Partida Rol por web

Mientras te adentras en Oldland ves aquellas ruinas y ves como si los edificios empezaran a crecer poco a poco, reconstruyendo una ciudad que ahora esta muerta, pero que nada tiene que ver lo que fue. Pues poco a poco las calles giran, los edificios cambian, y sin saber porqué ves en tu mirada como aquellos edificios son las calles que te vieron crecer...

El antiguo barrio noruego que siguió tus primeros juegos, y las siempre eternas lágrimas, por sentirte sola aunque arropada por un halo de falsedad.

Ves en una de las esquinas un recuerdo pelirrojo, que se arropa junto a un lobo negro, mientras el resto de la calle sigue andando sin reparase en que necesitará. Un recuerdo que crecerá con el sentimiento de vacío y que te hará jurar que nunca lo perdonarás.

Giras la cabeza y vuelves a la realidad, a aquella ciudad sombría y rota, que nada tiene que ver con lo que fue tu hogar, pero de alguna manera sientes, que ese recuerdo te marca porque llegaste aquí al final. En esta ciudad se esconde miles de historia y entre ellas, almas odiadas y solas, o repudiadas entre los demás. Almas incomprendidas que si son escuchadas siempre guardan algo de verdad.

Es momento de unir a la manada, y protegerla hasta el final, puede que todos os odien, pero es algo que ya no hiere, pues siempre de una manera o de otra fuisteis los malos aunque estuvierais heridos... es algo que nunca verán los demás.

Aquella misma luz que se erguía en el centro del lugar, se presentaba ante ti.

Tu mirada se centraba en aquella nueva luz, mientras la sangre del resto empezaba a correr. Necesitabas encontrar rápido a la manada, aunar posturas y favorecer vuestra posición. Te agachaste mirando a Tyr, tenías un plan... y él te iba a ayudar.

Una Misiva de Odio

El tiempo corría y debías de conectar rápido con otros que no estuvieran dispuestos a luchar en post de una ciudad que siempre había dado de lado vuestro lado más bestial. Debías de enviar un mensaje... no sabrías a quién lo único que sabías es que la carta llegaría en una buena dirección para tí, alguien con quien aliarse... Tyr debería seguir el rastro y para dejar la carta.

Un mensaje que mandarías aprovechando el fragor de la batalla que estaba por comenzar.

Una máscara, eso era lo que portaba desde mi llegada a Odland. Nadie tenía que saber mis verdaderos propósitos y me divertía manifestando un lado muy diferente a lo que en verdad soy. Como dicen por ahí, soy un lobo disfrazado de cordero y al margen de que todos por instinto permanecen en estado de alerta, claramente alguien ha intercedido y debo encontrarlo. 

Es vital unir a la manada, ahora mismo y comenzar con nuestro plan maestro. El aroma de la sangre me conmueve al punto de erizar mi piel pero es la señal que estaba esperando y con ello un mensaje será entregado a su destinatario. 

Rápidamente escribo unas pocas líneas y sin mediar palabra con Tyr, le entrego la carta. Ambos disfrutábamos de esto, sólo que no podíamos perder el tiempo observando como meros espectadores. Las fuerzas debían unirse y estaba dispuesta a todo, ahora le tocaba a las bestias su derecho en este lugar. 

La sangre llama a la sangre, es momento de unirnos. Una señal y Odland será nuestra. 

La sangre llama a la sangre, es momento de unirnos. Soy quien tiene un lobo a mi lado y estoy dispuesta a todo, necesito una señal para captarte y saber que estás de mi lado. No perdamos tiempo, es momento de actuar.

Somos lobos con piel de cordero... 

Lista de Destinatarios:

1.- Aisha.

2.- Alastor.

3.- Katalina.

4.- Nimay.

La carta finalmente llegó a su destino, y Tyr volvió a tu lado sin ser visto.

Y mientras se alzaba la luna, emergía la magia de la noche, y con ella aquellas tramas que podrían poner riesgos sobre todos aquellos apartados del gran halo de luz que rodeaba la historia de Oldland.... era el momento de centrar la mente y decidir una defensa que protegiera a la manada...

Miraste a Tyr, y éste concentrado encontraba cuatro rastros de olor parecidos al tuyo... debías de elegir uno, centrarte en él y defenderlo... pero ¿Cuál...?

1º Rastro

2º Rastro

3º Rastro

4º Rastro

5º Rastro - Deidre (Protector Oscuro).

Agradecida por lo sigiloso que era mi lobo, acaricio su pelaje en señal de agradecimiento mientras susurro en su oído. - Buen muchacho... Ya sabes como es todo esto y nosotros debemos cuidarnos, una manada es la fortaleza de nuestra especie. - tras decir aquellas palabras siento como la noche comenzaba a cubrirnos en su manto. 

Adoraba estos momentos porque me centraba más en mi plan de reunir a todos y comenzar con una defensa loable, el dilema era que Tyr había encontrado el rastro de cuatro personas más similar al mío y ahora como la ley manda, debía proteger a uno. Confiaba ciegamente en la sabiduría de mi lobo y por ello medito ante el manejo de aquel poder. ¿Quién sería digno de su salvación? ¿A quien debo proteger cuando la noche resurge en un manto de tinieblas? - la decisión estaba tomado y hacia allí me dirigía. 

-Protegeré al primer rastro que encontró Tyr, es el más evidente y es probable que sea el que más expuesto esté. Que la buena suerte de Odland me acompañe. - susurro dedicando una mirada furtiva a cada uno de los presentes, uno de ellos tendría mi protección y mi plena confianza. Sólo esperaba que sepa aprovecharlo.

Poco a poco aquel rastro parecía tomar forma para Tyr. Había pasado tiempo, para analizar aquel rastro.

Había mucho que detectar, y que separar, olores, fragancias, sudor... pero eso no era demasiado para Tyr. Confiabas en él, y sin decepcionarte, después de esperar callado un gran tiempo, se alzo a tu lado y te frotó la mano con gesto conciliador.

De alguna manera en tu mente sabías algo de ese rastro, un rastro de Eve... un rastro de mujer...

Pese a portar aquella máscara delante de todos,  continuaba siguiendo el rastro para llegar al lobo que protegi. Una vez que Tyr regresa a mi lado,  lo abrazo como siempre,  era lo único que tenía y mi fiel amigo. 

El aroma que desprendía de su hocico y de las patas, era él de una mujer pero por sobre todas las cosas una Eve y mientras una sonrisa se dibuja en mis labios,  reviso con la mirada a cada una de ellas. La había protegido y esperaba que entre ella como así también, el receptor de aquella carta, se unieran a mi forjando la manada. 

- Un poco más Tyr...  Debemos resistir un poco más... - susurro al acariciar mi rostro con su hocico. Las miradas estaban centradas en mi,  solo esperaba pasar de ellas para continuar protegiendo a la manada.