—¡No jodas! —el soldado abre los párpados, visiblemente sorprendido—. ¿A ti también se te han colgao? Creí que era un fallo tonto de las mías y no quise decir na.
Greer se lleva entonces las manos a la frente y empieza a masajearse las sienes mientras se pone a andar de un lado para otro del camarote.
—Qué movida, joder. Tuve que meterme un buen chute de oxi para cargarme el mareo —se para en seco y se vuelve hacia Crichton con el rostro iluminado— . Tú, tú, tú —al loro, parece que al lumbreras este se le ha ocurrido algo—. ¿Crees que a Aiden también le han fallao? Igual nos esquiva por eso, pa que no le pidamos que nos devuelva la pasta.
Yo creo que sí es por eso... pero por mis muelas que nos la devuelve... Se cruje los dedos de manera automática.
El hecho de que sea ya dos personas le anima a reclamar a Ford.
¿Te parece si se lo comentamos?
—Venga, va. ¿Le pillamos cuando nus toque el cambio de guardia del prisionero? —Crichton parece ansioso por recuperar su pasta—. ¿O vamo ya pa allá?
Greer realiza un estiramento de cuello y se dirige hacia la puerta. Justo entonces se da la vuelta y mira suspicaz a su compadre.
—Por cierto, tú, ¿qué tal la oxy? ¿Te moló?
Estuvo tentado de negarlo, pero la cosa parecía muy evidente.
- Joder colega, no quería jugármela, pero la calientabraguetas esa de la guardia me cortó el rollo rápido y al final necesitaba ponerme a tono. Pero es la última vez en la misión, quiso creer.
- Aquí tienes la pasta tío -la hostia, no se le escapa una- En cuanto a ajustar cuentas con Aiden, tendremos oportunidades... Estaremos mucho tiempo con los culos pegaos... aunque si te se ocurre alguna idea, me la dices.
Al final la situación se desencadena por sí sola, sin necesidad de forzarla, como suele ocurrir con estas cosas.
Vuestro camarada de armas vuelve de su turno de guardia con el prisionero y se dirige al camarote común de la tropa para darse una ducha y asearse. Y cuando iba a salir, se topa de bruces con John Crichton y Ronald Greer, que vienen charlando entre ellos de sus propios asuntos.
Además, para rizar el rizo, no hay nadie más presente en la sala en estos momentos...
Sin muchas más opciones para evitaros salvo volverse a las duchas, Aiden os ofrece una sonrisa de circunstancias, aunque enseguida se le borra de la cara al ver la forma en que cruzáis una mirada cómplice entre vosotros y os ponéis serios:
- H-hola, tíos - saluda forzadamente - H-hacía tiempo... ¿eh?
Ronald miró suspicaz a su colega y compañero y le dedicó una sonrisa maliciosa. Qué suerte, fíjate tú, que aparezca por la puerta el pavo al justo que íbamos a buscar.
—¡Hombre, Aiden! —el soldado se aproximó desenfadado a su compadre—. Contigo justo queríamos hablar, ¿verda’ Johnny? Que hace tela de tiempo que ni nus vemos ni nos dices nah.
Dejo que fuese Crichton quien tomase la iniciativa, pues aunque quería recuperar su pasta, no estaba seguro de cómo reaccionaría Ford al tratar aquel tema tan jodidamente chungo. Y es que no era para manos, porque que te bombardeasen el cerebro con un aluvión de datos inconexos y que te dejaran frito en el sitio no es una sensación que valiera los créditos que le habían pagado.
Hombre, ahí está el capullo ese...
-Ya lo creo colega, ya lo creo, responde a Greer, colocándose al otro lado de Ford, rodeándolo.
-Pero mira lo que es la vida, tronco, una nave tan grande y nos encontramos aquí, por casualidá... Dijo pasándose la lengua por los incisivos...
Puso sus pulgares en los bolsillos y su mirada se tornó algo más dura. ¿Sabes Ford? Greer y yo hemos tenido mu mala leche, ¿eh? mira a Green y vuelve a mirar a Ford. Resulta que la puta mierda de trasto que nos pasaste se nos ha jodido a los dos, aquí su tono se eleva y se palpa la agresividad en las palabras... ¿No te parece una jodida puta mala suerte? le dice a la vez que palmea y se frota las manos ¿las tendrá frías?
