Los jadeos sedientos y hambrientos ya solo podían ser ahogados entre nuestros labios. Mis dedos, que actuaban como entes con pensamientos propios se cerraron sobre su cuello delicadamente al notar como empezaba el vaivén que acompañaban a mis caderas, siendo ahora un baile de dos en el cual no ganaba el mas rápido si no el que mas presión podía aplicar con el roce.
Si yo había notado desde hacía tiempo lo abultado de su entrepierna lo había obviado para intentar contener a la bestia que solo quería tomarlo, acariciarlo y hacerlo suyo aun sin conocer los deseos del mismo. Era un pensamiento animal, profundo que hacía que la humedad traspasara la ropa interior y ayudase a encajar cada cosa en su lugar.
El movimiento ya no era suave, ahora se basaba en la premisa de un calor tan ardiente como todos los soles del universo y como buena navegante debía de rotar alrededor de ese sol. Deslicé mis manos por debajo de la tela de su camisa, marcando el camino con las puntas de mis dedos mientras parecía querer llevarme la piel conmigo.
Tomé su tela y la subí retirándola de su cuerpo con mas premura de la necesaria lanzándola más allá de la vista, creí escuchar el crujido de la tela, pero estaba empezando a darme igual. Nada mas sus labios estuviesen libres volví a ellos tomando posesión, pero apenas fue una mordida suave en el labio, tirando levemente de él, indicándole lo que yo quería que el hiciese para luego soltarlo.
Apoye las manos en su pecho y alcé el torso sentándome sobre él, privándole de mi tacto, de mis besos, quería escuchar el gruñido del deseo, quería escuchar el ligero eco de su jadeo en la habitación. Cerré los ojos y enseñé el cuello sin poder reprimir más un gemido, mientras mis caderas promovían una y otra vez un final que estaba cerca. Notaba el hormigueo, intenso, a las puertas del firmamento.
Mi diestra ya actuaba sin oposicion ninguna tomando como suyo uno de sus senos y disfrutando de su tacto sin perder ni un solo instante, las caricias ya nada tenian que ver solo con las faldas del mismo, sino que mis dedos dedicaban su tiempo a la caricia y juegueteo con la primorosa cumbre del mismo, notando como poco a poco iba endureciendose por el tacto. De igual modo mi siniestra se regodeaba en la carne que tenia a su disposicion, no dejando centimetro sin tocar, amasar o simplemente agarrar con fuerza y una avidez unica. El roce de su ropa interior era algo que sin duda no mejoraba el estado del resto de mi ser pues la tela de encaje hacia que mis ganas de arrancarselo de cuajo aumentaran con cada vaiven de nuestros cuerpos.
Verla encima mio con esos ojos capaces de eclipsar el universo, hacia que todo mi ser dejara de tener cnociencia del mundo para sumergirse unicamente en la piscina de placer que me brindaba. Decir que la dureza de mi entrepierna estaba ligeramente humeda seria un eufemismo, la tela de esa ropa interior que ardia en deseos de arrancar apenas contenia el deseo de mi emperatriz y eso se trasmitia en que a cada movimiento de su cuerpo, solapado con el mio, esa humedad ayudara mas y mas a provocarme, a provocar a la bestia que ya no yacia dormida, con la necesidad imperiosa de algo mas que el simple roce.
Mi camisa volo, el sonido de rotura fue lo de menos cuando ella se alzo sobre mi, sentandose a horcajadas sobre mi entrepierna y provocando que un gruñido de placer escapara de entre mis labios al notar como ambas partes se amoldaban a una a la otra. Su humedad crecia al mismo ritmo que mi dureza, haciendo que cada instante pudiera ser el ultimo. Con su postura controlaba todo y por eso mismo ante la impotencia de poder alcanzarla de mi garganta surgio un sonido grave e indescifrable, mezcla de deseo, pasion, necesidad y furia por queer alcanzar lo que era mio. La mire con unos ojos de hielo que praticamente estaban en llamas mientras de mi boca entreabierta manaban jadeos sin igual por cada roce de sus caderas. La mano que estaba debajo de su camisa, arranco esta de golpe, sin paciencia ni atisbo de duda, rajandola de arriba a abajo solo para poder ver su torso desnudo ante mi. El baile de sus senos se volvio hipnotico, mientras mis dos manos alcanzaban su cintura y convertian el suave balanceo en un movimiento mas rapido, mas fuerte, donde la presion entre nuestros dos cuerpos se volvia mas urgente y mas brutal.
El vaiven continuo durante unos instantes mas, mientras yo sentia todo mi ser colapsarse, concentrando toda conciencia en un solo punto de mi cuerpo, mientras sentia como la misma vida estaba a punto de escapar y un rugido casi animal se formaba en lo mas profundo de mi garganta...
Cada caricia era solo un latigazo más que me quemaba por dentro, ni en mis mas profundos sueños o inventivas, en mis noches a solas, o aquella vez en la puerta me podía haber imaginado el placer de ser tocada y acariciada por Marko de esa manera.
