Partida Rol por web

Cercanía del Bosque prohibido 
DÍAS DESPUÉS DE LA SEGUNDA LUNA LLENA EN HOGWARTS.

Ya no podían haber bromas, Lauren dejó a un lado la risa y se sentó de tal manera de que podía ver a su amiga y cuando dejó de hablar, le dio un golpe en la cabeza, muy suave pero no menos sonoro. Suki quedaría sorprendida, su amiga nunca la había golpeado pero ahí estaba, delante de ella y le acababa de dar un buen zape.

— te lo ganaste — le replica antes de que inicie cualquier reclamo — lo que tú tienes es calentura, el hombre está buenísimo, eso no lo negaremos y realmente dan ganas de hacerle cosas malas, pero... ¿en serio que crees que estás enamorada de él? digo... ¿vale la pena hacerlo? tú misma lo has dicho, no te pela amiga, aunque sabes, deberías ir con él, agarrarlo de los morros y besarlo y ver como reacciona, nada más, y eso de vulnerable ¿en serio? — suspiró en realidad por eso le había pegado — ufff lo que quiero decir Suki es que si crees que te gusta así, como me lo describes, debes decírselo y dejar de mirarlo como perrito abandonado, él no se ha dado cuenta y seguramente no se dará cuenta hasta que des el primer paso, ya llevan tiempo y no ha pasado nada, así sales de la duda, por otro lado... si has sido insinuante y no ha manifestado nada... pues es algo obvio ¿no? — pasa su mano por su propia nuca, sobándose un poco. 

— y no digas que corras donde Dana sólo digo que sé protagonista de tu historia y no dejes que otros la cuenten por ti, eso amiga — sonríe de medio lado — ¿quieres volver ya? —le tiende la mano. 

Bosque Prohibido

Randall tenía serias dudas sobre si debería adentrarse aún más en el bosque, por zonas oscuras y desconocidas, para poder obtener veneno de una araña gigante y carnívora. El plan era arriesgado y temía que no saliera bien e incluso que alguno de ellos pudiera resultar herido o muerto en el proceso, pero Cliodna tenía razón: cuanto más fuesen, menos peligroso sería al poder defenderse los unos a los otros.

Se sorprendió al escuchar a la Hufflepuff indicar que estaba dispuesta a ir, y no pudo evitar preguntarse si Cliodna no estaría tomando esa decisión más por el propio Randall que por ella misma. "Solo espero que no terminemos en el estómago de una acromántula" pensó para sus adentros el Lestrange, temeroso.

-De acuerdo. Voy con vosotros -se decidió, finalmente-. Aunque igual que Ralph, me quedaré con parte del veneno. Mis padres no suelen pasarse mucho dinero cada semana. -Arqueó una ceja, dirigiendo una mirada a Annelie, con expresión dubitativa-. Y tú, Anne, ¿para qué lo necesitas?

12 DE NOVIEMBRE, CAMPO DE QUIDDITCH/GRADAS

Ante la disculpa de su amiga, simplemente niego con la cabeza porque en sí no es necesario, de alguna manera ella siempre ha estado conmigo y puedo entender que en alguna que otra ocasión, puede que ella me necesite más a mi que yo. Así que tras abandonar aquel cariñoso abrazo, me centro en escucharla con atención, sintiendo la urgencia de sujetar su mano para acompañarla de alguna manera y que esté al tanto de que pase lo que pase, siempre estaré. Al enterarme de que su Padre fue asesinado, mis ojos se abren de par en par y aprieto un poco más su mano, es muy duro lo que está diciendo y ha intentado soportarlo sola, con lo que conlleva. 

A sabiendas de que una noticia así, derrumba completamente, le doy un beso en el dorso de la mano mientras le permito que se desahogue, que exprese todo lo que desee. Una vez termina, prefiero abrazarla de nuevo con fuerza, sin palabras, sólo cariño y contención para apoyarla en este duro momento. No he perdido a nadie en mi vida, pero puedo imaginar lo que debe sentir el hecho de enterarse así de algo que causa indignación, tristeza. - No te preocupes, es decir... Te entiendo Dana, y sé que es necesario a veces para aceptar esto alejarse. No tengo experiencia, pero es algo que haría sin dudas en tu lugar. No tienes que disculparte, estoy aquí. - respondo sincera, muy triste por mi amiga mientras pienso en todo lo sucedido. ¿Quién puede hacer algo semejante? No lo comprendo. 

