Partida Rol por web

Las máscaras de Nyarlathotep

1.4 Nueva York - Universidad de Columbia

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03/04/2008, 21:17
Ian MacConlom

- ¿Escupirlo? Un buen escocés nunca escupe lo que se le ofrece, jovencita -dijo MacConlom mientras bebía el café, humeante y amargo, a grandes tragos y con una sonrisa en los labios, algo raro en él-. Bueno, te veo ocupada, y el trabajo de un hom... perdón, de una persona es sagrado. Mañana vendré aquí sobre las cuatro, y veremos qué tiene que decirnos ese Elias. Hasta mañana, niña.

Tras decir esto, MacConlom se alejó dando unos pasos largos y fuertes que resonaban por todo el pasillo.

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03/04/2008, 22:21
Neijel

Notas de juego

Muy bien. Si queréis hacer alguna cosa antes de reuniros comentadmelo en privado. Si no me decís nada entenderé que al día siguiente os encontráis a las 4 y vais juntos al Hotel Chelsea a reuniros con Jackson Elias.

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04/04/2008, 04:30
Mina Mordaunt
Sólo para el director

Notas de juego

Por lo pronto, Mina terminaría con todo su trabajo. Luego iría a visitar a su padre, al lugar donde está internado, y dependiendo de cómo quedara de esa visita, iría a su casa a leer sobre alguna 'cosa rara' [léase, ciencias oscuras] o directamente a dormir. Si nada raro o malo ha pasado en medio de todo eso, estaría a las cuatro de la tarde en el lugar acordado, esperando al padre MacConlom.

Lo pongo así porque me voy a dormir de forma urgente [sin tiempo para detallar] y porque quizás alguna de todas esas acciones arroja información, o similares =)

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04/04/2008, 09:13
Neijel

Notas de juego

Ok, entendido :)

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05/04/2008, 18:03
Mina Mordaunt
Sólo para el director

Uno a uno, los papeles de la administración universitaria fueron apilados a la derecha del escritorio. Segundo por segundo, el tiempo fue pasando hasta transcurrir el resto del día y caer la tarde cerrada, oscura para esa parte del mundo. Sólo en ese momento, y tras acomodar todo de forma tal que no parecía siquiera que alguien había estado allí, Mina dejó en soledad el despacho.

Envolviéndose en su abrigo, aunque había más frío en su alma que el que podía haber en su cuerpo, transitó los pasillos casi solitarios de la universidad en clase. Se detuvo ante el saludo de algunos alumnos y profesores, a quienes regaló su más cálida sonrisa y más profunda cortesía; y sola, como siempre, salió a enfrentarse con la noche, y con sus fantasmas.

Conocía el camino a esa institución de memoria. No intentó retrasar su llegada: a paso firme, traspasó las puertas dobles, y se presentó ante la recepcionista de siempre, el enfermero de siempre, el olor aséptico de siempre. Fue llevada por los mismos pasillos ante la misma puerta; y la dejaron pasar como usualmente, para enfrentarse al interno que estaba frente a su mesa observando un juego de damas, de un solo jugador.

El saludo fue cordial e intenso, pero ajeno. Aquel hombre alto y robusto, cuyo porte inmenso recordaba sin dudas a un oso, la trató como a una buena amiga de sus horas de encierro. Mina resistió el dolor punzante del olvido, el de siempre al comienzo, y se sentó en el sitio que él le reservaba para ser su compañera de juego. Samuel Mordaunt no esperaba a ninguna hija, porque no la tenía: Mina no era más que un bálsamo de sus momentos de lucidez, y una espectadora de sus constantes fugas en las cuales nadie sabía de lo que hablaba.

El frío la abrazaba inclemente cuando abrió la puerta de su casa; no se había mudado de esa inmensidad que había pertenecido a su familia, en las afueras. Trató de cambiarse mientras notaba que no tenía ningún deseo de comer. Y en pies descalzos circuló por la casa, envuelta en sus recuerdos y en el vapor de un té hirviendo, hasta que llegó a su biblioteca. Seleccionó un tomo al azar, y fue a acostarse.

Como siempre, se quedó dormida con el té a medio acabar, y el libro abierto a medio leer, aferrado en sus brazos.

Al día siguiente, se levantaría y dejaría el libro en su sitio. Desayunaría al modo inglés, y no dejaría su té a la mitad. Se vestiría acorde a una entrevista, sin más elegancia o corrección que la indicada. Acomodaría su casa, cerraría las ventanas por dentro, y dejaría las persianas en alto. Y con un suspiro, pensando en lo bello del día, saldría rumbo a la universidad a enfrentarse a las personas y los papeles, pensando en cuánto tiempo faltaría para las cuatro de la tarde.

Notas de juego

Bueno... ahí más detallado ;)

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05/04/2008, 19:28
Neijel

Notas de juego

Excelente, de veras. Solo puedo decir que me alegro de que accedieras a jugar la partida, en serio, porque me encanta tu estilo :)

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05/04/2008, 19:33
Ian MacConlom

Notas de juego

Por mi parte, está todo dicho y hecho hasta la reunión con Elias. Un paseo por el parque, y a la habitación del hostal a leer pasajes de la Biblia ;)

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05/04/2008, 19:38
Neijel

Notas de juego

Pasamos a 1.5 Nueva York - Hotel Chelsea