Perdida como lo estaba en el baile frenético de nuestros cuerpos, la sacudida al romper mi camisa me hizo mirarlo, y maldecirlo por lo bajo mientras como castigo apartaba sus manos de mi cuerpo ahora visible a contra luz. Había logrado que el calor se parase, y que el raciocinio volviese en algún lugar de mi mente. Mas renegué a dejarme guiar por este.
Me dejé caer de nuevo sobre él, dejando que los extremos de mis montes se deslizaran por su pecho como una tortura. Clavé la vista en sus ojos, mostrando los míos desprovistos de vergüenza alguna e impedí que sus labios llegaran a los míos por mas que lo quisieran, colocando mis dedos en medio, mientras me relamía.
Sus manos volvieron a mis caderas, agarrando y marcando un ritmo en aumento que me estaba haciendo temblar por completo, teniendo que cerrar los ojos y ocultar el rostro en el cuello del amado que provocaba eso. Dejando atrás todo sentimiento o enfado mas allá del volcán que estaba a punto de explotar, perdí el control de mi voz, ahogando los gemidos bajos que se posaban como música celestial en su oído. Marqué y aceleré yo el ritmo, siendo frenético y sin sentido mientras una mano reptaba hacia los bajos colándose entre los dos cuerpos bajo mi ropa interior, acariciando rápidamente en círculos una porción de piel muy sensible.
No podía más, no con él debajo.
Nada mas romper la camisa, mientras mis ojos veian sus preciosos senos libres moverse el compas de nuestros movimientos, su rostro cambio un momento, apenas un instante, lo suficiente como para tomar mis manos y apartarlas de tan preciados tesoros. Apenas tiempo tuve de ver como su cuerpo se pegaba al mio, notando como las cimas de sus pecho se clavaban con dureza en mi piel y marcaban mi cuerpo como su territorio sin que yo no solo no pudiera hacer nada, sino tampoco decirlo. El paraiso sobre la tierra, su cuerpo desnudo untandose contra el mio en una sincronia brutal donde los jadeos de ambos se entremezclaban mientras el final de la carrera se aceraba a pasos agigantados.
Sus ojos quedaron fijos en los mios mientras jugaba sobre mi pecho, su mriada estaba desprovista de cualquier vergüenza o pudor y eso solo me dieron mas ganas de besarla, de poseerla pero ella con toda la maldad posible me negaba el acceso a esos labios mientras veia claramente como se relamia de placer. La escena era tan sensualmente erotica que estuve a punto de irme solo al ver ese rostro lleno de la mas depravada lujuria, aun asi consegui aguantar aunque solo fuera un poco mas mientras abria mi boca para pasar mi lengua por esos dedos que prohibian lo que era mio por derecho.
Mis manos habiendoseles negado el acceso a sus senos, castigaron tal acto con un vaiven enloquecido y completamente frentico mientras su rostro se ocultaba en mi hombro, donde los jadeos y gemidos de mi emperatriz eran mas que claramente audibles, provocando que yo mismo soltara cualquier posible atisbo de contencion y mis propios jadeos y gemidos, se unieran a los de ella. Mi voz grave, gutural y llena del mas absoluto descontrol de placer salia directa a su oido tanto como los suyos al mio. Si mi ritmo era elevado, ella lo aumento aun mas y yo simplemente subi la marcha para no dejarla sola, manteniendo un ritmo infernal cuyo destino era el paraiso del placer.
Note su mano en el bajovientre, note como se acariciaba asi misma y combe ligeramente mi cuerpo para que la presion en su entrepierna no disminuyera ni un apice, pero ella tuviera mejor acceso a ese boton que ardia de deseos de lamer, chupar y besar. Pude notar como le venia, notar como ella estaba mas que a punto y sin embargo, no pude evitar llegar yo antes, fue simplemente imposible... todo lo ocurrido hasta el momento no me daba opcion de aguantar mas, por mas que quisiera evitarlo y esperar a que al menos llegara primero. Mi gruñido de placer fue obvio, descargandolo todo a traves de mi garganta en lo que sin duda solo podia ser una bestia llevada al limite de su resistencia. Mis manos tomaron sus nalgas, apretandolas con fuerza y moviendo su cuerpo sin perder el ritmo, asegurandome de que ella no perdiera su placer mientras mi cabeza caia hacia atras y mis ojos se quedaban mirando al techo. Queria dejarme llevar, dejarme caer agotado por la adrenalina y el placer... pero no lo haria, no me dejaria desfallecer hasta oirla a ella romper con la misma brutalidad que ella habia provocado en mi.
En mitad de la tormenta un movimiento extraño no pasó desapercibido en el cuerpo de Marko cuando empecé a tocarme. Apenas sin tiempo para mirar me encontré con mas presión de la que podía soportar, dejándome sin aire por unos preciados segundos, mientras mi legionario soltaba tal gruñido que retumbaba todo mi ser y precedía un final.
