Por fin había aparecido la camilla, con el criado del Sr. Kirkham en ella. Brenda esperó en silencio a que le dejaran en la habitación, y a que Archivald entrara en ella.
Cuando las enfermeras salieran, se acercaría a alguna de ellas para interesarse por el estado del pobre hombre.
Mina había ido a sentarse cerca, pero no demasiado lejos de Archivald. Podía entenderlo: ella era otra de las personas que nada tenía que ver con todo eso. Otro de los de allí que se había visto en la espiral incontenible de acontecimientos, que había derivado en la barbarie. La única diferencia entre ellos, la mayor, era que Mina aún no había perdido nada valioso, excepto la seguridad de su propia vida y un poco de su cordura.
Por ello, cuando apareció la camilla, Mina se puso de pie inmediatamente. Miró a Archivald, apenas, sin querer incomodarlo con una mirada fija. No quiso precipitarse, en aquel momento delicado: esperó a ver cuál era su reacción, mientras se quedaba atenta a cualquier cosa que Archivald pudiera decir o hacer. Así, si le parecía, acompañaría al hombre en aquel momento; o se apartaría como Brenda, y preguntaría a las enfermeras qué había sido de Harry.
Archivald fumaba su tabaco de liar mientras observaba por la ventana. Tras un largo rato en silencio fue avisado por sus compañeros de la llegada de su criado harry. Con calma apago su cigarro, se miro las manos que aún mostraban restos de sangre reseca y en un intento espontáneo se las restregó en la chaqueta como si ese gesto fuera a limpiarlas. Al percatarse de su idiota intento de lavarse las manos levanto la vista y observo a sus compañeros que le sostenían la mirada aunque rápidamente algunos la desviaron.
Archivald respondió secamente:
- Voy a informarme de su estado
Tras decir esto salió por la puerta, dejándola abierta, acercándose a la habitación para preguntar a las enfermeras por el estado del paciente y de paso observarlo de cerca.
Había sido un duro golpe para Kirkham, en realidad lo había sido para todos, pero para el vaquero era incluso peor, pues sangre que no era suya manchaba sus manos, y todo por estar en el momento más inoportuno en el sitio más inadecuado.
Pero ahora ya era tarde para lamentarse, porque aquellos que los perseguían no se pararían para ver quién estaba íntimamente implicado con Jackson...simplemente atacarían a quien se había convertido en su objetivo, y la única manera de conseguir salir con bien de todo aquel asunto era pararles los pies antes de que se los parasen a ellos.
El guía se quedó observando cómo Archivald se alejaba en dirección a la habitación, y durante un instante dudó si acompañarle. Sin embargo aquello sería una intromisión que posiblemente molestara a su compañero, por lo que simplemente esperó junto a los demás.
Archivald tardó pocos minutos en volver con expresión apesadumbrada. Crítico pero estable había sido la respuesta de la enfermera que pasó a darle el diagnóstico en términos profanos: la bala había perforado el pulmon izquierdo. La operación había sido un éxito y los médicos, optimistas, sugerían que si no había contratiempos estaría totalmente recuperado en pocas semanas.
Las enfermeras, parcas en palabras, siguieron con su trabajo y luego abandonaron la habitación dejando a Harry en sus nuevos aposentos.
- Señor Stolze, necesitaré los servicios de algún conocido suyo para que vigile a Harry mientras no pueda valerse por si mismo. ¿Conoce a alguien que pueda servir para dicha tarea? El importe a pagar no es problema pero quiero que Harry este a salvo de esos c... - archie se para y mira a las señoritas antes de terminar la frase - caballeros.
Eso de critico pero estable implica que no se le puede mover, ¿Verdad?
Mina sonrió, con simpatía.
- Las cosas por su nombre, señor Kirkham - fue su único comentario, acompañado de un único movimiento de cabeza que restaba importancia a la malapalabra: en apariencia, ese el único adjetivo posible para una manga de desquiciados que andaban matando gente por ahí, porque vaya a saber uno qué creían de lo que supuestamente habían visto.
Luego, con respeto y sigilosamente, se apartó un poco y se acercó al sitio donde Harry dormía. Se lo quedó observando en silencio. Entrecerró finalmente los ojos, apoyando la mano muy suavemente en el antebrazo insensibilizado del hombre, y le dedicó un susurro cálido y muy bajo.
Todo saldrá bien. Fuerza, Harry.
