Partida Rol por web

Domingo, 18 de Enero de 1925. 15:20

El viaje de vuelta desde Westchester había sido pesado. Todos sabían que aquella noche iban a tener que arriesgar como nunca hasta ese momento habían arriesgado. Las implicaciones de sus futuros actos pendían sobre sus cabezas como una espada de Damocles.

La primera parada fue rápida: encontrar el smoking de Henric no supuso mayor problema, pero el estado en que lo habían dejado las polillas dejaba claro que también él iba a tener que pasar por la tienda para alquilar uno, por lo menos. Otra razón más para que el pintor empezara a pensar en alguna conspiración de proporciones cósmicas que se empeñaba en hacer que las cosas no le salieran bien. Lo peor de todo es que empezaba a acostumbrarse.

La siguiente parada fue sensiblemente más larga y dolorosa. Después de una hora de manoseos y excesos por parte del extremadamente cuidadoso dueño de la tienda, Archivald, Henric y Nick salían con sus vestimentas listas en grandes bolsas de plástico. El padre Ian se negó en redondo a considerar siquiera la idea de deshacerse de sus ropas, como era de esperar.

Una vez ataviados con todo lo necesario, el grupo se dirigió al Hotel Franklin, base de operaciones improvisada, y se encerraron en la habitación de Nathan pese a que él no estaba ahí. Por alguna razón se sentían más seguros ahí.

Faltaban todavía tres horas y media para el inicio del evento en Westchester, pero teniendo en cuenta que había media hora de camino era preferible no perder el tiempo.

Henric continuaba fastidiado por haberse encontrado su smoking en aquel estado. En cierta manera no le sorprendía, ya que desde que había dejado de estar de moda entre la flor y nata de la ciudad, su asistencia a las fiestas de lo más selecto habían desaparecido de su vida, y con ello, el poco cuidado que había tenido con las cosas que le daban una apariencia más presentable en esos círculos sociales. Y el smoking, se encontraba entre esas cosas. Olvidado en lo más profundo de un armario, en cuanto lo encontró, vió todo un símbolo que representaba cuan bajo había caido. El traje, antes elegante, caro y con estilo, ahora se había convertido en unos trapos arrugados, algo descoloridos y agujereados por la polilla, que parecían un fiel reflejo de lo que había pasado con su vida: antes reluciente y llena de glamour, ahora triste y solitaria. Pero aguantando al tiempo, despues de todo.

La resaca ya había desaparecido, y paseándose de un lado a otro de la habitación, Henric sentía de nuevo la necesidad de pegarle un trago a algo que lo animara un poco antes de la fiesta.

No, mejor no. Pensó Déjalo pasar, que todavía no te has recuperado del todo y lo último que necesitamos ahora es un borracho dando la nota en la fiesta de Erica que termine de fastidiar las cosas.

Se detuvo delante de la ventana, intranquilo por la espera y al girarse habló a sus compañeros:

-¿Y bien? ¿Se os ocurre alguna idea sobre como actuar esta noche para conseguir lo que necesitamos? Creo que podría entretener a algunos con un poco de charla sobre arte, al tipo de gente que seguramente asista a la fiesta, acostumbran a gustarles el arte, y aunque no sea así, más de uno intentará hacerse el interesado o informado, para aparentar ser más culto, que conozco bien a esa gente. Dijo. Pero no se muy bien como nos las podemos arreglar para conseguir lo que queremos.

Archivald se encontraba sonriente y radiante tras haber encontrado un esmoquin adecuado para él. Tras probárselo llego a la conclusión de que le quedaba perfecto, no tan bien como el que tenía en casa que se lo había fabricado un sastre local pero aún así conseguía darle un porte regio y firme. Incluso los zapatos que había alquilado quedaban perfectos, aunque sus compañeros se habían extrañado de que hubiera pagado por ellos 1/3 de lo que había costado el esmoquin, lo cual era un lujo.