- Siempre voy a estar, sin importar lo que suceda. Ya lo sabes... De verdad que lo siento mucho. - respondo. - ¿Sabes algo del asesino? ¿Han hablado los aurores contigo? -  pregunto preocupada.

Un tanto entusiasmada por la aceptación general, continúo caminando junto a mi novio mientras me sorprende bastante el asunto de que Randall refleje cierto arrepentimiento. Rápidamente suelto la mano de Linus y me acerco a mi mejor amigo, con la intención clara de hablar con él mientras rodeo con mi brazo su cuello, siendo algo muy común entre nosotros ya que éramos pequeños cuando nuestras familias forjaron una amistad que perdura en el tiempo. - ¿Desde cuando tú te achicas? Me sorprendes... - digo al entrecerrar los ojos, un tanto analítica. - Nada de eso, vamos todos y nos cuidaremos. Somos magos ya casi con un pie fuera de Hogwarts no podemos temer a unas acromántulas. - digo al sonreír como niña pequeña, igual que cuando éramos unos enanos y él conoce muy bien ese gesto porque no acepto un no como respuesta. 

Luego cuando Cliodna acepta, abandono la postura porque no quiero que la chica sea celosa y mi novio tampoco, aunque el segundo puede entender que a Randall lo quiero como a un hermano. De igual manera tengo que evitar esas cosillas así no hay situaciones incómodas. - Estooo, buena pregunta... La necesito para crear una poción, usar el veneno para su función principal y adjudicarle algún disfraz con los ingredientes para no ser detectable e... imposible de obtener un antídoto. Algo letal, certero y desconocido. - confieso con total soltura, sin pensar que ya mis amigos deben estar horrorizados por ello. Si bien, es propio de mi, alguna mirada me gano y todo. - Y... me adhiero a las palabras de Yllka, quien no arriesga se pierde del disfrute. Claramente podemos con ello, las palabras de Linus lo dejan claro. Je. - termino por decir, ya cogiendo la mano del rubio mientras vuelvo a oler el entorno y trato de escuchar algún movimiento raro. 

Escuché a Anne en completo silencio, con los ojos puestos en el fondo de mi vaso de nuevo vacío, sin pensar en nada, solo en intentar digerir cada palabra que ella decía. ¿De verdad ella había caído en algo así? No era la mujer que conocía, aunque habían pasado ya tres décadas de todo esto. Solo asentía a veces cuando Anne relataba su estado con Linus, era mi forma de que entendiera que eso estaba bien aunque algo dentro de mi recelaba esa relación, pero preferí no romper su momento.

Vi que la botella estaba ya vacía y dejé el vaso sobre la mesa, aun con la mirada baja y pensativo. ¿Acaso sería bueno verla ahora? La veía durante cada visita a la casa de sus amigos pero ahora todo era distinto, sabía que pasaba ahí y me culpaba a mi mismo de no haber sido capaz de verlo aunque por otra parte, me entendía a mi mismo. ¿Merece la pena romper algo que luego puede que no arregles? 

- Anne... - suspiré y continué. - No estoy seguro de quien soy para tu madre. Si aquel estudiante que soñaba con hacer grandes cosas o en la persona que he sido durante tanto tiempo. - la verdad es que ni siquiera me había parado a pensarlo por un momento. - Pero me gustaría verla, a solas. Quiero escuchar de ella todo esto que me has dicho y de ser cierto, tomaremos medidas. Puedo sacaros de allí si queréis.

Durante todo este momento no miré a la chica ni un solo instante, no dudaba pero no estaba seguro de la respuesta de Anne, al fin y al cabo era su padre y yo solo un amigo de la familia. Pero si había que hacer algo lo haría, por Anne, por Milena. Agatha podría ser un apoyo, aunque no tenía claro que podría opinar de todo esto, pero tenía que saber su opinión.

- ¿Crees que podemos hablar con Agatha?

Residencia de los Lawrence

Dio las gracias a Dana por el té, cuya bolsa comenzó a zambullir intermitentemente y luego apartó en el platillo, antes de dar un sorbo.

Le resultó curiosa la revelación sobre los gatos y Buzánszky se preguntó si no sería, más bien, porque hasta el momento no les había prestado la menor atención; o los gatos eran conscientes del delicado estado en el que se encontraba la joven y había sido su manera de avalar su ayuda... desde luego que no, concluyó. Sea como fuere, los mininos le habían hecho un favor.

El relato de Dana sobre su padre fue una tortura para la joven, que aguantaba como podía echarse a llorar. Sándor escuchaba, en silencio, mientras exhalaba humo del cigarro lentamente. No interrumpió en ningún momento. Cuando la joven se hubo desahogado, habló.