Pese a las contracciones de todo su cuerpo y el calor espeso que llegaba hasta mis dedos que aun se deslizaban una y otra vez dentro de mi ropa interior con una furia necesaria el no cesó en su movimiento, y al poco, el calor sordo me invadió haciéndome temblar a mi todos los huesos. Un gemido silencioso dejaba escapar todo el aire de mis pulmones mientras mis piernas se frotaban contra las suyas de una forma explosiva y sensual, como si hubiésemos llegado mucho mas lejos.
Mientras estallaba mis manos se clavaron en las suyas buscando un contacto más directo, dejando luego un suave agarre mientras recogía los restos de mi vergüenza y educación de esas sábanas que nos envolvían. Intentaba recuperar mi respiración y solo ahora me daba cuenta de que estaba envuelta en sudor al igual que él. Levanté ligeramente el rostro con el pelo tapando parte de este, quería verle, asegurarme de que estaba bien, mientras dejaba mi cuerpo reposar sobre el suyo, notando aun alguna pequeña sacudida de su entrepierna en la mía.
La vi dudar mientras yo le hablaba. Ella me contesto, pero no tenia claro si esa pregunta era para mi, o para ella misma, asi que no dije nada, solo le segui hablando, tranquilamente, con toda la emocion y cariño que podia, solo para relajarla. Antes de lo previsto y sin darme ninguna pista, repitio parte de mis palabras mientras su mano caia a la cama y la presa de sus piernas, se hacia mas ligera.
Bese su rostro con ternura antes de empezar a hablar. No buscaria lo perverso, no buscaria la lujuria, solo el amor, el cariño y la ternura, unido a que estaba extremadamente sensible ahora mismo. Solo debia enfocarse en mi voz y disfrutar de las caricias. - Sabes... desde que te conoci, me di cuenta de que eras especial. Tu impetu, tu fuerza y sobretodo esa sonrisa... esa sonrisa me desarmo mi dulce emperatriz. Nunca crei conectar con nadie de este mundo, no como hice contigo y aun asi, tu no parabas de darme caña... - En ese momento comence a mover mi mano, pase mis dedos por sus muslos, cercanos a las ingles, dibujando tonterias, de camino entre sus muslos acaricie su sexo con varios dedos al mismo tiempo, marcando toda su extension son suavidad antes de saltar al otro muslo donde repeti la operacion. Mis labios se unieron a su lobulo, hablandole suavemente mientras mi respiracion golpeaba su oreja y mis labios la humedecian cada cposo segundos al moverse para pronunciar las palabras. - Aun asi, tras cada puya, tras cada envite, siempre esa sonrisa y sobretodo tu mirada. Me fije en ti ese primer dia, pero no se en que momento atrapaste mi alma como lo has hecho. No hace tanto que nos conocemos y aun asi, estoy seguro de una sola cosa amor mio. Soy tuyo... - Mi mano ya estaba sobre su humeda ropa, tan humeda estaba que amrcaba sin tapujos cada relieve de ese tesoro que escondia entre sus piernas. use mis dedos para acariciarlo al completo, abriendolo lentamente mientras mi palma frotaba desde la aprte mas superior a la mas inferior de ese tesoro, pero a cada pasada, a cada roce siempre habia unos segundos donde dedicarle tiempo a ese pequeño boton que sin duda la haria morir de placer. Cada cierta cantidad de roces, aumentaba la velocidad y al presion, cambiand a veces al principo, a veces en medio y a veces, muy pocas, al final, pero de una u otra forma siempre la mayor de todas ellas se la llevaba la cima. - Entonces cuando sin duda ya no sabia que hacer con lo que sentia por ti. Bajaste esas escaleras vestida como la misma Afrodita y casi muero en el acto. Estoy seguro de que paraste mi corazon al menos durante un minuto, sino dos. Estabas preciosa, arrebatadora y yo... solo podia pensar en como habia tenido la suerte de asistir a ninguna fiesta, de tu brazo. Yo un simple tonto, que apenas puede esgrimir un arma, del brazo de alguien como tu... - Mis labios siguieron moviendose sobre el lobulo, mordiendolo a veces y alejandose uno segundos, solo para depositar mas besos sobre su cuello. mi mano ya tomaba la iniciativa por si sola, presionando, acariciando y circunvalando a veces solo apra jugar con sus nervios mas exteriores para luego volver sin pudor ninguno a los interioes, o simplemente a frotar y rozar ese boton tan digno de mencion. Juegue con él, lo rodee con mis dedos en circulos, lo aprete suavemente y lo frote en rapidos movimientos de arriba a abajo, para luego volverinevitablemente a los circulos, mientras mi lengua paseaba por su cuello, dejando que notara el filo de mis dientes.
