mejor que lo veas tú mismo.- Se abrió otro holograma con mayor densidad de color. 

Marko, River y Fred estaban en camas de una zona hospitalaria, uno frente al otro. River parecía estar insultando a Marko, y luego simplemente echarse a llorar con un cambio en el comportamiento muy extraño. Acto seguido los vendajes de Marko, que estaban por todo el cuerpo, prendieron en llamas.  

Una de las paredes se ennegreció de inmediato, venosa, hinchada mientras intentaban apagar el fuego sobre Marko. Moss medio lo logró. 

Todo lo demás, fue demasiado horrendo, rápido y violento. 

La alarma se disparó, la reconociste. 

Nunca se había usado. Un portal había explotado, se había abierto o era demasiado inestable. Calcinarían todo lo que hubiera planta arriba, planta abajo. Daba igual quienes estuvieran, que lugares fueran. 

El gas empezó a salir de los respiradores, siendo mucho mas potente y agresivo que otras veces. 

Pero no fue lo único que salió. 

La pared, se abrió en canal como si fuese mantequilla, y vomitó algo de un color verdoso con toques negros. ¿O era azul? No, no era un color conocido por la vista, era anormal, inhumano. Extradimensional. 

River gritó, mientras se arañaba la piel como si le quemase. Arañó y arañó hasta que se deformó en apenas unos segundos, hasta que sus globos oculares derramaron el líquido sobre las sábanas, hasta que presa del horror, gritó desencajándose la mandíbula.

Se escuchó una voz, de algo fascinante pero terrible. Era obligatorio sentir devoción absoluta o el pánico mas irracional.-Te dije, saco de carne, que el agua era tu amiga. No el fuego.- Mayheim. 

El cuerpo de la muchacha se desplomó al suelo, quedando en una postura imposible con las articulaciones dobladas, retorcidas. 

El fuego lo consumió todo, o lo iba a consumir, porque se abrió una de las puertas, dejando a la vista al médico Klaus con dos bombonas de algo, y ya las cámaras dejaron de funcionar. Lo único que se llegó a ver, era algunas formas moviéndose tras el fuego, perdidas, asustadas y heridas. 

Steve no podía evitar cierta fascinación ante los efectos mágicos que se aparecían a cada momento de su vida. Aquella proyección holográfica era uno de esos efectos. Mona le fue desgranando los posibles candidatos para el salto, y mientras cavilaba, le mostró un vídeo de lo que había sucedido.

Intento distanciarse, tomárselo como un film de terror. Como una mentira digital, aunque sabía que era verídico. Al principio lo consiguió, pues los otros dos protagonistas del vídeo apenas le eran familiares. Sin embargo estaba Riv.

Riv, la chica que deseó con tanta intensidad desde que no era más que una adolescente. La que se prohibió a si mismo tocar por respeto a Sam. Porque algo le decía que estaban hechos el uno para el otro, y su experiencia le decía que Sam estaba coladito por River. Y dado que River nunca inició nada, y que el podía tener virtualmente a la que quisiese dejó a River en el cajón de "amiga de verdad".

Y ahora contemplaba a Riv sufrir una tortura. Aquello era malo.

Ver a Mayhem le hizo vomitar. Descargó en el retrete, pero intentó recuperar la compostura. Le hizo a Mona un gesto para que le rebobinase la parte que se había perdido. Quería verlo entero.

Ahí estaba otra vez. Siempre diferente, pero algo familiar y nauseabundo, siniestro, con un giro familiar y etéreo, intimo entre Steve y su particular demonio le decían que aquel era el que había matado a su familia. El que hizo sufrir a su madre. El que hizo que tuviese pesadillas casi toda su vida. Mayhem, su enemigo. Steve se endureció, apretó los dientes y se obligó a mirar, cada fotograma hasta el final, paladeando, alimentándose del odio que le surgía en las entrañas. Atesoró cada grito de Riv en su particular libro de deudas por cobrar a aquel ente dimensional. Cuando todo terminó soltó un gemido, como un niño que por fin no tenía que seguir fingiendo ser más fuerte de lo que era.