-Sin duda tu padre era un gran hombre. Dicen que los padres quieren siempre lo mejor para sus hijos mas... creo que tu padre es, sin duda, el mejor ejemplo de ello. Quien atentara contra él debió verle como una amenaza por alguna razón.

Quedó pensativo un par de segundos, antes de continuar.

-Dana. ¿Podrías facilitarme los datos de sus amigos muggles? Me gustaría hablar con ellos, a ver que más podemos averiguar. Si me lo permites, me gustaría también echar un vistazo a las cosas de tu padre, cartas, notas, un diario... cualquier cosa que pudiese dar algún tipo de pista sobre los últimos contactos de tu padre. 

Si quieres, por otro lado, preguntarme algo, estoy a tu disposición.

Cercanía del Bosque prohibido 
DÍAS DESPUÉS DE LA SEGUNDA LUNA LLENA EN HOGWARTS

Cuando Lauren la golpeó Suki giró su cabeza para mirarla sorprendida.

-¡Eh! Primero me besas y luego me pegas… estas como una cabra últimamente… - se puso seria y comenzó a reír sin más a pesar de que su amiga no parecía muy divertida con aquello, por lo que, Suki inspiró y dejó de reír para escucharla.

Calentura tenía, eso opinaba Lauren, y eso era seguro… ¿enamorada? Pues eso ya era otro tema… Pensó unos instantes en sus palabras y se imaginó a ella misma agarrando a Abbott y besándolo, un escalofrío la recorrió, no sería capaz, por mucho que le gustase, no quería perder su puesto de becaria.

-No es tan fácil eso Lau… es mi tutor, recuérdalo… -suspiró, debería olvidarse de todo eso. – Que absurdo todo esto, nunca me vi en semejante situación, siempre… osea, nunca tuve problema con los chicos, es agotador… Volvamos dentro si, ya tengo hambre. – le sonrió y tomó su mano.

Mañana del 11 de enero, justo después de la clase de CCM, en la sala de trofeos del tercer piso

Ralph era mucho más analítico y pragmático que Daphne, siendo capaz de medir sus acciones antes de actuar impulsivamente. Mucho más comedido en sus palabras, había sabido lidiar valientemente con su padre y el abuelo de Daphne, cuando la joven huyó sucumbiendo a la presión y escapando de la fiesta. Aquello era digno de elogio y Daphne fue consciente de ello cuando el muchacho le hizo preguntarse el porqué de lo que estaba ocurriendo. Si bien era cierto que no les habían tenido en consideración a la hora de establecer aquel preacuerdo matrimonial entre ambos, casi forzándolo a ello quisiesen o no, la joven Rowle tampoco había sido capaz de ver lo que en esos instantes Ralph le hacía entender. ¿Cuántas familias del mundo mágico dependerían, incluso para mantenerse a flote y luchar por el día a día, de que aquellos negocios y transacción se llevase acabado entra la Familia Rowle y la Familia Ward? Evidentemente muchas, más de las que podía imaginar, y Ralph habia sido capaz de analizarlo todo de forma fría aunque también estuviese implicado y pudiese sentir algo similar a la joven.

- Puede que en verdad tengas razón y que no haya sido capaz de pararme a pensar, pero me parecía tan injusto que no tuviésemos no voz ni voto en todo... - Aquella frase no pudo terminarla, dado que aunque empezase a comprender que había mucho más , no por ello dejaba de estar molesta y contrariada con su abuelo. Le sorprendió que Ralph hubiese sido capaz de negociar un aplazamiento, y aquello le hizo reafirmarse en que el joven Ravenclaw hacia gala de su casa en Hogwarts, siendo realmente inteligente. ...no sé cómo decirlo. Yo... Te agradezco lo que estás haciendo y... Por qué no, confiaré en tí. 

No había sido consciente de que el joven le había tomado de las manos hasta que él mismo las soltó y se ruborizó, momento en que Daphne también se sintió un pelín nerviosa y se colocó el cabello tras la oreja de forma coqueta. Sus palabras directas y determinadas, enunciándole que pretendía conquistarla aunque lo veía casi imposible la dejaron sin habla y con un nudo en el estómago, incapaz de reaccionar, más aún cuando empezó a halagarla por ser como era. ¿Realmente era cierto aquello que decía? ¿Ralph sentia todo aquello?

