Partida Rol por web

Descansarías junto a Keelin, disfrutando de su compañía y ese nuevo ser que había surgido en ti, se regodeaba por su suerte. Al fin y al cabo, era todo un encanto. Te vas a dormir con aquel ser inquieto en tu interior pero plácidamente.

En la mitad de la noche, tus sentidos saltan y escuchas ruidos a tu alrededor. Te sientes asustado y algo ansioso. ¿Y si alguien fuera por ti esta noche? Con esta idea, miras a tu alrededor, tratando de ubicar el origen de los ruidos pero sin encontrar nada. Momentos después, escuchas un rugido hambriento y bestila, mostraba la ansiedad de la criatura por asaltarte y lo único que haces es cubrir tu rostro con tus manos para evitar su encuentro. Nada llega...

Descubres tu rostro algo asustado todavía pero en ese momento, ves unas alas compuestas por luz que cubren tu cuerpo y te protegen. Ellas habían prevenido que ese ataque te alcanzara y estarías una noche más a salvo.

Te encuentras unido a Keelin en aquel nuevo lugar y seguías disfrutando de tu nuevo poder ampliamente.

Un aura extraña te rodea. La sientes familiar y acogedora, así que no la rechazas. Esta energía se hace densa, hasta que se transforma en una neblina que se pega a tu piel de a poco, cubriéndote por completo.

Por un momento, crees que vas a asfixiarte pero la niebla parece entrar por los poros de tu piel, invadiendo tu ser. Un calor fuerte te cubre y por un momento, crees que morirás pero miras tus manos y ves cómo parecen volverse más hermosas, tus alas brillan con mayor intensidad y las llaman que cubrían sus puntas crecían nuevamente. Te sentías lleno de poder, lleno de vida.

Alguien ha recargado tu poder. Durante este día, podrás traer de vuelta a dos personas.

Que estúpido... Una sonrisa se formó en la boca del rubio.

Ni siquiera se lo pensó. Esther tenía que volver... Pero ahora podía imaginarse a dos figuras en vez de una. El pelo azul de April se fue dibujando en su mente, seguido de su pálido rostro y oscuras ropas. La pobre April no tenía ningún poder importante y el suyo lo había gastado. No podía arriesgarse a revivir a otro malo. mejor un bueno sin poderes y tenía la excusa perfecta. Así, además, se cubría las espaldas si sospechaban.

 Sois las elegidas... Una sonrisa traviesa se dibujó en el rostro del rubio y se empezó a concentrar. Vamos a ver que es lo que piensas de mí después de verme así, mami Americana... Aquello, que habría traumatizado al anterior Alec, parecía encantarle.

Estabas decidido a traer a aquella que te había ocasionado todo eso, aunque tu sentimiento de admiración por ella no había cambiado, en parte porque gracias a ella, podías experimentar de forma tan pura el verdadero poder.

Sentías el poder fluir por tu cuerpo sin dificultad y poder traer a dos personas implicaba sentir el poder del amor de ellas hacia ti una vez más. Una idea más que excitante para tu nuevo ser.

Te concentras en usar tu nuevo poder, y tus ojos se tornan rojos una vez más, con las pupilas gatunas que habías adquirido, tu cabello brilla con aquella luz que lo convertía en blanco y tus alas se extienden, mas las llamas de las puntas se reactivan y hacen de la visión de tus alas algo más sobrenatural, más impactante.

Visualizas el cuerpo de Esther y de April y tocas su pecho como habías hecho días anteriores, mientras la ansiedad se apodera de ti. Estabas ansioso por probar tu poder recargado. Por el momento, no ocurre nada nuevo pero permaneces allí para que puedan contemplarte como su salvador, que apreciaran tu grandeza y hermosura. Cuando abren los ojos, puedes ver cómo te miran y en ellas, nace un sentimiento diferente. Podían haberse enamorado de la figura que eras ahora. Les das un beso travieso en la mejilla y te marchas, satisfecho porque alguien más te quería. Una de ellas te había protegido hasta ahora. ¿Qué pensará ahora al verte así? La otra era una joven atractiva, sin duda. No era incómodo que ella te mirara de esa manera.

Alec se encontraba algo inquieto aquel día. Tenía que traer de vuelta a alguien para que no sospechasen, pero no quería hacerlo. Una idea se fue forjando en su mente y sonrió, divertido. Se paró en seco en su habitación y el rostro de Lisseth se fue formando en su mente, a la vez que una sonrisa traviesa se formaba en la suya.

Aquella que sus adeptos habían denominado el Avatar de la Muerte sería devuelta a la vida por ti y el saber que tendrás una admiradora más como esa, hacía que sintieras ansiedad por conocer su reacción hacia ti.

Te concentras en usar de nuevo tu poder, y tus ojos se tornan rojos una vez más, con las pupilas gatunas que habías adquirido, tu cabello brilla con aquella luz que lo convertía en blanco y tus alas se extienden, las llamas de las puntas se reactivan y hacen de la visión de tus alas algo más sobrenatural, más impactante.

Visualizas el cuerpo de Lissethl y tocas su pecho como habías hecho días anteriores, mientras sonríes de pensar en lo que sucederá a continuación. Por el momento, no ocurre nada nuevo pero permaneces allí para que pueda contemplarte como su salvador, que apreciara tu grandeza y hermosura. Cuando abres los ojos, puedes ver cómo te mira y en ella, nace un sentimiento diferente. Podía haberse enamorado de la figura que eras ahora. Les das un beso travieso en la mejilla y te marchas, satisfecho porque alguien más te quería. Era una joven atractiva, sin duda. Además de ser poderosa, pues ella misma había traido a Kenneth y a Amanda de vuelta pero ahora eras tú quien la traía a la vida.

Alec fue a la habitación de Sara y colocó la cabeza en el sitio correspondiente. No sabía si iba a funcionar, pero tenía que intentarlo. Intentó recordar a la mujer antes de su muerte.

Te concentras en usar de nuevo tu poder, y tus ojos se tornan rojos una vez más, con las pupilas gatunas que habías adquirido, tu cabello brilla con aquella luz que lo convertía en blanco y tus alas se extienden, las llamas de las puntas se reactivan y hacen de la visión de tus alas algo más sobrenatural, más impactante.

Visualizas el cuerpo de Sara después de poner la cabeza junto a él y tocas su pecho como habías hecho días anteriores, mientras sonríes de pensar en lo que sucederá a continuación. Por el momento, no ocurre nada nuevo pero permaneces allí para que pueda contemplarte como su salvador, que apreciara tu grandeza y hermosura. Cuando abres los ojos, puedes ver cómo te mira y en ella, nace un sentimiento diferente. Podía haberse enamorado de la figura que eras ahora. Les das un beso travieso en la mejilla y te marchas, satisfecho porque alguien más te quería. Ella era uno de los tuyos y ahora, estaría allí para presenciar el final del espectáculo.