No se preocupe demasiado señor Larsson. No debemos centrar nuestros esfuerzos en impresionar a nuestra anfitriona, algo me dice que ella terminara por unirse a nuestras intenciones. Tan solo tiene que confiar en nosotros y eso es algo en lo que prefiero no tener que caer tan bajo como para mentirla - archivald muestra en su rostro una expresión triste, ¿Tal vez recordando algún evento anterior en su vida que incluya mentirle a una mujer?
Como tenemos tiempo libre antes de la fiesta, ¿Que les parece tomar un poco de café? Supongo que este hotel cumplirá ese servicio y necesito algo caliente en el cuerpo con todo este frío. Tal vez podríamos aprovechar este rato libre que tenemos para recordar a la gente relacionada con la expedición Carlyle por si nos los encontramos esta noche. Ah, por cierto, me gustaría pasar por el hospital antes de ir a la fiesta para ver como esta Harry, si no quieren acompañarme tomaré un taxi, no se preocupen.

-Me parece perfecto. Le respondío Henric a Archivald Un buen café me activará un poco, que aún estoy algo atontado por el mal despertar que he tenido hoy, y será un reconfortante forma de volver a repasar lo que tenemos antes de seguir con este asunto. No estará de más volver a poner encima de la mesa lo que hemos descubierto hasta ahora, tal vez encontremos algo que se nos haya podido pasar por alto.

Henric se apresuró a atusarse un poco el pelo y las arrugas de su gastada ropa antes de salir a por ese café. Había decidido no ponerse el smoking hasta el último momento, ya que hacía mucho tiempo que no se había molestado en llevar algo bien planchado y sin ningún manchurrón de pintura, así que antes de la fiesta, no quería estropear mucho la apariencia  del traje.

-Por cierto, no me importará acompañarte al hospital a visitar a tu criado le dijo a Archivald, mientras intentaba domar su pelambrera delante de un espejo ¿O debería llamarlo tu "amigo"? Bueno, necesito estar en movimiento... hacer algo, el estar parado me embotará las ideas y eso es algo de lo que estamos necesitados en esta investigación. Empiezo a tener la cabeza despejada y con ganas de actuar, así que es mejor que no me quede parado, podemos ir a ver como se encuentra Harry y luego reunirnos con el resto en la fiesta. O ir todos juntos si nadie va a hacer nada más, claro. Despues del tiroteo... tenemos que andar con mil ojos. Espero que ese tal Bocchetti no haya tenido ningún problema vigilando que no le pase nada a Harry en el hospital...

Cuando decidió que ya había conseguido domar al menos una parte de su pelo, se giró y añadió:

-Bien... ¿Vamos a por ese café? Empiezo a estar algo más animado y optimista, creo que conseguiremos atrapar a los malnacidos que fueron a por Elías.

Archivald llamo al servicio de habitaciones para pedir que trajeran café. Al fin y al cabo la noche iba a ser larga así que sería mejor estar preparados y despiertos.

Bueno, creo que

Nick, que nada más llegar a la habitación había colgado el esmoquin en el armario y se había tumbado en una de las camas, permanecía en posición horizontal, aparentemente ajeno a la conversación entre sus compañeros. Con las ojos cerrados y las manos detrás de la cabeza, Nick murmuraba frases ininteligibles en un tono apenas audible, mientras repasaba mentalmente todos los detalles que había memorizado en su visita a la mansión Carlyle.
Dos plantas, arriba hay un despacho, abajo el salón comedor, la puerta doble de la segunda planta debe ser otro salón o quizá, más posiblemente la biblioteca. Los lavabos están al fondo del pasillo, eso será de ayuda, pero la escalinata principal es visible desde todo el salón, y eso no nos conviene en absoluto...

Finalmente, se incorporó y dio señales de vida uniéndose a la conversación.
Que nos hayan invitado a esa cena es una oportunidad demasiado buena como para dejarla pasar sin intentar al menos buscar los libros que Jack mencionaba en sus papeles, dijo Nick con decisión. Yo también creo, Henric, que debemos organizar una distracción, pero debe ser algo aparentemente accidental, que no nos cierre las puertas de mansión ni nos obligue a abandonarla inmediatamente. El tono de Nick se fue haciendo más y más tenue. Tal vez una de las chicas podría marearse, o tropezarse con alguien...