Sin darse cuenta, ambos estaban abriéndose y expresándose su sentir el uno con el otro, lo que resultaba francamente curioso después de que Daphne hubiese estado ignorándolo y eludiéndolo desde su regreso, pero la respuesta final del muchacho le hizo sonreír nuevamente.

- Esto... Vale. Sólo que si tienes en mente arrastrarme frente al profesor Boronov, prefiero que no. No por nada en especial, si no que siento que eso debo hacerlo yo sola, espero que no te moleste. Ejem... ¿Y bien?... ¿Dónde quieres llevarme? - y aceptó entonces tomarle de la mano, aunque rápidamente le miró con cara de circunstancias. No te acostumbres, ¿Eh? Esto es una excepción... Debes de ganártelo... - refiriendose al acto de tomarse ambos de la mano, aunque le sacó la lengua divertida y apresuró el paso a su lado. No sabía dónde le conduciría, pero al igual que cuando se encontraron la primera vez Ralph se dejó llevar hasta la clase de Encantamientos, Daphne haría lo mismo en esta ocasión.

Bosque prohibido

-Gracias Linus- ¿He dicho gracias? Sí, se ve que sí.

Al parecer forcé a Randall. Un punto más para tener su amistad. Pero bueno, no sería para tanto, en el fondo creía que quería ir. Por lo que seguramente estaba contento, pese a que su gesto no lo demostraba en exceso.

Respirando hondo y con normalidad, por el momento, comencé a caminar. Annelie me cayó bien. Parecía una niña alegre haciendo una travesura; una travesura con la que me reí, hasta que conocí las intenciones del veneno. ¿Con quién tenía pensado usar eso?

Una ilusoria, pequeña y quizás futura escena  me vino a la cabeza: voy a ser el cebo vivo de las acromántulas…Cliodna, tu misión de vida era alimentar a criaturas feas y peludas.

De entre todos los que íbamos, yo era a la que menos conocían. Si realmente pensaba usar esa pócima con alguien, sería porque era capaz de hacer cualquier cosa aparte para alcanzar su meta. La posibilidad ahí residía. Aunque fui consciente de que me gustaba dramatizar. Definitivamente, conmigo (y con mis descabelladas ideas) ya tenía el mundo suficiente chiste.

Seguidamente, miré a los magos en un rápido vistazo. Estaba yendo a hacer una especie de misión con un grupo. Yo. Desvié la vista al suelo. Era extraño, muy raro teniendo en cuenta mi usual soledad. ¿Mi padre estaría contento por ello? Creyendo que la respuesta sería afirmativa, me alegré brevemente.

Tengo mucho alcohol en sangre, si y no proceso mucho todo. Creo que son las ganas de confesar, explicar y decir más que otra cosa y pierdo la noción del tiempo. No obstante mientras termino el vaso y lo pongo sobre la mesa también, suspiro al escuchar las palabras que salen de sus labios. - Ya, no creo que tenga problemas. Siempre la puedo citar yo y vas tú. - sugiero con total desfachatez. - Así mi padre no se pone pesado. - aclaro al mirar sus ojos. 

- Hm, yo creo que si.  - respondo y pienso. - ¿Quieres que hablemos con ella ahora? - pregunto curiosa, quizás sea un momento cuanto menos interesante. Estoy segura de que ella no tendrá problema en estar presente, me conoce y soy su ahijada, pero también es quien está al tanto de Milena. Son amigas. 

MANSION GRINDELWALD

Antes de quedar atrapada en los brazos de Milena, pude ver ese microsegundo en que su expresión pasaba de pena y frustración a total alegría. Fue tan súbito y contagioso que yo también me abrazé a ella con fuerza, y hasta olvidé por unos minutos que estaba enfadada, muy enfadada. Pero en ese instante volvíamos a ser unas adolescentes que se reencontraban luego de unas largas vacaciones. -También estás guapa, querida. Te sienta bien la edad... Llegué apenas unos dias antes de navidad. Estoy bien, muy bien la verdad. Feliz de volver a verte.- Iba diciendo mientras me adentraba en la mansión y pasaba hacia su cocina. El lugar seguía siendo tan fríamente elegante como la primera vez que estuve allí. No podía negar que era hermoso, avasallante, pero era como entrar dentro de las aulas de pociones. No se sentía a hogar.

-Pues he encontrado un sitio en las afueras de Londres, una pequeña y acogedora granja. ¿Conoces al señor John Draven? Trabaja en el Ministerio, y estaba buscando inquilino. Tienen que venir a verla, Anne y tú. Es preciosa.- Dije. Aunque mencionar a mi ahijada me fue devolviendo a la realidad, a recordarme por qué estaba allí. -Conseguí el trabajo en Hogwarts, por cierto. Como profesora de Transformaciones. La daba antes un tal Jaden Floyd. ¿Lo conocías?- Pregunté, intentando no perder la sonrisa aún.