Nick asiente sombrío. Haré un par de llamadas. Veré que puedo hacer, hay un par de personas que me deben un favor. Nick miraba a Harry, tumbado en aquella cama. Malditos hijos de... Espero que alguno de ellos se preste a ello, especialmente con dinero de por medio. Repasó mentalmente la lista de gente que prefería tener de su parte que contra él, una lista razonablemente larga en una ciudad como esta. Tal vez uno de los italianos... Salvatore y su hermano, gente discreta y grande. O Connely, de los Irlandeses, aunque tuviese cierta aficción al whisky...
Mientras repasaba números de teléfono en su agenda con ambos brazos (su brazo herido ya no le molestaba tanto) mientras se dirigía a buscar un teléfono.
Cruzado de brazos y apoyado contra el marco de la puerta, Henric miraba al interior de la habitación mientras Kirkham y Nick comentaban el modo de tener vigilado a Harry y que nada malo le pasara mientras se encontraba convaleciente. Tenía mala cara pero confiaba en que saliera de esa, parecía un hombre fuerte y las enfermeras habían hablado con franqueza.
Vió salir a Nick de la habitación en busca de un telefono y consultando su agenda.
- Te acompaño Nick le dijo y se movió con el.
-Estaremos ahí en 10 minutos -respondió Salvatore colgando el auricular.
Como siempre el italiano se mostraba poco hablador. No le pagaban para eso. Nick tuvo que darle pocas explicaciones, la mayor parte de las cuales hacían referencia a su compensación económica, antes de llegar a un acuerdo. Lo más importante de todo es que Salvatore era de fiar y esa era una cualidad escasa en los tiempos que corrían.
Nick y Henric volvieron a la sala de espera con el espíritu más tranquilo.
Si no te gusta la foto me lo dices y busco otra :)
Que va. Tiene pinta de no tener un duro, y eso es bueno. Ademas, para su hermano gemelo te vale la misma XDDDDD
Además, para lo que van a hacer, aparecer aqui y puerta...
MacConlom escuchó a Kirkham y Stolze. No podía decir que aprobara sus métodos, pero parecía que la situación lo requería. De todos modos, era mejor no pensar demasiado en el tema...
- Bien, mucho me temo que ya no nos queda nada por hacer aquí y, personalmente, me encantaría echarle un vistazo a esos libros de Carlyle, a ver si descubrimos de una vez en qué demonios nos hemos visto envueltos.
Pasaron poco más de quince minutos desde que Nick y Henric desaparecieran escaleras abajo en busca de un teléfono. Cuando volvieron a subir lo hicieron acompañados.
El hombre que iba junto a ellos tenía un inconfundible aire latino, con la piel bronceada y el pelo y los ojos oscuros. Le rodeaba una aura de confianza que, combinada con la mirada de tipo duro, atraía la atención de los que le rodeaban el tiempo suficiente para darse cuenta de que probablemente sería más seguro dedicarse a sus propios asuntos.
-Buenos días -dijo saludando brevemente a Brenda con fuerte acento italiano mientras sus ojos la sometían a un exhaustivo examen visual.
Siguió a Nick sin detenerse hasta la habitación de Harry y, tras susurrarse mutuamente un par de frases al oído, adoptó una relajada pero atenta posición de firmes junto a la puerta que dejaba bien claras sus intenciones.
-Buenos días.
Respondió Brenda sin inmutarse lo más mínimo ante la evaluación a la que estaba siendo sometida. Hizo un gesto de asentimiento breve, muy seria, a Nick. Bien, como siempre, el detective había actuado bien y deprisa, y solucionado la primera papeleta de la larga lista que tenían por delante.
Cuando el hombre se situó frente a la puerta de la habitación del criado del Sr. Kirkham, se volvió hacia éste, y en tono suave le dijo:
-Cro que ya puedes respirar tranquilo, por lo menos por ahora, Archivald (si me permites llamarte así, me parece que ya va siendo hora que dejemos atrás los formalismos entre todos nosotros). Conociendo como conozco a Nick, estoy segura de que tu Harry está ahora más a salvo de lo que ha estado en su vida.
Se dió la vuelta, y se dirigió al resto del grupo, ya no hacían nada esperando en el Hospital, había que empezar a moverse.
-Estoy contigo, Padre, vamos a ponernos en marcha. Primer paso, tal como Louis muy bien ha sugerido, ¿qué tal si quedamos todos en un Hotel donde alojarnos hasta que decidamos si zarpamos todos hacia Londres? Y mientras, veamos qué podemos conseguir, tanto de los papeles de la caja de Carlyle, como de los archivos del Dr.Houston. Si Mina ha de poner ese telegrama, cosa que comprendo perfectamente, mi querida amiga -le dice concretamente a ella, dirigiéndole una cálida mirada cargada de entendimiento y solidaridad, el Profesor es también una persona a la que ella estima y respeta- podéis acompañarla, y luego intentar "despistar" a los del Colegio de Médicos mientras Nick se... mueve.