El caso, continúo Nick con un tono de voz más firme, es que creo que deberíamos aprovechar esa distracción para que alguno de nosotros de "despiste" del resto de invitados y pueda echar un vistazo discretamente por la mansión. Deberíamos buscar algún lugar destacado, como un despacho, o una biblioteca o algo así, en el que Carlyle guardase sus objetos valiosos... Yo creo que podré escabullirme sin demasiados problemas de los matones de la Srta. Carlyle, pero si alguien más se apunta podremos investigar mucho más rápido.

Tras meditar un instante, Nick se levantó de la cama y se dirigió al escritorio en busca de lápiz y papel.
Voy a intentar poner por escrito todo lo que recuerdo de la distribución de la mansión, porque imagino que nos será útil tenerlo preparado. Aprovecharé mientras vosotros estáis en el hospital para intentar hacer memoria y así,de paso, si los demás vuelven antes podremos ir preparando un curso de acción.

Henric ya estaba saliendo por la puerta, cuando Archivald mencionó el servicio de habitaciones. Cerró al puerta de la habitación y se acomodó sentándose en una de las camas.

-Pensaba en tomar el cafe abajo, pero ciértamente, tedremos más intimidad para planear nuestros próximos movimientos aquí.

Luego escuchó lo que Nick tenía para decirles y la forma que veía el de atacar el problema. Conocía demasiado bien a su amigo y no le sorprendió en absoluto la metículosidad con la que había estudiado la mansión, cuando así lo demostró al enumerar las distintas habitaciones que la formaban y lo que supondrían en la busqueda de los libros.

-No olvidemos que Elías menciona en sus anotaciones que los libros se encuentran en la caja fuerte de Carlyle. Puede que ya no estén allí, pero desde luego que pienso que es el primer sitio en el que debemos buscar, antes de ponernos a trastear por todas la casa. Dicho aquello, miró al padre Ian con cara de disculpa.

No se como le sentará todo esto a Ian, pero siendo un religioso no espero que lo apruebe, aunque si que nos deje hacer, despues de ver todo lo que se está moviendo en este asunto.

Nick levantó la vista del papel en el que estaba garabateando croquis y se volvió en su silla, para mirar a su viejo amigo Henric.

Recuerdo la nota, Henric, pero, inquirió, ¿dónde pondrías tú la caja fuerte en una mansión de ese tamaño? No recuerdo haberla visto en el despacho de la dueña de la casa, pero a lo mejor estaba oculta… o a lo mejor tiene más despachos, vete tú a saber. O a lo mejor tiene una cámara acorazada en el sótano… O a lo mejor ha sacado los libros pensando que no valen nada y los ha colocado en la biblioteca…

Nick esperó unos segundos a que su amigo asimilara la retaila que le acababa de soltar.

No, concluyó finalmente con una sonrisa amarga, me temo que sí que vamos a tener que hacerlo a la antigua usanza.. Pero, oye, míralo por el lado bueno… ¿Acaso no tenéis con vosotros al mejor “fisgón” a este lado del río Hudson? Venga, hombre, que va a ser pan comido.

Sin levantarse de la silla, Nick le dio una palmadita amistosa en la espalda a Henric, un sencillo gesto de complicidad entre buenos amigos con el que pretendía transmitirle algo de tranquilidad y levantar su ánimo.

A Henric se le había escapado el pequeñísimo detalle de que desconocían el lugar en el que se encontraba aquella caja fuerte y torció el labio fastidiado, parecía que despues de todo iban a tener que arriesgar mucho en aquella fiesta y eso no le gustaba.