- Riv ha muerto... -dijo. Era una convicción personal, no una pregunta. Si no había muerto, esperaba que no hubiese tardado demasiado.

Se giró de nuevo hacia los candidatos. Había que ponerse a trabajar. Cada segundo podía contar. Aparte de sus seres queridos atrapados en Titan, de su madre adoptiva, de Margot, de Sam, también estaban en peligro los inocentes que había en Titan.

- Conozco a los dos primeros. No mucho, solo de vista. Al medico lo vi en un par de fiestas. Recuerdo una en el lago. Solo recuerdo vagamente a su hija. A Don Carlotto incluso lo vi en el briefing de una misión, antes de saltar. De hecho... -se ajustó unas inexistentes gafas antes de darse cuenta de aquel gesto automático-... fue justo antes de mi ultima misión. Un buen hombre, o eso parece.

Reflexionó por un instante, mientras se frotaba la barbilla.

- Voy a elegir al nuevo, al señor Graves. Carlotto esta limitado físicamente, y eso puede ser un serio problema. El doctor tiene una hija y no quiero tener que suponer un obstáculo entre lo que el doctor crea que tiene que hacer para garantizar su seguridad. El nuevo, además, tiene sus ventajas. No es tan conocido ni tiene tantos vínculos dentro de Titan. Estaré menos expuesto a quedar al descubierto por algún error de conducta o conocimiento. Es joven y parece que ágil. Sabe manejar armas, y algo me dice que Mayhem no le convenceré de lo equivocado de su conducta. Ni a quienes hayan facilitado su entrada en Titan. En cuanto accesos y contactos... -se giró a Mona, con los brazos en jarras-, tenía pensado contactar con tres mujeres en Titan. Por orden de preferencia, Margot, Azazel Amoel, la hija de un pez gordo, y Morgan Maxwell, una psiquiatra que me estuvo tratando después de uno de los ataques de Mayhem. Si las convenzo me pueden facilitar el acceso a determinadas áreas e información. Y se lo que parece, pero tengo más facilidad a la hora de influir sobre la conducta de una mujer que sobre la de un hombre. Estoy centrado en la tarea que tenemos delante, no te preocupes. No estaré pensando con la... pensaré con la cabeza. Te lo comento porque me gustaría saber tu opinión,

Comenzó a desvestirse sin demasiado pudor. Había trabajo que hacer.

- ¿Contactaras conmigo dentro?

Miró hacia el techo "que buen día se habrá quedado" mientras le hablabas sobre las otras personas. Te dejó que acabaras, que te...planificaras un poco antes de seguir con los problemas. 

Ya bueno...- se rascó la cabeza- TITAN ahora mismo será una zona de guerra, si lo que ha salido es...tu amigo, irán cremando las plantas una por una hasta lograr detener lo que sea, y eso incluye a la gente- El complejo era hermético respecto a eso, tu los sabías y todos los demás saltadores también. Nada podía salir.- No se donde acabarás con tu cuerpo electo, pero piensa bien tus opciones.  Aparte las medidas de seguridad se han elevado así que salvo que alguna de ellas sea un saltador con nivel negro no podrán darte acceso, o si pueden hacerse pasar por uno de los jefazos de saltos claro- frunció la boca- Yo estaré por dentro dando vueltas, tengo cosas que hacer. 

Steve escuchó a Mona con atención. Las cosas eran aun peor de lo que podía haber imaginado. Necesitaba acceso libre, rápido, sin preguntas y sin escrúpulos. Asintió con aire ausente. Se quedó en ropa interior y se metió dentro de la bañera. Sintió como el cuerpo entero se le erizaba. Estaba fría, aunque no tan fría. También era por miedo.

- Suena bastante jodido -exclamó-. De acuerdo. Cambio de idea. Paso a Daniel Trainor. Es obvio que necesito acceso libre y sin preguntas a muchos de los niveles. Esa es la prioridad.