El beso que depositó en mi mejilla me hizo sonreír como pocas veces lo había hecho antes. La confianza que yo depositaba iba mas allá de lo establecido, de lo debido, de lo humano y sano. Pero no podía evitarlo. Había arramplado con cada uno de mis seguros, y poco a poco, estaba logrando meterse en mi mente mientras yo, temerosa miraba tras las puertas llenas de candados, y como una tonta iba abriendo estos para dejar pasar al lobo con piel de legionario. A mi Marko.
Habló de mi sonrisa, de una conexión que se extendía mas allá de su entendimiento, de lo especial que creía que yo era. Negué solo una vez – déjame ser tu arma…tu serás mi escudo..- puede que para él aquello no tuviese sentido, pero era una declaración de intenciones que solo se podía hacer en el estado de felicidad que yo tenía. Solo en medio de ese nirvana podía ofrecerle aquello que le negué una vez por su propio bien.
No sabía que esperarme, quizás algo mas subido de tono, algo diferente, pero no, solo me hablaba en un tono bajo, sosegado, plasmando quizás una leve pasión por la cadencia de sus palabras. Su voz me envolvió y me hizo reír tímidamente, mientras la mano que había dejado sobre la cama acariciaba su brazo, el mismo que tenía su mano jugando entre mis muslos, deslizándose entre mis piernas, formando historias en mi piel mientras yo empezaba a disfrutar ahora de sus caricias más íntimas.
Eché la cabeza hacía atrás y abrí mis ojos para mirarle, mientras mis labios murmuraban en silencio su nombre, para no molestarle y dejar que siguiese hablándome. Mis piernas se abrieron un poco, dejándole el espacio que necesitase para mimarme de aquella manera. Había visto películas, había visto parejas, pero lo que él estaba haciendo era algo nuevo. “Soy tuyo” Mis parpados temblaron al escucharlo, y no pude evitar intentar rozar mis labios con los suyos mientras mi cuerpo empezaba a encogerse pudorosamente al notar como había entrado donde ningún hombre antes.
La respiración empezaba a acelerarse a niveles alarmantes, aunque intentase mantenerla lo más serena posible. La mano que yo posaba sobre su antebrazo, ahora apretaba ligeramente el mismo, indicando los puntos exactos donde parecía ser más sensible, como un sonar. Lo que al principio fueron caricias simples, se volvieron un montón de trampas que me llevaban al borde una y otra vez, poniendo a prueba mi ser mientras yo intentaba centrarme en sus ojos, beber de ellos, y perderme mientras los miraba suplicando piedad.
Habló del vestido y mi voz temblando no pudo mas que responderle- pensé que te gustaría…- cerré los ojos con un jadeo ahogado al notar como aumentaba la presión y el ritmo poco a poco, acariciando toda piel, como si fuese un ciego que se guiase solo por el tacto, sobretodo el pequeño punto más sensible y erogeno de esos lares. El húmedo sonido de la piel mojada al frotarse no tardó en hacer su aparición mientras me pegaba un poco más a él, dejando poco o nulo espacio entre nuestros cuerpos. – te lo….- me tuve que morder el labio para no dejar escapar ninguno más de aquellos gemidos que tanta vergüenza me daban- mereces…-mi voz se estaba ya perdiendo en la vorágine de un orgasmo que llegaba pero no explotaba, una y otra vez. Mis dientes se apretaron con fuerza resistiéndome cuando rodeó el citado punto - aun no..- gruñí casi como un pequeño animal mientras le seguía mirando suplicante.
Quería seguir escuchándolo.
Usaba mi voz para calmarla, para relajar su tension a sabiendas de que este mismo momento, este primer instante de la mas pura intimidad era mas importante incluso que el ocurrido hacia un pequeño rato atras. Nunca lo habia experimentado en mi propia carne, pero conocia la pasion y conocia tambien la intimidad. Al verla sonrojarse me di cuenta de que esta experiencia era tan nueva para ella como para mi, aunque hiciese todo lo posible porque no se diera cuenta... queria que entendiera que habia algo mas alla de la brutalidad o la pasion que habiamos desatado... y por eso mismo queria dedicarle algo unico. Mi amor en forma de placer, solo para ella, solo y unicamente para ella.
Hablo mientras yo le hablaba, escuche sin entender lo que decia. No llegaba a comprender la expresion que me habia dicho, pero no me distraje, no deje que que eso me moviera de mi verdadero objetivo y lo deje pasar como si simplemente fuera el viento, aunque grabase sus palabras.
Su sonrisa con mis primeras palabras dejo claro que comenzaba a relajarse, su mano subio hasta el brazo que esperaba paso, tomandolo de una forma singular que agradeci con una suave caricia con mi nariz en su cuello. Poco a poco mientras le hablaba ella fue abriendose mas y mas a mis caricias, a mis roces y al mismo tiempo se abria tambien ella. Podia notarlo en sus gestos, en sus suspiros y miradas. Movio su cabeza mientras le hablaba para mirarme directamente a los ojos y yo no me detuve. Desnuda, vestida, de espaldas o de frente, no me detendria por nada... se lo entregaria todo y solo ella podia decidir que hacer de vuelta. Yo nunca la presionaria.