Madrugada del 25 de diciembre, justo después del secuestro de Daphne Rowle y Corinna Ferreira.

Parque Forestal de Galloway, Escocia.

Definitivamente, Yago Ferreira no iba a aceptar aquella situación por las buenas, y puso todo su empeño por hacer frente a la amenaza a pesar de que les superaban en número. Aunque trató de hacer reaccionar a Daphne y hacerle entender, al colocarse en posición protectora a su alrededor, qué él no era el enemigo si no los sujetos encapuchados y con máscaras que tenían frente a sí, a la joven solo le venían a la mente los artículos e imágenes en portada del Profeta, en los que se decía expresamente que Yago Ferreira, el hombre que tenía allí delante en esos instantes, era un asesino serial que había acabado con la vida de múltiples personas en hospitales, llegando a ser apodado "La Quimera de San Mungo". ¿De veras esperaba que obedeciese sus órdenes sin más? Daphne estaba tremendamente asustada.

Por si fuera poco, el hecho de escuchar la voz inconfundible de su madre y reconocer posteriormente su rostro debajo de aquella capa negra que le cubría, la dejó paralizada y sin capacidad de responder, casi siendo literalmente arrastrada en algunos momentos por Yago contra su voluntad. Euphemia Rowle ya había dejado inconsciente a su hija con algún tipo de magia oscura antes si quiera de que Yago conjurase aquella poderosa Bombarda contra el árbol, haciéndolo estallar. Aunque el hombre se lanzó a proteger y cubrir a la joven, cuando trató de zarandearla para que ambos escapasen, ya era tarde. Daphne estaba inconsciente.

- ¡No seas estúpido, Yago! ¡Es mi hija y no voy a permitir que te la lleves! - resonó la voz de la Dama Negra en los oídos del supuesto asesino en serie, notando éste una inmensa presión que apenas le permitía enderezarse y ponerse en pie, y observando como la letal fémina le apuntaba con su varita. Y en cuanto a tí, solo me gustaría conversar contigo despues de tanto tiempo, antes de que te marches... No pienso forzarte a quedarte...

Euphemia comprobó que el joven Ferreira continuaba analizando la situación y el entorno, probablemente buscando una escapatoria, pero la Dama Negra ya estaba cansada de jueguecitos y no iba a permitir más tonterías. Puede que hubiese distraído y lanzado al suelo con aquella explosión a algunos de sus esbirros mortifagos, pero hacerle frente a ella era otro cantar. ¡Crucio! - expresó inmisericorde la letal mujer, logrando que Yago se retorciese de dolor por el suelo y que se le cayese de las manos la varita, para finalizar con un... ¡Accio varita!  Y retomar entre sus dedos la varita de Yago. Podríamos haber conversado por las buenas, pero si no es lo que deseas...será por las malas pues...

Los mortífagos se acercarían para maniatarle, y aunque le propinó un puñetazo a uno y se abalanzó sobre otro a modo de placaje, el tercero le mandó a dormir con un Desmaius. 

Cómo llegaron y cuánto tiempo estuvo inconsciente el hombre era difícil de precisar, pero cuando abrió los ojos, estaban encarcelado en una especie de calabozo, esposado de las manos y de pie a una de las paredes.

- Parece que ya vuelves a recuperar el conocimiento... - resonó la voz de Euphemia con deje divertido, sentada en una cómoda silla al fondo y con las piernas cruzadas, casi de forma insinuante. Su atractivo era digno de resaltar, y entre sus manos jugaba con un ave rapaz, un halcón peregrino. ¿Qué te parece si recobramos la conversación por donde lo dejamos? Dime qué has estado haciendo todo este tiempo y que interés tienes en mi pequeña... Y por cierto... ¿Qué se siente al ser el asesino en serie más buscado de todo el país? ¿Te sientes honrado de que te apoden La Quimera de San Mungo?

MANSIÓN GRINDELWALD

- No te creas, hay pociones que hacen milagros mi querida amiga. - comento entre risas mientras aquel abrazo termina finalmente y toca caminar hasta la cocina para ponernos al día. - Lindas fechas, hubiéramos pasado juntas la navidad... Aunque Anne no quiso este año, así que lo he pasado con Arthur y los amigos de la familia. - responde al preparar todo así pueden disfrutar de un té especial mientras la estancia se llena de aromas, y una sensación de confort, debido a la esencia que está usando Milena para amenizar. - Yo feliz también, te necesito cerca. 