Aiden no se ve las cosas nada claras, en especial cuando uno de sus "colegas" se sitúa a su espalda, por lo que se va hacia la pared y así al menos los tiene a ambos de cara, aunque sea uno a cada lado...
- Ey, tíos, tranquilos... - trata de excusarse y alza ambas palmas para intentar calmarlos - Aquella mierda no fue culpa mía, ostia puta, os lo juro hermanos... además, el mío también se jodió, la cosa iba de puta madre con aquella guarra cuando de golpe todo se convirtió en una puta clase de astronomía, o algo por el estilo...
-¿También te jodiste tú? un pensamiento de consuelo cruzó su mente y dejó ir una leve risa. ¡La ostia, qué pena!
-Pero lo que queremos nosotros es que nos enseñes el libro de reclamaciones... o que nos devuelvas la pasta, ¡joder!... Mira a Greer para buscar complicidad
-Estarás de acuerdo que tenemos derecho a reclamarlo... ¿no... hermano? dijo con rintintín
Ronald asiente toscamente ante las afirmaciones de su colega.
—Vamos, Aiden, que pagamos por una cosa que al final no fue la que nos vendiste, tronco —le dijo algo mustio. Se rascó entonces la cabeza antes de continuar—. O bueno… si te mola la idea también estamo’ abiertos a que nos pagues en especias, ya sabes, invitándonos a una ronda de galleticas de la oxy. Sabemos que eres un tío legal y que no quieres jodernos con esto, ¿verda’?
No quería acorralar así a su compadre, y más cuando el error de las gafas no era cosa suya.
Pero la pasta era la pasta.
Aiden aprovecha la salida que le ofrecen en cuanto la vislumbra, el tío se agarraría a un clavo ardiendo:
- ¡Claro, claro, entiendo que no estéis del tó contentos con el trato! - se echa la mano al bolsillo y saca unos comprimidos que a todos os son ya conocidos - Mirad, me pillé los dedos con el jodío negocio de las putas hologafas, os juro que es la última puñetera vez que hago tratos con ese mamón de Young... - canta de plano la identidad de su proveedor - Pero si queréis reclamar por el mal viaje, id a pedirle cuentas a él, tíos, que yo acabé también con tol bolo rayao...
Es muy astuto enviándoos a exigirle responsabilidades a un oficial, pues sabe que no podéis tocarle. Sin embargo, también está claro que no os vais a conformar con eso, así que os ofrece la meta-oxycodona:
- Mirad, ya no tengo la guita, colegas, pero os puedo pasar mierda de la buena - asegura, mientras larga más información - El negocio con Eli está saliendo mucho más rentable, el jodío gordo es un tipo legal... y además s´ha comprometío a pasarnos en limpio el puto control de orina pa drogas... ¡que p´algo es el jeringas!
Parece que Crichton sopesa la oferta mientras se rarca la barbilla.
-Me cagonlaostiaputa... -dijo en voz alta pero como para sí. Si debía hablar con Young, iba listo, pero ahora tenía la oportunidad de obtener unas pastis y pasar el control...
-Vale, nos pasas mierda, pero nos debes una... -añade con el índice bien recto y amenazante.
De puta madre, metaoxycodona gratis. Al final las náuseas y el mareo provocado por las putas gafas traía alguna consecuencia positiva.
—Pues así hemus quedao —se acercó a Ford y le pasó el brazo por encima del hombro con camaradería—. Los tres mosqueterus vuelven juntos al redil —dijo haciendo referencia a una famosa serie holovisiva de su juventud—. Tío, ¿cómo te dejaste pringar así por Young? Con la cara de limón chupao que tiene, esto se veía venir de lejos. ¿Qué sus parece si le pedimos a Eli una buena dosis de laxantes y se la mezclamos en el siguiente servicio del comedor pa' devolverle la putada?
No era la mejor de las ideas, pero estaba claro que Greer no quería dejar pasar la movida de las gafas así como así.
La sonrisa le volvió de golpe a la cara...
-Esa es una idea de puta madre, Greer... ¿Le podrías pedir algo al gordo limpiador de meos, Ford?
-Young se merece una limpieza intestinal urgente, joder...
Ya no se acuerda del enfado pasado, sólo con pensar en Young bajándose apresuradamente los pantalones se parte el pecho.