Con cada nueva caricia, con cada nuevo juego de mis dedos su respiracion se acelraba mientras esa mano puesta sobre mi brazo me indicaba con pequeños pero sutiles gestos donde acariciar mas profundamente, donde no rozar, donde rozar con mas intensidad o menos. Era mi guia, mi fiel explorador que anotaba cada gesto para que asi yo pudiera entenderlo y grabarlo, pues la proxima vez no necesitaria de el, para saber donde ir y como ir. Disfrute de la informacion y al mismo tiempo laa use contra ella mientras las palabras seguian saliendo de mi. La respiracion acelerada acabo convirtiendose en suaves jadeos que no fueron mas alla porque ella se reprimia, podia notarlo con solamente acariciar en un sitio determinado o en toro, como su rostro cambiaba ligeramente y sus dientes apretaban su labio para no llegar a mas. Su suave gruñido, su peticion me hizo mirarla con candor mientras sonreia con amor. - Aun no... aun no... pero dejate llevar, no reprimas nada mi emperatriz. Hazme caso... - El susurro fue candente mas alla de lo necesario, pero queria que supiera tambien lo que significaba para mi tenerla asi entre mis manos. Esto no era un juego para hacerla llegar al climaz, no, esto era un baile, uno similar al de nuestras lenguas solo que con otros participantes.
Recuerdo la fiesta, recuerdo lo que significo llegar contigo pegada a mi. Siendo a ojos de todos una pareja. La emocion que senti, cuando aun no habia mas que miradas perdidas y roces casuales. Mi paseo observandote mientras hablabas con tus amigas, sus risas y como aceptaste venir conmigo cuando no era necesario. Como te acercaste a mi y como te vi en ese instante antes de besarte por primera vez... y como tu devolviste ese beso haciendome el hombre mas feliz de este mundo extraño. - Mis dedos cambiaron de juego, ella queria aguantar mas por lo que decidi paar mas tiempo en la extension humeda que en su cumbre. Mi atencion fue de dentro afuera y de fuera adentro y tal y como tu mano me indicaba el sitio exacto, yo afianzaba mi posicion alli. Apretando, acariciando y de vez en cuando repasandola entera de abajo a arriba, con la suficiente presion como para abrila ante como si de un dulce melocoton se tratara. Estudie tus gestos, tu rostro para alargar el proceso, extenderlo con parsimonia hasta que ni siquiera tu pudieras aguantarte y me pidieras dar por terminado tan profundo y sensual baile. Cada cierto tiempo, cuando pensaba que te habias relajado demasiado subia de nuevo a la cumbre, volviendo a centrar mi atencion por completo en ella, acelerando tu respiracion y tus jadeos mientras mis labios y mi lengua seguian jugando en tu cuello y en tu oreja. Mas de una vez cuando tus dedos se cerraron sobre mi brazo y mis dedos aumentaron la presion o el roce en la zona designada, mis dientes se cerraron con escasa fuerza en el lobulo de tu oreja.
Recuerdo tu rostro cuando el beso termino, la mirada que me diste y la vergüenza que sentiste, mas para mi... solo habia una verdad y es que habias entrado en mi corazon y me habias dado paso al tuyo. Ese es el verdadero significado de esa noche y desde entonces, a cada dia que pasa soy mas dichoso que en el anterior... porque poco a poco voy conociendo a la mujer a la que se lo he entregado todo. La semana siguiente fue un suplicio, un desierto sin el candor y la humedad de tus besos, sin tus miradas, sin tus roces... el peor tiempo que he pasado en este mundo y que espero no se repita... pues sea lo que sea lo que nos depare el futuro, no quiero separarme de ti. - Podia notar como el placer inundaba a mi pareja, como Mona intentaba aguantarlo todo lo posible... pero eso no era bueno asi que sintiendolo mucho fui malo con ella, em aproveche de todo lo que me habia enseñado mientras hablaba con ella y lo use con el unico objetivo de que sacara todo ese placer de una unica forma, gritandolo con toda la fuerza de sus pulmones. Las caricias se hicieron mas intensas, deje de rodear ciertos puntos para emepzar a tratarlos con mas dedicacion, mis dedos volaban de un punto a otro, solo aquellos que ella habia marcado con sus dedos al rozarlos. Esos eran los unicos que importaban ahora, mientras aumentaba el roce una y otra vez de mis dedos, la presion de las yemas sobre los lugares exactos y la palma de mi mano servia para no dejar de rozar ni un solo instante ese suave boton capaz de derribar todos los muros. Las caricias se hicieron mas fuertes, mas rapidas y cuando considere que tus jadeos ya estaban por dar el do de pecho, entonces pase toda mi atencion, toda mi inmisericorde atencion a un unico punto mientras mis labios besaban tu cuello y lentamente, daban mordisco en tu cuello, suaves pero donde sin duda notabas el filo de mis dientes. Era el momento y queria que fueras tu... tu sin vergüenza ni pudor... y menos aun por mi.
