Partida Rol por web

Supermercado - 75 dias antes (12:00)

Era un dia como toro cualquier, o casi, casi seria la mejor manera de detallarlo. En esta ocasion como hacia una vez al mes, como mucho dos, habia decidido venir al supermercado en persona, en lugar de pedirlo todo por la tablet. No por nada, no habia ninguna sensacion de que las cosas que me enviaran no estuvieran bien, simplemente, los recuerdos a veces se vuelven habitos, repetirlos ayuda a recordar detalles o mas importante a no olvidarlos.

El lugar esta como siempre. Es lo que se puede definir como enorme, ademas de incluir un sinfin de variedad en casi todos los productos y lo mejor de todo. Frescos. Aun asi no he venido por frutas o verduras, ni siquiera por esa carne roja que siempre me abre el apetito, aun cuando estoy saciado. No, hoy he venido por un dulce en especial. Yogures de trufa. Una tonteria, lo son probablemente, pero no es solo el sabor lo que me embarga cuando tengo el placer de paladear una de esas exquisiteces. Son sensaciones pasadas, momentos del ayer que durante un instante, se vuelven parte del hoy.

Avanzo entre los diferentes pasillos hasta dar con lo que busco. Veo que han vuelto a cambiar la decoracion, ahora tienen un par de piramides con algunas latas de algun tipo de alubia dispuestas entre los pasillos, no se me hace dificil esquivarlas, pero si alguien se despista mrando los chocolates, cosa bastante probable... alguien puede acabar en un buen aprieto por empacho de latas de alubias. El pensamiento me hace sonreir, mientras alargo el brazo para tomar esos pequeños traidores de negro relleno.

Era extraño que un sitio tan absolutamente diferente tuviese esos ramalazos de aparente normalidad. Por supuesto no es hablando del supermercado, sino de Titán, que tenía la capacidad de conseguir que te olvidases de donde te encontrabas: en las profundidades de la tierra. Parecía que era el típico hiper de una multinacional, igual a cualquier sucursal en cualquier parte del mundo. Desconcertante y muy bien hecho.

Aún así, Silke se resistía a relajarse. En todos sus viajes intentaba adaptarse al medio, a la sociedad y sus costumbres, pero aquel sitio la tenía más bien en estado de alerta, quizá porque para sus otros desplazamientos había podido informarse y formarse, pero Titán la había pillado sin apenas datos y era muy distinto a todo lo que había imaginado.

Iba vestida de manera informal, ropa deportiva y cómoda. Unas mallas negras de lo más normales y una camiseta de tirantes de color azul. Zapatillas de deporte también, por supuesto.

Siempre compraba en aquel supermercado, estaba muy bien abastecido, y además le encantaba la sección de comida latinoamericana, eran las marcas que ella tan bien conocía de aquellos países, le permitiría hacer unos frijoles que la directora de la ONG “Mundo Solidario” le había enseñado a los catorce años, y que, no es por nada, le salían de rechupete.

De hecho iba tan ensimismada mirando los estantes tan repletos de comida y sin estar todavía familiarizada con el establecimiento, que por accidente dio con la rueda delantera del carrito a unas latas amontonadas hasta la cintura, en mitad del pasillo. Muy cómodo y práctico... por las narices.

Sus ojos se abrieron sorprendidos, no solo por el pequeño estruendo que la despertó de su concentración culinaria, que también; sino porque las latas habían medio sepultado los pies de un hombre en su proceso de descenso.

Perdón, lo siento, iba sin mirar... -Estaba de espaldas, lo único que se adivinaba de él es que era alto y corpulento, y eso que ella no era una chica menuda de estatura -¿Te has hecho daño?  

La verdad es que se siente bien estar aqui, mejor de lo esperado tras tantos años. El recorrido que hago en el supermercado es siempre el mismo, exactamente el mismo y no porque sea un maniatico de ningun tipo. Sino porque me ayuda a mantener vivo un recuerdo simple y sencillo, mas complejo en grado sumo, y por eso mismo cada segunda quincena de cada mes, vengo a este supermercado, para comprar algunas cosas. Son cosas basicas, a excepcion de lo que me toca en este momento. Esos yogures de trufa, siguen siendo una perdicion para nada sana... llevan siendolo desde hace mucho. Cojo tres paquetes de cuatro, que no tardan en resaltar en la cesta que llevo. Es con el ultimo paquete que durante un instante me quedo parado, mirandolo hasta que cierro los ojos como si pudiera, solo quizas, darle mas forma a un recuerdo que por mas que quiera evitar a veces se me hace ligeramente borroso.

El momento de instropseccion termina cuando oigo como las latas de alubia son golpeadas por alguien y caen cual aluvion sobre mi persona, ni siquiera me da tiempo a moverme y mis pensamientos se rompen por ello cuando estas caen en tropel sobre mi, sepultandome hasta un poco mas por debajo de la rodilla. No me muevo, porque se que sera peor, pero al menos de primeras parece que ninguna se ha roto.