Su madre y Margot tendrían que esperar. Rezó a alguna entidad desconocida y benevolente en la que en realidad no creía que las protegiese. No rezó por si mismo, pues empezaba a sospechar que aquella podía ser su ultima aventura, su ultimo salto. ¡Las probabilidades que tenía contra el mayor de sus temores desatado eran tan absurdamente bajas! Ademas, Mona no estaría. Estaba solo aunque al menos conocía el sitio.

- Bueno. Improvisaré. Trataré de averiguar quien lo ha dejado entrar y si hay alguna manera de enviarlo de vuelta.

Suspiró. Y se acordó de su padre adoptivo. El señor Richards. El si pudo con Mayhem, aunque fuese solo de manera temporal. El salvó su vida y la de muchos otros.

- ¿Como lo hiciste, papá? -musitó para si.

Steve comenzó a adentrarse en el liquido. La piel se le puso de gallina. La sangre, en retirada de sus piernas, hizo que su corazón latiese con fuerza y sintiese las palpitaciones en las sienes. Su hombría se arrugó lo indecible y la herida de su pierna, aun dolorosa, remitió, dejando solo el rastro más agudo de las sensaciones. Jadeó, tratando de recuperar el aliento. Cuando lo hizo se lavó la cara, tratando de sentir todo aquel cuerpo por igual. Apenas un par de días, apenas se había empezado a habituar.

Muchas preguntas seguían en el aire, pero no las verbalizó. Aquella chica tan rara... ¿por que le había traído de vuelta? ¿por que la creía a pies juntillas? ¿y si ella era la responsable de su muerte? ¿y si estaba dejándose llevar al matadero como un cordero? ¿y si era Mayhem, después de todo?

Cerró lo ojos tratando de lidiar con el súbito acceso de angustia. Todas las dudas eran normales, pero tendría que seguir hacia adelante. Solo había un camino, aquel camino, y aunque fuese oscuro, tenía que andarlo.

A fin de cuentas, lo peor que podía pasar era que muriese, y ya había estado muerto.
...
¿no?

Abrió los ojos nuevamente y comprobó que Mona seguía allí, preparándolo todo. En su ceja había una pregunta, requiriendo que confirmase su selección.

Trainor. Se acordaba de la fiesta, de su hija preadolescente, de aquel primer salto en que coincidieron... No es que hubiesen hablado mucho. Steve se estrujó la mente, tratando de recordar. Sus recuerdos eran contaminados por Mayhem a cada momento. Era como intentar meditar con un grupo de rock ensayando en la habitación de al lado. Era saltador, pero seguramente novato. No un acceso de primera... pero no estaba seguro de nada.

Steve apretó la mandíbula. Aquel cuerpo adolescente clonado, con toda esa sensibilidad y agilidad quedaba detrás. Quedaba atrás Amy y el baño del centro comercial. El piso y las charlas oscuras e interminables con Mona. Ahora tenía que centrarse en una cosa solamente. Salvar a tantos como pudiera.

- Trainor-dijo, mucho más bajo de lo que pretendía.

Como siempre, o como a veces te habían explicado que sucedía, lo primero que te venía a la mente era un recuerdo de la persona a la que ibas, o una sensación más bien. 

En este caso, era una canción. Una canción que traía el recuerdo de unos años mas versátiles, donde la espuma de la cerveza se escurría por los bordes de la barra de un bar, y como la misma sensación que tendría cualquier persona, de camaradería, solo se quedaba en el mas absoluto silencio. Daniel no era como ellos, se sentía distante, mucho más racional, sin un placer claro por todo lo que a Steve le gustaba. Era...un poco máquina, daba miedo con que serenidad partía de algunas éticas que inhumanizaban los momentos, aunque con su hija siempre había un pequeño déficit de ello, es como si ella fuera su salvaguarda, su redención, su humanidad. 

Despertaste porque algo en tus pulmones te había obligado a toser de forma abrupta, reiterada, hasta vomitar. No te ahogaste de milagro, lleno de tu propio vómito que abarcaba tus mejillas, y babeaba por la barbilla seguías sin entender donde estabas, o que pasaba. Solo la sensación de que algo iba mal, muy mal. 