¿cómo podía insistirme con que me dejase llevar pero aun no terminar? Quería hacer que me volviese loca. En aquel momento no podía darme cuenta pero sus pretensiones eran las de verme indefensa y perdida entre sus brazos, no como algo malo, si no simplemente quería verme como era, libre de todo, en un momento de debilidad.
En medio del extasis, cuando de nuevo estaba tan cerca que podía saborearlo en el paladar habló haciendo que tuviese que fijarme en lo que me decía, conteniéndome de nuevo mientras hablaba de la fiesta de navidad, de como se había sentido. Yo recordé aquello también, como me pareció haber escuchado mi nombre entre la gente, como alcé la mirada y el estaba allí, a lo lejos, entre los invitados, mirándome también.
Ese recuerdo me hizo sentir un escalofrío agradable mientras mis labios temblaban por el deseo. “He venido aqui hoy, esta noche por un solo motivo. Por una persona.” Lo recordaba, recordaba casi sus palabras exactas cuando le hice una pregunta que llevaba tiempo planteándome, en silencio, escondida en mi sino evitando que nadie la descubriese. Y la cuarta opción, con aquel primer beso que me robó a traición.
El regreso de aquellos recuerdos me dejaron sedada, tranquila dentro de lo posible de una manera que no creía que fuese real. En mi mente visionaba cada momento, lo guapo que estaba con ese traje, las ganas que tenía de quedarme con él y desobedecer a Gaia cuando me castigaron sin poder verlo 8 días. Fueron si no la etapa más difícil, una de la mas angustiosa.
Deslicé la mano que hacía rato estaba posada más tranquila de lo que debiera hacía abajo, posándola sobre la de él mientras me acariciaba. No lo guiaba, solo quería formar parte de eso, de él, de lo que me hacía, recuperar un poco el control que me había quitado. Entreabrí un poco los ojos, mirando al infinito con una sensación de paz y satisfacción extraña, solo para volver a las cumbres de mis gemidos en apenas unos segundos. Él era malvado, jugaba con mi cuerpo como le placía, pero solo porque yo le estaba dejando, eso seguro. Sonreí ante el leve mordisco en mi cuello que arrimé aun más para que pudiera disponer de él si lo quería.
Dejó de hablarme y entonces se volcó en conseguir que llegara el orgasmo que me había negado yo misma y el en alguna ocasión. Me humedecí los labios y deslicé la tela de la ropa interior dejándo le paso más allá de la frontera del encaje. Ahora si le ayudaba, tenía que hacerlo, le guiaba como un perro lazarillo mientras mi cuerpo se arqueaba llegando a los límites de la locura. Le enseñé que el caos era primordial, de nada servía mantener un ritmo o variarlo con cierta premeditación, solo bastaba con hacer la presión justa en el momento concreto que yo dejaba salir todo el aire de mis pulmones, ahí, vacía era cuando se forjaba el estallido que se derramó sobre sus dedos mientras me retorcía apretándome contra él.
No hubo sonido, solo mi cuerpo temblando completamente encogido por el orgasmo desatado. En cuanto fui capaz de moverme, tras los largos segundos en los que creía morir de puro placer me giré encarando lo para besarle con una necesidad enfermiza. Murmuré su nombre mientras le regaba de besos, besos dulces, amorosos por todo el rostro.
Volvemos a Marko
Le gusto, pude notar como a la perra le gustaba lo brusco. Su dentellada rompia toda esa fachada de profesional con la que habia entrado msotrandose tan altanera. Ahora no era mas que una buscona a la que le gustaba el sexo duro y eso animaba a la bestia. La hacia babear, lanzar dentelladas y dejar que todo se consumiera en una hoguera de rabia sin sentido. Cuando hablo por primera vez, mi mano se cerro con aun mas fuerza, casi impidiendola que respirase. - Mientele a quien le importe... - La voz ya casi ni parecia humana, solo un gruñido sacado de la parte mas visceral de cualquier ser humano.
Mas en cuanto mi presa se redujo tras el golpe contra la pared, volvio a hablar, susurrando. Antes de que terminara mi mano salio rauda, golepandola con fuerza, no tanta como para dejar marca pero si para cortar todo ese rollo suyo de prepotencia mientras las gafas se perdian volando. Antes de que pudiera contestar, mi rostro se pego al suyo, pasando la lengua de arriba abajo por el mismo sitio que habia golpeado... para bajar hasta su cuello donde mis dientes se clavaron fuerza. Mi voz bajo otra octva mientras mi respiracion totalmente animal caia sobre su oreja. - Querias esto... asi que dejate de remilgos... o llama ahora a ese perrito tuyo... es tu ultima oportunidad ME-GAN. - La manera de pronunciar su nombre mostraba una lascivia y una lujuria sin sentido, ni orden. Levante mas mi mano apretando su cuello, obligandola a mirarme a la cara, un rostro tan diferente al mostrado con Mona, tan totalmente convertido en lo peor de mi que dejaba a las claras que aun segun sus reglas, seguia siendo el depredador. Mi otra mano se colo por debajo de su falda y tiro, sin importarle nada que se rompiesen las medias hasta alcanzar su ropa interior...