Una disculpa, y ademas una explicacion sobre lo ocurrido. Sonrio levemente, pues no ha sido nada importante... los recuerdos siempre vienen y van. Me doy levemente la vuelta, arrastrando los pies para no aplastar ninguna de las latas y provocar algo peor. Aunque no estoy sonriente, mi rostro no esta serio, mientras niego con la cabeza. - No se preocupe, todo esta bien por aqui. - Ahora si sonrio levemente mientras observo a la mujer que tengo delante. Siendo sincero me quedo mirandola un instante antes de reaccionar, es muy guapa. Su pelo rojizo enmarca un rostro blanco como la misma nieve, pero son sus ojos azules los que realmente llaman la atencion, o simplemente sera la combinacion, sea como sea, esta por encima de la media, de eso no hay duda... y si en un lugar como el que yo frecuento, nadie ha estado comentando nada sobre ella... quizas hasta nueva, solo quizas. Me hace gracia que tutee, aunque no me molesta, la gete de porq aqui es demasiado formal. - No te preocupes, todo esta bien... he conseguido salvar lo que venia a buscar antes del ataque. - La miro a ella. Dandome cuenta de que debia estar muy metida en su mundo para no ver la piramide de conservas. - ¿Y tu, te has hecho daño?

Se podía esperar muchas cosas cuando el hombre giró el rostro hacia ella, pero nunca en la vida semejante monumento andante. Y eso que ella se vanagloriaba de estar siempre lista para todo.

Parpadeó mirándolo, en esa cara y cuerpo (sobre todo rostro, para su gusto) había buena parte de la belleza total de Titán. A ver, en serio, ella era algo más de fijarse en las mujeres, toda su vida lo había sido, pero las hormonas se habían puesto como locas cuando los ojos verdes de la chica recorrieron al hombre....

Pero ella no estaba en Titán para eso, y no debía olvidarlo.

Sonrió disculpándose con la mirada mientras se reponía, negando inmediatamente ante su pregunta -No, yo estoy bien, ha sido con la rueda del carrito -Cual adolescente lo señaló con la mano, como si hiciera falta – Disculpa, llegué hace poco y todavía no me he hecho al super -Se encogió de hombros mirando esos preciosos ojos azules que alteraban aunque no lo pretendieran – aunque me reconocerás que no es sitio para unas latas.

Sí estaba absolutamente tremendo.

Volvió a centrarse en el carrito, echándolo hacia atrás, para intentar sacarlo del desbarajuste que ella misma había provocado, pero era difícil, se atascaba con las latas continuamente. No le hacía ni puta gracia estar haciendo el imbécil delante de él, pero al aumentar la fuerza solo consiguió embarrarse un poco más.

Se resignó y comenzó a reír -¿Me puedes ayudar? Sé que tendría que ser yo la que te ayudase a ti después de atropellarte -otra sonrisa amplia divertida-pero es que no sé como salir de aquí....

Negó con la cabeza. Debo parecer gilipollas.... -Que desastre....

La mujer que tenia delante tardo unos segundos en reaccionar cuando le conteste, incluso parpadeo un par de veces mientras yo esperaba su respuesta. Mas pronto una sonrisa que parecia una disculpa asomo a sus labios, habia que admitir que tenia una sonrisa bonita, de eso no habia duda y su voz sin duda tambien lo era. Probablemente eso la salvo de algun comentario brusco, por lo que solo se llevo un ligero gruñido. Arrastre los pies hacia afuera, para poder salir de semejante barullo, cuando le escuche decir que era nueva en Titan. Me detuve para poder mirarla, no parecia militar, de eso no habia duda. Negue para mi mismo con la cabeza, es que en este maldito sitio no habia un librito de instrucciones o algo asi.

¿Nueva? - El tono sono ligeramente arisco. Lo que me faltaba, me negaba a hacer de guia de otra. - Bueno, aqui parece que tengan a una panda chimpances colocando las cosas, asi que no te preocupes. - Gruñi ligeramente mas en direccion al propio centro que otra cosa, para luego señalar mi propia cesta, dandole a entender que era mejor que un carrito. - Intenta llevar una de estas, eso arreglara el problema de tener que ir esquivando cada gilipollez que ponen por aqui.

