Partida Rol por web

Las votaciones estaban cerca y a pesar de no haber sucedido nada que pudiera cambiar el surco de los eventos, siempre se sentía la expectativa de lo que sucedería en el ambiente.

Te concentras en activar tu poder y una suave brisa levanta tu cabello, mientras tu poder se activa y las sombras aparecen frente a ti.  Tres de ellas toman la forma que esperarías, las cuales son Alec, Esther y Alicia. Puedes verte igualmente, así que son las cuatro que esperabas pero aún se encuentra aquella diferente, esa que no puede tomar una forma definida todavía, esa con la cual aún no te has unido de ninguna manera.

Sabes cuál es tu deber y es el momento de tomar tu decisión. ¿A quién protegerías de la muerte para estas votaciones?

Keelin respiró con calma al ver las sombras formarse a su alrededor y las contempló una a una identificando a la mayoría. Sin dudarlo proyectó esa vez su poder hacia Alicia, tratando de protegerla de las votaciones. Esperaba que no lo necesitase y cayese Michelle, pero en caso de que algo no saliera como debía... Al menos la pequeña estaría protegida.

La vi y pensé que te gustaría :D

El viento soplaba a su favor y las votaciones estaban más que decididas, pero era el momento de usar tu poder.

Te concentras en reproducir las sensaciones que desplegaban tu poder y poco a poco, las sombras se materializan frente a ti. Una a una, las brumas las van aclarando, aparecen Esther, Alicia, Alec y la última sombra tarda un poco más en aparecer pero al final, es la figura de Sara la que se materializa.

Era el momento de tomar tu decisión y determinar a quién protegerías de las votaciones.

Keelin giró a su alrededor examinando las sombras con una sonrisa en los labios. No había dudas esta vez y su mirada buscaba una sombra en concreto: la suya. No había llegado hasta ahí para correr riesgos en el último momento. Quería salir de ese lugar, quién sabía si para volver a su vida anterior o para construir una nueva... Pero si algo tenía claro era que iba a luchar hasta el último momento.

Cerró sus ojos y extendió su poder hacia sí misma. Protegiéndose. Creando una coraza a su alrededor. Como había hecho la primera noche y no había vuelto a hacer hasta ahora, cerrando de alguna manera un círculo que se centraba una vez más en ella. 

La joven no pudo evitar hacer un repaso mental de todo lo que había vivido en ese lugar. Desde que salió de su casa con el bolso lleno de tarjetas y composites de la agencia, con la idea de crear contactos interesantes para su futuro... La maravilla de la fiesta junto al río y los horrores de la noche. Cómo poco a poco fue perdiendo la fe en las personas que la rodeaban hasta que finalmente Esther le arrancó el corazón y su alma se oscureció con la sed de venganza que la movía ahora. 

¿Y qué pasaría cuando terminaran con Lisseth? ¿Podrían finalmente salir de ese lugar? ¿Qué quedaba fuera para ellos? Mientras se cubría a sí misma, esperando que fuese la última vez que usaba ese poder, se hacía consciente una vez más de que lo que sentía por Alec había sido provocado sencillamente por el poder del muchacho. Una parte de su alma deseaba que cuando todo terminase esa fascinación desapareciera y volver a ser dueña de sus deseos.

Suspiró mientras terminaba de cubrirse con esa coraza, sintiéndose preparada para lo que viniera. 

Cuando terminó subió a su habitación y se dio una ducha, vistiéndose con unos vaqueros desgastados y una camiseta verde oscuro de manga larga. Después preparó su maleta, metiendo todas sus cosas dentro. Sacó la ropa del armario y la fue doblando como en un curioso ritual, recordando en cada momento cómo se sentía hacía apenas nueve días, cuando deshizo aquella misma maleta en esa habitación. Su mirada se dirigió hacia la muñeca de la lámpara al terminar y ladeó la cabeza al mirarla. Quizá había sido revelador que a ella no le provocase temor como a tantos otros, sino sólo nostalgia. Quizá había algo en su interior que sencillamente había sido despertado. 

Se encogió de hombros y salió de la habitación con la maleta en la mano, cerrando la puerta detrás de sí con la esperanza de no volver a entrar nunca más en ella.