Viene de Marko.
Mi cara se volteo cuando el bofetón me dio de pleno, haciendo que mis gafas estuviesen ya en el suelo. Noté su aliento en el mismo lugar donde había golpeado y apenas un instante después la húmeda sin lengua que parecía querer saborear el dolor de la piel roja. - eres un puto monstruo...- le espeté cuando mordió con la suficiente fuerza mi cuello. No había logrado ni por asomo domarme, ni lo iba a hacer. Cada palabra estaba llena de asco, grosería y ordinariez, como se debía tratar a un trozo de carne.
Usó su última baza antes de acabar con su cordura, intentando que llamase a Isaías, hasta me volvió a coger del cuello para que lo mirase, intentando darme miedo, no provocando mas que la humedad y el deseo en mi. Mi mirada era tranquila y aun tan siquiera había logrado que la respiración se me acelerase- No tienes mucho tiempo...Grandullón- usé el mismo apelativo cariñoso , incluso con la misma cadencia o una mas parecida a conciencia mientras rasgaba las medias. Me abrí un poco mas de piernas para que dejarle que hiciese lo que gustase. Lo que me gustaba.
Una risa gutural, nacia en lo mas profundo de mi pecho, subio como un ronroneo peligroso cuando escuche que me llamaba monstruo. No lo bastante alta para llegar mas alla de sus oidos pero si lo bastante salvaje para dar a entender que incluso mi poca humanidad se estaba yendo. Me miro a los ojos pero no hablo, no llamo a su perrito, y eso me hizo sonreir como solo un maniaco lo haria. Mis manos ya habian llegado a su ropa interior, repasandola a cocineic a deuna forma mas brusca, mas directa y sin cortapisas... de pronto mis dedos se alzaron sobre ese punto capaz de matar a cualquier mujer si era bien estimulado.
Unos pocos recuerdos estuvieron a punto de venir, cuando de pronto dijo esa frase, dijo esa palabra con una cadencia que simplemente anulo todo lo que podia llegar haber sido. Mis dedos apretaron con violencia sobre ese punto, mientras ahora el mordisco se clavaba en su cuello hasta que salio sangre del mismo. No me contuve, porque no podia, ya no habia nada en mi mas que un animal desbocado. Tras ese pellizco largo y agresivo, arranque su ropa interior y mis dedos dieron con esa cueva, con esa trampa para hombres entrando profundo y sin miramientos. Entre y sali con brusquedad, con violencia, casi levantando su cuerpo con cada embestida de mi brazo, que de paso subia esa falda cada vez mas arriba. Repase la sangre de su cuello, subiendo hasta su oido y mordiendo de nuevo, clavando la punt a demi colmillo en su lobulo hasta que vi un suave reflejo de dolor y placer en su rostro. - No zorra, eres tu quien no lo tiene...
De un fuerte tiron, sali de dentro de ella y la obligue a darse la vuelta, estampando su bonita cara contra la pared, manteniendo una de mis manos para que no pudiera moverla, mientras me ponia a su espalda. Mis dedos ya entraban de nuevo en ese humedo lugar que cada vez parecia mas una casacada, mientras mi entrepierna, dura como una barra de acero se colaba por los pocos centimetros que quedaban de ropa, dando directamente al lado de su entrada trasera. Mi dureza se clavo ahi, apretando justo sobre el puto exacto, mientras mis dedos jugaban violentamente con su humedo sexo, apretando ese boton con violencia e incluso tirando de el en mas de una ocasion... durante uno de esos momentos fui yo quien empujo mas fuerte... - ¿Preparada? - El oscuro placer en el tono de voz era sin duda brutal desde un punto de vista mental, la simple forma de tratarla como lo mismo que yo era para ella. Nada mas que un trozo de carne del que disfrutar... ademas de que daba igual su respuesta... eso estaba claro, era solo el hecho de hacerle creer al otro que tenia opcion.
Joder..- musité al notar el mordisco del cuello- cuidado con la camisa...no me la manches - solté un rebuzno acompañado de un pequeño grito que tapé con mi diestra antes de que nadie pudiese escucharlo, aunque el si notó la descarga sensorial ante el pellizco que aun latía con fuerza cuando penetro en mis bajos fondos. Cerré los ojos deslizando la mano que hasta hace poco aguantaba mis labios hasta el cuello, apretando yo ahora un poco mientras una sonrisa de deliciosa locura se iba formando en cada envite violento.