-Es cierto... maldita sea, no sabemos en donde se haya esa caja fuerte. Dijo decepcionado. Pero aún así sigue siendo un objetivo a encontrar y ahora que mencionas nuestro desconocimiento sobre la ubicación de la caja... ¿Cuales son los libros que debemos encontrar? No recuerdo ningún título ¿Quien tiene las anotaciones de Elías? Preguntó alarmado ante la posibilidad de que despues de todo, siguieran apuntando a ciegas, aunque no se le pasó por alto que su habitual naturaleza despistada, le estuviera jugando una vez más una mala pasada a su memoría.

Antes de que le respondieran miró a su amigo Nick y le dijo:

-Menos mal que te tenemos a tí a nuestro lado, jeje, no se que sería de nosotros sin la seguridad que aporta tu experiencia en asuntos... pensó una palabra adecuada y terminó diciendo con una sonrisa ...asuntos un poco "turbios".

Archivald se haya más preocupado por la fiesta y la anfitriona que no por las necesidades de sus compañeros por lo que apenas se percata de la conversación que esta teniendo lugar al lado suya.

-Bien, pues en ese caso, solo nos queda esperar a reunirnos con los demás para planearlo entre todos, o al menos para que todo el mundo este de acuerdo con lo que vayamos a hacer. Dijo Henric y luego miró al padre Ian. Espero que comprenda la situación en la que estamos, padre, pero a no ser que alguien encuentre una manera de conseguir esos libros, solo se me ocurre realizar la jugada que estamos tramando. Sobre Harry... comentó a Archivald Ya he dicho que por mi parte no hay problema en ir a ver que tal se encuentra antes de dirigirnos a la mansión de los Carlyle.

Se levantó de donde estaba sentado y se acercó a la ventana para ver la calle del exterior. Sentía crecer una agobiante tensión en su interior ante lo que estaban preparando y necesitaba relajarse, distrarse con algo.

Esta noche jugaremos unas cartas arriesgadas, espero que no nos equivoquemos en la estrategia...

El padre Ian, a gusto con sus sobrias ropas, sentía cierto alivio al no tener que estar seleccionando prendas para la fiesta, y soportó con desprecio mal contenido el tiempo que dedicaron los demás a elegir indumentaria, murmurando algo sobre preocupaciones más propias de mujeres.

No pudo evitar un gruñido de desaprobación al observar que Stolze había pasado media visita a la mansión calculando el modo de colarse mientras los demás se compadecían de la joven Carlyle, pero finalmente accedió a intentar algo durante la fiesta. - Creo que la situación es lo suficientemente grave como para dejarnos de remilgos, y de poco sirven esos documentos encerrados en una caja fuerte, cuando podrían servir a un bien mayor. Ahora bien, si vamos a hacerlo, hagámoslo bien. Uno de nosotros podría pasar desapercibido si desaparece, pero no dos; sería arriesgarnos en exceso. Además, deberíamos esperar a que la fiesta esté lo suficientemente animada, y la música lo suficientemente alta. Dios sabe el estruendo que se genera en esas bacanales modernas. Quizá los demás debamos estar pendientes de los guardas y distraerlos si se les ocurre echar un vistazo inoportuno.

Aunque estaba escandalizado por sus propias palabras, se podría asegurar que había un brillo de excitación en los pequeños ojos del sacerdote.

-Me parece adecuado. Le respondió Henric a Ian desde la ventana por la que miraba a la calle.

El artista se alejó de la ventana y caminó hasta el centro de la habitación con las manos en los bolsillos antes de volver a hablar.

-Bien ¿Qué hora es? Voy a terminar por subirme por las paredes si no hago algo. ¿Qué os parece si bajamos abajo a esperar a los demás? No creo que tarden en llegar, y luego todos juntos podemos ir a visitar a Harry antes de ir a la mansión, en cuanto les comentemos al resto lo que tenemos pensado hacer.

Dicho aquello fue a arreglarse de nuevo las pocas arrugas del traje antes de salir, era la primera vez que vestía así despues de muchos años y se sentía a gusto con ello, por eso quería estar lo mejor posible para la fiesta.