Luego asiente ante lo que vas contando, mientras su gesto se entristece. - Me gustaría ir, pero la niña no quiere salir de Hogwarts. Intentaré convencerla. - confiesa un tanto cabizbaja mientras piensa en el nombre de aquel sujeto que mencionas, pero no le suena demasiado. - Oh, felicitaciones Agatha. Me alegra muchísimo que tengas trabajo aquí en Inglaterra y no, no conozco a Jaden Floyd. ¿Por? - pregunta un tanto curiosa, no le suena y su hija jamás habla de sus profesores, así que es un misterio total. 

HOGAR DE JOHN DRAVEN Y AGATHA PRESLEY

El olor que desprendía la comida era delicioso. Me recordaba a los banquetes de Hogwarts. Jamás aprendí el conjuro para preparar comida puesto que siempre considere la alimentación como una necesidad mas que como un placer.

Pero ver como Agatha cocinaba sin magia resultaba asombroso. Pese a que tenia conocimientos sobre Muggles, aquello me resultaba interesante. Ella parecía saber lo que debía añadir, cuando algo estaba en su punto y que sabores combinarían mejor entre ellos.

Cocinar no parecía tan diferente a la magia del mismo modo que no parecía diferente de otras artes. Parte ciencia, parte intuición, para conseguir un efecto que no podría alcanzarse solo con una de las dos cosas.

Aquello me hizo pensar en los conjuros que estaba intentando desarrollar. Tras tanto tiempo estudiando pergaminos antiguos y aprendiendo los puntos de vista de otros magos respecto a la magia, quizás había descuidado mi propia intuición.

Le agradezco mucho el desayuno señorita. Ha sido un auténtico placer verla cocinar. El mundo mágico alcanza grandes logros, pero en ocasiones obvia los logros que alcanza el mundo Muggle. Creo que, a su modo, la ciencia Muggle es muy parecida a la magia.

En realidad, temo que llegue el día en el que ambas puedan enfrentarse. Espero que, para entonces, ambos mundos estén preparados para coexistir.

De repente me di cuenta de que estaba filosofando otra vez, y además con una Muggle. Probablemente gracias a personas como ella, Muggles que han aprendido magia, las que podrán velar por ambos mundos llegado el momento, si es que llegase, cosa que desearía que nunca ocurriese.

Discúlpeme, estoy expresando demasiados sentimientos mientras estos manjares se enfrían.

Me dispuse a comer, despacio, saboreando las distintas capas y texturas que componían el plato, pensando para mi interior en las distintas capas, texturas y entramados que componían un hechizo.

El universo es misterioso, sin duda…

Mañana del 11 de enero, justo después de la clase de CCM, en la sala de trofeos del tercer piso

No es que te parezca injusto -intentó sonar conciliador-: es que ES injusto.

Matizó, para aclarar su punto. Pero que la vida no era justa era algo que Ralph había aprendido hacía mucho, su padre se había encargado bien de ello. Te daba unas cartas y tenías que jugar con ellas. Pero ella le estaba pidiendo al verdadero y le estaba mostrando una parte del mismo. Su sonrisa se amplió con cierto gesto victorioso.

No tienes que agradecer, tienes que ser feliz. Es todo.

Cuando ella se sonrojó casi a la par que él y aquel gesto del cabello le inspiró cierta ternura que no quería reconocer, pero había sido realmente mona y adorable. Antes de darse cuenta ella había tomado su mano, confiado en él, aunque le instaba a ganárselo, lo que le hizo lanzar una mirada desafiante y a punto estuvo también de sacarle la lengua.

No esperaba menos, Daph.

No se dio cuenta de que se había tomado más confianzas de las adecuadas. Sin embargo él sólo pretendía que tomase su mano en gesto de confianza y, por algún motivo extraño, ya se había puesto a correr sin conocer la dirección. No sabía cómo se sentía ella y sabía que por mucho que lo intentase jamás lo conseguiría, así que intentaría que se sintiese bien. El resto pues... ya importaría en otro momento.

...

Así llegaron hasta la Torre del Reloj, donde Ralph se detuvo. Ni siquiera sabía porqué había ido allí, ¿tal vez sencillamente quería recordar la importancia del tiempo? No era algo precisamente romántico pero, por algún motivo, la torre se le antojaba ominosa y perfecta para aquel momento.