"No zorra, eres tu quien no lo tiene... " Una pequeña risa se mezclo con el dolor mientras seguía intentando mantener el control, aunque mi cuerpo estuviese quemando y el corazón palpitando. No pude responderle, me giró y puso contra la pared apretando mi cara contra esta con su mano, la presión era deliciosa, pero no tanto como la que noté al poco abajo. Otro de los tirones me hizo emitir un gruñido animal, con un suave jadeo. Me contuve por unos segundos para hablar- cobarde- la entonación no era de alguien a quien tu bestia estuviese controlando, aunque contuviese lujuria había sarna. Y fuiste consciente de ello plenamente.
Sus quejas eran indiferentes, no me guiaba por lo que decia, sino por lo que su cuerpo gritaba y estaba disfrutando como la perra que era. Mi mano estaba humeda de sus flujos, la forma en que se mordio la mano apra no gritar fue deliciosa provocando que la bestia solo quisiera mas. No me cabia duda de ello, la sangre cayendo suavemente por su cuello tenia una pinta deliciosa, demasiado deliciosa... y ella estaba disfrutando de cada pizca de dolor que le daba. Masoquista... ehhhh...
Su palabra cruzo cierto punto de mi cerebro, la sonrisa de antes volvio a formarse mientras de nuevo mis dedos pellizcaban el mismo sitio y tiraban, pero esta vez no solte el agarre, lo mantuve asi, tirante mientras mis dedos seguian retorciendolo lentamente y sin previo aviso entre lo mas profundo posible en su entrada trasera. No hubo cortejos ni juego previo, solo apunte, aprete y en cuanto el camino estuvo medianamente abierto entre hasta lo mas profundo de ella mientras mis labios alcanzaban su cuello para lamer y morder de nuevo la sangre que caia por su cuello. El agarre de su entrepierna cayo tras semejante embestida y comence simplemente a golpearlo mientras comenzaba a cabalgarla a lo bestia... sin compasion y totalmente desbocado.
El jadeo era ya constante incluso antes de que tirase o me atravesase entera al entrar por la fuerza por la puerta trasera. No se andaba con juegos y yo tampoco. El empellón fue tal que por poco me rompe el cuello, pero eso no me importaba. Tomé aire y evité gritar de puro dolor mientras notaba como abría la carne y rasgaba esta, produciéndome un dolor sordo que me hizo alzar la cabeza hacía arriba aun con la presión, mientras puse los ojos en blanco y luchaba por respirar en medio de aquel desierto húmedo de placer infinito.
Busqué su carne a ciegas con mis manos, para agarrarlas y apretarlas, arañarlas y tomarlas. Pero primero me alcanzaron sus dientes en el lugar ya marcado. Apretó y gemí, gemí tan alto que se habría escuchado en toda la planta si no fuese por el aislamiento. Gemí de una forma tan brutal y fuera de todo control que parecía uno eterno, solo roto por cada embestida donde me quedaba sin aire. Tras apenas medio minuto a aquel ritmo infernal no pude más, y acabé por correrme, un gruñido largo y grave se perdía tras mis dientes apretados, contrayendo me entera de forma violenta aunque el no me dejase, lo cual haría que sin duda me hiciese daño.
Necesitaba tomar aire, aunque fuese una bocanada.
Sin duda era masoquista. Cada golpe, cada tiron, cada roce de mi cuerpo con la unica intencion de provocarle daño le arrancaba gemidos y jadeos, estaba chorreando en abundancia como la buscona que era. No entendia las emociones de la gente en la mayoria de los casos, pero si entendia a la gente. Era ni mas ni menos que lo esperado y cuando por fin se corrio, como una buena perra, la obligue a que no pudiera moverse. Durante todo su largo orgamo intento contraerse sin encontrar espacio ni piedad por mi parte y solo cuando me di cuenta del profundo placer que sentia, me aparte sin tenerla en cuenta. Saliendo de su cuerpo y yendo a ducharme, como si nada hubiera pasado. Si esperaba que la cogiera o la dejara disfrutando mas, estaba muy equivocada... de ser otro el momento habria urgado en cierto grado en la herida d saber que no habia conseguido satisfacerme con tanto que se las daba pero estaba seguro de que lo sabia... la importancia que le diera a ello como mujer quizas lo sabria en el futuro. A mi me daba igual, por su bien mas le valia que Mona viviera.
Encendi de nuevo la ducha y puse el agua hirviendo. Exactamente como a ella le gustaba mientras me refugiaba bajo la misma. No le daria nada, no a ella... aun no...
La puerta se habia cerrado de nuevo, podia sentirlo, como ese lado de mi se encerraba denuevo alli... mas esta vez ya no habia cadena, ya no habia candado y sabia que eso no seria bueno para nadie.... ahora solo faltaba el veredicto.
Volvemos a Marko