Sonrió, sabía que el detective podía moverse con mucha soltura cuando era necesario. Se cogió del brazo de Nathan, en actitud ya de marcharse.
-Nosotros vamos a ir al Hotel, a recoger nuestras cosas, ¿no, Nathan? Yo tengo que hacer alguna llamada, si es que vamos a quedarnos un tiempo fuera de juego. Y puedo ocuparme de los pasajes a Londres, si realmente estáis todos de acuerdo en embarcarnos en esta investigación. Yo no voy a pensarlo más, aunque no os ocultaré que estoy asustada... -se detiene una fracción de segundo, titubeando ligeramente, pero se repone, y suspira levemente- Pero, ya lo dije, y me reafirmo. Voy a llegar hasta el final...
Afirma contundente con la cabeza, casi más para convencerse a sí misma que a los demás. Luego levanta la barbilla, en actitud decidida, un punto de niña rebelde. Sus ojos chispean, una ira contenida se escapa de sus pupilas, y sus puños se cierran en un movimiento inconsciente. Está en pie de guerra.
-No me preocuparía demasiado en ocultarnos, amigos. Sinceramente, ya está todo sobre el tapete. Ahora hay que actuar, y atar cabos. Aunque tomar precauciones yendo siempre que sea posible en grupos o por lo menos en parejas, me parece muy sensato. Si queréis podemos alojarnos todos en ese Hotel. Es discreto, y tranquilo. Pero me da lo mismo si decidimos hacerlo en otro. No creo que eso frene a nadie si quieren ir a por nosotros, pero pienso que tal como están las cosas es mejor no obsesionarnos, y seguir adelante con decisión.
Los minutos pasaron y Louis se veía incapaz de encontrar alguna palabra de aliento que dedicarle a Archivald, escapándosele entre los dedos en una corriente continua de amargura que no había cesado desde la noche anterior, donde la presa de los sentimientos se había desbordado arrastrando parte de su cordura y haciéndole sentir, en algunos momentos, como si los sucesos ocurrieran alrededor suyo pero sin llegar a involucrarle……claramente era sólo una sensación, pues todo lo ocurrido le había afectado sobremanera.
Cualquier lugar que se elija estará bien – respondió a las palabras de Brenda – siempre y cuando no hayamos estado allí antes, pero debemos decidirlo ya para poder ponernos en marcha.
Ya llevaban demasiado tiempo en un mismo lugar, y aquello, además de ser peligroso, le estaba poniendo nervioso. Necesitaba sentir que hacía algo que no fuera esperar, pues la espera le parecía, en aquel instante, una de las mayores agonías a las que había tenido que enfrentarse.
Mientras hablaba no había quitado ojo del hombre que había llegado a petición de Nick. Parecía bastante duro, pero mostraba una seguridad que no terminaba de convencer a Sheridad….era la seguridad de aquel que no sabe realmente a lo que se enfrenta, pero ¿lo sabían ellos? ¿Realmente tenían claro lo que había ocurrido?
Ni hablar. Estaban dando palos de ciego intentado encontrar alguna pista que les pusiera en el buen camino, aunque ese camino seguramente estaba infestado de trampas a las cuales tendrían que enfrentarse hasta esclarecer todo aquel asunto.
Bajemos mientras elegimos el punto de encuentro – propuso, mostrándose poco dispuesto a hablar más delante del desconocido – Tras esto, iremos a correos.
Sus palabras fueron acompañadas de una mirada hacia Mina, seguida de otra hacia Nick, pretendiendo dejar claro a quien se refería.
Los ocho amigos descendieron por las escaleras hasta el hall del hotel. Una vez ahí, decidieron el lugar en el que hospedarse hasta que las circunstancias cambiaran. El sitio en cuestión, el Hotel Franklin, propuesto por Nick y aceptado por los demás a falta de algo mejor, era un hotel de pocas estrellas y menos glamour situado a pocas manzanas del despacho de Nick. Cumplía las condiciones a la perfección: era discreto, estaba relativamente apartado y ninguno de ellos había sido huesped ahí todavía.
Tomada la decisión, lo demás fue sencillo. Nick, Louis y Mina se marcharon a la oficina de correos más cercana con la intención de hacer una visita no del todo ortodoxa al Colegio de Médicos. El resto del grupo se dirigió directamente a su nuevo hogar.
Louis Sheridan, Mina Mordaunt y Nick Stolze, a 1.16 Nueva York - Colegio de Médicos
Los demás, a 1.15 Nueva York - Hotel Franklin