Hemos llegado.

Declaró, y le miró.

PRINCE CHARLES CINEMA

Mientras saliamos del cine, escuché sus comentarios con deleite. Realmente había sido toda una experiencia para mi también, como si viera reflejado en sus expresiones lo mismo que estaba sintiendo yo. También había sido lo suficientemente caballeroso como para darme pañuelos sin hacer preguntas ni juzgarme.

Me reí de su comentario. -¿Sabes? En ese sentido los no-majs tienen su propia varita mágica. Se llama "control remoto", y con ellas pueden parar, retroceder, o adelantar una película.- Dije sin dejar de reír. -Pero no funciona en los cines, lo hacer con sus dispositivos para reproducir películas, llamado "Reproductor de DVD", y lo ven en pantallas mucho más pequeñas que la del cine llamadas "televisores".- Expliqué, esperaba que no sintiera que estaba siendo condescendiente con él, pero la verdad es que no sabía hasta que nivel estaba su conocimiento del mundo no-maj.

-Me agrada que te haya gustado, Ulfric. Para la proxima espero que haya una menos complicada de seguir.- Seguí comiendo palomitas, mientras avanzábamos por las calles ahora oscuras. Por mi parte no seguía un ritmo fijo, sólo caminaba. -¿Sentiste esa energía que recorría toda la sala, como parecía que nos sorprendieramos en los mismos instantes, que rieramos todos al mismo tiempo? Es lo que me gusta de los cines... Rodeado de desconocidos, de pronto tienes a muchas personas que están sintiendo lo mismo que tú. Es... mágico.- Dije, sonriendo ampliamente. -Bueno, ¿qué te gustaría hacer ahora?- Pregunté divertida.

MANSION GRINDELWALD

Desde el principio me queda claro que la relación madre-hija se ha roto mucho más de lo que me dejaban ver las cartas. ¿Qué tanto de la animadversión que Annelie sentía por sus padres provenía de lo que ellos le habían hecho? Lo entendía de Arthur, después de todo ese hombre era terrible. Pero, ¿acaso Milena había contribuído en convertir la vida de mi ahijada en una pesadilla? Quizás no fuera algo que Milena hubiera hecho, sino algo que dejara de hacer.

-Seguro se deja convencer, si le dices que lo pido yo. Sé que el sitio les gustará a ambas. Hagamoslo en Pascuas, ¿de acuerdo?- Dije, sin darle opción a replicar. Si la señora Grindelwald no lograba convencer a su hija, lo haría yo misma. Ahora, sin embargo, necesitaba que las cosas estuvieran claras entre ella y yo. -Oh, vaya. ¿No viste las noticias? Mencionaron lo de su muerte allí.- Empecé, mirando sus reacciones. -Arthur si le conocía, por cierto. Después de todo, fue él quien les dio su bendición a él y a Annelie para que mantuvieran su relación, con la condición de que el primer hijo llevara el apellido Grindelwald. Ah, si. Anne y él estuvieron saliendo por dos años. Sorprendente, ¿no te parece?- Dije, atenta a mi amiga, sabiendo lo contundente de mis palabras, pero necesitaba ver hasta que punto realmente ella no estaba al tanto de nada.

-Buenos días- saludó Buzánzsky al tendero.

-¡Buenos días, señor Buzánszky!- devolvió el saludo el tendero, con entusiasmo- ¡ya he recibido la rémora! Esta misma mañana, junto con el pescado proveniente de Japón. ¡Mire! 

El pescadero sacó un pez de cierta envergadura, entero. Sus escamas brillaban en tonos entre azulados y verdes. El investigador del Ministerio de Magia húngaro lo observó con cuidado mientras el pescadero aguardaba pacientemente. Al fin y al cabo, aquel era un pedido importante que costaba un buen dinero y, al fin y al cabo, su mujer y su hija podían despachar al resto de clientes mientras tanto. El Mercado Central de Budapest estaba a rebosar aquella feliz mañana veraniega de Lunes. 

- Está bien- determinó Buzánszky- Me lo quedo.

-¡Magnífico! ¡No se arrepentirá!- el pescadero se acercó a su cliente más confidencialmente- las propiedades protectoras de éste pescado son legendarias. Tal como le dije, le recomiendo especialmente las escamas aunque el resto también podría ser útil...

-¡Muchas gracias, Laszló!- sonrió satisfecho, Buzánzsky- Gracias por traerlo a tiempo, dentro de poco más de un mes tengo que ir a Londres y me gustaría tener la poción terminada para entonces. 