Los recuerdos llegaron como latigazos, siendo la alarma, que ya no sonaba, el último pilar que devastó tu mente. 

La habitación estaba en silencio, uno de estos que te prohíben casi hablar. La consola de comunicaciones repetía una y otra vez el mismo mensaje en un parpadeo rojo intenso, siendo inservible para nada más que no fuera avisar. 

Protocolo Alpha Activado

Las luces, mucho mas tenues y blanquecinas solo le dieron mas dramatismo. Casi todos los trabajadores conocían ese protocolo, iban a cerrar el complejo, herméticamente, durante a saber cuanto tiempo, mínimo 18 meses. Eso significaba, que quizás habría algo suelto, y de estar suelto, acabarían cremando todo el complejo de ser necesario antes de que saliera. 

Tenías con suerte una hora y media para llegar al piso 100 e intentar salir. 

No había comunicaciones de ningún tipo, ni señal. Las luces, empezarían a fallar en poco tiempo y el ascensor principal no debería funcionar. Se activaban las salidas secundarias que llevaban a la planta superior, pero nadie sabía como o por donde. Suponías que habría indicaciones en algún lado pero no los veías. 

Un rápido vistazo te dejó entrever que estabas, si, era una celda, o una sala de interrogatorios...¿qué? Habías ido con Samuel a la morgue, os habían pillado porque no tenías acceso, te habían acusado de traición al complejo...¿no? Samuel no estaba, a el le había caído la peor parte. 

Tenías una puerta, cerrada, y fuera un pasillo largo en alguna zona de detención de a saber que planta. 

La sensación de desaparecer, de no ser nada y ser todo.

El súbito despertar de una conciencia, el dejavu... recuerdos agolpándose por llamar su atención.
Una niña en sus brazos, una firma en un acta de defunción, una lagrima antes una mujer muerta, caras que conocía, caras que no, un grito, diazepan. Su rostro, su propio rostro, el de Steve... en un ataúd.

Todo se mezcló en una agitadora brutal que le hizo dar vueltas hasta perder la noción del tiempo y el espació y de repente, todo se colapso. Y aquello fue casi peor, como cuando algo te detiene de golpe, como estrellar tu coche a toda velocidad contra un árbol. Como dejar de girar para sufrir los efectos del mareo.

Hasta la alarma se había detenido.

Steve levantó sus manos hacia el rostro y se lo toco. Detectó una estructura osea diferente. Una sensibilidad menor. El sabor a bilis y ácidos le baño la boca y vio con asco el vomito a sus pies. Tenía un color algo amarillento y era meramente jugo gástrico. Hacía tiempo que no comía debidamente. Aun así, no tenía hambre.

Miró a su alrededor. Se acercó a la consola y vio el mensaje. Noto un temblor que le recorrió la médula espinal de arriba a abajo. No es que no se esperase algo así, sobre todo si Mayhem estaba suelto.

Entonces recordó el incidente en la cocina. Aun confuso.

Solo que no era su recuerdo, era de Traynor. Suspiró. Tenía poco tiempo para habituarse. A lo mejor Sam todavía andaba cerca, se dijo, aunque la voz en su cabeza era otra. Más calmada, analítica y fría. Incluso más de lo acostumbrado. Era la de Traynor.

Comprobó la puerta, pero estaba cerrada. Y era una puerta de celda. Sin herramientas no podía ni soñar en echarla abajo. La consola, quizás le ofrecía alguna posibilidad. Quizás.

Por si acaso, comprobó también el techo y el resto de la sala. No creía que fuera posible que hubiesen dejado un agujero de seguridad, pero no quiso dar nada por sentado. También buscaba algo que usar para forzar la puerta.

Mientras lo hacía también se palpaba la ropa. No creía que hubiesen dejado en interrogatorio con nada en los bolsillos, pero... nunca se sabía.