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Las notas de Nairobi de Jackson Elias

Estas eran las primeras notas recibidas por Jonas Kensington desde Nairobi, por correo. Estaban razonablemente bien organizadas y parecían completas en su mayor parte, salvo por la ausencia de conclusiones, conexiones y temas claramente definidos. La letra era firme y clara.

El primer juego de notas de Nairobi describía los departamentos, funcionarios y tribus visitadas por Elias, en busca de material que hiciera referencia a sectas y a rituales sectarios. No se descubrió nada concluyente pero Elias descartó la versión oficial de la masacre Carlyle.

El segundo describía su viaje hasta el lugar de la masacre. Señaló particularmente que el terreno era completamente yermo y que las tribus de la región evitaban esa zona afirmando que estaba maldita por el Dios del Viento Negro, cuyo hogar se encontraba en la cima de la montaña.

El tercero era una entrevista con un nativo llamado Johnstone Kenyatta, quien afirmaba que los asesinatos Carlyle podrían haber sido realizados por la secta de la Lengua Sangrienta. Se decía que dicha secta vivía en la montaña y que su suma sacerdotisa formaba parte de la Montaña del Viento Negro. Elias se mostraba educadamente escéptico pero Kenyatta insistió en lo dicho. En una serie de acotaciones Elias señalaba que las tribus de la zona odiaban y temían a la Lengua Sangrienta, que la magia tribal no ofrecía protección y que el dios de dicho culto era africano.

El cuarto era una profundización en lo expuesto en la entrevista de Kenyatta. Elias confirmó a partir de diversas fuentes que la Lengua Sangrienta existía, aunque no le fue posible encontrar evidencias de primera mano. Los relatos sobre la secta mencionaban el robo de niños para ser sacrificados. También se decía que grandes criaturas aladas descendían de la Montaña del Viento Negro para arrebatar personas. La secta adoraba a un dios desconocido por los folkloristas y que no encajaba con ninguna tradición africana. Había un apunte que señalaba: "Sam Mariga, rr-sta".

El quinto era una sola hoja en la que Elias anotó que había que examinar cuidadosamente la parte cairota del itinerario de la expedición. Estaba convencido de que la razón que les impulsó a desviarse a Kenia se encontraba en el Nilo.

El sexto era una entrevista con el teniente Mark Selkirk, quien estaba al mando del grupo de rescate que encontró los cadáveres de la expedición. Selkirk vivía en Kenia desde la Gran Guerra y mencionó que los cuerpos estaban extraordinariamente bien conservados para el tiempo que había transcurrido desde la muerte, "como si la mismísima putrefacción no se atreviera a acercarse a ese lugar". En segundo lugar, los porteadores habían sido despedazados, como por un animal salvaje, pero no se imaginaba qué tipo de animal pudo haberlo hecho. La palabra que empleó es "inimaginable". Estaba de acuerdo en que los Nandi podían haber tenido algo que ver en el asunto, pero sospechaba que las pruebas en su contra podían haber sido amañadas comentando, "no sería la primeta vez". Finalmente, confirmó que entre los cadaveres no había el de ningún europeo, sino que en la yerma llanura sólo se encontraron los cuerpos de los porteadores nativos.

El séptimo era otra hoja suelta. Elias se encontró con "Nails" Nelson en el bar Victoria de Nairobi quien afirmaba haber visto a Jack Brady con vida en Marzo de 1923 en Hong Kong, es decir, hacía menos de dos años. Brady se mostró amable aunque precavido y poco charlatán, reteniéndose Nelson de preguntarle demasiado. Este indicio permitió a Elías suponer que otros miembros de la expedición podían estar aun con vida.

El octavo discutía una posible estructura para el libro sobre la expedición Carlyle, pero en su mayoría no contenía nada que no se hubiera mencionado ya, con párrafos que empezaban "Cuenta ahora qué sucedió" y " explica por qué".

Las notas londinenses de Jackson Elias

Esta colección de notas era la que aparentemente alarmó a Jonas. Las páginas estaban dobladas y encuadernadas hasta formar un pequeño volumen. Frecuentemente había una docena de páginas en blanco. A veces una sola palabra se repetía continuamente página tras página. La mayor parte de los párrafos estaban escritos de forma tan agitada que no podían leerse, aunque no había duda de que estaban escritos por Jackson. Los únicos fragmentos que Nathan consiguió descifrar fueron siguientes:

"Muchos nombres, muchas formas, pero todas son la misma y tienen el mismo objetivo ... Necesito ayuda ... Demasiado grande, demasiado horrible. Estos sueños ... ¿Serán como los de Carlyle? Tengo que comprobar los archivos de ese psicoanalista ... ¡Todos ellos sobrevivieron! Abrirán la puerta. ¿Por qué? ... luego el poder y el peligro son reales. Ellos ... muchos indicios comienzan ... Los libros están en la caja fuerte de Carlyle ... Vienen tras de mí. ¿Me protegerá el océano? ¡Ja, ja! No es momento de echarse atrás. Tengo que contarlo y hacer que los lectores lo crean. ¿Tendré que chillarles? Chillemos juntos ..."