La forma de hacerme estar de acuerdo con ella me resulto conocida, mi rostro no cambio por mas que fuera un buen recuerdo. Aun asi si llegue a negar con la cabeza levemente, la verdad es que no me apetecia recordar algunas de las cosas que me acababan de venir a la mente por lo que mi ceño se fruncio ligeramente - Sin duda, no es el mejor lugar, para ser sincero, estaba pensando que no tardaria algun id... alguien en golpearlo en un descuido... - Me encogi de hombros ante el comentario, mientras ya estaba practicamente libre de las puñeteras latas. En ese momento vi como movia el carro, intentandolo sacarlo sin demasiada suerte, para ademas terminar por empeorarlo mas mientras empezaba a reir levemente. ¿Que tenia de gracioso? - Si, claro... - Su sonrisa seguia ahi, amplia, bonita y sin duda sincera. Si, era nueva, no habia duda. Nadie sonrie tanto por aqui tras unos cuantos meses. Con un ultimo movimiento y apartando un par de latas con mi ultima pierna, consegui salir del aluvion.

Me acerque a ella y le pedi paso para poder tomar el carro. Cuando me lo dejo, mire las cosas que tenia y si habia algo fragil, de ser asi se lo entregaria, sin importarme lo que fuera, con una capacidad nula para la vergüenza. Levante el carro desde atras y cogi con la mano la parte delantera, para sacarlo practicamente en brazos del aluvion. Numerosas de esas latas cayeron al suelo, pero simplemente me movi con cuidado hasta dejar al superviviente del mismo, a un lado ya fuera de todo peligro. - Ya. - Escuche su ultimo comentario y negue. - Dejalo... quizas asi aprendan a hacer su trabajo por una vez. - Sin decir mas, volvi al pasillo esquivando las latas y buscando algo que sabia que tenia que estar por aqui.

No, no podía ser perfecto, demasiado bueno para ser cierto. Aunque eso le venía bien a ella, ya que le quitaba distracciones.

Parecía que su simpatía fuese del tamaño de un globo y que éste poco a poco se había ido desinflando, hasta no quedar absolutamente nada: El desconocido se había tomado bien el encontronazo, pero poco a poco las sonrisas habían empezado a escasear dando paso a unos gruñidos algo molestos y a una conversación tan aburrida que no daban, ni remotamente, ganas de continuar el encuentro.

La única nota discordante en este proceso descendente de cordialidad había sido que sí que le había ayudado con el dichoso carro -Gracias...

Lo miró como se alejaba, negando con la cabeza, flipando todavía y finalmente frunció los labios y fue hacia él con decisión, ahora que estaba liberada de nuevo. No esperó a que la mirase para hablar, no iba a ser una despedida larga:

Siento si te he molestado.... Hasta luego.

Prácticamente ni se detuvo, sólo pasó por detrás suyo a ritmo normal, pero se aseguró de hablar alto para que la escuchase y ella sí que estaba mirándolo a los ojos, buscando alguna señal de que había captado el mensaje.

Enseguida volvió a concentrarse en mirar por donde llevaba el carrito, no fuese a arrollar a otra persona con similar carácter y encaminó sus pasos en dirección a donde cobraban para comentar que había tirado las latas sin querer. Iba mordiéndose el labio inferior, aunque empezó a sonreír y a reírse por lo bajo.... absurda y cómica escena para comenzar su vida en Titán.

Saque el puñetero carro del lugar donde habia quedado atascado, ni siquiera tenia claro el motivo por el que lo hacia, pero por algun motivo, mi lengua habia sido mas rapida que mi mente y por eso, me tocaba ayudar a esta mujer. Probablemente solo el hecho de ser hermosa, merecia el minimo de ayuda que estaba ofreciendo. Ademas me habia roto un recuerdo interesante, uno doloroso sin duda, pero asi eran los mejores... los que de verdad importaban, al menos en esta mierda de mundo. Klaus me daria de ostias si me oyera hablar asi, pero la verdad es que hacia tiempo que solo me movia una cosa... solo una y con suerte, la veria cumplida. Una ultima piedra sobre una tumba del tamaño de un planeta.

Escuche su agradecimiento, una escueta palabra, quizas lo mejor hasta el momento. Negue con la cabeza mientras le respondia, en el mismo tono que hasta el momento. - No son necesarias. - Quizas fuera... como habia dicho Klaus, un cabron duro cuyo mejor momento de comunicacion se basaba en gruñidos... pero al menos ese viejo cabezota me habia metido algo de "buenos" modales... algo, no demasiado.

Mientras avanzaba por el pasillo, ella paso por detras mio, no corria, pero sin duda no debia ir a su paso normal. Solto su comentario, era ridiculo como la gente de aqui se molestaba tanto, por ver si habia molestado en algo. ¿Tanta necesidad habia de llevarse bien? Aun asi como habia dicho " No hace falta que abras tu puerta, pero no te cierres las demas cabeza de alcornoque" Maldito viejo, siempre acababa metiendose en todo aun sin estar presente. Gruñi de forma pesada, como quien deja escapar aun leon encadenado, pero de una forma mas baja, mientras respondia con un gesto que indicaba, que no pasaba nada.