-¿Sí? ¿Y eso?

-Cosas del trabajo. Una colaboración con el Ministerio de Magia Británico...

-¡Qué envidia! Ustedes, del Ministerio, se pasan la vida viajando. ¡Ójala yo pudiese! Pero ya sabe, uno tiene familia, niños...

Sándor sonrió. Mucha gente que conocía le comentaba lo mucho que les gustaría viajar o hacer tal o cual cosa, y siempre acababan lamentándose de sus responsabilidades, especialmente las familiares.

- Por cierto ¿Qué tal con la trigueña aquella? ¿Es tu novia?

-No, sólo es una amiga...

-¿Es que no quieres casarte nunca y formar una familia?

Sándor sonrió de mala gana al pescadero. Pese a que su propia familia y conocidos le hacían constantemente las mismas preguntas, nunca se acostumbraba a ello.

-Sinceramente, estoy bien como estoy...- miró el reloj- se me hace tarde... ¡ah! toma el dinero.

Y, tras pagar y desear un buen día a Laszló, se marchó por donde vino, con la rémora en una bolsa.

El aristócrata tomo la nota con total naturaleza y la comenzó a leer con una calma envidiable, todo esto mientras que el café o el té comenzaban su batalla aromática en la habitación al mismo tiempo que pequeños refrigerios de deliciosa apariencia se escabullen sigilosamente en la vista de los invitados-. Efectivamente-. Fueron sus primeras palabras una vez terminada su lectura-. Son ingrediente que, en su mayoría, sirven para la creación de toxinas y sus derivados-. Sus blancas manos toman su taza de café para luego dar un pequeño sorbo silencioso-. Sin embargo, también sirven para la preparación de otro tipo de pociones, desde medicinales, pasando por mágicas y terminando por pócimas de carácter cosméticos-. La nota es puesta en la mesa y, mientras Albert habla, sus dedos indican cada ingrediente y sus múltiples funciones como si este se tratara de un erudito-. Por ejemplo, el Acónito o luparia a pesar de ser extremadamente venenoso también sirve para crear pociones analgésicas y relajantes musculares de gran potencia como por ejemplo la famosa poción de “matalobos” -. Nuevamente sus labios besan la taza-. Luego tienes la sangre de thesthral que es toxico para el consumo humano, pero una vez destilada puedes obtener pociones atenuantes para dolores fisiológicos, pociones ofensivas, venenos de largo o corto tiempo de activación e incluso, para los que tiene un gusto particular, como un ingrediente para diferentes cócteles. Y así con el resto de lo ingredientes-. Se toma pocos segundos antes de seguir hablando-. Por lo cual esta lista solo me muestra un sinfín de productos que, dependiendo del proceso empleado, la temperatura, pureza, calidad de los instrumentos, etc. Pueden generar decenas de opciones distintas, incluyendo a los venenos.- Declara sin tapujos, sin salirse de la etiqueta aristocrática-.  Sobre dar información de nuestros clientes y compradores, me temo que tengo que rechazar su propuesta debido a las políticas de privacidad que ofrecemos orgullosamente a los individuos que confían en nuestros servicios-. Una fría pero segura sonrisa nace en el rostro del hombre-. Además, en el caso hipotético que se pueda, tendría que desplegar miles de registros de no solo los clientes individuales, sino que también de diferentes empresas y agrupaciones a lo largo del reino mágico. Una tarea bastante ineficiente y monumental si me permite mi más humilde opinión-. Sus ojos se posan en los dos oficiales por un momento para luego continuar-. Ahora, si requieren ayuda podrá identificar el ultimo ingrediente. Siempre y cuando se me suministre una muestra del veneno empleado en los crímenes-. Su fría sonrisa se vuelve una cordial y llena de empatía.

Estuve tentado de ir a por una nueva botella pero había dos cosas que lo impedían. La primera, mi estado, la segunda que si teníamos que citarnos con Agatha tenía que intentar serenarme. Miré de nuevo decepcionado el fondo de mi vaso vacío y bufé.

- Si eso no será problema para ti, Anne... - me costaba articular frases largas. - Sí, citala y veremos que tiene que contarme cuando... Diga lo que se... Hazlo. - agarré un papel y escribí una nota, la letra era un desastre pero se podía leer. Abrí la ventana y llamé a mi cuervo personal con el silbido habitual, le entregué la nota y a donde debía ir él lo sabía por inercia.

- Esperemos.

Bunos tardes, profesora Agarta, por favor me gustaaarria citarla lo antes posible en mi desparcho.